-Yo venía saliendo del baño de damas, usted iba entrando -Guardo silencio unos segundos -. Ni siquiera se que iba hacer dentro del baño de niñas, en tal caso usted es el culpable.
-Señorita...
-Hay estás –Es interrumpido por la voz de una mujer.
Observó acercarse a una mujer pelirroja quien trae un traje negro señido a su cuerpo, tacones negro, un labial carmesí y su pelo perfectamente peinado el cual se mueve al son de su taconeo.
-¿Tú quién eres? -Me pregunta mirándome de arriba abajo.
Observo el reloj en el pasillo el cuál ya marca las ocho, sin decir más nada me doy la vuelta y camino rápidamente por el pasillo para llegar al salón de reuniones.
Al llegar, abro la puerta con cuidado y me encuentro una gran mesa cuadrada la ovalada la cuál ya se encuentra ocupada casi a totalidad habiendo solo tres puestos vacíos.
Varias son las miradas que recaen en mi, algunos con curiosidad y otros con sorpresa.
-Buenos días -Digo amablemente recibiendo un buenos días de todos.
Observó a Chad al final de la mesa,me acerco tomando asiento a su lado, frente a mi hay una carpeta al igual que en los lugares de los demás.
Observó que el puesto de alado de Mily sigue vacío y el que le sigue igual, imagino que se trata del puesto de su jefe y la jefa de recursos humanos.
Trató de tomar el bolígrafo sobre mi carpeta, pero este resvala y cae.
Observó la intención de Chad de agacharse y lo detengo.
-No te preocupes, yo me encargo.
Corro la silla hacia atrás cuidadosamente, me inclino tomando el bolígrafo y escucho como la puerta se abre.
-Buenos días, lamentamos la tardanza.
"Esa Voz"
Me levanto volviendo a mi posición y quedó paralizada al ver al hombre de hace un momento parado frente a la mesa junto a la despampanante mujer.
-Señor Cabal, Señorita Monte, bienvenidos –Mily se levanta recibiendolos con una sonrisa.
Ambos toman asiento en sus puestos, agachó la cabeza y niego nerviosa.
-¡Maldición!, hoy me despiden -Mascullo apretando el bolígrafo en mi mano.
-¿Qué dijiste? -Pregunta a mí lado Chad.
-Chad,estoy muerta -Susurro tomando su mano.
Se gira y coloca su mano sobre mí rostro levantandolo notando mi nerviosismo.
-¿Qué sucede? -Me mira preocupado –. ¿Por qué estas así?
-Bien, empezamos -Escucho su voz, levantó la vista y lo encuentro mirándome fijamente -. Quisiera saber todo lo que a sucedido en mi ausencia.
-Señor Cabal, se contrato a un nuevo jefe administrativo en el área de presidencia como pidió -Marta empieza hablar y le pasa un portafolio -. En este caso se trata de una nueva jefa administrativa.
La mirada de todos caen en mi, menos la de la señorita Monte quién se encuentra distraída viendo su teléfono.
-Ella es Catalina Mejía.
Marta señala a mi dirección y es hay, justo hay cuando la mirada de la señorita Monte cae en mi junto a la de todos los demás quienes aplauden.
Ella me mira asombrada, pero su rostro no luce nada contento con la noticia; observo al señor Cabal levantarse de su puesto y acercarse a mi.
Chad suelta mi mano, toma asiento rectamente, se para frente a mi y vuelve a mirarme como si me inspeccionara.
-Señorita Mejía, bienvenida.
Me levanto de mi puesto, le extiendo la mano y me la recibe dejando un beso sobre ella.
Los presentes nos observan asombrados, incluso Fernanda y Milagros lo hacen.
-Es un placer señor Cabal –Retiro mi mano -. Estoy aquí para hacer mi trabajo lo mejor posible.
-Espero que así sea –Giro al escuchar la voz de la señorita Monte –. Aquí no dejamos que cometan errores, porque donde cometas uno, te marchas.
- Señorita Monte, es muy precipitado para hablar de ello –Responde el señor Cabal quien me da una última mirada y vuelve a su puesto -. Mejor sigamos con la junta.
La junta sigue hablando sobre los balances semanales, nuevas técnicas de mercadeo y los eventos que están por venir.
En toda la reunión he sentido las miradas del señor Cabal en mi, al igual que la de la señorita Monte.
La reunión termina y agradezco grandemente, los presentes se empiezan a levantar y a despedir saliendo de la sala de reuniones.
Me levantó, tomó del brazo a Chad y salgo con él de esa misma manera hasta llegar al elevador.
- ¿Estás nerviosa? –Me susurra al llegar al elevador.
Cuando estoy por responder siento la presencia de más personas, al girarme me encuentro a Marta, Fernanda, Milagros , el señor Cabal y la señorita Monte detrás nuestro.
Al abrir las puertas del elevador somos nosotros los primeros en subir quedando detrás, a nuestro lado se hace Fernanda y Mily quedando al frente lo otros tres mencionados ya.
Las puertas se cierran, y elevador empieza a bajar todo en total silencio.
-Catalina ¿Dónde iras almorzar? -Susurra Mily a nuestro lado.
-Aún no lo sé, no he pensado en ello.
- Puedes venir con nosotros – responde Chad -. Siempre lo hacemos en un restaurante que está a dos manzanas de aquí.
-Señorita De Leon, creo que usted sabe que a sus superiores se les trata de usted -Masculla la señorita Monte -. Qué no se vuelva a repetir.
¿Qué?
-Lo lamento señorita Monte, no se volverá a...
-Milagros, no tienes de que disculparte -La interrumpo y los tres frente a mi se giran a verme -. Yo misma le pedí a ella, Fernanda y Chad e incluso a Marta que me tratarán de tú porque detesto que me llamen por mi apellido.
-No es correcto que los empleados se refieran a sus superiores de usted –Ataca ella nuevamente -. Eso la hace perder su autoridad.
La puerta del elevador se abre saliendo todos.
-Señorita Monte –Se detiene girandose a verme -. Disculpe que la contradiga, pero el que los empleados se refieran a sus jefes de usted no acredita que tendrá autoridad sobre ellos, además es muy distinto autoridad y respeto y mientras ellos me tengan respeto no tengo problemas con que me llamen por mi nombre –Todos me miran en silencio -. Con su permiso, que tengan buen día.
Camino a mi oficina con Chad detrás mío, me detengo justo antes de entrar a ella.
-Mily, Fernanda, las veo al mediodía para ir almorzar con ustedes chicas.
Le sonrió y me marcho.
Entró a la oficina y Chad cierra la puerta detrás mío con cuidado.
-Eso que acabas de hacer, fue peligroso -Me siento en mi escritorio -. Acabas de ganarltela de enemiga, te lo aseguro.
-Lo siento Chad,pero odio ese tipo de cosas y no voy a dejar que las chicas o tu me dejen de llamar por mi nombre solo porque a ella y a los demás le gusta que los llamen por si apellido solo por sentirse superiores.
Unos toques en la puerta nos interrupe, Chad camina a la puerta abriéndo y se hace a un lado rápidamente.
-Señor Cabal.
-Chad -Palmea su hombro.
Entra a mi oficina acercándose a mi escritorio, me levanto y lo miro nerviosa.
-Señor Cabal–Me extiende su mano y se la recibo -. ¿En qué le puedo servir?
-Me retiró, con su permiso, estaré afuera por cualquier cosa que me necesiten.
Chad sale de mi oficina dejándonos completamente solos, mis nervios aumentan y no es para menos luego de lo sucedido fuera del baño.
-Señor Cabal yo... –Titubeó nerviosa –. Yo lamento lo sucedido esta mañana, no sabia que usted era él presidente de la corporación.
-No se preocupe señorita Mejía– toma asiento frente a mi –. Ese tema ya está olvidado.
-Entonces ¿A que debo su visita? –Me mira con pequeña sonrisa que rápidamente borra.
-Es la visita que le hago a cada uno de mis nuevos empleados –Se levanta de su silla –. ¿Tiene algún problema con ello?
-En lo absoluto –Me mira fijamente y desvío la mirada –. Es su empresa, pero yo tengo trabajo el cuál debo ponerme al día.
-Yo la ayudaré a ponerse al día, nadie mejor que yo para conocer todo –Se acerca, toma el teléfono de mi lado pulsa un botón y habla –. Chad, que nadie nos interrumpa al menos que sea importante.
Cuelga la llamada, me mira, toma las carpetas de mi escritorio y se sienta frente a mi abriendolas.
-Esto es lo que tiene que saber para poder manejar...
Empieza a mostrarme todo los balances y estrategias que utilizan para los futuros inversionistas. Me muestra cada uno de los patrones que se utilizan y los sistema con el que se maneja la empresa.
Cuando termina observó el reloj y es casi mediodía, hemos pasado prácticamente tres horas aquí sin darnos cuenta de lo rápido que a pasado el tiempo.
Mi teléfono suena y veo que se trata de Mily, había olvidado que le había dado mi numero, se trata de un mensaje preguntándome, si sigue en pie ir a almorzar con ellos.
-¿Sucede algo? –Su voz me saca de mis pensamientos.
-No señor Cabal –Cierra las carpetas y las acomoda en mi escritorio –. Ya es hora del almuerzo, así que iré con las chicas antes de que se nos haga tarde.
-¿Me deja invitarla almorzar como bienvenida? – Su pregunta me deja totalmente asombrada.
Cuando estoy por contestar, unos toques en la puerta llaman nuestra atención.
-Adelante –Mascullo mientras sus ojos no dejan de mirarme.
-Lamento interrumpir... – Chad es interrumpido rápidamente .
-Bastian, llevo buscándote toda la mañana –La señorita Julia entra a mi oficina -. Quedamos en almorzar juntos, ¿se te olvidó?
La observó completamente asombrada , luego observó al señor Cabal quién no pasa por desapercibida mi reacción.
Empieza a golpear mi escritorio con el bolígrafo que sostiene.
-Pedí no ser interrumpido a menos que no fuera importante –Dice enérgico -. Estoy ocupado en estos momentos y no te puedo atender.
-Bastian...
-Julia, ¿No fui lo demasiado claro?
Observó como rueda los ojos,sale de mi oficina ella furia, Chad me mira asombrado y sale de la oficina en total silencio volviendo a cerrar la puerta.
-Señorita Mejía como le dije...
-Señor Cabal, no quiero sonar grosera pero no puedo aceptar su invitación –Tomo mi bolso y me levanto –. Quedé en almorzar con las chicas.
Tomó mi teléfono del escritorio y las llaves de mi camioneta, se levanta y me mira con una sonrisa.
- Además usted ya tiene con quien almorzar, con su permiso.
Salgo de la oficina dejándolo dentro de ella sin siquiera esperar una respuesta. Veo a las chicas subir al elevador con Chad y al verme detienen el elevador logrando subir a el.
-Gracias chicos –Sonrió alivianada –. Pensé que se irían sin mi.
-Nos dimos cuenta que estabas reunida con el señor Cabal cuando pidió que no molestaran –Responde Fernanda -. A la que no le gustó nadita cuando se entero fue a la víbora negra.
-Fernanda, no se vale que llames a tu jefa de esa manera –Se burla Chad.
- ¿Ella es tu jefa? –Preguntó confundida y asiente – . Pensé que tú jefa era Marta.
- En realidad soy secretaria de ambas.
-La víbora llevaba toda la mañana buscando a mi jefe, pero ninguna le quisimos decir que estaba en tu oficina, cuándo se entero debiste de ver su cara -Mily ríe -. Era obvio que no le gustó para nada saber que el señor Bastian estaba a solas contigo, se sintió remplazada.
-Están locas –Niego.
Cuándo el elevador abre sus puertas, salimos a la recepción.
-¿El restaurante está lejos? –Preguntó curiosa.
-Cómo a cinco minutos –Responde Chad.
-Mejor vamos en mi auto, no pienso caminar con estos zapatos.
Tomamos el elevador hacia el sótano, para ir en mi auto al dichoso restaurante...