Capítulo 3 La gran ciudad

Llevé mi mano a la boca de la impresión al ver ante mí aquella imagen horrorosa.

Muchos cuerpos colgados de estacas clavadas alrededor de la nave, la estaca traspasaba de manera transversal el cuello de la víctima, los cuerpos se encontraban desnudos, las estacas tenían como tres metros de alto, separada de la estaca contigua por unos cinco metros, la sangre chorreaba por el palo hasta caer en un recipiente, varios ya se encontraban llenos. Quería creer que esto era un mal sueño.

Algunos cuerpos aún se movían. Comencé a correr en silencio alrededor de la nave con la finalidad de conseguir a alguien con vida, andaba muy sigiloso, alguien o algo tuvo que realizar esa atrocidad y no quería ser visto por Eso.

Tardé unos minutos recorriendo los escombros de aquella nave, ningún cuerpo exepto los que colgaban en las estacas. Seguí caminando, la nave no se había incendiado porque tenía un sistema que lo impedía, sólo manaba humo, esa era una ventaja para mí. Entré por una abertura, adentro estaba oscuro, en el morral de primeros auxilios había una linterna que usé sin dudarlo. Todavía no cabe en mi cabeza el porqué caímos; esta nave tenía un sistema sofisticado, claro, el muchacho que me llevó hasta la habitación me contó que ya habían caído dos de sus naves debido a una explosión de neutrinos o algo así.

Adentro, la nave era un desastre. De pronto, escuché un ruido, provenía de detrás de una puerta, me acerqué a ella, puse mi mano en el picaporte y lo giré, abrí, y al alumbrar con la linterna ví ojos pelados de más de cuatro personas, no observaba bien cuántos eran, una de esas personas me introdujo en ese cuarto cerrando la puerta, todos me decían que callara, me quitaron la linterna apagándola, se oían aterrados, casi no podían hablar. Un hombre susurró a mi oído lo siguiente:

_ Aún queda uno. Está vigilando.

No entendía mucho, pero pronto lo descubrí. Por debajo de la puerta entraba una línea de luz procedente de un fuego, en ese momento algo se detuvo tapando esa línea, era evidente, algo estaba del otro lado de la puerta, seguramente me percibió. Entonces afuera se escuchó un gran alboroto, gruñidos, gritos, llantos, todo eso de una manera macabra, como si hubieran llegado criaturas infernales. El algo parado del otro lado de la puerta chilló y oímos su marcha, tal vez uniéndose a los que llegaban.

Me uní a aquellas personas guardando silencio sepulcral. Oía sólo las respiraciones aceleradas del grupo, sus cuerpos temblando, ese miedo me indicaba que sabían quienes eran los que habían llegado afuera, seguramente los que acabaron con los sobrevivientes de la nave. La revuelta duró como dos horas, luego afuera quedó un silencio parecido al que teníamos ahí dentro. Quería salir pero una de las mujeres ahí me dijo que debíamos esperar un rato más. Así lo hicimos, otra hora más y comenzamos a salir. Al llegar al pasillo, pude distinguir a los que se ocultaban; dos mujeres y tres hombres, sus rostros aún eran de terror, sus pasos eran casi en el aire. Salimos afuera, ya las estacas no estaban, ni los cuerpos, ni las vasijas llenas de sangre. Uno de los hombres me hizo una pregunta muy bajito, tuve que hacer un esfuerzo para escucharlo:

_ ¿Cómo te salvaste tu?

_ Estaba en una habitación salvavidas, se desprendió de la nave y caí por allá, a orilla de una playa.

_ Pues allá hay que ir_ dijo el hombre.

Comencé a guiarlos. Quería saber qué había pasado, por eso pregunté:

_ ¿Saben por qué caímos?

_ Es imposible saberlo. Puede que la cápsula tenga un localizador o algo que nos ayude_ Habló el primer hombre.

_ ¿Qué cosas eran esas?

_ Nadie lo sabe pequeño. Solo te podemos decir que lo que vivimos anoche después que caímos fue la cosa más aterradora_ Habló una de las mujeres de cabello corto, se abrazaba, tal vez agradecida de que aún respiraba.

La mujer más joven continuo el relato; seguíamos caminando.

_ Pensamos que estábamos bien, nos habíamos reunido a un extremo de la nave, encendimos una fogata, el capitán pasaba lista de quiénes estaban ahí, todos estábamos presente, solo faltaban dos chicas y dos chicos, él nos dijo que se encontraban en las habitaciones salvavidas, vivos en algún lugar, que al amanecer los buscaríamos...

_ Niños ricos ¿No?_ Habló el hombre más joven dándome un leve empujón, lo ignoré, tal vez piensa que por ir en esa cápsula tenía millones en el banco.

La chica continuó:

_ Comenzamos a recoger cosas que nos ayudaran a pasar la noche: comida, mantas, linternas, esas cosas, y oímos un grito aterrador, luego más gritos demoníacos, llegaron, eran unos amorfos de más de dos metros, de piernas largas, con tres manos, una de ellas sobresalía por la parte de atrás de su cabeza, más larga que las otras dos, andaban desnudos, eran unos salvajes..._ La otra mujer la interrumpió y continuó:

_ Todos llevaban el cabello largo, es como si fueran humanos pero con una evolución física nunca antes vista.

_ Lo más lógico es que ante nosotros se abrió un portal y llegamos a otro universo, caímos en un planeta extraño... Me llamo Vennson_ Se presentó el hombre que habló primero, entonces se presentaron las mujeres de menor a mayor.

_ Yo soy Alice.

_ Yo Mary.

_ Mi nombre es Paul_ Habló el hombre que no había hablado antes.

_ Yo soy Michael.

_ Yo me llamo Robert_ Dije.

Entonces llegamos a la playa, y allí estaba intacta la habitación salvavidas, ellos se alegraron mucho al verla, igual que yo, por alguna razón pensaba que la habían destruido esos salvajes.

Comencé a buscar el localizador y lo encendí, desde ese momento se enviaría una señal a la torre de control y nos vendrían a buscar de inmediato. Los tres hombres buscaban armas y solo consiguieron un machete, las chicas bebían agua.

_ Con esa señal, ¿Vendrán por nosotros?

_ Eso fue lo que me dijo el hombre de la nave. Él me contó que anteriormente ya habían caído dos naves por una explosión electromagnética de neutrinos.

_ Si, vi las noticias tal vez fue eso lo que nos derribó_ Dijo Alice.

_ Yo digo que estamos en otro planeta_ Volvió a decir Vennson convencido de que no estábamos en la Tierra debido a los espectros que vio y al lugar en donde estábamos.

_ No les he contado_ Dije caminando hacia una roca cercana a la orilla donde subí_ Vengan, tienen que ver esto.

Ellos subieron y les mostré aquellas formaciones que se elevaban a lo lejos.

_ Son edificios_ Dijo Michael.

_ Sin dudarlo, ¿Se podrá llegar allá?_ Habló Paul.

_ Existe la posibilidad, si caminamos por la orilla de la playa, puede que en tres horas estemos allí_ Opinó Mary.

_ ¿Piensan ir a ese lugar aún sabiendo de los monstruos que andan por ahí? Sólo un demente lo haría. Además, ya se envió la señal pueden que vengan a rescatarnos.

_ Michael, no podemos quedarnos aquí, no sabes si ese localizador funciona, la cápsula se ve bastante estropeada_ Comentó Paul.

_ Paul tiene razón, si son edificios puede haber personas_ Le dije.

_ No creo que hayan personas vivas con esos humanoides sueltos por ahí_ Opinó Vennson.

Todas las opiniones eran lógicas y dignas de análisis. La opción de quedarse cerca a la cápsula era buena, íbamos a tener protección de lluvia y sol, tendríamos agua dulce, y algo de comida, y podríamos dormir, también existía la posibilidad de que el localizador funcionara y nos vinieran a rescatar. Pero por otro lado estaba la opción de ir a aquella ciudad, tal vez hayan personas que nos puedan ayudar a salir de aquí, mientras tanto nos darían comida, agua y refugio. Nos sentamos un rato a dialogar sobre el asunto y a ponerlo a votación.

La decisión fue, no alejarnos de la cápsula, era nuestro boleto de salida de ese lugar. La pregunta era, ¿Y si nadie venía por nosotros? No quiero que llegue la noche y esas criaturas diabólicas nos devoren o saquen nuestra sangre, ese era el temor de todos los presentes.

No creerán lo que sucedió luego.

Sentí mucho sueño, me alejé del grupo un poco, me senté en un tronco, tenía mucho mareo, estaba perdiendo el conocimiento y, me desmayé.

Al abrir los ojos vi de nuevo a los hombres del DP, está vez habían médicos a mi alrededor, sí, todo lo que viví era otra pesadilla, más real que la primera.

Una doctora me dijo al verme conciente:

_ Bienvenido Robert. Nos tenías preocupados.

Veía todo borroso, la cabeza me dolía, quería saber qué había pasado, casi ni podía hablar, la doctora se dió cuenta de eso y comenzó a explicar:

_ Bien Robert, mucho gusto, soy la doctora Samantha, jefe del Departamento Médico de Pesadillas. Estamos aquí porque tuviste una pesadilla Categoría 2, pesadillas como esta no habían sucedido desde la tragedia en Litost 45, ya tu pesadilla fue extraída y descifrada, están tras la búsqueda de la nave.

_ ¿Categoría 2?_ Pregunté.

_ ¿No te explicaron eso al extraer tu primera pesadilla?_ Me preguntó una enfermera ahí junto a la doctora.

_ Para serles sinceros, no fueron muy expresivos...

_ Típico. Te explicamos. Normalmente son tres categorías en las pesadillas. Categoría 3: es donde las pesadillas son más complicadas de descifrar, tanto el tiempo, como su significado pueden ser inciertos, esa fue tu primera pesadilla. Categoría 2: las pesadillas se muestran más explícitas, tanto lugares, fechas, acontecimientos, casi todos los detalles, como esta segunda que tuviste, los Detectives logran dar con la nave pueden salvar gente. Y viene la categoría 1: son las que se cumplen en su totalidad en el transcurso de horas, o pueden ocurrir segundos después de haber tenido la pesadilla.

_ ¿Es normal tener dos pesadillas tan frecuentes?_ Pregunté, las mujeres se veían confiables.

_ No es normal. Ese fenómeno no había ocurrido desde...

_ Nunca_ Completó la doctora, cortando las palabras de la enfermera.

Me dió más miedo aquello.

_ ¿Qué harán conmigo ahora?

_ Pues, seguirás con tu itinerario, ya estás en Tokio, no debes perder tus oportunidades aquí, lo que sí harán es monitorearte constantemente, eso es por tu seguridad y la de los ciudadanos.

_ Todo fue tan real, yo estaba...

Fuí interrumpido bruscamente por la enfermera, ella tapó mi boca de inmediato:

_ No puedes decir nada ni de esta ni de la primera pesadilla, lo sabes.

_ Es que esta la veo muy real, no creo que haya sido una pesadilla, aún siento los golpes en mi cuerpo y los gritos en mis oídos...

_ Shhh. Okey. No hables más. Levántate y disfruta de la ciudad_ Concluyó la doctora.

Me encontraba en la enfermería del nave puerto de Tokio. Eso lo descubrí al salir. Un hombre se acercó a mí muy amable, se sonrió conmigo y me dijo que había sido enviado por el señor Toshiro Katamoto, a donde yo me dirigía. El hombre tomó mi equipaje y salimos del Nave Puerto, uno de los más grandes del mundo. Afuera nos esperaba un vehículo muy elegante por cierto, otro hombre nos recibió ahí abriendo la puerta del vehículo, pero mis ojos, y todos mis sentidos se concentraron en aquella avenida afuera del Nave Puerto, era cierto todo aquello que veía en la televisión, "la ciudad que toca el cielo", ese era el slogan de Japón. Los rascacielos, esos edificios altísimos con forma geométricas casi imposibles de creer. Sobre nosotros se veían líneas por donde transitaba cientos de vehículos, una línea sobre la otra y sobre la otra y sobre la otra, hasta lo más alto, aquí abajo se veían vehículos automotores como motos y bicicletas con formas y colores variadas, además de ciertos de personas que caminaban por esas zonas más pegadas al suelo. Las fachadas de los rascacielos eran gigantescas pantallas que anunciaban publicidad en brillantes colores. En las avenidas se veían hologramas publicitarios. Todo tipo de tiendas, restaurantes y muchas cosas más galantonaban esas calles, esa ciudad, demás está decir que los ruidos generados por el desborde de publicidad y todas aquellas personas era ensordecedor, pero al entrar al vehículo todo quedó en un silencio tranquilizador, sólo se podía escuchar una suave música de la Sinfónica Nacional de Tokio. El auto era autómata, así que subió sólo hasta unirse a la línea tres y partir con rumbo a la casa del señor Katamoto.

A pesar de todo aquel esplendor tecnológico, mi mente seguía concentrada en mi nueva pesadilla, la que fue tan real, he pensado en que al estar instalado bien sea en casa de este señor o en un hotel, visitaré a un psicólogo, he escuchado que en Japón existen buenos profesionales en la materia, no tantos como los de la India quienes han descifrado grandes misterios de la mente, pero si hay buenos psicólogos aquí, ya que esa pesadilla no me pareció muy normal.

Los hombres que me llevaban en el carro no eran muy conversadores, sólo veían a través del parabrisas y escuchaban instrucciones por sus auriculares. De pronto, la música fue interrumpida por una mujer que daba las noticias, todas las ventanas y el parabrisas eran ahora televisores, la mujer decía:

_ "Tenemos información de la detective en jefe del DMP Emma Thasher, ella nos hablará referente a lo ocurrido con el vuelo 200 que partió esta mañana del Nave Puerto de México. Cuéntenos detective, ¿Qué ocurrió?

_ No pudimos dar con el paradero de la nave, perdimos total rastro en la Zona Restringida, así que el último informe que podemos dar es que la nave y sus tripulantes han desaparecido, con el dolor de decir que las posibilidades de que exista algún sobreviviente es nula, las investigaciones quedan concluidas.

_ Detective Thasher, si ya tenían la pesadilla en sus manos, ¿Por qué no impidieron la tragedia?

_ La pesadilla era muy larga y no pudimos extraerla toda, sólo la parte desde el inicio hasta donde la nave cae a la Zona Restringida..."

_ ¿Qué?_ Dije.

_"¿Existe la posibilidad de que el Apriori entre en peligro debido a los Raptores?

_ Sí, pero estamos poniendo el máximo esfuerzo para protegerlo..."

Estaba tan concentrado en las noticias que ya habíamos llegado a la casa del señor Katamoto.

_ Llegamos_ Dijo uno de los hombres. Abrieron la puerta del auto invitandome a bajar.

Esperaban en la entrada de la casa un hombre joven en apariencia, color de piel marrona y expresión alegre, venía a mí con los brazos abiertos, supuse que era el señor Katamoto, sólo el nombre era japonés.

_ ¡Bienvenido! ¿Qué tal tu viaje?... Si, ya lo sé, estuvo todo muy movido, ¿No?. No todos los días tenemos a un Apriori que tiene dos pesadillas en horas. Mucho gusto, soy Toshiro.

_ Un placer, yo soy Robert.

_ Venga, entremos, aquí afuera hace mucho calor, estos veranos son muy calientes, puedes creerlo; 45 grados, el año pasado llegamos a casi 50 grados, gracias a nuestra tecnología las ciudades fueron protegidas...

El joven hablaba y hablaba, tal vez por la emoción de tener en su mansión a un Apriori, pero mi cabeza estaba pensando en lo que había escuchado en las noticias, la nave sí se estrelló y mi pesadilla no fue extraída del todo, y no sólo eso, existe la posibilidad de que me secuestren los Raptores y eso me pone más nervioso.

_ Podemos ir al taller si así lo deseas.

Me propuso el hombre, en otras circunstancias hubiera dicho que si, pero justo en este momento solo quiero que mi mente descanse y así ordenar un poco mis prioridades.

_ Estoy muy cansado, me gustaría dormir un poco_ Le dijo. El hombre puso cara de decepción y me dijo:

_ Bien... Te llevaré a tu habitación, todavía queda tiempo, una nave estrellada en la Zona Restringida no significa nada, podemos esperar.

Me parecía que lo que dijo lo hizo con propósito, pero eso no logró persuadirme porque realmente me conseguía agotado.

El hombre me llevó a una habitación, no la detallé mucho, sólo quería dormir, mis párpados se cerraban solos, caí en la cama y antes de apagarme le dije:

_ Debe protegerme mientras duermo, los Raptores querrán secuestrarme.

_ ¿Por qué?_ Preguntó el hombre.

_ Todavía queda la parte más interesante de la pesadilla en mi cabeza.

Vi como el hombre peló sus ojos casi saliéndoles de sus órbitas y escuché a penas cuando ordenó lo siguiente:

_ Aprisa, traigan el extractor de pesadilla.

No sé qué pasaba conmigo, el sueño que tenía era incontrolable, solo me dormí, y eso me dió más miedo.

Desperté ya en la noche, aún me encontraba en la habitación, como no había nadie a mi alrededor me levanté, me acerqué a la ventana, vi que la ciudad, se levantaba detrás de unas montañas lo que me dijo que la mansión estaba fuera de la ciudad.

Fui al baño, aproveché la soledad para realizar mis necesidades fisiológicas y me duché, luego busqué en mi equipaje ropa limpia, me la coloqué.

Quería salir de la habitación y conocer un poco el lugar pero me parecería una grosería hacerlo. Me senté en el borde de la cama, tomé mi teléfono y marqué a mi casa. Hablé con mi familia quienes estaban preocupados por la última noticia que recibieron de mí, los calmé contándole mi versión y que ya me encontraba en la mansión del señor. Encendí el televisor y me puse a ver una película. Al rato la puerta de la habitación es tocada, salí a ver de quién se trataba, era un joven que no había visto antes.

_ Así que es cierto. Un Apriori en mi casa... Mucho gusto, soy Kioto, hijo de tu jefe. Estoy aquí porque él quería asegurarse de que estuvieras cómodo.

_ Sí, lo estoy.

_ Mi padre es un hombre muy ocupado, seguramente lo verás mañana. No sé qué tan interesado estés pero, ya sirvieron la cena.

Me gustó esa idea, así que me fui con aquel chico de facciones japonesas, con un cabello liso que cubría casi sus ojos, alto y delgado, blanco como la leche y con ojos grandes negros. Salimos de la habitación, de camino al comedor le pregunté:

_ ¿Sabes si tu papá logró extraer parte de la pesadilla que aún quedaba?

_ No, mi papá no habla mucho de su trabajo. Casi nunca sale de su laboratorio.

Me decepcioné al oír la respuesta, me urgía saber si lograron sacar el resto de la pesadilla, así dormiré más tranquilo sabiendo que los Raptores no estarán detrás de mí. Para distraer un poco la mente comencé a detallar aquella mansión, era como un museo lleno de antigüedades, así que hablé:

_ Esta mansión es muy misteriosa, tiene cosas antiguas como ese escudo Vikingo.

_ Oh sí, mi papá es un coleccionista, le apasionan esas cosas viejas, todo lo que tenga que ver con objetos y ciudades antiguas para él es un deleite. Su mayor sueño es descubrir cosas relacionadas con una ciudad llamada Agua Grande.

_ ¿Existió esa ciudad?_ Pregunté curioso.

_ Sólo en la mente de mi padre, hasta ahora nadie menciona a esa ciudad... Llegamos, tienes todo para que comas.

El comedor era grande, de veinte puestos, estaba lleno de comida de extremo a extremo, todo tipo de delicateses y bebidas.

_ Esto es mucho, ¿Vendrá más gente?

_ No.

_ Vaya, no comeré ni el uno por ciento de lo que está en este comedor.

_ Así son las comidas en esta casa, todo cultivado en nuestras granjas, seleccionado todo muy meticulosamente, como si prepararán comida para un Emperador.

Nos sentamos a probar aquello que se veía tan bien preparado, lo que probé me pareció rico. Mientras comíamos hubo mucho silencio, sólo el joven Kioto y yo, nadie se escuchaba cerca...

_ Y tu mamá, ¿No viene a comer?

_ No tengo mamá, murió al darme a luz, mi papá no habla mucho de ella, en la casa no conseguirás nada que se relacione con ella.

_ ¿Qué edad tienes?_ Pregunté porque algo me pareció raro.

_ Diecisiete.

_ ¿Y tu mamá no tenía el Suero aplicado?

_ No, mamá tenía veinticinco años de vida, todavía no podía aplicarse el Suero, pero mejor hablemos de otra cosa, cuéntame, ¿Cómo es tu país?

_ Es bonito, y... Grande, no tan avanzado en tecnología como Japón, pero si vale la pena vivir ahí, las ciudades no tienen tanta bulla y tantas luces_ Hubo un silencio mientras comíamos el postre. El chico volvió a hablar:

_ ¿Crees que tú pesadilla podría cambiar el mundo como lo conocemos?

_ Aún son incomprensibles para mí, no podría decirte que pasará, además, en todos los Apriori no se cumplen todas las profecías. Y para serte sincero, no me gustaría que por nada del mundo se cumplan mis pesadillas.

_ ¿Son tan aterradoras?

_ Horribles, con criaturas monstruosas incluídas_ El botón en mi nuca comenzó a realizar un sutil sonido de advertencia. Entonces dije_ Creo que no puedo contar más de ahí o de lo contrario tendré un derrame cerebral_ Cambié de tema y el botón dejó de emitir sonido_ ¿A qué te dedicas?

_ Dentro de dos meses termino el bachillerato. Todavía no me decido que estudiaré en la universidad...

_ ¿Sabes que es lo que tu papá quiere que yo haga aquí?_ Ya habíamos terminado de cenar, pero aún permanecíamos sentados.

_ Lo he visto ir al Naviculario contínuamente acompañado de varios ingenieros, supongo que reparan a Colosus; es una nave de exploración, sólo se usó una vez y no tuvo mucho éxito en su recorrido, mi papá la compró y la reparó, muchas cosas han cargado en ella desde que la repararon, seguramente te necesita para que actives el software de la nave y otros aparatos inteligentes.

_ ¿Qué explorarán?

_ Según por lo que he oído, quiere ir a una ciudad no explorada, él la llama Agua Grande_ En lo siguiente el chico bajó la voz colocándose la mano en su boca por si alguien estaba cerca_ La ciudad no existe, y creo que mi papá se está volviendo loco.

_ Espero que me pague por mi trabajo.

_ De eso no hay duda.

El mayordomo entró al comedor con una bandeja en sus manos donde reposaba una inyectadora con una sustancia verde.

_ Joven Kioto, ya es la hora de su medicina.

_ Gracias, todavía no me acostumbro a ella... Hace unos meses detectaron una anomalía en mi organismo, es como una especie de cáncer en la piel_ se inyectó la sustancia y continuó_ Al principio mi piel comenzó a desprenderse, eso eran dolores insoportable, aparte que era una experiencia asquerosa, pero estoy sano gracias a un antídoto creado en Londres, soy el único ser humano con una enfermedad. Descuida, no es contagioso.

_ Oh no, jamás pensé eso. ¿Tendrás ese cáncer toda tu vida?

_ Hasta los cincuenta años, se irá para siempre al colocarme el suero. Mientras tanto, este antídoto me mantendrá sano...

_ Siempre y cuando no se olvide aplicarlo, recuerde, todos los días a las ocho de la noche en punto_ Recordó el hombre y se fue.

_ Es el mayordomo, es un buen hombre. ¿Quieres dar un paseo por la ciudad?

Me preguntó el chico levantándose de la mesa, yo me levanté y dije:

_ Sí, me encantaría.

_ Le avisaré a mi amigo, vive en el centro de la ciudad.

Sacó su celular y llamó a su amigo contándole de mi, al rato, subimos en su automóvil y salimos con rumbo a la ciudad, una ciudad desconocida para mi pero conocida para el chico llamado Kioto, había descansado lo suficiente así que no me preocupé en lo que haría en la ciudad, me distinguía, por ser un joven vigoroso y activo, sin miedo a los retos. Kioto se veía un muchacho inteligente y cuerpo atlético, me pareció que la forma de su cuerpo sería bueno para crear una conversación, ya él había marcando la ruta a seguir en la pantalla del auto.

_ ¿Practicas algún deporte?_ Pregunté.

_ Sí, soy el capitán del equipo de natación en el colegio, así que si me invitas a nadar... El agua es mi elemento.

_ Yo soy bueno nadando pero no podría compararme con un profesional.

_ Te enseñaré algunas técnicas en las piscinas de la universidad de Tokio.

_ ¿Tu malestar no es impedimento?

_ No, al contrario, el médico me recomendó practicar deportes, por eso a mi edad tengo este cuerpo, en la mansión tenemos un gimnasio por si quieres entrenar algún día en tu estadía.

Comenzamos a entrar a la ciudad y el desborde de la publicidad chocó con el automóvil, claro, adentro no se oía el ruido pero estoy seguro que al salir sí será audible.

Kioto me vió y comenzó a reírse al ver mi cara de felicidad al ver tanta tecnología desparramada.

            
            

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