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Mi niñez fue quizás la etapa de mi vida en donde fui más feliz, cada día era una nueva aventura para poder descubrir cosas nuevas y conocer nuevos amigos, de mi rostro nunca se borró esa enorme sonrisa que me caracterizaba, siempre fui feliz y eso me hace sentir satisfecha, no desperdicie ni un solo segundo de esa época.
Cuando entre en la adolescencia las prioridades en mi vida tomaron un curso diferente aunque era casi lo mismo que con mi niñez, compartir incontables risas con mis compañeros y amigos de clases, participe en todas las actividades extracurriculares que se me presentaban no había ni una sola cosa en la que no participará, quería abarcar todo lo que me fuera posible.
Al cumplir los 18 años el destino me presento al que sería uno de los mayores amores que tendría en toda mi vida, su nombre era Andrés y aún hoy en día no he podido comprender el porqué nuestra relación llegó a su fin, nuestra convivencia como una pareja era realmente armoniosa, él jamás se sobrepasó conmigo de ninguna manera, siempre fue un hombre caballeroso y cariñoso conmigo además de tratarme bien tanto emocional como económicamente por eso y muchos otros motivos aún no comprendo el porqué nos alejamos tanto el uno del otro.
Poco después de finalizar nuestra relación entré en la Universidad y como me esperaba los pretendientes nunca faltaron a mi alrededor aunque nunca tuve nada serio con ningún muchacho, todos eran un simple pasatiempo con el que podía distraerme en ocasiones además de utilizarlos cuando lo necesitaba.
Entre las personas que conocí en la universidad estaba un muchacho llamado Omar el cual se volvió mi novio un tiempo después de conocernos y como una causalidad del destino mi mejor amiga Elena se hizo novia de su hermano Julián lo cual me sorprendió al principio, pero supuse que solo era una coincidencia del destino, pero en todo ese lío había solo un pequeño problema, Julián termino con Elena unos meses después bajo la excusa de no desear nada serio con ella cuando la realidad era que estaba enamorado de mí y no tenía el valor suficiente para decírselo de frente.
Recuerdo que una tarde soleada él me pidió vernos cerca de donde yo vivía, curiosa por saber lo que diría acepte la invitación sin saber lo que en realidad pasaría, nos encontramos frente a la casa de un vecino de donde yo vivía y ahí mismo me confesó con las manos temblorosas y con la mirada clavada en el suelo que estaba enamorado de mí. Me quedé en silencio por varios segundos mirando con atención cada movimiento nervioso que él realizaba, pero en realidad me encontraba estupefacta por la reciente confesión que había recibido, no sabía qué decir, pero algo era definitivo, debía rechazarlo, no le haría eso a mi mejor amiga nunca. Con palabras precisas más no hirientes le expliqué que nunca podría haber nada entre nosotros algo que a él no parecía agradarle, pero aun así no me interesaba lo que pensara, así que me di la vuelta dándole punto final a nuestra reunión, pero él me tomo con fuerza del brazo atrayéndome una vez más hacia él y fue en ese preciso momento que sus labios chocaron violentamente con los míos, me había robado un beso.
Trate de alejarme, pero él aún me sujetaba con mucha fuerza y ninguno de los dos se percató de la presencia de Elena en esa penosa escena, ella se encontraba frente a nosotros mirándonos con decepción y enojó, fue casi como el drama de una telenovela. Ella se veía realmente molesta y no nos dio tiempo para explicar el malentendido que había visto, apresuró el paso desapareciendo rápidamente de nuestra vista, mi mejor amiga ahora me odiaba y todo era culpa del idiota de Julián, con mucha brusquedad me aparte de su agarre y con toda la fuerza que tuve le di una fuerte bofetada además de gritarle que era un idiota, no quería perder a mi mejor amiga por un tonto como él, todos los años de amistad con Elena valían mucho más para mí. Con mucha dificultad Elena accedió a escuchar mi explicación y obviamente arreglamos el malentendido que Julián había causado entre las dos y eso me alivio en gran manera. Un tiempo después de ese terrible fiasco seguí conociendo a más muchachos de la universidad, pero había un muchacho en especial que llamaba mi atención, era demasiado obvio que ambos nos atraíamos mutuamente por lo que casi de inmediato empezamos a salir, fue algo rápido pero no importaba, como era de costumbre nunca lo tome como algo serio, solo era alguien más que había utilizado para divertirme y distraerme, aunque la vida da muchas vueltas y pude saberlo un poco tiempo después, el destino me tenía preparado algo muy diferente a lo que estaba acostumbrada, habría alguien que cambiaría por completo mi pensar y sentir.
El sol comenzaba a ocultarse por lo que el cielo se había teñido de un naranja claro que dejaba ver que la noche se acercaba, terminaba de hacer mi tarea mientras esperaba que en la televisión comenzará mi película favorita, todo lo que tenía que hacer era un resumen extenso y debía terminarlo pronto si no me quería perder la tan ansiada película.
El pequeño sonido de mi celular me distrajo unos segundos por lo que aparte la vista del cuaderno llevándola directo a la pantalla del celular, lo tome en mis manos y abrí la pequeña burbuja que había llegado, era una solicitud de amistad de la persona que formaría una gran parte de mi vida, mi próximo gran amor.
En ese preciso instante de mi vida estaba en una posición imparcial y aceptaba a muchas personas sin detenerme a pensar así que no le preste la suficiente atención para ser honesta.
Durante la noche recibí un pequeño "hola" pero no respondí al instante, luego llegó un "¿Cómo estás?" Y con esos dos mensajes comenzó una conversación extensa que sucesivamente se fue dando día tras día y recuerdo perfectamente que un domingo por la noche me preguntó si me interesaría salir con él, quería que dejáramos de una vez los mensajes para hablar frente a frente, por supuesto acepte
aclarando que no podría ser una cita tan extensa dado que debía ir a la universidad, el no objeto nada y como lo planeamos por texto nos vimos el siguiente día por la tarde.
Fue en esa primera cita que recibí el peor beso de toda mi vida, parecía que él era poco conocedor y la sensación que dejó en mis labios fue realmente desagradable, pero no quise hacer ningún comentario porque sabía que lastimaría sus sentimientos. Tres días después él me pidió volver a vernos, pero yo había hecho planes con un amigo para ir juntos a la universidad, algo que no le gustó en lo absoluto, intento hacer una especie de escena de celos a lo cual yo le pregunté ¿Por qué sientes celos si tú y yo no somos nada? No recibí un mensaje de vuelta por lo que decidí dejarlo de lado, no me estresaría por algo como eso, sobre todo porque no tenía ningún derecho de reclamarme nada.
Luego de unos días él me escribió nuevamente, él no me pidió una disculpa por su actitud más bien me pidió volver a salir, pero debía ser antes de que yo entrara a clases, continuaba molesta por lo sucedido, pero acepte su invitación.
Hablamos sobre muchas cosas y entre esas pláticas él al parecer tomo el valor suficiente para pedirme ser su novia, ¿Por qué no aceptar? Pensé, no me afectaría al igual que mis anteriores relaciones, además no importaba que él creyera que era mi novio, yo podría continuar con el mismo ritmo de vida que llevaba en la universidad hasta el momento, relajada y divertida.
Pero no todo sería miel sobre hojuelas, nuestra relación continuo su curso, pero nunca podré olvidar que Lucas, un amigo mío me visito una tarde y justo me preguntó por qué yo estaba saliendo con Francisco, algo que yo no comprendí ¿Qué tenía de malo? Tras ver mi rostro confundido él me explico que Francisco no era una buena persona, sin embargo, me negué a creer y decidí confiar en la palabra de Francisco que era mi novio.
A pesar de que me negué a escuchar Lucas continuó insistiendo en demostrarme la clase de ser humano que era en realidad mi actual novio y al final de toda su insistencia acepte acompañarlo a donde Francisco vivía, conocí y supe muchas cosas que me abrieron los ojos, estaba totalmente equivocada acerca de lo que pensaba y creía, tras saber toda la verdad termine con el de manera inmediata, no iba a tolerar todas sus mentiras y no permitiría que quisiera verme la cara. Desde ese momento todo comenzó a salir mal entre los dos, él me trato de explicar y con muchas mentiras logro conseguir mi perdón, deje de creer en lo que había visto y en lo que Lucas me había dicho incluso deje de hablar con él, pero la verdad de todo esto era que a Francisco nunca le agrado ninguno de mis amigos, los veía como una clase de enemigos y siempre encontraba algún defecto en todos.
A pesar de todas esas cosas negativas que estaban ocurriendo en la relación el amor empezaba a crecer en toda esa tormenta que se empezaba a formar, yo empecé a llamarlo con mucha más frecuencia, quería saber cómo estaba, que hacía, como estaba su día, incluso después de tener una discusión era yo quien daba el primer paso para que pudiéramos reconciliarnos.
Terminamos demasiadas veces y como un círculo vicioso siempre volvíamos, un círculo que ninguno de los dos se atrevía a romper, termine por alejarme de mis amigos por su causa y básicamente no podía ser yo misma cuando él estaba conmigo, debía adaptarme a lo que él quería, yo debía cambiar para que nuestra relación pudiera funcionar.
Ambos nos enfrentamos a incontables cosas y desafíos que parecían no tener fin, era como si nadáramos contra una fuerte corriente que nos estaba arrastrando cada vez más a ambos, pero a pesar de todos esos problemas ninguno de los dos le puso fin a esa relación. Mi familia por naturaleza se enteró de nuestro noviazgo unos meses después y como yo creía mi madre no estuvo de acuerdo y me prohibió volver a verlo y hablar con él, ella no consideraba que fuera adecuado que nosotros dos estuviéramos juntos y quizás ella sabía que la relación que ambos manteníamos solo traería un sin fin de desgracias. En ese entonces su manera de pensar y de actuar me desesperaba en gran manera y no dejaría de verlo aunque ella me lo prohibiera así que los dos buscamos cualquier medio para poder comunicarnos, préstamos celulares e ideábamos formas para poder encontrarnos sin que nadie se enterará, pero el no poder vernos no fue ni siquiera el mayor de nuestros problemas. Ahora teníamos un problema más grande y era muy grave, mi periodo estaba retrasado y las sospechas de un posible embarazo comenzaban a crecer, el miedo me invadió por completo, tenía miedo de la reacción de toda mi familia y sobre todo temía escuchar lo que mi madre tendría que decir acerca de mi posible embarazo, por lo que el primero en saberlo fue Francisco.
Quizás no fue la mejor solución, pero tomamos la decisión de escapar juntos, y creo que en ese momento fue cuando encontré y entre en la boca del lobo hambriento, conocía a la familia de Francisco, eran personas humildes, pero de un buen corazón o eso fue lo que quise creer, o más bien quise vendarme los ojos para no ver lo que sucedía en realidad, la verdad de lo que estaba viviendo.
Los días que estuve alejada de mi hogar fueron muy lindos, pero al mismo tiempo fueron un calvario consumidor, sabía que mi decisión no era la correcta, pero aun así deseaba permanecer a su lado al costo que fuera o eso era lo que quería creer, el irme de mi hogar fue y siempre será uno de los peores errores que cometí en mi vida, dejar a mi familia y a todo lo demás por alguien que no iba a valorar mi sacrificio y tampoco me valoraría a mí.
El estilo de vida que tuve que sobrellevar en casa de mis suegros fue diferente a la vida que yo conocía, en primera vivíamos en una casa demasiado pequeña, las camas donde dormíamos debían estar realmente juntas, ya que el espacio no era suficiente y por lo tanto, la palabra privacidad nunca existió, fueron muchos los factores que me hicieron cuestionarme el porqué debía continuar ahí, de verdad valía la pena cambiar mi vida llena de comodidades por esa vida de limitaciones. Pero hubo algo vital para que yo pudiera regresar a casa con mi familia tiempo después descubrí que en realidad nunca estuve embarazada, el descubrirlo me trajo una sensación de alivio que recorrió cada centímetro de mi cuerpo la razón por la que escape en realidad no existía, luego de enterarme de eso perdí la vergüenza y agache la cabeza ante mi madre, quería que me dejara regresar con él a mi lado, ella accedió a dejarnos vivir en su casa y todo dio un giro, el ambiente había cambiado y era mucho más agradable, además de que ya no me sentía tan sola como antes.
Hubieron muchas alertas acerca de el que nunca quise ver, un ejemplo eran sus engaños, pero jamás acepte lo que en verdad sucedía prefería quedarme callada con una sonrisa a perder a la persona que amaba, las discusiones y problemas eran cada vez peores y mucho más severas, y el triste resultado de toda esa horrible situación fue la pérdida de un bebé del que ni siquiera yo estaba enterada. Era una noche fría y el fuerte sonido de nuestras voces
resonaba en toda la habitación y ninguno de los dos iba a calmarse hasta que él con ambas manos tomo mis hombros empujándome contra la pared para luego darme otro fuerte golpe muy cerca del estómago, tras recibir el golpe un dolor inmenso apareció en mi cuerpo provocando que al instante cayera al suelo, al verme caer su rostro paso de uno realmente molesto a uno muy preocupado y lleno de miedo, intento disculparse y excusarse, pero ya no había arreglo, no había vuelta atrás ni nada que pudiéramos hacer para arreglarlo.