Capítulo 7 La mudanza

Kevin había despertado de nuevo con una chica diferente, rodeado de botellas de alcohol. Era lo que hacía hasta que el plan tomase forma. Fingir con su madre era su mayor don.

La chica a su lado seguía durmiendo y él se levanta a bañarse.

Kevin seguía teniendo esa mala costumbre de acostarse con mujeres físicamente atractivas, de la nada acordándose de la noche apasionada con la chica, mientras cepillaba sus dientes le llega un flashback de Ela, el vestido corto, sus piernas desnudas, la forma de su cintura, como un reloj de arena, tan asentuada. Se lava la cara con abundante agua para desaparecer esas imágenes en su mente.

Sale del baño y la chica despierta.

-¿No vienes un rato más a la cama?

Kevin le ordena que se vista.

La chica se levanta de la cama dejando caer las sábanas de seda fina hasta el sueño, descubriendo su cuerpo desnudo, se va acercando a Kevin mientras que con el dedo índice recorre todo su abdomen hasta llegar a la parte baja de su miembro.

-Solo me vestiré cuando esté satisfecha.

Kevin no se pudo resistir ante semejante mujer y la toma por el cuello, la tumba en la cama, le besa los senos un poco salvaje, procede a abrirle las piernas con sus manos mientras que continúa besándole el abdomen, llega a la vulva y se detiene.

-Si yo te ordeno que te vistas y te vayas, es lo que quiero que hagas. Ahora largo.

La chica quedó confundida y se viste lo más rápido que puede. Toma sus cosas y se marcha.

Kevin ya se se había cansado, no tenía ni un poco de ganas por tocar aquella mujer. Se procede a vestir para reunirse en el bar nuevamente a ver la pesca de hoy. Ese era Kevin, un chico al que siempre se le había dado todo, material obviamente, no conocía la palabra NO o incluso las órdenes, era tan diferente a su mejor amigo Edward.

No tenían pautado reunirse con Ela y Edward así que iba a celebrar que todo estaba acomodándose poco a poco con una copa.

Mientras que Ela y Edward estaban en la universidad, terminando la clase, no paraban de reírse ambos mientras estudiaban.

-Oye al final de la clase tengo tu otra parte del contrato.

-¿En serio?

Edward asiente con una sonrisa evidente.

Ambos salen y se montan en el auto.

-No me encantan las sorpresas, así que puedes decirme.

-Bueno, no es una sorpresa por completo, es tu departamento. Me tomé el atrevimiento de buscarlo y de decorarlo.

Ela se sorprende, se queda boquiabierta por la noticia.

Llegan al lugar y Ela se baja desesperadamente.

-No puede ser, Edward, esto es increíble.

Edward solo sonreía mientras veía a Ela caminar hasta la puerta del apartamento, estaba en el cuarto piso, Edward le entrega las llaves y cuando están a punto de abrir la puerta Ela mira a Edward.

-No puedo creer que esto esté pasando.

Al abrir la puerta Ela se queda maravillada por el interior, las paredes tenían un color verde manzana tan cálido, los ventanales eran amplios, dejaban entrar la suficiente luz del día; habían muchas pequeñas plantas en la mesa del comedor, en la sala de estar, y en las ventanas. Matitas colgando del techo con pequeñas flores que daban una vista preciosa.

-El departamento es un poco pequeño, pero es todo tuyo.

-¿Bromas? Es un paraíso...

-Es tu paraíso. Está a tu nombre, te hago entrega de los papeles y de las llaves. Oficialmente ya pagamos todo.

-No puede ser, esto es increíble. Todo paso tan rápido...

-Tu auto está afuera, estacionado. Espere a que todo el depa esté listo para darte ambas cosas a la vez.-Deja los documentos del departamento en la mesa, mientras que observa a Ela dando vueltas por la sala de la emocion.

-Bueno... ¿Cuando comenzamos con los preparativos de la boda?

-Hay que hablar con Kevin, él tiene que planear con su madre una reunión y así se conozcan. Tienes que dar la impresión de mujer perfecta, bueno no será tan difícil.

Ela sonríe y lo abraza muy fuerte, le agradece por todo y por la rapidez de todo.

El resto del día Ela lo uso para mudarse, prendió su auto nuevo se dirigió a su antigua casa y le pidió a su madre que la acompañará, ambas súper felices por todo.

-Wow hija, el apartamento es una belleza.

-Si, lo sé mamá, es todo tan perfecto.

-Se están tomando en serio la parte del contrato donde específicas tus pagos.

-Si, ya lo tengo todo... ¿Estas feliz?

-Cariño, no te voy a mentir, un poco preocupada, todo esto es un poco excesivo pero si a ti te hace feliz confío plenamente en ti.

Ambas se toman de la mano.

-¿Qué le dirás a tu padre? No planeas independizarte en secreto, ¿o si?

Ela sonríe.

-No, no, he pensando en decirle que me aumentaron el sueldo y ahora puedo pagar el alquiler de este apartamento.

-Es algo creíble. Es mejor eso que decirle que estás por casarte con un joven millonario por contrato.

Ambas se ríen un poco fuerte del asunto. Era algo chistoso si dejaban a un lado la parte sentimental y el problema familiar en el que Ela estaba metiéndose sin saber.

Ela y su madre Natasha prefirieron comentarlo en la cena, harían todo lo posible para que pareciera natural y tranquilo, el padre de de Ela no era gruñón, o incluso mala persona solo que a veces era un poco cerrado con sus opiniones sobre la vida, Ela era su única hija y el sentido de sobreprotector estaba más que activo. Su hija había llegado muy lejos en la universidad más cara de la ciudad, habían trabajado todos en conjunto reuniendo para pagarla, a parte de que Lea con su inteligencia se había ganado una beca, hacía más fácil la idea de pagar el resto de lo que la beca no podía cubrir. Se sentía orgulloso de su capullo.

Ela no quería herir ningún tipo de sentimiento. A veces una mentira dulce y por amor era mejor que una verdad un poco cruel.

El padre llegó del trabajo, observa la mesa decorada y con una preciosa cena servida.

-Oh por Dios. ¿Es nuestro aniversario?

Ela sonríe.

-Hola padre... Es un detalle de mi parte, les tengo una noticia a mamá y tú.

Natasha toma asiento fingiendo curiosidad y el padre, Antony también.

-¿Qué es lo que sucede hija? -Pregunta intrigado y serio a la vez.

-Bueno, me dieron un aumento de sueldo considerable en el trabajo y pude pagar un alquiler... ¡Seré independiente!

Natasha sonríe y aplaude.

Pero Antony no.

-Pero no te estamos corriendo de aquí, ¿Por qué mudarte?

Ela cambio su cara de emoción a desespero en un segundo.

-Padre... No es eso, es que... Ya sabes... Tener mi propio espacio, es uno de mis sueños. Por fin puedo tener mi propio hogar. ¿No te alegra?

-No, no es que no me alegre, si no que, jamás pensé que ese día llegaría tan pronto.

Ela se levanta yo abraza.

-Es independencia, padre... Solo eso, no voy a vivir toda la vida con ustedes-Comenta Ela entre risas.

-¿Qué hay de malo con eso?

-Ay Tony, déjala ir-Dice Natasha secando sus lágrimas de emoción.

-No estoy molesto, solo que es un poco inesperado todo esto, mi niña está creciendo.

Dice Antony con la voz un poco quebradiza.

-Papá creí hace un tiempo ya.

Lo vuelve a abrazar y todos vuelven a comer.

Ela le termina de contar que a partir de mañana comienza a mudarse, aprovechando que es su día libre y él se ofrece a ayudarla, pero Ela le dice que no hay problema. Ella puede sola y así hace otras diligencias que necesitaba para la universidad, lo cual era una excusa, se supone que Ela esperaba por la llamada de Kevin o Edward para el encuentro con los padres de Kevin, ese tema la tenía nerviosa, estaba feliz por sus cosas nuevas pero nerviosa por todo lo que está a punto de pasar.

Kevin llama a su padre por teléfono, ya que este cumple años al día siguiente, su madre cada año le hacía una celebración pequeña en un restaurante elegante, y luego en casa lo esperaba una fiesta, también llena de personas importantes y dueños de grandes corporaciones.

El padre de Kevin era nacido de cuna al igual que su esposa, a demás de su profundo interés por invertir en grandes monedas virtuales las cuales eran actualmente un excelente negocio, hizo crecer su fama y su dinero. Tenía el potencial de hacer que cualquier empresa o negocio creciera cómo espuma, en cambio con la familia no, era diferente. Alejado de las responsabilidades y solo poniendo el apellido y unos cuantos fajos de billetes. Kevin y él no eran tan apegados pero la reunión de cumpleaños es el momento ideal para presentar a la "nueva pareja y futura esposa"

Kevin enciende su celular y comienza a llamar a Ela.

Ela en su habitación antigua, despidiéndose de sus cosas, su cama, su espejo, viendo que en un momento tan fugaz todo eso se irá y formará su nuevo y propio espacio. Siente la vibración cortarle la inspiración. Contesta el teléfono.

-¿Kevin?

-Hola, mañana espero que estés lista. Necesito tu mejor vestido, maquillaje y peinado...

-¿Mañana?

-Si, mañana conocerás a mis padres, pasaré por ti a las 8.

-Esta bien... ¿Sabes al menos dónde vivo?

-Si, Edward me dió tu nueva dirección.

Ela se queda un poco fría. Ya había llegado el día.

-¿Y qué es lo que diremos?-Pregunta Ela, pero ya le había colgado.

Es todo un cretino, pensó Ela mientras dejaba el celular en la cama, y continúo recogiendo sus cosas, la idea de su nuevo departamento no le quitaba la sonrisa en su cara.

                         

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