El día de tener que dar la cara a sus padres había llegado Amelia, se sentía frustrada principalmente porque no había encontrado nada que le gustara lo suficiente como para colocárselo y segundo sentía que el tiempo se le había pasado de forma rápida y la había llevado sin previo aviso Liam, por otro lado se sentía tranquilo un poco estresado pero no lo suficiente fingir se le daba bien, demasiado bien de hecho, había fingido la gran mayoría de su vida así que fingir un poco más no lo mataría ni nada remotamente similar además sabía que sus padres tenían algo planeado no sabía que era exactamente y aquello lo mantenía un poco estresado solo esperaba que no quisieran un heredero, pues no tenía ni 1 mes casado con Amelia, pero la familia Russ y la familia Crek eran extremadamente locas y si por algo eran reconocidas era por hacer crecer su linaje, entre más personas pudieran controlar y hacer crecer las empresas, tendrían más dinero asegurado para vivir una larga y feliz vida, era como si de alguna forma sus herederos daba igual si eran hijos, nietos o sobrinos, cualquier persona que compartiera su sangre eventualmente se convertiría en un trabajador en alguna empresa, solo era cuestión de tiempo.
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Liam, observaba su reflejo en el espejo de su habitación, sabía que se veía guapo y que irradiaba confianza y seguridad a donde fuera, se había esforzado lo suficiente para lucir elegante en la cena que tendría con sus padres y los padres de Amelia, quería demostrar a simple vista que él tenía el control aunque aquello no fuese del todo cierto, el castaño aún no lograba comprender porque rayos había agregado aquella regla de compartir la misma cama con la pelirroja probablemente era porque disfrutaba hacerla enojar, Liam, soltó un gran suspiro y utilizó su perfume favorito antes de tomar su móvil y salir de su habitación, cerró con llave la puerta y se dirigió al final del pasillo donde se encontraba la habitación de Amelia, estuvo unos segundos durante la puerta decidiendo que haría y finalmente tocó, la pelirroja no abrió así que optó por hablar.
-¿Estás lista? Nuestros padres están esperando. -Preguntó el castaño.
-Lo estaré en un minuto. -Respondió la pelirroja del otro lado de la puerta.
-De acuerdo te esperare en la cocina. -Añadió Liam.
-¡De acuerdo! -Exclamó Amelia.
Liam no le presto mucha atención y bajo a la cocina se sentó en una de las sillas de la isla y esperó durante unos minutos los cuales no fueron muchos hasta que Amelia bajara, finalmente la vio aparecer escaleras abajo, traía un vestido rojo el cual tenía un escote haciendo resaltar sus pechos y tenía una abertura la cual daba vista a su pierna desnuda, además traía joyería y unos tacones negros, Liam, la observó anonadado, Amelia, se veía sexy obviamente el castaño jamás admitiría en voz alta que pensaba eso de la pelirroja en aquel momento, sin embargo tuvo que retirar la vista antes de que una erección se formará en su pantalón.
-¿Se te perdió una igualita? -Preguntó Amelia, al observar que el castaño no retiraba la vista de su figura.
-Siempre tan amable, ahora camina culo de tabla. -Dijo Liam.
Amelia, rodó los ojos y se dirigió a la puerta una vez abierta, el frío nocturno la invadió chocando contra sus brazos desnudos y su clavícula, se colocó un pequeño saco que solía utilizar en ocasiones especiales alrededor de los hombros y se subió en el asiento del copiloto mientras esperaba que Liam, cerrara con llave las puertas de la casa y se subiera a su lado, no demoró mucho y mientras tanto ella mato el tiempo utilizando el móvil.
"Te ves tan sexy y hermosa"
Fueron las palabras dichas por Jhon, después de que la pelirroja le enviara una fotografía con aquel vestido él cuál él le había obsequiado.
"Odio las cenas con mis padres y sus asociados"
Respondió Amelia ignorando por completo el coqueteo de Jhon.
"¿Son tan insufribles?"
Preguntó Jhon con interés en aquel tema, pues Amelia, no solía ser muy abierta cuando de su familia o los negocios de la misma se tratase y Jhon, lo entendía sin embargo en ocasiones deseaba que ella compartiera más con él de su vida cotidiana.
"Ni te imaginas"
Respondió Amelia y acompañó el mensaje con un emoticón con los ojos volteados hacia arriba en señal de fastidio.
"Los ricos y sus problemas tontos y superficiales"
Respondió Jhon.
Jhon, no era precisamente rico, sus padres no eran dueños de múltiples empresas como los de Amelia, pero tampoco era de escasos recursos, se ganaba la vida en múltiples trabajos de medio tiempo que tenia y estudiaba al mismo tiempo, aquella era otra de las razones por las cuales nunca hubieran funcionado como una pareja seria, los padres de Amelia, jamás hubiera permitido que estuviera en una relación amorosa con alguien con menos estatus social que ella, sin embargo, Amelia, admiraba a Jhon, admiraba lo fuerte que era y lo independiente que era solo con 22 años la misma edad de la pelirroja, Amelia, pensaba que ahora que estaba lejos de sus padres tal vez podría comenzar a conocer más personas gente que realmente le interesara no los típicos hijos de papi y mami que había conocido en todas las múltiples juntas de las empresas, aunque si lo pensaba bien ella también era una hija de papi y mami.
Liam, subió al auto cerrando de un portazo el cual hizo estremecer a Amelia, quien dio un pequeño brinco en señal de miedo.
-¿Te asuste zanahoria? -Preguntó Liam.
-¿Zanahoria? -Preguntó Amelia con curiosidad.
-¡Si! Es que tú cabello es naranja igual que una zanahoria. -Respondió Liam.
-Tus apodos apestan. -Dijo Amelia.
-Mis apodos son increíbles. -Respondió Liam.
-Síguete engañando todo lo que quieras odioso castaño. -Musitó Amelia.
-¿Odioso castaño? -Preguntó Liam.
-¡Si! Ahora cállate y arranca el auto antes de que nuestros padres nos decapiten por llegar tarde. -Exigió Amelia.
-Como tú digas pelirroja. -Respondió Liam.
Seguido de eso colocó el auto en marcha para ambos dirigirse a su destino.
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El gran lujoso hotel LUX se encontraba frente a los ojos de la joven pareja de casados, Liam, había estacionado el auto y ahora ambos se dirigían al restaurant en busca de la mesa que sus padres habían hecho para la reservación.
-Dame la mano. -Dijo Liam.
-¿Que? ¿por que? -Preguntó Amelia confundida.
-Se supone que somos un matrimonio feliz ¡dámela! -Exigió el castaño.
Amelia, no tuvo más remedio que obedecer a lo que decía pues no era una mentira sus padres debían creer que realmente se estaban llevando bien, ambos caminaron con las manos entrelazadas hasta la mesa indicada por el camarero, sus padres estaban allí sentados no habían platos en la mesa salvo por una botella de vino blanco y una canasta de pan con ajo.
-Buenas noches. -Exclamaron Amelia y Liam al mismo tiempo.
Sus padres voltearon inmediatamente y se levantaron de sus lugares para saludar con un beso en la mejilla, la madre de Amelia, abrazo a su hija como si tuviera siglos sin verla y la alago por el hermoso vestido que traía puesto su padre por el contrario solo le proporcionó un beso en la mejilla, rápidamente Amelia y Liam, tomaron asiento uno junto al otro y observaron el menú como si comer les produjera algún tipo de interés, la realidad es que ambos no podían estar más incómodos en aquella situación y finalmente desde que se habían conocido habían estado de acuerdo en algo, odiaban las cenas de sus padres y sus socios, normalmente las detestaban porque siempre terminaban en tratos que los beneficiaban a ellos y sus montones de dinero pero siempre debían realizarlo los hijos mayores como era de esperarse, sus padres tenían todo el poder en la empresa pero muy pocas cosas las realizaban ellos directamente, estuvieron en silencio unos minutos mientras decidían que ordenar, finalmente todos decidieron y esperaron a que trajeran sus platos.
-Y bien ¿por que estamos aquí? -Preguntó Amelia directamente como si poco le importara.
Amelia, sintió cómo Liam, le daba un codazo en señal de que debía comportarse si no quería que algo saliera peor de lo que ya iba la cena, hizo un gesto de dolor y le devolvió el codazo a Liam en las costillas, Una mueca de dolor se instaló en la expresión facial del castaño, la pelirroja sonrió victoriosa.
-Directo al grano ¿no? -Preguntó Albert el padre de Liam.
-Muy bien chicos les tenemos dos buenas noticias. -Exclamó la madre de Amelia, se notaba que dicha mujer estaba emocionada.
-Suelta la sopa mamá. -Dijo Amelia.
-De acuerdo de acuerdo la primera Amelia, queremos que trabajes en una de nuestras empresas en el mismo puesto que Liam en dos semanas. -Musitó Edward el padre de Amelia.
La pelirroja maldijo por lo bajo, adiós tiempo libre que tanto adoraba tener.
-¿Y la segunda? -Preguntó Liam.
-Sabemos que no han tenido una luna de miel, así que los padres de tu esposa y yo hemos decidido pagarles un crucero para festejar así su unión, como una luna de miel pero más corta. -Exclamó Albert mientras observaba a su hijo mayor.
Amelia, maldijo internamente arrojó fuertemente la servilleta contra la mesa y se levantó para salir afuera ¡que diablos le sucedía a todos! las personas aún en la mesa solo la observaron irse y Liam, quien aún se encontraba en shock y no lograba reaccionar no dijo nada y simplemente se levantó de una forma más tranquila para salir en búsqueda de la pelirroja antes de que hiciera alguna cosa de la cual se arrepentiría después.