Vuelves a mi vida
img img Vuelves a mi vida img Capítulo 5 Se necesita un heredero
5
Capítulo 6 Pérdida y encuentro img
Capítulo 7 La mujer que eligió para mí img
Capítulo 8 ¡Es lo menos que puedes hacer por mí! img
Capítulo 9 Me debes img
Capítulo 10 Un descarado y un trato img
Capítulo 11 ¡Págame lo que me debes! img
Capítulo 12 ¿Acaso se volvieron locas img
img
  /  1
img

Capítulo 5 Se necesita un heredero

-¿Estás...?

-¿Bien? Si, no te preocupes, ya me lo veía venir.

-Lo siento.

-Descuida Aida no hay problema. Y, cambiando de tema, no olvides lo que te dije del pequeño, tenemos que buscarle una solución lo más pronto posible.

-Gracias... -murmuró un poco apagada, pero feliz de que entendiera el asunto.

-Muy bien, entonces, cuídate mucho. Hablaremos en otro momento y espero verte pronto.

Y así, el medico se dio media vuelta y se marchó, dejándola con un sabor amargo en la boca y la tranquilidad en su corazón.

Del mismo modo en que llego, se retiró de vuelta a la casa de Caiser. Allí la estaban esperando para que hablara con la madre de él, quien parecía muy interesada en conocerla.

-Aida, que bueno que llegaste pronto -comentó el mismo señor que había curado su herida-. Mi hermana, la madre de Caiser, quiere verte. Parece que tiene algunas cosas que hablar contigo y nosotros también queremos conversar un poco contigo.

Aida arqueó una ceja pero no le dio demasiada importancia, después de todo solo sería una simple charla.

-Me parece bien, ¿Dónde está?

-Ven con nosotros.

Aida siguió al grupo de familiares por un pasillo largo de paredes blancas y con muchos cuadros lujosos colgados en ellas. Pronto llegaron a una sala dónde los esperaba una mujer de cabellos blancos y piel clara, sus ojos se veían cansados y llenos de experiencia en su vida.

La señora sonrió apenas la vio llegar e inmediatamente se sentó erguida en la silla de cuero donde se encontraba ya sentada.

-Tu debes de ser Aida, ¿Cierto? -Preguntó ella con mucha amabilidad estirando su mano en dirección a una de las sillas-. Por favor, siéntate, tenemos mucho de que hablar.

Aida sonrió y agradeció por la amabilidad, luego se sentó. Acto seguido todos los demás hicieron lo mismo.

-Me comentaron que quería hablar conmigo, ¿De que se trata? Parece muy urgente debido a qué en cuanto llegué me abordaron.

-Así es. Quiero hacerte una petición, y me gustaría dejarte en claro unas que otras cosas.

La mujer arqueó una ceja y junto sus manos sobre la mesa.

-Te escuchó.

-Seré directa. Quiero saber si puedes darle un heredero a mi hijo. Ese pequeño heredará todos sus bienes cuando muera.

Aida se quedó estupefacta ante aquella petición, no sabia que hacer con aquella propuesta que le estaba presentando su suegra, parecía más una petición que una propuesta, pero no dejaba de ser algo de su parte.

Los tíos y tías del que sería su esposo irrumpieron en la conversión y expusieron cada uno su punto de vista. Aida no pensaba lo contrario, el dinero le servía, pero un hijo significaba que podía ayudar a su otro pequeño y la propuesta estaba al ganar/ganar.

-Piénsalo.

-¡Cierto! Piénsalo, eres joven aún y tienes mucho futuro.

-Seguro que te ayudará para el futuro, es imposible de que no fuera de ese modo.

De ese modo y tomando en cuenta que los puntos de vista de sus mismos tíos, tías y hasta de la madre de su esposo, eran más que buenos, quiso responder. Pero justo cuando abrió la boca para hacerlo, su ex novio entró por la puerta y la interrumpió.

Aida arrugo de inmediato la cara y su madre supuso algo entre los dos. Por supuesto que no se toleraban y era obvio al ver su expresión de molestia cuando entró por aquella puerta.

La señora tomó la palabra antes de que pudiera decir algo su hijo y se dirigió a la protagonista.

-Me gustaría comentarte algo que me parece podría ser muy importante para ti, Aida.

-¿De que se trata? Parece que hay algunas cosas que me falta por tomar en cuenta.

-Si no tienes un hijo de Caiser, automáticamente todos sus bienes serán transferidos a su hermano, es decir, Alex.

Aida abrió la boca la cerró inmediatamente, luego apretó la mandíbula y finalmente respondió.

-Acepto. Tendré un hijo de Caiser, de ese modo usted tendrá un nieto y el su heredero.

La señora sonrió ampliamente y volteo a ver de soslayo a su hijo que veía a Aida con enojo y al mismo tiempo que apretaba sus manos en puños.

Mientras tanto, Aida solo pensaba en que podría usar aquella situación para su propio beneficio: usaría la sangre del cordón umbilical para su hijo y al mismo tiempo impediría que el engreído y mezquino de su ex novio se quedará con la propiedad de su marido.

Era un engreído y una mala persona, no se merecía tener nada.

Seguido de aquel acuerdo la madre de Caiser y Aida se pusieron de acuerdo en realizar el proceso. Por el momento era importante buscar un médico para lo del bebé y comenzar con el proceso lo más pronto posible.

Un día más tarde, Aida al fin pudo implantar el embrión en su cuerpo bajo la disposición de la madre de Caiser.

-Ya solo queda que se desarrolle perfectamente bien y esperar a que llegue el día del parto -comentó la madre del hombre a Aida que recién salía de la sala.

-Así es -le respondió ella con una cara pálida-. Supongo que iremos de vuelta a la casa, necesito continuar con la terapia de Caiser.

-¿Le haces terapia a mi hijo?

-Si. Le estoy impartiendo terapia física para mantener el tono muscular y prevenir rigidez corporal en su cuerpo.

-Me parece bien que cuides de mi hijo, es un gesto muy lindo.

-Solo intento ayudar -culminó ella con una sonrisa en sus labios.

Mientras se desarrollaba, paso todo el tiempo y sin falta alguna, masajeando en cuerpo de Caiser. Entre más le hiciera la terapia, mejor se sentiría su cuerpo y no se resentirían los miembros de su cuerpo.

Aida estuvo durante todo un mes al pendiente de la búsqueda en varios hospitales de una médula ósea para su pequeño.

No se rendía para nada. Era una mujer muy determinada e insistente en lo que deseaba, y para ella su hijo era más que importante. Mientras esperaba la respuesta de algún interesado en donar en aquel hospital donde yacía su pequeño internado, ella hacía lo posible en buscar por su propia cuenta, pero por desgracia, no parecía ser nada fácil.

                         

COPYRIGHT(©) 2022