-Claro como el cristal- Un hombre en la parte de atrás respondió una vez que vio que nadie más iba a hacer los honores. Estaba apoyado en una de las columnas decorativas, un cigarrillo apagado colgando de sus labios esculpidos. Cassiel lo miró fijamente sin ninguna diversión, desafiándolo a decir más, desafiándolo a tirarlo por el borde.
El hombre de los ojos color escocés se apartó de la columna, gruñendo levemente al sentir que le dolían los huesos por todos los minutos que había pasado detenido como un niño. Su camiseta de Johnny Cash se estiraba maravillosamente sobre sus músculos cuando cruzó los brazos sobre el pecho, haciendo que los ojos de algunas estudiantes se pusieran en blanco soñadoras. No hace falta decir que Mick disfrutó de la atención.
-Entonces, ¿alguno de ustedes sabe lo que involucrará el ensayo más importante de sus vidas?- Se aclaró la garganta, robando su atención del dolor de cabeza andante.
El hombre en cuestión levantó la mano, una sonrisa torcida jugando en las comisuras de sus labios carnosos.
-Yo quiero decirlo
Cassiel golpeó su mano contra el escritorio de metal en el que estaba sentado, con una mezcla de frustración y diversión jugando en sus ojos.
-Mick, por última vez, no eres parte de esta clase. Solo vienes aquí para irritarme- Por un momento, sus alumnos desaparecieron de su mente y pudo relajarse y bromear con un viejo amigo, pero nada dura para siempre.
Reza para que la miseria no te extrañe y para que no te encuentre.
-Y lo hago tan condenadamente bien
-En efecto- Cassiel estuvo de acuerdo, su voz extrañaba la diversión que unía a la de Mick. La miseria lo encontró, de nuevo, al parecer- ¿No tienes un lugar donde estar? ¿Clyde no está extrañando a su Bonnie?
-Bonnie y Clyde eran estadounidenses, mientras que Axel y yo somos británicos, tu punto no es válido
Eso provocó una risita de Cassiel que notificó a algunos de los alumnos que estaba bien reírse de los comentarios ingeniosos de Mick.
Mick no lo admitiría pero incluso la mención de su mejor amigo hizo crecer el odio que le tenía a su bueno para nada padre. Ese tipo de odio fue suficiente para que las flores se marchitaran y la vida menguara.
El profesor movió la muñeca con desdén hacia él, asintiendo con la cabeza a un estudiante que, aparentemente, había crecido un par y encontró un tema de tesis.
-Sí, Sr. Peters, por favor sáqueme de mi miseria
El joven adulto se paró torpemente sobre sus pies, sus ojos recorriendo nerviosamente el anfiteatro.
-Solo quería preguntar si podía ir al baño.
Cassiel gimió pero no se sorprendió en lo más mínimo.
-Honestamente, Peters, tú y tu hermano son la razón por la que contemplo suicidarme todos los días- Escuchó a Mick reír en algún lugar en el fondo, pero optó por no prestarle atención- Si quieres ir al baño, me dirás el tema de tu tesis
El estudiante miró a sus pies en respuesta, las ruedas girando dentro de su cabeza. Si uno miraba con suficiente atención, podía ver un poco de humo saliendo de sus oídos.
-¿Y usted, señorita Cross, alguna idea?- Cassiel se levantó del escritorio, odiando el hecho de que sus pantalones probablemente estaban arrugados y necesitaban ser planchados. Le gustaba que las cosas estuvieran en orden, ya ves. Muy dentro de él se escondía un niño con Compulsión Obsesiva, uno que creció demasiado rápido pero no cambió sus hábitos.
Se acercó más a su alumno, el joven de veintidós años garabateaba furiosamente algo en una hoja de papel.
-Sí, señor- Una vez que llegó a su escritorio, ella le entregó el papel. Kate Cross sonrió victoriosamente cuando vio que el profesor leía su idea.
Una sonrisa que perdió gradualmente cuando él comenzó a hablar.
¿Qué esperaba ella? ¿Que le daría palmaditas en la espalda y la felicitaría por lo increíblemente inteligente que era? Él estaba en el negocio de destruir sus sueños, no les dijo lo que deseaban oír, no los halagó.
-¿Quiere hablar sobre los diferentes enfoques filosóficos de Platón y Aristóteles? Qué idea tan innovadora, no creo que nadie haya investigado nunca ese aspecto en particular. Brillante, señorita Cross, simplemente brillante- El sarcasmo goteaba como miel de sus labios- Cuan original- Jaime Peters volvió a levantar la mano. Sus cejas claras fruncidas, sus labios delgados en una línea recta.
Cassiel puso los ojos en blanco ante la imagen- Sí, Sr. Peters, puede ir al baño
Un resoplido salió de los labios de Mick cuando el joven pasó volando junto a él y salió del salón de clases.
-Jesús- Los ojos grises de Cassiel siguieron una de las dos grandes decepciones que tuvo en la vida.
Estaba tan desilusionado que empezaba a creer que nunca debería haber decidido enseñar y debería haberse quedado mirando una pantalla por el resto de sus días.
Kate sintió que fruncía el ceño danzando sobre sus rasgos, su expresión se endureció y se mordió el labio para evitar decir lo que pensaba sobre los comentarios del profesor. Solo porque ella, como sus compañeros, simpatizaba con la pérdida que había sufrido. No es que su comportamiento hubiera sido alterado de ninguna manera. Todavía era tan idiota y antipático como siempre.
-Pensé que le gustaban Platón y Aristóteles, encuentras excusas para mencionarlos todas las semanas y pensé que sería un buen tema
-Entonces, ¿qué? ¿Eligieron ese asunto en particular porque es algo que me gusta? Me siento halagado, pero para ser honesto, señorita Cross, los menciono porque estoy tratando de enseñarles cómo pensar por sí mismos, cómo cavar más profundo dentro de ustedes mismos y encontrar la verdad- Él le dijo, sus ojos grises ardiendo como un cielo tormentoso.
Ella se encontró asintiendo, su largo cabello rubio rebotando sobre sus hombros.
-Quiero que me mires a los ojos y me digas sobre qué quieres escribir, no sobre qué crees que me gustaría leer- Él hizo una bola con el trozo de papel y lo arrojó en dirección a la bolsa de basura que estaba junto a la salida, mostrándole exactamente a dónde pertenecía la idea- Un escritor no escribe para los demás, escribe para sí mismo. Si empieza a escribir para los demás, ya no es escritor, es un fraude. No te conviertas en un fraude- Sus ojos brillaron, llenos de emociones ocultas mientras pronunciaba esas palabras, no solo a Kate sino también a sí mismo- ¿Sobre qué quieres escribir?- Repitió, su mirada dura y seria.
Ella desvió la mirada. Sus manos recorrieron su cuaderno antes de encontrar la página que estaban buscando, la arrancó y se la entregó.
-Quiero escribir sobre símbolos religiosos que han sido mal utilizados a lo largo de los siglos, que cambiaron de significado, que se convirtieron en algo mayor o menor. Eso es lo que quiero- Dijo con decisión, con una expresión determinada en su bonito rostro.
Mick sonrió por detrás, sabiendo que los alumnos de Cassiel solo actuaban pasivamente como para verlo reaccionar con la pasión agresiva que se apoderaba de él cada vez que hablaba de algo que lo inspiraba.
Había pasado demasiado tiempo desde que eso sucedió y Mick se había cansado de esperar a que su amigo tuviera la próxima buena idea.
Su inspiración había muerto mucho antes del final de su breve matrimonio, por lo que era seguro decir que su falta de pasión no había sido el resultado de una angustia. Incluso después del final de esa farsa, Cassiel siguió estando tan sombrío como los cielos de Inglaterra después de una tormenta.
Pero algo había sido alterado, estaba claro como el agua y eso irritó a Mick. Los cambios fueron leves pero existieron. Sus ojos eran más claros, por ejemplo. Mick no podía recordar por su vida, un tiempo después del divorcio de su amigo cuando sus ojos parecían estar casi sonriendo. Un par de veces durante la clase, lo sorprendió mirando por la ventana, sus dedos recorriendo las páginas en blanco frente a él, los movimientos se hacían inconscientemente y parecía que algo dentro de él quería encerrarse en una habitación y estar solo cuando la tinta de sus plumas se había desvanecido.
-Ahí tienes- Sus ojos se suavizaron antes de volverse hacia el resto del rebaño y endurecerse una vez más. Lo que significa que la máscara ahora estaba de vuelta en su rostro- Ahora, sal de mi vista y encuentra algo digno del grado que deseas. Si para cuando los llame para nuestros tête-à-têtes no tienen una propuesta sólida, los dejaré y rezaré a lo que sea para que crean que puedes encontrar otro director de tesis a tiempo
Y mientras la mayoría de los estudiantes empacaba sus pertenencias y buscaba una salida rápida para evitar la ira de su profesor, Jaime Peters entró al auditorio con una jodida sonrisa en su rostro.
-No me pagan lo suficiente por esto- El hombre de ojos grises suspiró e hizo lo mejor que pudo para aliviar sus facciones del ceño fruncido que había logrado arrastrarse en el espacio entre sus cejas- Hiciste una maldita orina, no encontraste la cura para el cáncer. Deja de parecer tan engreído- Le dijo al joven con dureza antes de mirar brevemente su Rolex de platino- Peters, fuera de mi vista. Ahora.