Los bufidos de Jack, su cabello despeinado, el sudor de su frente y la boca entreabierta, sintiendo como tanto su cuerpo como el de Gustavo se tensaban conforme se acercaban a la cumbre del orgasmo. Tocando el cielo, sus manos se entrelazaron, y justo antes de llegar al éxtasis completo. Una mirada que lo dijo todo, en la que no solo sintieron el placer del sexo, era algo mas una coneccion mas cercana al sexo, era algo mas y lo sitnieron segundos antes de que el orgasmo recorriera por completo sus cuerpos.
Totalmente extasiados, jadeantes y con una gran sonrisa, se miraron y se dieron un largo y lento beso en el cual disfrutaron el sabor del otro, sintiendo como sus labios encajaban a la perfección y como sus cuerpos se reconocían con tan solo un beso.
Gustavo se mordió el labio y sonrió estúpidamente mientras miraba a Jack, él acarició su mejilla y le sonrió, se sentían cómodos y felices. Solo se siente eso cuando tienes una conexión profunda con tu pareja.
Gustavo desvió su mirada y suspiró, se levantó del capó del auto y acomodó su ropa, tomó la mano de Jack le dio un suave apretón y le entregó las llaves.
- Estoy agotado – le sonrió.
- Tranquilo, yo conduzco – Jack tomó las llaves.
- He marcado la ubicación, llegaremos a mi hotel – Jack lo miro – Bueno, no mi hotel pero si donde me quedo a menudo – carraspeo.
Gustavo tenia una rara sensación, solo con dos personas ha sentido esa coneccion y esa felicidad despues del sexo. Y esas dos personas habían sido sus parejas oficiales con las que tenía una historia y muchas cosas. Pero con Jack, solo tenia dos meses de conocerlo y es cierto ha roto su propio contrato de sexo fuera del club y lo que le esta haciendo sentir mal, su prometida no lo sabe y si, ayer pensaba en hacerlo como sea y con quien sea, pero, la ama y se siente culpable.
- Gustavo – tomó su mano.
- Perdón, no te escuche – lo miro - ¿Qué pasa?
- ¿Estás bien? ¿No te dañe verdad?
- No, no, para nada – le sonrió – Solo estoy algo cansado, dos viajes seguidos y tú me agotan.
- Cuando lleguemos al hotel, te daré un masaje relajante.
- Eso me encantaría – sonrió mirándolo – Te lo dije, hacerlo justo antes de llegar a Jersey es lo mejor.
- Veamos que tanta buena suerte tenemos – le sonrió.
El resto del camino, junto con la música, arrullo a Gustavo y se quedó dormido. Jack miraba cada tanto un par de segundos a Gustavo, le gustaba verlo, a decir verdad le estaba gustando mucho y se le hacia raro, ni con Julia le llego a gustar tanto ni tener esa conexión durante y despues del sexo.
Era algo raro, pero aunque quisiera expresar algo mas no tiene nada claron con él, una conexión despues del sexo no es todo, su relación no esta clara y además, él esta por casarse y esta claro que lo que sea que tengan acabara.
- Oh mira, ese restaurante – señaló Gustavo, sorprendiéndole, no se dio cuenta de cuando despertó – Es el mejor, podemos ir mañana a almorzar – le sonrió.
- Me parece bien.
- Perfecto – suspiró – Y aquí estamos – Jack miró el hotel, realmente era de millonarios, llegó a quedarse un par de veces en alguno de esos pero mandando por Michelle y pagado por Seguridad Nacional pero jamás por voluntad propia - ¿Qué pasa? – sonrió divertido.
- Es... Grande.
- Y no lo has visto por dentro cielo – sonrió – Vamos – salieron del auto – Mark ¿Qué tal?
- Señor Gustavo ¿Qué tal?
- Cuidalo con tu vida – le dio las llaves.
- Siempre señor – le sonrió.
- Andando – tomó su mano y lo guió dentro del hotel, la recepción era más grande que su casa – Hola tengo una reservación.
- Señor Gustavo, bienvenido de vuelta – sonrió la recepcionista - ¿Viene solo? – sonrió coqueta.
- Está vez no linda – sonrió Gustavo – Vengo con un amigo – se lo presento – Pero si quieres darnos algo, lo aceptaremos.
- Me parece bien señor – sonrió la chica mirando a ambos, le entregó la llave – Disfruten su estancia.
- Lo haremos cielo – le dio un guiño y se fueron de ahí.
- Supongo que la conoces – dijo Jack entrando seguido al ascensor.
- Así es – le sonrió Gustavo – Hace como dos años Nat y yo vinimos aquí para celebrar un aniversario, no se como lo hizo pero la convenció de subir y bueno, una muy buena noche – lo miró sonriendo.
- Increíble – sonrió Jack - ¿Subirá?
- Si tú quieres que suba, se lo puedo pedir – Gustavo se acercó hasta quedar frente a él – Pero la verdad, te quería para mi toda la noche.
- Creí que estabas agotado – sonrió de lado.
- Bueno, en la bañera podemos hacer eso – Gustavo lo tomó del cuello y lo beso tiernamente, Jack sonrió en medio del beso, tomó el rostro de Gustavo y profundizo el beso, justo cuando su mano viajaba por el vientre de Gustavo el ascensor se detuvo – Podemos seguir en la bañera – le sonrió.
- No perdamos el tiempo – susurro Jack.
En cuanto la puerta se cerró, Gustavo saltó a los brazos de Jack quien lo tomó de inmediato tomándolo de las piernas, besándose con desesperación, con torpeza llegaron a la habitación.
Los dos cayeron en la cama, soltando una risita, entres besos y besos su ropa fue sobrando. Las caricias despertaban el calor en sus cuerpos, suaves gemidos eran soltados por ambos, Gustavo moviendo sus caderas para sentir más cerca a Jack.
- Calma Gustavin – sonrió Jack.
- ¿Qué pasa? – jadeo mirándolo.
- Toma el control.
- ¿Estas....?
- Muy seguro dirty boy – le dio un corto beso más y se giró junto con Gustavo para ponerlo sobre él – Demuestrame quien es Gustavo García.
Gustavo lo miró con una sonrisa coqueta...
Volviendo a besarlo, mordiendo ligeramente su labio inferior, beso su mandíbula, comenzando a besar su cuello dejando suaves mordidas que posiblemente que dejarían marca mañana. Sus labios fueron dejando besos húmedos por su pecho, su vientre, hasta detenerse en la punta de su pene, lo miro y bajo su atenta mirada lamió la punta de su pene, sonrió al ver como echo la cabeza para atrás gimiendo alto.
Su lengua siguió recorriendo el largo de su pene, saboreando con gusto el sabor de Jack, sin que lo esperara lo metió en su boca subiendo y bajando como si fuera una paleta. Lamiendo y chupando el largo pene de Jack, sintiendo como crecía dentro de su boca, como palpitaba bajo el tacto de su lengua.
Comenzó a sentir como su pene daba cierto tirones y se tensaba, estaba cerca, así que solo dio una chupada más antes de ponerse sobre Jack, penetrándose él mismo hasta sentir que llegará a lo más profundo. Se acercó al rostro de Jack y le dio un profundo beso en los labios, tomó sus manos y las entrelazo con las suyas, subiéndolas hasta arriba de sus cabeza, comenzó a dar saltitos, junto su frente con la de Jack y le sonrió.
- Mueve las caderas Jack – jadeo junto a sus labios. Jack acató la orden y a la par que Gustavo daba saltitos Jack movía sus caderas haciendo que las penetradas fueran más profundas.
Aunque Jack hubiese querido tomar el control, tenía a Gustavo sobre él y sus manos estaba con las suyas, además, quería disfrutar de Gustavo teniendo el control.
Entre cortos besos, gemidos, gruñidos, sus manos apretándose con cada fuerte embestida, sus cuerpos se acoplaron a un ritmo. Llenando su cuerpo de endorfinas, sintiendo cosquillas en la planta de los pies, un hormigueo en la palma de sus manos. Podían sentir una corriente eléctrica entre sus cuerpos. Mirándose y dándose un beso más, se corrieron llegando a tocar las estrellas del placer.
Jadeantes y sonrojados se sonrieron, soltaron sus manos y se separaron, Jack lo miró y comenzó a darle suaves caricias a su cuerpo.
- Gustavo.
- Dime – le sonrió.
Y aunque estaba por decirle algo que tenía en la punta de la lengua, solo le sonrió y lo besó tiernamente.
- Me daré una ducha.
- Te acompaño en un rato – le sonrió Gustavo, Jack se levantó y fue hasta el baño, cuando el agua se templo salió a buscar a Gustavo pero ya no estaba en la cama, estaba en el balcón fumando un cigarro con el teléfono en la mano, estaba sonriendo enorme y hacia ciertos ademanes, se acercó un poco solo ha escuchar lo que decir y que lo había puesto de buen humor.
- ¿No me estás mintiendo?... Eso es increíble amor... Joder, que puta suerte, me encanta... Los zapatos y el velo es lo de menos, pero si quieres velo tuyo le dijo al diseñador... Si, cuando regreses podemos ir a verlo, de hecho mañana temprano iré a verlo... Lo sé amor... Yo no diré nada, no quiero arruinar nada para la boda – suspiro – Pero te aseguro que será una boda perfecta, la de tus sueños y la de mis sueños incluso – soltó una risa – Está bien, descansa, saludame a Horacio... Oye espera... Te amo... Si te amo mucho... Adiós cariño.
Bueno, ahora sabe que lo puso de buen humor...
{...}
- Saliendo de aquí te llevaré a comer unas maravillosas crepas – dijo Gustavo – Dan no debe tardar en llegar – suspiro y miro a Jack – Oye – tomo su brazo - ¿Estás bien?
- ¿Qué? – lo miró – Oh, si, si estoy bien.
- ¿De verdad? Te noto tenso ¿quieres un masaje? Cuando volvamos a la habitación te lo daré – le sonrió.
- Está bien – le sonrió cuando su teléfono comenzó a sonar – Mierda – miro el numero – Debo atender.
- Está bien, no creo tardar mucho.
- Bien estaré fuera – salió del lugar y respondió.
Gustavo le sonrió, un par de minutos después un hombre pelirrojo llegó.
- Gustavo García se va a casar – dijo sonriendo. – Se pondrá el grillete por fin.
- Calma Dan – le sonrió, se acercaron y se abrazaron.
- Vaya hombre, estoy feliz por ti Nat es una grandiosa mujer – suspiró sonriendo - ¿Viniste con alguien?
- ¿Qué? Oh si, él – señaló a Jack que estaba caminando de un lado a otro con el teléfono en la mano.
- Vaya, un policía.
- ¿Cómo lo sabes? – lo miró, y a juzgar por la mirada de Dan, tenía mucho que decir.
- Vamos a lo principal, tu traje – le sonrió – Ya hablaremos del gran Jack Rusell en el proceso.
Gustavo estaba confundido pero siguió a Dan hasta la habitación donde le tomaría las medidas.
- ¿Te llegaron mis fotos?
- Si, ya tengo la idea de tu traje, solo faltabas tú – le sonrió - ¿Y Nat? ¿Vendrá?
- No, ella y Horacio se fueron esta semana a Nueva York a buscar el vestido – se quitó la ropa para que le tomara las medidas – Y ayer me llamó diciendo que se peleó con alguien por tener su vestido, pero que lo tiene.
- Si ya tiene el vestido, la boda está más que lista.
- Exacto – los dos rieron - ¿Y bien? Cuéntame.
- Vale, Jack Rusell – suspiro – Digamos que él es John Wick y Frank Castle juntos.
- ¿Qué?
- Si, había un grupo de terroristas que estaba tras él, yo solo fui el de unidad táctica – lo miro – El objetivo era él, pero debíamos matar a todos. Esposa y dos hijos, él salió con vida, mataron al resto pero me dejaron con vida, me volví un protegido.
- Un sapo.
- Exacto, pero aun tengo trabajo y puedo ayudar a los míos – le sonrió - ¿Cómo lo conociste tú?
- Llegó a la policía de Manchester City como Jefe – suspiro y lo miró. – Me agrada, es buen tipo.
- ¿Lo invitaras a la boda?
- Lo estoy pensando, tengo a varios policías de mi lado.
- Si, pero tu boda está atascada de mafiosos y tú eres uno de ellos.
Pocos sabían la verdadera identidad de Gustavo García como el Rey criminal de todo Manchester, y Jack era ajeno a su verdadera identidad.
- Eso no lo sabe él – le sonrió – Aun no sabemos a quién invitaremos, no queremos dos bodas una de mafiosos y otra más decente. Todo en uno.
- Bueno, solo espero que no mueran – le sonrió – Y cuida tu culo y el de Nat, ese tipo no es de fiar.
- Gracias – suspiró – Supongo que debo hacer algo al respecto.
- Eres Gustavo García puedes hacer lo que quieras – le sonrió – Vale, un mes y el traje estará listo.
- Perfecto, posiblemente venga en una semana, Nat quiere un velo personalizado.
- Yo lo haré con gusto.
- Vale, gracias Dan – estrecharon sus manos – Nos veremos pronto.
- Adios Gustavo.
Gustavo salió del lugar y vio a Jack dentro de su auto, esperándolo. En su mente rondaba lo que Dan le dijo sobre él.
- Hola – le sonrió al entrar.
- Lamento no entrar Gustavo, fue frustrante esa llamada.
- No es nada – le sonrió – Vamos a comer algo muero de hambre.
- Claro – encendió el auto - ¿Dónde conociste a ese sastre tuyo?
- Viejo amigo -sonrió de lado.
- Es un criminal.
- Protegido por Seguridad Nacional, lo sé.
- ¿Sabes sobre eso? – lo miró un tanto sorprendido.
- Seguridad Nacional es una corona de espinas, lo sé todo– le sonrió – Sé quien es, pero es un viejo amigo mío. Vale, es por aquí – señaló el restaurante – Andando, vamos.
Gustavo dejó el auto con el ballet y los dos entraron al restaurante.
- Vaya, lindo restaurante – sonrió Jack – Me gusta.
- Y no has probado la comida – se sentaron y esperaron al mesero – Oye enserio ¿estas bien?
- Si, si estoy bien – le sonrió, aunque Jack tenía que saber algunas cosas de las cuales no sabía aún. - ¿Cómo conociste a Natalia?
- ¿Nat? Pues, un dia me secuestraron para un banco central, al ser el hermano de un comisario pidieron más – suspiro – Las negociaciones se rompieron y salí con dos tiros, uno en el hombro y otro en el vientre. Esta muriéndome y ella fue mi doctora – lo miró sonriendo – Siempre fue profesional, jamás cayó bajo los efecto cuando fui su paciente, pero cuando me dio el alta la invite a salir y bueno un año de citas, una que otra noche loca nada formal hasta que me anime o mas bien me empujaron a hacerlo formal y henos aquí a nada de una boda.
- Vaya, qué romántico – sonrió divertido.
- Si, la amo, es lo mejor – suspiro sonriendo – Oh ya vienen, te ordenare algo fabuloso.
La historia verdadera, Gustavo estaba en un atraco a un banco central, salió mal, muy mal. Esos disparos se los dio su propio equipo pero al llegar al hospital él no podía ni hablar en presencia de su chica, le gustaba demasiado pero parecía írsele la voz cuando estaba cerca de ella. Ese hombre al que todos le temían, Gustavo García, se doblegó ante una mujer, la única mujer que ha podido controlarlo. Fue ella quien dio el primer paso, comenzaron a salir, aunque Gustavo tenía una relación informal con una chica con la cual sabía que nada podría pasar por sus diferentes puntos de vista, terminó esa relación y pudo iniciar algo con Natalia, y desde entonces han estado juntos y ha valido cada maldito segundo.
{...}
- Gus... Gustavo para.
- ¿Estás seguro? – lo miró sonriendo.
- Continúa anormal.
Gustavo sonrió divertido, volvió a inclinar su cabeza y seguir su labor de chupar el miembro de Jack. Después de un gran almuerzo se detuvieron en un estacionamiento, la excitación de que los pudieran ver creció poco a poco y ahora estaba en algo divertido.
Rusell tomo la cabeza de Gustavo y comenzó a simular embestidas, Gustavo abrió mas su boca recibiendo por completo el miembro de Jack, la adrenalina y la liberación de endorfinas era mayor, podían sentirse culpables, pero el sexo lo arreglaba todo. Un par de embestidas más y eyaculó dentro de la boca de Gustavo quien gustoso trago el semen de Jack.
El sexo siempre será la clave de todo.
Gustavo se comenzó a quitar la ropa, no dejaría esto así. Tomando por sorpresa a Jack, tomó su miembro y poco a poco lo metió dentro de él. Provocando que los dos gimieran fuerte, Gustavo movió sus caderas en círculo, estimulando su entrada y que el miembro de Jack para que este volviera a despertar. Se miraron a los ojos, Jack acaricio su mejilla y se besaron, comenzó como un beso tierno hasta acabar con un beso que le robó el aliento.
Las manos de Jack recorrieron el cuerpo de Gustavo, cada curva, cada vello, cada lunar, el tacto de sus dedos con su piel caliente y pálida, apretando sus muslos, mirando como Gustavo cerraba los ojos para obtener mayor placer. Gustavo despeinando el cabello de Jack, juntando sus cuerpos, sintiendo el calor de ambos, el sudor de sus cuerpos combinados. Jack mordiendo su hombro, pasando sus grandes manos por su espalda enterrado un poco sus uñas. Gustavo, gimiendo a su oído, moviendo sus caderas y dando pequeños saltos.
La sensación era única.
Ese momento en el que sus cuerpos estaban pegados, sus aromas combinados, el olor a sexo, la excitación, la adrenalina, la lujuria única entre ellos, las endorfinas de sus cuerpos invadiéndolos.
Su sexo era único.
Moviendo sus caderas un poco más, un par de embestidas más y sus cuerpos se desplomaron al llegar a la cumbre del placer, alcanzado a ver las estrellas un perfecto orgasmo.
Sus orgasmos también eran únicos.
- Me gustas – jadeo Jack.
Un silencio.
Gustavo tomó su rostro y lo miró.
- También me gustas – le sonrió.
Un beso.
Una mirada.
Un juego.
Las reglas se rompieron...