CONTRATADA PARA SER ELLA
img img CONTRATADA PARA SER ELLA img Capítulo 5 Conveniente solución
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Capítulo 6 Sueño absurdo, horrible realidad img
Capítulo 7 Aceptando ser ella img
Capítulo 8 Convirtiéndose en ella img
Capítulo 9 Problemas de identidad img
Capítulo 10 Una horrible familia img
Capítulo 11 Incómoda situación img
Capítulo 12 Malsanos deseos img
Capítulo 13 Despedida img
Capítulo 14 Iniciando de cero img
Capítulo 15 Complicaciones img
Capítulo 16 Intentando otra vez img
Capítulo 17 Esperanzas destrozadas img
Capítulo 18 Conexión y confusión img
Capítulo 19 La nueva Helena img
Capítulo 20 ¿Ilusiones img
Capítulo 21 ¡Decisiones! img
Capítulo 22 La realidad img
Capítulo 23 De nuevo familia img
Capítulo 24 COMPLICADA RELACIÓN img
Capítulo 25 ¡NO ERES ELLA! img
Capítulo 26 DURA VERDAD img
Capítulo 27 DIFÍCIL DECISIÓN img
Capítulo 28 SENTIMIENTOS img
Capítulo 29 INFELIZ ACUERDO img
Capítulo 30 AMENAZA img
Capítulo 31 DESASTROZO NUEVO INICIO img
Capítulo 32 UNA CASI HORRIBLE TRAGEDIA FAMILIAR img
Capítulo 33 BUENOS CAMBIOS img
Capítulo 34 MEJORES RESULTADOS img
Capítulo 35 DOS GRANDES PENAS img
Capítulo 36 DESPEDIDA img
Capítulo 37 MENTIRAS Y VERDADES img
Capítulo 38 ANTES DE LA TORMENTA img
Capítulo 39 BAJO LA TORMENTA img
Capítulo 40 ELLA img
Capítulo 41 ¿DE QUIÉN img
Capítulo 42 ENFRENTAMIENTO img
Capítulo 43 IRRAZONABLE img
Capítulo 44 DESCONTROL img
Capítulo 45 DE NUEVO FAMILIA img
Capítulo 46 DE VUELTA A LA NORMALIDAD img
Capítulo 47 PESADILLA Y REALIDAD img
Capítulo 48 PASO A PASO HACIA LA TRANQUILIDAD img
Capítulo 49 INCREDULIDAD img
Capítulo 50 ¿BUENA O MALA DECISIÓN img
Capítulo 51 UNA CRUEL VERDAD img
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Capítulo 5 Conveniente solución

-Lo lamento -aseguró Cayden luego de que la joven llorara un poco más, aferrada a él, y luego de que al fin se tranquilizara-, creo que fue algo instintivo. Cuando mi hija llora, siempre la abrazo, ella se parece mucho a su mamá, así que te pareces a ella, y supongo que eso despertó mi instinto paternal en esta situación.

Erika asintió. En un inicio, la joven se había sentido agradecida por ese abrazo, pero ahora necesitaba razones para no sentirse incómoda, porque avergonzada, definitivamente estaba y, gracias al cielo, el otro tenía una buena solución para ella.

» ¿Estás bien? -preguntó el hombre que, viéndola agotada y, sobre todo, vulnerable, decidió presionar un poco para que ella hablara con él de lo que la agobiaba, y que él conocía perfectamente bien-. ¿Sigues sin poder solucionar tus problemas?

-Mis problemas son ahora peor que antes -declaró la joven, sintiendo ganas de llorar otra vez, de tan solo recordar el estado de la fachada de su casa-... Ay, no quería hablar de esto, pero siento que voy a explotar si no lo digo. ¿Quieres escucharme?

Cayden asintió, a pesar de que lo último que quería era ser amistoso con esa mujer, pero la necesitaba para la tranquilidad de la mujer que amaba.

Entonces, sentados en la banca de un parque, en el que ambos estaban cuando habían chocado, ella comenzó a contar todo lo que le había pasado recientemente, incluyendo su más reciente descubrimiento de sus ventanas hechas pedazos y su puerta demasiado dañada.

-¿Y no has hablado a la policía? -preguntó el hombre, que sabía bien que, el último destrozo de esa casa no había sido realizado por el exnovio, al que él mismo había espantado, sino por la gente que él contrató para vigilarla y asustarla.

-Ya lo hice -aseguró la joven-, incluso tengo una orden de alejamiento para él; pero ese es un papel que no me servirá de nada, a menos que sea la policía quien lo encuentre cerca de mí, y el papel tampoco protege mi casa, que ahora es bastante insegura, pues sin vidrios parece refugio de vagos, y seguro los veré intentando entrar a ella.

Cayden se sintió un poco apenado por hacerla hacer semejante expresión, pero, en realidad, no se sentía mal por ella, sino porque, una parte de él sentía que era su amada quien se mostraba devastada con la situación actual de esa chica.

-Tal vez deberías cambiar de casa -sugirió ese hombre y Erika suspiró-. Creo que esa es una buena solución, al menos temporal.

-Sí -concordó la joven-, esa sería una buena solución temporal si yo tuviera dinero para hacerlo, pero no solo no tengo dinero para rentar otro lugar, sino que ahora ni trabajo tengo.

-¿Cómo? -preguntó Cayden, fingiendo que tampoco sabía que ella se había quedado sin trabajo cuando él, gracias a sus conexiones, logró que la sacaran de ese lugar que habría ocupado por años enteros si no fuera por su intervención-. ¿Es por su culpa? ¿Se apareció en tu lugar de trabajo y te armó un escándalo?

-No -respondió Erika, que sabía bien que Toribio Andrade no tenía nada que ver con eso-, es solo que estaba ocupando un lugar que no era mío, así que debía regresarlo en cuanto un legítimo dueño apareciera, y eso al fin sucedió.

Y, sin siquiera saberlo, con esas palabras, la joven selló su destino, uno que no sabía se aproximaba a ella para, justo como había hecho Cayden con ella, atropellarla.

-¿Qué tal ir a casa de una amiga? -preguntó el hombre con la única intención de mostrarle a esa joven que no tenía muchas opciones.

Y no las tenía, pues, tal como ella lo dijo, no tenía la intensión de llevarle esos problemas a la gente que quería, porque Erika estaba completamente segura de que su exnovio loco la seguiría a donde fuera, y le daría problemas en cualquier lugar, sin importarle los demás, lo había comprobado ya.

» Entonces, tal vez deberías hablar con Helena, estoy seguro de que Helena tiene un trabajo para ti -declaró Cayden y Erika le miró confusa-. ¿Quieres que vayamos a hablar con ella? Porque, como te podrás imaginar, deberá ser también confidencial.

Eso sonaba en extremo sospechoso, pero, para ser franca, Erika sentía que era peor la idea de tener que regresar a esa casa, así que pensó en solo escucharla, pues, probablemente, conociéndolos lo poco que los conocía, no debería haber mayor compromiso que guardar silencio luego de escucharlos.

**

-Conviértete en mí -pidió Helena y a Erika casi se le salen los ojos de las cuencas, pues, definitivamente, ni en su peor escenario, ella se imaginó que la otra le pediría eso.

Aunque, si lo pensaba un poco, no era una petición tan alocada pues, con un tinte de cabello y una expresión de pocos amigos, definitivamente, ella podría convertirse en Helena Rivera.

Aun así, ¿qué razón debería tener para convertirse en alguien que no era? O, peor aún, ¿qué clase de razón podría tener esa mujer para necesitar a alguien que se hiciera pasar por ella? Imaginar eso ya no sonaba solo sospechoso, algo en su corazón susurraba que podría ser peligroso.

» No me mires como si estuviera loca -pidió Helena, sonriendo desde la cama que no podía dejar-, tengo una buena razón para ello, así que solo escúchame, por favor.

Erika asintió, aunque, para ser completamente franca, no tenía ganas de escuchar nada más de ella, pues, de todas formas, su decisión ya estaba tomada. Eso sería un no.

Su respuesta había sido no, porque le parecía absurdo el que le pagaran por fingir ser alguien más, pero, cuando pisó de nuevo su realidad, tras salir de lo que parecía un sueño absurdo, se dio cuenta de que el sueño, aunque absurdo, era mucho mejor que su vida real.

Erika encontró su casa hecha un desastre. Estaba segura de que, su exnovio, de nuevo había ido ahí y, al no encontrarla, decidió acabar con sus cosas, con todas sus cosas, al punto de que no comprendía cómo sus vecinos no se habían dado cuenta de ese desastre y no habían llamado a la policía.

Sus sillas, mesas y hasta los sillones estaban destrozados y desgarrados, ya ni hablar de todas las decoraciones de su casa, incluso su colchón estaba hecho trizas, así que, sin ganas de dar un paso más adentro, tal vez por miedo, tal vez por negación, decidió salir corriendo, de nuevo.

                         

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