Cómo voy a la iglesia me pongo un conjunto de pants con sudadera color azul marino, elijo mis tenis Sport me vuelvo a arreglar el cabello en la cola de caballo y pongo un poquito de corrector en mis ojos para que no se vean tanto mis ojeras.
Tomo mi crossbody, hecho mi cartera y mi celular y bajo las escaleras par salir de casa
Hace rato se fue mi mamá por lo que no me tengo que despedir de nadie.
La iglesia si queda un poquito lejos probablemente unos 30 minutos caminando, tengo la opción de tomar un taxi o algún autobús.
Me paro en una esquina a esperar lo que pase primero un taxi o el autobús, no tendría problema con caminar, pero a esta hora el sol está muy fuerte.
Mejor caminaré de regreso, sirve me ejército un poco.
Espero unos minutos cuando veo que va a pasar un taxi, de inmediato levantó mi mano haciendo una seña para que se detenga.
Lo bueno que vivo en una zona céntrica y siempre pasa el transporte público.
El trayecto fue muy corto, rápidamente el taxi se estaba estacionado en las puertas de la iglesia.
Respiro profundo antes de entrar.
Por elección no hubiera venido aquí, se perfectamente que no he cometido ningún pecado grave del cual me tenga que arrepentir, a mis 17 años, no he dado mi primer beso, respeto a mi mamá y la obedezco en todo, incluso a mi papá que está lejos le tengo un profundo respeto. Soy buena hija y buena estudiante.
Sin remedio entró a la gran iglesia, el fuerte olor a incienso inunda mis fosas nasales provocándome una fuerte comezón en la nariz que termina con un estornudo.
Me acerco al confesionario, pero ahí dos personas delante de mí, por lo que me siento en silencio a esperar.
Tengo la cabeza hacia abajo viendo mis tenis, cuando escuchó el ruido de una banca moverse, levantó mi vista y veo a una de las amigas de mi mamá, me parece extraño verla aquí, por lo que se ella también es voluntaria, debería estar en este momento con mi mamá.
Ella está limpiando una banca, cuando levanta su vista se percata de mi presencia, con una sonrisa en los labios me saluda.
Respondo a su saludo y ella empieza a caminar hacia mi.
Cuando estoy segura que se está dirigiendo hacia mí me levanto de la banca en la que estoy y también camino hacia ella encontrándonos a la mitad de la iglesia.
La saludo de ves una mejilla le pregunto cómo ha estado.
Ella con la dulce voz que la caracteriza me responde.
-Estoy bien, gracias a Dios ¿y tú Zuleyka que tal va la escuela?
-Bien ahora estoy un poco complicada porque estoy haciendo examenes finales.
-Uy si, eso es muy complicado mi hijo ahora está en la universidad, pero todavía recuerdo cuando estaba haciendo esos exámenes fue muy estresante para él y también para mi.
-si, estos días ni siquiera he dormido.
-Tranquila Zuleyka estoy segura que Dios te ayudará en los exámenes y si tienes alguna duda llámame, mi hijo te puede ayudar a aclararlas.
-Muchas gracias, que amable ¿y usted no fue a la casa hogar?
-Tu... Tu mamá fue a la casa hogar?
-Si... ¿Usted porque no fue? - pregunto curiosa, ella siempre está donde está mi mamá, no me pierdo ninguna de las expresiones de la señora y me doy cuenta que su frente se cubre de una ligera capa de sudor, sus ojos se mueven para todos lados incluso sus labios se mueven pero no articula ninguna palabra.
-Yo tenía que ayudar con la limpieza de la iglesia... Tengo que continúa limpiando las bancas y a ti te espera el padre, mira.
Me giro y en efecto el padre está libre en este momento, me despido de la amiga de mi mamá y camino al confesionario.
Estoy pensando que mi mamá me está ocultando algo, no es normal el nerviosismo de la señora.
Trato de quitar este pensamiento de mi cabeza, mi mamá y yo somos muy unidas, las mejores amigas, siempre nos contamos todo.
Todo debe estar bien
Llegó al confesionario y me enfoco por completo en lo que le diré al padre.
-Buenas tardes.
-Bienvenida a la casa del señor hija... Dime tus pecados.
-Se perfectamente padre que los seres humanos somos imperfectos y día con día cometemos errores, sin embargo yo soy una buena hija, usted me conoce.
-Lo siento hija, no te conozco acabo de llegar a esta ciudad, el padre Benito ya era un hombre entrado en edad y se decidió que era tiempo que descansará.
-No lo sabia padre.
-El cambio a sido muy prematuro, probablemente por eso, pero cuéntame de ti hija.
-Mi mamá es voluntaria de la iglesia, probablemente a ella ya la conoce, yo siempre he sido una chica obediente, pero hace días no logro conciliar el sueño, me siento completamente adormilada pero cuando mi cuerpo tiene contacto con la cama el sueño de esfuma por completo, mi mamá dice que es por qué oculto algun pecado, pero yo le prometo que no es así, mi mamá también me ha sugerido que puede ser porque he dejado de rezar a mi ángel de la guarda, pero hace dos años deje de hacerlo y no me había pasado nada similar.
-¿Cuántos años tienes hija?
-17.
-¿Te parece ridículo rezar?
-No debería decir esto por qué estoy en la casa del señor, pero la verdad si, ahora que he crecido me preguntó ¿Porque rezarle a alguien que nunca he visto? Ni siquiera se si existe.
-Te entiendo, aveces nos preguntamos si lo que la religión nos enseña es real. Sin embargo tú me has dicho que eres una buena hija, por lo tanto creo que eres una buena persona.
-Claro que lo soy.
-Nadie te puede obligar a que confíes en algo, pero intenta hacer la prueba nada temes con rezar una noche y si descansas descubrirás la verdad, si esto es real o no.
-supongo que no pierdo nada.
-mi recomendación como creyente sería que reces, no precisamente tiene que estar de noche lo puedes hacer cualquier hora del día o cuando te encuentres en una situación complicada incluso antes de un examen o una clase difícil.
-Gracias por escucharme.
-De nada.
Salgo del confesionario, me despido de la amiga de mi mamá que está limpiando las bancas y salgo de la iglesia.