Y así, acariciando la herida cubierta por esa gasa, le vino a la mente el recuerdo de Caiser acostado en esa cama junto a las diversas escenas de esa noche de pasión con ese hombre misterioso que no recordaba del todo y fue entonces cuando abrió su ojos de par en par, surgiendo de un solo empujón de esa silla sintiendo un escalofrió recorrer su cuerpo y un sentimiento parecido a la emoción estrujar su corazón.
-¡Ay dios mío...! ¡Caiser es el padre de Bernardo! -Aída se llevó ambas manos a la boca y se la tapó, girando la cabeza en varias direcciones se aseguró de que no había nadie, y luego la destapó suavemente-. Dios mío... el mundo es un pañuelo, no puedo creerlo... Era él, definitivamente era él, es su cara, ahora lo recuerdo perfectamente, todo cuadra.
El día en que había descubierto que Alex la engañaba fue el día que consiguió trabajo en la empresa de su antiguo jefe tras trabajar mucho por ello. Luego salió a tomar algo sola para aliviar la tensión. Al final, cuando estaba ahogada en alcohol, entró accidentalmente en la habitación de Caiser quien no perdió la oportunidad de hacerla suya.
Esa noche ella quedó embarazada. Se fue a estudiar al extranjero como estaba planeado y dio a luz a su hijo algún tiempo después. Sin embargo, no esperaba que su hijo tuviera leucemia, y esto la preocupaba seriamente. Aida desistió de regresar al país y se sumó al equipo del médico, que la adoraba. Su principal objetivo era ganar dinero para tratar a su hijo y lo lograría.
Aida abandonó esos pensamientos y se concentró en darle un ligero masaje a Caiser. El hombre realmente la encantó y aunque era una mujer de respeto para otra persona, se moría por ver su cuerpo. Supuso que la cuidadora había hecho un buen trabajo al vigilarlo, pero aun así eliminaría esa duda de una vez por todas. Y, cuando Aida levantó la mano para tocar su cuerpo, su corazón latía muy rápido y cuando lo tocó, pequeñas chispas volaron de su cuerpo y sus ojos se iluminaron de inmediato.
Había algo especial en Caiser, algo que la hacía estremecerse, incluso cuando no estaba levantando las manos en su dirección para causar tales sensaciones.
Abandono algunos pensamientos, sin embargo, los sentimientos quedaron en su corazón haciéndolo palpitar sin parar durante todo el masaje. Aida no entendía cómo podía hacerla sentir aquellas sensaciones, pero sabía que algo en él era especial.
Realizo el masaje por todo su cuerpo utilizando las técnicas que aprendió en la escuela. Al mismo tiempo juzgó su cuerpo deleitándose con cada una de sus perfectas partes y determinó que sorprendentemente estaba muy bien cuidado, se veía exquisito a pesar de que estaba postrado en cama, su cuerpo no había cambiado mucho desde aquella noche juntos en su habitación y su rostro; Dios mío, era realmente guapo.
Las mejillas de Aida enrojecieron hasta el infinito y rápidamente lo sacó de sus pensamientos. Finalmente, termino y trato de bajar el rubor de sus mejillas.
El sonido de su celular llamó la atención de la joven quien no apartó la vista de ese hombre hasta no mirar de cerca la pantalla donde notó que era su madre y esto la hizo sonreír.
Hacía mucho tiempo que no sabía nada de ella y años atrás la había pasado muy mal con el engaño de su padre y su mejor amiga, ahora su madrastra. Y así, sin perder tiempo recibió la llamada con una amplia sonrisa.
-¡Mamá! ¿Cómo estás? -la saludo Aida con un tono alegre y lleno de energía.
-Cariño, estoy bien, ¿Cómo has estado tú?
-Si te dijera mi querida madre... -murmuró Aida entre risas. Esperando que su madre no le realizara una serie de preguntas.
-Ay, ay, ¿tienes algo que decirme? Eso sí que es una sorpresa, ¿y cómo has estado mi niña? -preguntó con una pequeña risa disimulada, junto con una sonrisa que Aida no podía ver pero sabía que estaba allí.
-Bueno mamá... -Susurro bajito-. Han pasado muchas cosas para ser honesta, pero todo va mejorando.
-Me alegra que así sea. Ya era hora de que todo mejorara, cariño.
-Así es como es. Tengo mucho que contarte, espero que tengamos mucho tiempo libre y poder contarte en detalle todo lo que ha pasado hasta ahora.
-Ya es hora, cariño, todo fluye según el destino, no nos apresuremos y dejemos que el momento nos traiga. Pero... ¿no hay un resumen previo?
Y así, después de un rato de alegre y divertida charla entre su madre y ella, finalmente colgó.
Aida estaba muy feliz, hablar con su madre siempre se sentía muy bien. Sobre todo después de tanto alboroto, comenzando con su pequeño enfermo y el tema del dinero, y terminando con el problema de su ex novio que claramente aún la molestaba debido al gusto que se había dado a sí misma hace un momento con sus absurdos intento de celos y que tuvo que disculparse después, debido a su estúpida conducta.
¿Cómo podía decir algo así sobre su hermano? Estar en estado vegetativo no era algo agradable y requería mucha paciencia así como el apoyo de su familia. Pero ni siquiera su propio hermano tenía alguna esperanza de que saliera de esa cama. Por el contrario, solo parecía ansioso por saber que pronto moriría. Incluso había tenido el descaro de decirle que una vez que ella muriera se casarían. Aida no podía creer la clase de persona que era su ex novio y lo tonta que había sido por no darse cuenta de eso antes.