Capítulo 6 Debes cuidar tu imagen

"¡Oh, venga! ¡Acabo de salvar tu vida! ¿No crees que al menos deberías darme las gracias?", declaró Mike medio en broma, moviendo las cejas juguetonamente hacia ella.

Tasha solo se encogió de hombros. "Luna fue quien te lo pidió", señaló rotundamente, "Reservaré mi gratitud para ella".

"Espera, ¿cómo supiste de eso?", la cuestionó sorprendido el hombre. No habían hablado mucho en el camino. ¿Cómo sabía que Luna fue quien le pidió que la salvara?

La chica simplemente le lanzó una sonrisa tensa como respuesta, se dio la vuelta y continuó caminando hacia el interior del edificio.

Mike hizo un puchero mientras la veía alejarse. Ya había pasado un mal momento por culpa de Luna. Lo último que necesitaba en ese momento era cargar también con el pesar de sus difíciles amigas.

Tasha entró al apartamento completamente ajena a las quejas de ese hombre. Lo que él pensara realmente no le importaba en lo más mínimo.

Nunca se molestaría con hombres tan volubles.

Al llegar a casa, encontró a Luna sentada en el sofá mirando la televisión tranquilamente. Cuando esta última la vio entrar, levantó una de sus perfectas cejas, la miró y sonrió. "No salió tan mal, supongo. Sigues viva".

Tasha se rio entre dientes. "Bueno, si fuera tan fácil matarme, no habría sobrevivido hace cinco años", comentó dirigiéndole a su amiga una cálida sonrisa de agradecimiento. Le estaba muy agradecida por pedirle a Mike que la salvara. Definitivamente estaba en deuda con ella.

No obstante, los miembros de S Group no solían agradecerse en voz alta ni mostraban tan fácilmente sus emociones.

Luna inclinó la cabeza mostrando que aceptaba su gratitud. "Buen punto". Con su amiga en casa y a salvo, finalmente podía relajarse. Después de apagar la televisión, retiró la fina manta, se levantó del sofá y empezó a subir las escaleras. "Tomaré una siesta", anunció mientras lo hacía.

"¿Una siesta? ¿Qué eres, un gato?", bromeó Tasha con una sonrisa. Aunque ella sabía bien que gracias a su gran energía, Luna solo necesitaba una o dos horas de sueño cada día. A eso no podría llamársele un verdadero sueño en comparación con la manera como dormían las personas normales.

La otra chica giró ligeramente la cabeza y sonrió mientras seguía caminando hacia su habitación. "Eso quisiera. Si lo fuera, al menos tendría nueve vidas".

Ese era un argumento indiscutible.

Tasha también se retiró a dormir poco después. Al entrar al dormitorio, encontró a Edison todavía dormido. Inmediatamente revisó si estaba bien, aunque sabía que Luna ya se habría asegurado de hacerlo. Al notar que el niño estaba a salvo, aunque sedado, dejó escapar un profundo suspiro de alivio.

Entonces se dirigió al baño para lavarse. De pie frente al espejo, se llevó la mano a su delicado cuello para tocar los obvios moretones que John le había dejado marcados.

Sonrió con amargura, todavía con la esperanza de que sus teorías sobre él fueran erróneas.

Edison despertó a la mañana siguiente sintiéndose completamente normal, sin siquiera recordar lo que había sucedido la noche anterior y creyendo que se había quedado dormido naturalmente. Tasha había decidido no decirle nada, temiendo que un niño tan pequeño comenzara a preocuparse nuevamente.

Sin embargo, por más que lo intentó no pudo ocultar los moretones en sus muñecas y en su cuello con maquillaje. Tuvo que echar mano de un pañuelo de seda alrededor del cuello y de un abrigo informal de manga larga para cubrirse.

Tan pronto como el pequeño la vio mientras se sentaba a desayunar, frunció el ceño.

"Mami, ¿por qué te pusiste eso? Eres una modelo famosa. Debes lucir como una. Vas a hacer que la tía Luna se sienta avergonzada".

Su madre hizo un puchero. "¿Qué, no puedo usar la ropa que se me antoje en casa?". Ya era suficiente tener que actuar de cierta manera en público como para que también tuviera que esforzarse en hacerlo en privado.

Su hijo puso los ojos en blanco. "Bueno, si estás cansada de mantener tu imagen, deberías renunciar a tu trabajo", refunfuñó.

"Ya te pedí antes que dejaras de modelar, pero insististe en hacerlo. Supongo que es lo que te ganas por lo que pides", afirmó enfadado el niño.

Tasha se sintió ofendida por sus palabras, de modo que se cruzó de brazos y lo miró con firmeza. "¿Esa es manera de hablarle a tu madre?".