El hijo oculto del CEO
img img El hijo oculto del CEO img Capítulo 3 El reencuentro
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Capítulo 6 Voy a recuperarla img
Capítulo 7 Alcohol y recuerdos, son malas mezclas img
Capítulo 8 Quedó embarazada esa noche y él nunca lo supo img
Capítulo 9 La promesa img
Capítulo 10 La trampa img
Capítulo 11 Los recuerdos img
Capítulo 12 Mi secretario img
Capítulo 13 Celos img
Capítulo 14 Una comida agridulce img
Capítulo 15 Una conversación pendiente img
Capítulo 16 Lo amas, ve por él img
Capítulo 17 Déjame besarte por última vez img
Capítulo 18 Un error img
Capítulo 19 Debo contarte algo, es urgente img
Capítulo 20 No necesitaba otro Pepito Grillo img
Capítulo 21 Quería ser feliz img
Capítulo 22 ¿Cuándo vas a anunciar nuestro compromiso img
Capítulo 23 ¿Qué hacía Selene allí img
Capítulo 24 Estás urgida img
Capítulo 25 El cavernícola img
Capítulo 26 Al menos ahora no tengo que apagar la luz para follarte img
Capítulo 27 Una vía de escape img
Capítulo 28 Ella quería formar una familia contigo img
Capítulo 29 Para ella fue una pequeña venganza img
Capítulo 30 Si mi vida se destruye no veo por qué tendría que tener compasión img
Capítulo 31 Una reunión inesperada img
Capítulo 32 ¡Tengo que huir! No puedo dejar que lo vea img
Capítulo 33 ¡Eres una zorra! img
Capítulo 34 Tenía que saber la verdad img
Capítulo 35 ¿Qué haces aquí img
Capítulo 36 No puedo dejar de nuevo a un hijo sin su padre img
Capítulo 37 Si papá no nos quiere yo, voy a cuidar de los tres img
Capítulo 38 Respuestas que no hubiera querido escuchar img
Capítulo 39 Los recuerdos y el dolor todavía pesan demasiado img
Capítulo 40 Si me detienen, tú pagarás la fianza img
Capítulo 41 Ya no la soportaba más img
Capítulo 42 Los secretos salen a la luz img
Capítulo 43 Ahora ya tienes tu venganza img
Capítulo 44 ¿Cómo conociste a papá img
Capítulo 45 La verdad de Selene sale a la luz img
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Capítulo 3 El reencuentro

Junior se encontraba exultante, aquel sería el mejor día de su vida. Por fin había llegado el momento que tanto esperó. Se encontraba en la sala de juntas, un lugar que conocía de memoria y en el que había estado en incontables ocasiones, pero siempre bajo la sombra de su padre y tío. Durante años trabajó bajo su mando para que por fin todo ese esfuerzo diera sus frutos. Brais y Cristian le cederían la batuta y él estaba ansioso por recibir ese honor.

No había nadie mejor para el puesto ni que conociera la empresa como lo hacía él. Esa noche saldría a celebrar su buena suerte, tal vez invitaría a Selene, su complaciente y dulce novia. Había accedido a llamarla de ese modo solo por darle el gusto a su madre. Desde que el rumor de que se acostaba con su secretaria se extendió por la empresa, Karla puso el grito en el cielo.

«¡Ya eres un hombre! Por una vez haz lo correcto, si tan machito eres para acostarte con ella también debes serlo para todo lo demás». Por darle el placer a su madre y para que dejara de meterse en su vida, él llamaría novia a su secretaria. Poca importancia tenía que fuese ella u otra. Estaba marcado y lo estaría de por vida. Todo por una mujer, todo por su comportamiento inmaduro, por no poder aceptar a tiempo que lo que sintió era más que un calentón de adolescente. María había desaparecido hacía más de ocho años y continuaba siendo un fantasma que lo atormentaba con su presencia, o más bien su falta de ella.

Intentó buscarla por mucho tiempo, pero su familia le dejó claro que ella no quería que lo hiciera. El que la mencionaran de forma constante tampoco ayudó a que esa espina que llevaba incrustada se hiciera más llevadera. ¿Cómo podía ser feliz cuando a todas las mujeres las comparaba con ella? Ninguna tenía sus ojos, ni sus regordetas mejillas, ni su voz altanera cuando respondía a sus pocos acertados comentarios. Desde que eran niños y la vio por primera vez, la conexión que sintió con aquella pequeñaja fue instantánea. La adoró, la cuidó y después crecieron... Y conforme ella se convertía en mujer, él fue consciente de que él también era un hombre y que su prima estaba vetada de cualquier pensamiento.

«No es mi prima», gruñó en su mente. Tantos años y el remordimiento de lo que hizo continuaba presente. Si sus padres se llegaran a enterar de que lo que hacía cuando se quedaba con ella a solas tenía poco de familiar, le quitarían la herencia. Incluso en aquel momento, regalaría la presidencia por tenerla de frente y volver a abrazarla, tener entre sus brazos esas exuberantes curvas que tanto le gustaban y pedirle perdón por todo el daño que le hizo. No esperaba que ella lo perdonara, ni que volviera a él como si los años no hubieran transcurrido. Tan solo necesitaba hacerla entender que nunca fue su físico el motivo, aunque lo usó como excusa para alejarla.

Se enamoró de su prima y aquello se escuchaba como el título de una novela de romance de esas que las mujeres adoraban. Si pudiera sacar todo el arrepentimiento que vivía en su interior, tal vez podría continuar con su vida. Quizá Selene lograra enloquecerlo y con ello todo el pesar con el que había convivido durante años se iría, pero parecía imposible. Sabía que María había enviudado, que también estaba de regreso en España, y a pesar de haber intentado comunicarse por todos los medios con ella, esa esquiva mujer se empeñaba en darle esquinazo.

La puerta de la sala de juntas se abrió y por ella entró su padre, a su lado iba su tío Elián que se sostenía de su brazo como si fuera su salvavidas y, por el rostro que exhibía su padre, Cristian parecía ser la víctima de un naufragio.

Junior esbozó una sonrisa sincera y radiante, le alegraba contar en ese día tan importante para él con la presencia de su tío. Estaba seguro de que si estaba allí era para felicitarlo por su merecido ascenso. Su sonrisa aumentó aún más al ver aparecer a Brais junto a una mujer.

-Guau -murmuró y le dio un codazo a su empleado y mejor amigo Fidel-. Como mi tía se entere de lo bien acompañado que va su marido, su plan de jubilación anticipada se convertirá en un velatorio anticipado. ¿Has visto eso?

-A «eso» se le llama alegrar a los empleados de esta empresa. Menuda delantera tiene la rubia. -Fidel se frotó las manos y se colocó en su mejor pose seductora.

Junior contuvo una carcajada, si algo tenía su mejor amigo era que no había mujer que se contuviera a sus encantos ni él a los de ninguna mujer. Años atrás él también había sido así. No dudó en perderse entre las piernas de tantas féminas como le fue posible, y si eran como aquella que acababa de entrar muchísimo mejor. Que fueran todo lo contrario a María para que nada le recordara a ella.

Algo en los torpes movimientos de la rubia llamaron su atención. Caminaba como si fuera al matadero, se aferraba a la tela de la chaqueta de Brais con fuerza y se veía casi obligada a estar allí. Sí que era hermosa, aquel vestido que llevaba parecía elegido a conciencia para que no pudieras evitar seguirla con la mirada e imaginarla en cualquier posición. Estaba acostumbrado a las mujeres despampanantes y más acostumbrado a hacerse el difícil con ellas. Lo que no se podía tener siempre se hacía más interesante, por eso solía mostrarse inaccesible, y por eso no lograba olvidar a su prima. Porque ella era lo más inaccesible que había conocido en sus años de vida.

Para sorpresa de Junior, tanto su padre como sus tíos tomaron asientos alrededor de la mesa, y el que pertenecía al futuro presidente de la compañía se lo cedieron a la nerviosa desconocida. No logró escuchar su voz cuando dio las gracias a Brais por retirarle el asiento y permitir que se acomodara, tan solo logró atisbar el movimiento de sus labios. Unos labios llenos, cubiertos de un labial del mismo color de su vestido rojo.

Lo sentía mucho por ella, pero pronto tendría que hacerle levantar sus preciosas nalgas para que le dejara libre el asiento. Incluso podría decirle que si le gustaba podría acomodarse sobre él. No le importaría para nada.

Cuanto más la observaba, más fascinante le parecía. Aquella sala era demasiado grande y ella se encontraba en exceso lejos para poder recrearse a gusto en todos sus rincones. Fidel tenía razón, aquel par que se atisbaba en el escote eran una obra de arte. Le recordaban tanto a los de...

-Joder -siseó entre dientes y pellizcó su pierna con fuerza para alejar ese pensamiento.

María lo había castrado en el terreno sentimental. Evitaba a todas las mujeres rellenitas con tal de no compararlas con ella, por no recordarla, pero su obsesión ya había traspasado los límites. Ya no importaba el peso o la talla, en todas veía algo de ella.

-Buenos días -saludó su padre y le guiñó un ojo.

Aquel gesto hizo que saliera de los pensamientos que lo habían mantenido preso desde que aquella mujer entró en la sala. Brais correspondió al saludo de la misma forma y seguido de él, Elián se cruzó de piernas, atusó su largo cabello azabache y ensortijado y actuó acorde a su personalidad.

-Buenos días a los muchachones y también a las muchachonas, aunque prefiero a los hombretones. Estoy comprometido, pero veréis que siempre estoy dispuesto a probar nuevas experiencias, para más información podéis encontrarme en los baños cuando termine este incordio. Muchas gracias por su atención.

-Cállate, Elián, o sales por el mismo lugar que entraste, pero con mi suela marcada en tus accesibles nalgas. -Brais no solía perder los nervios, su tío siempre era un buen hombre de carácter afable y un excelente jefe, pero Elián era capaz de sacar lo peor de él-. Como todos sabemos, el motivo de esta reunión iré al grano.

-Claro, ahí es donde quería ir yo -lo interrumpió Elián-. Al grano, al huerto, al paraíso, no importa el nombre que se le dé mientras me lleven.

La preciosa rubia deslizó un brazo por encima de la mesa y sostuvo la mano de su tío. Con solo aquel gesto y su mirada implorante lo hizo callar. Ese rostro...

Había estado tan ocupado admirando su cuerpo que no se había fijado en todas sus facciones. No solo eran sus labios, o su nariz algo alargada, lo justo para dotar a su rostro de personalidad; también eran sus ojos. Aquellos ojos tenían algo que le hacían no querer apartar la vista. Por un instante ella deslizó esa mirada intensa sobre él, fueron tan solo unos segundos, pero lo suficiente para paralizarlo. La sensación de sentirse cautivo por la sola presencia de una mujer era muy nueva para él. También podía describirla como agradable y más cuando se dio cuenta, por la forma en la que ella reaccionó al verlo, que él no le era indiferente.

Había esperado por años sentir un vuelco así en cada parte de su cuerpo. Por volver a tener sentimientos, por esperar que una fémina lograra devolverlo a la vida y darle esperanzas. No necesitaba más, acababa de decidirlo. Esa mujer sería suya, debía conocerla, tenerla entre sus brazos y descubrir si el sexo a su lado era tan fascinante como lo fue con... No pensaba volver a mencionar su nombre.

La misteriosa acompañante de su tío apartó su mirada y se la dirigió a Brais, le dedicó una hermosa sonrisa que ya se ocuparía de hacerla dedicársela a él, en su cama y con la cabeza apoyada en su almohada.

De pronto la junta ya no tenía tanta importancia, ni los empujones que le daba Fidel a su brazo para que reaccionara. No podía, por fin había llegado ese ángel que lo ayudaría a superar el pasado. Y aquella rubia parecía un ente celestial que acababa de bajar del cielo para que él la adorara. Lo haría de rodillas con el rostro encajado entre sus piernas. Podía imaginarse en esa posición frente a ella, adorando cada parte de su cuerpo desnudo.

-Junior. -El pellizco que recibió de su amigo lo hizo volver a la sala-. ¿Estás escuchando? Acaban de anunciar que se retiran, estás a punto de ser el nuevo presidente de la compañía.

-Como todos sabéis, mi hijo Junior ha sido durante años una parte muy importante de esta empresa. Como también esperáis que él sea el que presida la compañía cuando nosotros nos retiremos, pero no será así.

-¡¿Qué?! -gritó, se levantó del asiento y lo hizo deslizarse a su espalda-. ¡¿Qué quieres decir con eso?!

Cualquier pensamiento romántico se esfumó al escuchar a Cristian. ¿A qué se refería con que no sería así? Había luchado día a día durante años para obtener el mando de la empresa, estaba cualificado y no solo eso, era el mejor para ese puesto.

-Lo que oyes, hijo. Siéntate de nuevo o te perderás lo que Brais tiene que decir. Te cedo el placer de anunciarlo, hermanito.

Aquel tono jocoso de su padre le dio escalofríos. Acercó la silla de nuevo a su lugar y se sentó. Paseó la mirada por todos los presentes, en la sala había más de veinte personas que disimulaban la sonrisa de satisfacción. Todos menos Fidel, él permanecía con los labios entreabiertos por la sorpresa.

-Gracias, Cristian -comenzó su tío a la vez que apresaba la mano de la rubia entre las suyas-. Tal como dijo mi socio, amigo y hermano, es hora de retirarnos y dejar paso a sangre más joven. Tras pensarlo mucho, hemos decidido que Junior merece un puesto acorde a sus grandes talentos, él ocupara la vicepresidencia desde este mismo instante.

-Pero ese puesto me lo ibas a dar a mí en cuanto entraras como presidente -murmuró Fidel a su lado.

Junior no podía contestar, no era capaz de mover un solo músculo. Solo podía permitirse observar a Brais y a esa rubia, ambos agarrados de la mano y mirándose con un amor que él solo lo había visto dirigido a su familia.

-Y para darle a la compañía todo el empuje, la vitalidad y la lucha que necesita esta empresa, tanto mi socio como yo, hemos decidido dejarla en las capacitadas manos de esta preciosa mujer. -Su tío señaló a la rubia despampanante y ella lo miró con adoración. La muy mala pécora lo había seducido con sus artes y aquel viejo incauto había caído en sus redes. Esa misma noche se lo contaría a su tía Aledis, a ver quién reía el último.

»Su capacidad para el liderazgo está más que demostrada. Durante años se ha hecho cargo de las empresas de su difunto esposo y tras hacer un estudio exhaustivo de sus finanzas, sé que no podemos dejar la empresa en mejores manos. Os presento a la nueva presidenta de Onixbra, María Montenegro, mi hija.

Junior no logró escuchar más, ni tampoco logró pronunciar una sola palabra, la visión se le tornó borrosa y cayó desplomado sobre la mesa. Él, que tanto presumía su fortaleza, se había desmayado al verla de nuevo.

            
            

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