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Ela les había dejado en claro tanto a Edward como a Kevin que las cosas se harían lento, y con bases legales fuertes y claras, o al menos con un papel firmado por todos para no dejar algún cabo suelto por si las dudas.
-Necesito un contrato, algo que sea específico con las reglas y límites.-Alegó Ela.
-Por eso no te preocupes, supongo que Kevin también buscará a un abogado para su prenupcial.-Comenta Edward mientras observa a Kevin.
-¿Un qué? -pregunta Kevin confundido.
Ela suspira, se nota que esto sería algo gracioso y loco por contar. Le explica que ese contrato prenupcial es para salvar su dinero, que cada quien mantenga lo suyo por si algo sale mal. Es como para proteger los bienes de ambos por separado.
-Aaaaaah, ok, ya entendí. Eso haremos.-Dice Kevin.
-Quiero mi parte del pago primero, quiero asegurar la universidad, ya necesito pagar el semestres.
-Eso es obvio... Las tendras pronto.-Comenta Edward-Yo me asegurare de que las tengas, Kevin esta en quiebra temporalmente-Ela y Edward se rien.
-Hablando en serio, si no me siento cómoda estaré en todo mi derecho de retirarme.-Continua Ela.
Edward y Kevin asienten.
-Todo esto será pan comido, ¿ok? no será difícil, solo sé una versión más elegante de ti misma y listo.-Dice Kevin.
-Solo tengo eso hasta ahora...-finaliza Ela.
-Pero primero, hay que cambiar tu vestimenta.-Kevin señala la camisa de Ela.
-¿Qué hay de malo con mi vestimenta?-Pregunta Ela mientras se observa su ropa.
-Pues, no me malinterpretes, pero no me casaría con una mujer así. Necesitas tener estilo y esas cosas de mujeres elegantes.
Ela indignada levanta la voz.
-Eso me ofende, ¿ok? No tengo más ropa.
Edward intenta calmar las cosas afirmando que pueden ir a una tienda y comprar otras cosas, si ella se siente cómoda con eso.
Ela baja la guardia un poco, solo el tono de voz de Edward la relajaba.
Kevin comenta.
-Tienes que anotarme cuánto te debo amigo, porque esto también se sumará a la deuda-Sonrie.
Edward tuerce los ojos y sonríe igual.
La reunión de este trío termina, cada quien se va para su hogar, menos Edward, que va a visitar a su madre como siempre lo solía hacer.
Samantha se pasaba la mayoría de las tardes tejiendo cosas, era su pasatiempo favorito.
Mientras que el padre se encontraba en una videoconferencia de trabajo, sobre una de sus tantas empresas. La habitación de ellos que quedaba en el último piso de la enorme mansión.
Edward se acerca a su madre, toma asiento en uno de los muebles del jardín.
-Hola querido, ¿Cómo has estado?-Pregunta su madre con la vista clavada en lo que estaba tejiendo.
-Bueno, ha sido una semana difícil...
-¿Exámenes?
-A parte, la situación con Kevin.
-Si, Tami me llamó y me contó lo que planea.
-El matrimonio... ¿No es una locura?
-Solo es una madre preocupada, Edward. Yo la entiendo.
-¿Si tuvieras la oportunidad me ordenarías casarme? -Le cuestionó Edward un poco indignado.
-Pues hay una diferencia bastante amplia entre tú y Kevin, cariño.
-Eso no me responde la pregunta madre.
-Ay cariño, no son situación comparables, Kevin necesita un alto, un stop, y su madre lo conoce mejor que nadie. Solo hizo lo que mejor le convenía.
-Solo en algo te daré la razón, Kevin necesita un alto.
-Sé que lo adoras y yo también, los ví crecer -Samantha suelta lo que estaba tejiendo, se le acerca a Kevin y le acaricia la mejilla-Ojalá que esta locura logré enderezar a ese muchacho.
Edward la abrazó y le comenta que tiene hambre, se acerca a la cocina y busca que comer en la nevera. No pensó ni un momento en comentarle el enredo en el que estaba metido. Tal vez su madre no lo entienda, veces es mejor callar.
Al día siguiente Ela y Edward se ven en la universidad, se saludan y comienzan a hablar sobre lo acordado.
-Hable en serio cuando mencioné el contrato.-Comenta Ela mientras guardaba las cosas en su bolso, al terminar la clase.
-Lo sé, eso está en proceso, yo estoy encargandome de todo, prácticamente.
Ela lo ve con cara de encantada. Edward sonríe y pregunta qué sucede.
-Pues, todo esto que haces por Kevin es digno de admirar. ¿Tus padres no se preguntarán en qué gastas tanto dinero?
-No, mis padres no tienen esa clase de vigilancia conmigo, no es necesario...
-Si, eso lo puedo ver. Quiero que sepas que acepte porque no tengo trabajo... Y de verdad necesito graduarme.
-Si, eso te lo entiendo. Yo también amo la universidad, siento que es la mejor inversión para tu futuro.
Ela asiente, ambos llegan a la salida de la universidad y Edward le pregunta si quiere ir a ver algún modelo de auto que le guste.
-¿Tan rápido? ¿No esperarán un poco más?
-¿Qué hay que esperar? Es solo un auto, y tú ya aceptaste el trato.
Ela sonríe muy animada, se montan en el auto y se van.
-Aun no puedo creer que esto esté pasando-Exclama Ela.
-Lo sé, yo tampoco puedo creer que aceptaras esto.
-Kevin y tú son tan distintos, ¿Cómo es que son tan amigos?
-Supongo que eso de polos opuestos atraen incluye amistad, éramos muy niños, realmente no me acuerdo de como fue que de la nada teníamos una gran amistad, por ende muestras madres también lo son.
-Entiendo...
Llegan al consecionario y Ela queda impresionada por todos los autos hermosos que hay.
Edward pasea con ella por todo el lugar y Ela observa un auto pequeño, moderno y muy a su estilo.
-Si es muy caro entonces no.
Edward sonríe y se va a pagar.
Ela maravillada (aún en el carro) roza el volante y se imagina paseando por la carretera hacia un destino desconocido. Era un sueño maravilloso. Pero no dejaba de estar nerviosa por lo que vendría después.
Edward y Ela salen del consecionario y Ela le pregunta que si se irá sola manejando, él le dice que no, jamás dejaría que ella se fuera sola. Su chófer personal se lo haría llegar hasta su nuevo departamento.
-¿Qué? Nuevo departamento...-Pregunta Ela impresionada.
-Si, eso lo verás otro día, ahora hay que aprovechar la tarde y llamar a Kevin para que traiga el contrato que mandé a hacer.
-Wow Edward, eres muy responsable con todo...
Ambos sonríen. No quería defraudar Ela de ninguna manera.
Estar con ella aunque fuese un tiempo corto le hacía sentir a Edward que el día estaba más soleado o incluso más brillante, aunque hubiese lluvia, nubes grises, todo era como sacado de película romántica y cliché con finales absurdamente felices.
Habían llegado a una tienda carísima de ropa de mujer. Ela estaba muy impresionada sobre cuánto costaba todo, se sentía muy mal vestida estando ahí.
Kevin llegó a los minutos.
Los saluda y comienzan a elegir por separado los tres un cambio de closet completo.
Ela solo tomaba unas cuantas prendas, una blusa y unos jeans que le parecen bonitos y cómodos.
Llegan todos a los probadores y le dan las prendas a Ela para que comienze a ponerselas.
Ela entra al probador y toma una de las prendas que escogió Kevin.
Un vestido Versace super corto, ajustado y lleno de brillos en todos lados, cómo lentejuelas. No podía ponerse un sostén o incluso panties sin que se marcaran.
Ela con vergüenza se miró al espejo, "Está mujer en definitiva no soy nada yo".
Sale del probador y Kevin la observó como si hubiese visto a la mismísima Diosa Afrodita.
Edward también quedó asombrado pero un poco desconcertado.
-No creo que tu madre apruebe a una mujer vestida así...-Le comenta disgustado Edward a Kevin.
Ela no dijo ni una sola palabra y volvió a cambiarse. Está vez busco entre las prendas de Edward y vio un vestido tan hermoso, cálido y sutil, cómo el estilo de ella pero más costoso.
Se lo prueba y se mira nuevamente en el espejo. " Tal vez está si soy un poco más yo".
Sale y Edward y Kevin quedaron deslumbrados.
Sus piernas, hombros y cadera resaltaban incluso mejor que con aquel vestido de Versace tan sensual. Definitivamente todos lo amaron.
Kevin no dejaba de mirarla de arriba a abajo.
Ela comento de manera tajante.
-Basta de probar vestidos, quiero leer el contrato.
Kevin lo saca de su portafolio y se lo entrega.
Terminan de pagar todas las compras y se dirigen a sus casas, Ela les dice antes de irse que espera que todos lo hayan leído.
Llega a su casa e intenta pasar sin que nadie la escuché, era temprano, así que su padre aún no debería estar.
Su madre la escucha correr hasta la habitación y la sigue preocupada.
En lo que entra observa todas las bolsas de compras de tiendas caras...
-¿Qué es todo esto?
-Madre, me asustaste... Bueno, es... Compras.
-Ay no, hija aceptaste la propuesta.
Ela asiente un poco apenada y sonriente.
-¿Estás feliz? Bueno eso es lo que importa.
Natasha toma asiento en la cama y ambas comienzan a observar toda la ropa hermosa que había en las bolsas.
-Tengo el contrato en mis manos.
-Que sofisticado es eso... Y ¿Que dice?
-Aun no lo he leído, voy a leerlo ahora. Papá no debe saber esto...
-Eso lo tengo más que claro... Pero debes ser más cuidadosa, así te pillé yo, no me imagino tu padre.
-Bueno, yo exigí como parte de mi pago un auto... El pago de la universidad y...
-¿Y?-Pregunto impresionada.
-Un departamento.
-No puede ser, Ela... Todo eso es... Demasiado.
-Mamá es comprar mi tiempo y mi presencia.
-Es más como prostitución pero sin sexo.
-¿Estas molesta mamá?
-No, es decir, eres adulta, son tus decisiones... Pero como te dije, no quiero que salgas lastimada o estafada de todo esto. Son personas millonarias, no conocen los límites.
-Te entiendo mamá, por eso solicité un contrato, yo no caeré tan fácil en un juego de millonarios.
La madre de Ela estaba orgullosa por su actitud tan madura ante la loca situación, era un poco sacada de novela toda esa onda. Pero confiaba en que si hija por más frágil que se notaba, era más fuerte que todo esto w inteligente.
La abraza y sale de la habitación a subirle la cena.