CONTRATADA PARA SER ELLA
img img CONTRATADA PARA SER ELLA img Capítulo 2 El encuentro con ella
2
Capítulo 6 Sueño absurdo, horrible realidad img
Capítulo 7 Aceptando ser ella img
Capítulo 8 Convirtiéndose en ella img
Capítulo 9 Problemas de identidad img
Capítulo 10 Una horrible familia img
Capítulo 11 Incómoda situación img
Capítulo 12 Malsanos deseos img
Capítulo 13 Despedida img
Capítulo 14 Iniciando de cero img
Capítulo 15 Complicaciones img
Capítulo 16 Intentando otra vez img
Capítulo 17 Esperanzas destrozadas img
Capítulo 18 Conexión y confusión img
Capítulo 19 La nueva Helena img
Capítulo 20 ¿Ilusiones img
Capítulo 21 ¡Decisiones! img
Capítulo 22 La realidad img
Capítulo 23 De nuevo familia img
Capítulo 24 COMPLICADA RELACIÓN img
Capítulo 25 ¡NO ERES ELLA! img
Capítulo 26 DURA VERDAD img
Capítulo 27 DIFÍCIL DECISIÓN img
Capítulo 28 SENTIMIENTOS img
Capítulo 29 INFELIZ ACUERDO img
Capítulo 30 AMENAZA img
Capítulo 31 DESASTROZO NUEVO INICIO img
Capítulo 32 UNA CASI HORRIBLE TRAGEDIA FAMILIAR img
Capítulo 33 BUENOS CAMBIOS img
Capítulo 34 MEJORES RESULTADOS img
Capítulo 35 DOS GRANDES PENAS img
Capítulo 36 DESPEDIDA img
Capítulo 37 MENTIRAS Y VERDADES img
Capítulo 38 ANTES DE LA TORMENTA img
Capítulo 39 BAJO LA TORMENTA img
Capítulo 40 ELLA img
Capítulo 41 ¿DE QUIÉN img
Capítulo 42 ENFRENTAMIENTO img
Capítulo 43 IRRAZONABLE img
Capítulo 44 DESCONTROL img
Capítulo 45 DE NUEVO FAMILIA img
Capítulo 46 DE VUELTA A LA NORMALIDAD img
Capítulo 47 PESADILLA Y REALIDAD img
Capítulo 48 PASO A PASO HACIA LA TRANQUILIDAD img
Capítulo 49 INCREDULIDAD img
Capítulo 50 ¿BUENA O MALA DECISIÓN img
Capítulo 51 UNA CRUEL VERDAD img
img
  /  1
img

Capítulo 2 El encuentro con ella

Aun en estado de shock, Cayden Miller caminó a toda prisa por los pasillos de ese hospital privado, que tenía un piso al que solo él, un médico y dos enfermeras que habían firmado un contrato de confidencialidad, podían acceder.

Ese hombre, de cabello oscuro y ojos azules, llevaba entre sus brazos a una joven desmayada y, posiblemente, herida, a la cual había levantado de dónde se suscitó el accidente tras revisar sus huesos, descartando alguna fractura.

Sí, él no era médico, era un abogado, pero su hermano menor había nacido con una condición en que sus huesos se rompían con facilidad, así que, desde muy joven, aprendió a revisar si cualquier movimiento o golpe no había fracturado los huesos de su, ahora, difunto hermano menor.

Ya en la habitación de su amada, la enfermera que cuidaba a esa joven, corrió hacia él y lo ayudó a colocar a la joven en el sofá más grande de esa habitación privada, mirando contrariada el rostro de la joven y luego mirando a la chica en la cama, a quien también Cayden veía fijamente.

Era extraña la forma en que se sentía; porque él había estado seguro de que la mujer que amaba, madre de su hija mayor y que estaba embarazada de su segundo hijo, estaba en el hospital, debido a la amenaza de aborto, pero una parte de su cabeza no se dejaba de preguntar si no era Helena Rivera a quien él había atropellado.

-Yo -comenzó a hablar el hombre, confundido, pero aliviado de confirmar que eran mujeres diferentes-... Ella salió de la nada, y la golpeé con mi auto. No parece estar fracturada, pero me preocupa un poco que no recupere la conciencia. ¿Podría llamar al médico para que la revise, por favor?

-Claro -dijo la enfermera-. Pero creo que primero deberíamos llevarla a otra habitación. Ella debería estar en una posición más natural, para evitar empeorar lesiones, en caso de que las haya.

Cayden asintió y, tras respirar profundo, alzó a la joven en brazos, de nuevo, y la llevó a la habitación contigua a la que ocupaba Helena, dejándola en la cama que esa misma enfermera preparó con agilidad justo cuando entró antes que ese hombre que llevaba a la nueva paciente del piso, una de la que, seguramente, tampoco podrían hablar.

» ¿Es la gemela de su esposa? -preguntó la enfermera y Cayden miró a la mujer que, con solo esa fría mirada, sintió que no debería meterse en donde no la estaban llamando-. Yo... iré por el médico.

Cayden asintió, sintiendo cómo la incomodidad de su estómago no desaparecía, a pesar de que la de su corazón ya no estaba ahí, entonces, tras tomarle una foto a la joven, cambió de habitación.

-¿Estás bien? -preguntó Helena, preocupada por la expresión del padre de sus hijos, y también por lo ocurrido, de lo cual necesitaba detalles-. ¿Qué pasó, Cayden?

-Iba a casa -declaró el hombre, nervioso e intranquilo-, no sé qué hacía ella, pero estoy seguro de que mi semáforo estaba en verde, y aun así ella cruzó la calle. Quise frenar, no, sí frené, pero el auto no se detuvo a tiempo, así que la atropellé.

La expresión de Helena era preocupación pura, por eso, Cayden respiró profundo y tomó la mano de su mujer, para transmitirle un poco de calma, porque ella de verdad que la necesitaba.

» Creo que ella está bien -declaró el hombre, que tal vez lo creía así para convencerse de ello-, pero esto me inquieta.

Al decir "esto", el joven le mostró la fotografía, que acababa de tomar, a la madre de sus hijos, quien la vio con los ojos muy abiertos.

La chica de la foto parecía ser ella; de hecho, Helena estaría segura de que era ella si no fuera porque esa sudadera era justo la que le había visto a la joven que su amado llevaba en brazos cuando entró y salió de su habitación momentos atrás.

» La tomé ahorita -explicó Cayden, como si quisiera convencer a la joven de algo que ni él podía aceptar del todo-. Ella es...

-Igualita a mí -completó Helena lo que el otro no se atrevió a decir, y Cayden asintió.

-¿Acaso tienes alguna hermana gemela perdida? -preguntó el azabache y la mujer de cabello café oscuro, con algunas luces beiges que lo aclaraban considerablemente, se rio de la pregunta y de quien preguntaba.

-No, cómo crees -respondió pronta la joven, pero, al ver de nuevo esa imagen, comenzó a considerar la posibilidad-. Sí somos igualitas.

Y ya no hubo posibilidad de comentar nada más, porque, justo en ese momento, el elevador se escuchó abriéndose en ese piso y el hombre supo que el médico había llegado hasta ellos.

Igual que con la estancia de Helena, el personal médico no podría decir absolutamente nada de Erika Toledo, la joven atropellada por Cayden Miller y que tenía el mismo rostro que la otra paciente en ese piso.

A la chica se le hicieron diversos estudios, para averiguar su condición, descubriendo que nada parecía ser grave, la inconsciencia debía ser por el shock, así que seguro despertaría tiempo después, o al día siguiente.

Y así lo hizo, Erika abrió los ojos con la luz del día, sintiendo un terrible dolor de cabeza, y una fuerte punzada en sus piernas, parte de su cuerpo donde el auto de quien sabe quién la había impactado.

Recordar el accidente la hizo suspirar sonoramente, provocando que las personas en esa habitación la supieran despierta; y Cayden caminó hasta la joven, al otro lado de la cortina que dividía las dos camas en esa habitación.

Helena, que estaba curiosa y preocupada por esa joven, había pedido a Cayden que las pusieran en la misma habitación, y Cayden, que no podía negarle absolutamente nada a la mujer que amaba, aceptó; por eso ellas dos pasaron la noche juntas, en la misma habitación, solo en diferentes camas.

Erika miró al guapísimo hombre que salía de detrás de una cortina, y que caminaba hacia ella como si estuviera sorprendido de verla. Y era así, él estaba demasiado sorprendido, porque despiertas se parecían aún más, y eso que dormidas ya eran igualitas.

El hombre se acercó demasiado a la chica en la cama, escaneando el rostro entero de la joven, y no fue hasta que la aterrada chica apartó la mano de él, que sostenía su rostro, que él se dio cuenta de que había estado invadiendo su espacio personal, e incomodándola, también.

-Lo lamento -se disculpó Cayden-, es que esto es increíble de verdad.

-¿Qué es lo increíble? -preguntó la de ojos cafés, confundida y asustada.

-Esto -declaró el hombre, corriendo la cortina y dejándole ver lo que parecía su reflejo; pero no podía ser, porque el cabello de la joven, que estaba en la cama junto a al de ella, era diferente, y la ropa también, pero sus caras eran una copia fiel de la otra.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022