Capítulo 8 Cancelación del casamiento (Segunda parte)

Spenser había planeado ese matrimonio durante mucho tiempo. Las dos familias habían mantenido amistad por mucho tiempo y tenían muchas expectativas al respecto.

"¿Un malentendido? Lo he visto con mis propios ojos. Aquí no hay ningún malentendido", Spenser frunció el ceño. Él pudo ver claramente que su prometida estaba con otro hombre... Y en una posición muy comprometedora. Era obvio que estaba disfrutando el encuentro. Nadie podía hacerle creer que la habían obligado.

Evidentemente, a los ojos del público se había convertido en un hazmerreír. Ya no tenía sentido investigar la verdad.

Los padres de Vivian se les acercaron a los novios. Ya que su hija era la que había cometido el error, no se atrevieron a hablar en voz alta. "¡Spenser! ¡Cálmate! No te enfades. Conoces a Vivian y sabes que no es ese tipo de mujer. Ella debe haber sido incriminada por sus enemigos".

"¡Por favor! ¿Quién querría incriminarla? Piensen en una mejor excusa antes de defenderla. ¿Quieren que les muestre otras evidencias para demostrar que es una puta?", Spenser rugió.

"¿Otras evidencias?", los padres de la chica intercambiaron miradas preocupadas.

Las palabras de Spenser silenciaron a las personas que los rodeaban. Ellos no querían perder ningún detalle de la pelea. Por su lado, le resultaba difícil creer en las mentiras de Vivian o sus padres. La explicación que le daban parecía demasiado infundada frente a todas las evidencias.

Vivian bajó la cabeza completamente avergonzada. Ya no tenía dignidad para mirar a Spenser a los ojos ni darle una explicación.

¡El silencio de ella valía más que mil palabras! Spenser se sintió extremadamente enojado. Tanto la familia Fang como la familia Ding se habían convertido en el hazmerreír del mundo... Y todo fue por culpa de Vivian. ¡Una mujer desvergonzada!

"No me interesa nada de esto. ¡No puedo permitir que canceles esta boda! Pase lo que pase, debes casarte hoy. Cumple con tu obligación, maldita sea", rugió el padre de Spenser, Daniel Fang.

Había estado esperando el matrimonio de Spenser con la hija de la familia Ding durante demasiado tiempo. No podía dejar pasar esa oportunidad. ¿Qué importaba si ella le había sido infiel a su hijo? Ding Group se había destacado en sus negocios en Europa y América. Mientras Fang Group cooperara con ellos, les resultaría fácil monopolizar el mercado de Europa y América.

¡Pero ahora este desafortunado evento tomaba lugar y arruinaba su sueño!

Las palabras de su padre lo sorprendieron. Daniel estaba más preocupado por el desarrollo de su negocio que por el futuro de su hijo. Aunque había amado y mimado tanto a Vivian, ahora sentía que su amor por ella no valía la pena.

Por eso se burló, "¿Quieres que me case a pesar de lo que ella hizo? ¡Está bien! Me casaré hoy, pero no con esta mujer. Nunca la convertiré en mi esposa".

"¡Spenser! ¡Eres un desagradecido!", el rostro de Daniel se contrajo por la ira ante el desafío de su hijo. Si no quería casarse con Vivian, ¿con quién más se casaría?

Spenser de repente se volvió hacia la multitud confundida y exclamó: "¿Hay alguien aquí que esté dispuesta a ser mi esposa? ¡A quien elija casarse conmigo hoy, le daré cincuenta millones!".

"¡¿Cincuenta millones?!", la multitud estalló en un murmullo. Era como un sueño hecho realidad para casi todas las mujeres presentes. ¿Casarse con el guapo y encantador sucesor de la familia Fang, y además recibir cincuenta millones? ¡Qué propuesta más loca e increíble!

Era la oportunidad del siglo, y muchas mujeres se adelantaron con entusiasmo. Incluso aquellas que acababan de casarse comenzaron a lamentar sus decisiones.

"Spenser, ¿estás loco?", Daniel frunció el ceño completamente furioso. ¿Cómo podía siquiera pensar en conseguir una esposa así? ¡Prácticamente la estaba comprando!

Al ver la reacción de todas esas féminas, Vivian tomó la mano del hombre desesperada. "Spenser, te lo ruego. ¡Por favor, no me hagas esto! ¡Spenser, por favor! Sé que me amas. ¿Por qué me torturas así?".

"Vivian, quizás te amé... en el pasado. Realmente te amé, ¡pero ahora, lamento haberme enamorado de una puta como tú!".

Una puta. ¿Cómo podía llamarla puta? Vivian miró a Spenser con incredulidad.

De repente, una mujer se destacó y lo interrumpió, "Señor Spenser, ¿cree que estoy calificada para ser su esposa?".

La multitud se sorprendió y fijó sus ojos en la hermosa mujer.