Voraz.
img img Voraz. img Capítulo 3 Te encontré.
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Capítulo 6 Quiero verla. img
Capítulo 7 Eres mio. img
Capítulo 8 No fue solo una noche. img
Capítulo 9 Van a descubrirme. img
Capítulo 10 Los secretos no existen. img
Capítulo 11 Algo esta pasando. img
Capítulo 12 Dalila está embarazada. img
Capítulo 13 Ya no quiero esta vida. img
Capítulo 14 Capitulo 14. img
Capítulo 15 Capitulo 15. img
Capítulo 16 Oscuridad. img
Capítulo 17 Múnich. img
Capítulo 18 ¿Locura img
Capítulo 19 ¿Porque tu img
Capítulo 20 En otro mundo. img
Capítulo 21 Colette. img
Capítulo 22 Ya no sé qué hacer. img
Capítulo 23 Lo siento. img
Capítulo 24 Dos pequeños Leroy. img
Capítulo 25 Es lo mejor. img
Capítulo 26 El primer recuerdo. img
Capítulo 27 Uno... dos... tres... img
Capítulo 28 Estoy listo. img
Capítulo 29 Victoria. img
Capítulo 30 A casa, soldado. img
Capítulo 31 Dulce venganza. img
Capítulo 32 Una deuda saldada. img
Capítulo 33 Piano. img
Capítulo 34 El cazador. img
Capítulo 35 A mi judía, no. img
Capítulo 36 Huir, no es una opción. img
Capítulo 37 El francés solo se utiliza para enamorar. img
Capítulo 38 Sin compromisos. img
Capítulo 39 Eso es todo. img
Capítulo 40 No te metas en esto. img
Capítulo 41 Lo hice por ti. img
Capítulo 42 ¡No! img
Capítulo 43 Vete de aquí. img
Capítulo 44 Adiós. img
Capítulo 45 La academia. img
Capítulo 46 Es veneno. img
Capítulo 47 Guerra. img
Capítulo 48 Me debes la vida. img
Capítulo 49 ¿Un obsequio img
Capítulo 50 Quiero abrazarte. img
Capítulo 51 De nuevo. img
Capítulo 52 Müller. img
Capítulo 53 El interrogatorio. img
Capítulo 54 Estoy de vuelta. img
Capítulo 55 Ya no se puede hacer nada. img
Capítulo 56 Auschwitz. img
Capítulo 57 ¡Fue mi culpa! img
Capítulo 58 Anna. img
Capítulo 59 Enfermedad. img
Capítulo 60 Una noche. img
Capítulo 61 Lo hare por ella. img
Capítulo 62 El dolor se fue. img
Capítulo 63 ¿Un hijo que estupidez. img
Capítulo 64 Me enamore de ti. img
Capítulo 65 Emma, fuiste tu. img
Capítulo 66 Te necesito. img
Capítulo 67 Pobre hombre. img
Capítulo 68 El olfato. img
Capítulo 69 Ocúltate. img
Capítulo 70 ¿Duele img
Capítulo 71 El infierno comenzó. img
Capítulo 72 Experimentos. img
Capítulo 73 El final. img
Capítulo 74 Es una niña. img
Capítulo 75 No pude defenderme. img
Capítulo 76 Las mentiras. img
Capítulo 77 ¿Un nuevo amor img
Capítulo 78 Cobarde. img
Capítulo 79 Sigo de pie. img
Capítulo 80 Estoy frito. img
Capítulo 81 Abigail. img
Capítulo 82 Ya no sé a qué sabe la libertad. img
Capítulo 83 Prisión. img
Capítulo 84 Todo esta mal. img
Capítulo 85 Castigo divino. img
Capítulo 86 Atención médica. img
Capítulo 87 No quiero perderte. img
Capítulo 88 ¿Quién eres en realidad img
Capítulo 89 No creo en Dios. img
Capítulo 90 Me equivoque contigo. img
Capítulo 91 Eres un monstruo. img
Capítulo 92 La horca. img
Capítulo 93 La cosa que habita en mi mente. img
Capítulo 94 El idioma. img
Capítulo 95 Háblame de ti. img
Capítulo 96 Tu sangre brilla. img
Capítulo 97 Hazme tuya. img
Capítulo 98 Willy. img
Capítulo 99 USA. img
Capítulo 100 Entrenamiento. img
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Capítulo 3 Te encontré.

La aguja se desliza por mi piel causándome una punzada constante de dolor. Las sábanas blancas de mi cama ahora están teñidas de rojo. Tuve que cocerme la puñalada que me dio el hombre que descansan sus restos en el cementerio y que muy probablemente sea consumido por su mismo sistema antes del mes.

<< Que lamentable es su caso. Era mierda y en mierda se convertirá>>

Tengo las manos temblorosas. Con cada pinchazo, el hilo sujeta mi carne y la une formando una sola pieza y se comienza a cerrar la herida que tanto me atormenta.

Ahora soy consciente que mi padre tenía razón cuando me enseño todo lo que sabe de medicina, nunca imagine que lo utilizaría en estos momentos.

Bernard Leroy, mi padre, es el mejor médico que se encuentra en Berlín. Muchos de los camaradas de la SS acuden a él para ser sanados de los males que los asechan. Es de los pocos hombres privilegiados que gozan de la seguridad de tan temida organización militar.

<< Un hombre francés en medio de una civilización alemana>>

Aún recuerdo mis primeros años de vida, precisamente cuando tenía cinco años. Al señor Leroy se le ocurrió la brillante idea de comenzar con mi aprendizaje en medicina con un cuerpo sin vida de uno de nuestros vecinos que había fallecido de causas naturales.

No tuve miedo de sujetar el bisturí entre mis pequeñas manos y realizar una primera incisión a lo largo de su cuello. Me pareció sorprendente apreciar todo lo que un ser humano guarda en su interior. Conocí cada uno de los órganos que nos componen y comprendí su función al igual que su maravilloso resultado en colaboración con el cerebro, la máquina de todo funcionamiento.

Al pasar los días y los años fui adquiriendo mucho más conocimiento a tal grado que mi padre ya me ocupaba para ayudar a parir a las mujeres que llegaban en labor de parto. A mi corta edad de dieciséis años sabia más de lo que muchos estudiantes de medicina al concluir sus estudios.

Por un momento pensé que llegaría a seguir los pasos de mi padre, pero me temo que no fue así. Mi vida y mis decisiones tomaron un rumbo totalmente distinto. Sin pensarlo me enliste a la SS en cuanto tuve la oportunidad, olvidándome un poco de todo lo que había aprendido con la noble profesión de mi padre.

Afortunadamente lo que bien se aprende jamás se olvida o al menos, no en su totalidad y no solo es por mi capacidad por ser diferente a los demás, sino que gracias a ello se han abierto infinidad de oportunidades que jamás dejaría pasar por un descuido por temor al crecimiento personal. Como por ejemplo cuando fui ascendido a coronel.

Después de que termine con mi propio problema continúe limpiando todo lo que quedo de la noche de ayer. No fue mucho el trabajo que realice pero me cerciore que no quedaran evidencias del crimen y muy posiblemente evitaría en un futuro hacer estupideces en el lugar donde más se concentran militares armados.

<< Un poco de adrenalina a nadie le cae mal>>

Aun me duele la herida y sumándole a ello, ahora ha comenzado a fastidiarme un punzante chillido en mi oído derecho. Con calma y paso bastante lento me sumerjo en la fría agua del grifo. El líquido se lleva todo el desecho que ha salido de mi cuerpo y me deja una sensación que nunca había experimentado antes.

Rodee mi cintura con un pedazo de tela gruesa, la sujete bastante bien con un nudo para que la herida se mantenga cerrada y fuera de bacterias. No quiero que mi salud se deslice por el drenaje por no cuidarme como es debido.

Al mirarme en el espejo comprendo que el uniforme que porto es solo un escalón mas que subir para llegar hasta el final de esta jodida historia. El sonido de mis botas al impactarse con el pulido piso atrae las miradas de mis camaradas. Sus ojos me recorren de pies a cabeza sin desprenderse de su usual postura. Nadie se imaginaria que un francés estuviera en un puesto de coronel, ni mucho menos, que este francés tenga una estatura de dos metros con diez centímetros.

<< Giros de suerte que tiene la vida y la genética>>

-Reichsfuhrer -hago el saludo correspondiente al estar frente a uno de mis superiores.

-Coronel Leroy - su asentó evita que pueda pronunciar correctamente mi apellido -El Canciller lo enviara a Berlín ¿no es así?

-Así es, Reichsfuhrer.

-Lo acompañaran cincuenta hombres para ayudarlo con la misión. Su responsabilidad es entregar un reporte completo con todos los registros de las propiedades de los ashkenazíes que se encuentran en esa área -me entrego un par de hojas llenas de direcciones.

-Sí. Reichsfuhrer.

-Realice su trabajo como le corresponde -su mirada es penetrante -Puede retirarse, coronel.

-Reichsfhurer -con velocidad me alejo de su presencia.

Releo la información que se me proporciono y escaneo con detenimiento los barrios judíos a los que deberé asistir. Trazo una ruta en mi cabeza y comienzo a maquinar el plan perfecto para que todo resulte a mi favor.

-¡Atención! -me planto frente a los alemanes que me acompañaran -Las ordenes son las siguientes. Extraer información de los barrios judíos del centro de Berlín. Cada familia deberá entregar un archivo detallado de propiedades y ganancias totales de su fuente de trabajo. Utilicen la fuerza si es necesario. El deber está por encima de todo.

-¡Standortenfhurer! -los escuche decir al unísono.

Me mantengo en silencio mientras observo las calles llenas de niños y de personas caminando por doquier, llevan una vida bastante cómoda y placentera. Se mantienen atentos a lo que sus ojos ven y no es nada común ver a tantos vehículos de la SS circular a gran velocidad.

<< ¿Cuándo comenzara una nueva era? ¿Podre ser partícipe de ella?>>

Me acomode el saco después de salir del auto. La vivienda que se encuentra frente a mi es una de las muchas que tendré que visitar en los días siguientes. Mis hombres tocan la puerta mientras una mujer de cabello negro sonríe con temor al vernos en la entrada de su propiedad. Por alguna razón me mantengo de pie, sintiendo el frio viento en mi rostro. Mis ojos perciben el movimiento de las cortinas de la ventana continua y entonces... solo entonces, puedo verla...

            
            

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