No sé exactamente qué le diré, pero quiero que me vea. Cuando estoy acercándome da media vuelta para salir y choca derramando su bebida sobre mi pecho.
-¡Oh por Dios! -se asusta- Mil disculpas.
Exclama para luego levantar su mirada y encontrarse con la mía, sonrío para mis adentros porque es la oportunidad perfecta para molestarla un poco y ponerla a prueba.
-¿Otra vez tú?, parece que te gusta chocar conmigo -Le doy una sonrisa de medio lado.
-Fue de casualidad y la vez pasada el que me chocó fuiste tú -Me mira fijamente.
Bajo la mirada para ver la magnitud del problema.
-¿Y ahora qué puedo hacer? -Finjo preocupación.
-Vamos al baño...
-Chica directa... prefiero un hotel -Le sonrío pícaramente y ella se sonroja, estamos a oscuras en el club, pero aun así puedo notar su incomodidad.
-Solo quiero limpiar un poco tu camisa, al menos para quitar la mancha... no te hagas ilusiones -responde de manera seria y empieza a caminar con dirección al baño.
La sigo con una pequeña sonrisa en mis labios que no dejo que note, no entiendo el motivo por el cual estar con ella me llena de una extraña sensación.
Ella primero ingresa para ver que no haya nadie, una vez confirmado me hace ingresar y cuando lo hago cierro la puerta con llave. El espacio es pequeño, pero cabemos a la perfección, aunque admito que me hubiera gustado que sea más pequeño.
-¡Espera! ¿Qué haces? -pregunta asustada- ¿Por qué pones la llave?
Sonrío divertido ante su reacción, a pesar de que mi camisa está manchada y me siento enmelado, toda esta situación me divierte.
-Tranquila, solo que no quiero que alguna mujer entre y se asuste al ver un hombre en el baño de damas -Me acerco a ella.
Noto como se pone nerviosa y empieza a jalar toallas de papel para luego humedecerlas.
-Toma -Estira su mano para entregárselas.
-¿Qué? -Me encojo de hombros fingiendo que no le entiendo.
-Límpiate -ordena y mi sonrisa se hace más amplia.
-Tú tienes que limpiarme, fue por tu culpa que me ensucie.
Pongo las manos en mi cadera y saco pecho, pasa grueso, puede notar mis pectorales y los abdominales, marcarse en mi camisa, pasa el papel toalla con delicadeza y puedo jurar que cada vez se siente más nerviosa. Quita un poco la mancha y sonríe contenta.
Levanta su mirada y se encuentra con la mía, nos miramos fijamente y me parece haberla visto antes. Inconscientemente, paso suavemente mi lengua por mis labios humedeciéndolos y ella dirige su mirada a mis labios, luego regresa su mirada a mis ojos. Estamos inmóviles, ninguno de los dos nos atrevemos a decir algo, ninguno se mueve un solo milímetro, solo estamos a unos pocos centímetros de distancia.
El sonido de suaves golpes en la puerta nos saca del trance en el que estábamos.
-Ya está -dice un poco nerviosa-, al menos por ahora, en la casa te prometo que la lavaré -Sus manos le sudan y su corazón se siente acelerado.
-Eso espero, es lo mínimo que puedes hacer por mi camisa y por mí, debería estar con la linda pelirroja que me espera en mi mesa, no encerrado en el baño contigo.
Después de decir esto me arrepiento, ni modo, ya no hay marcha atrás, además no puedo demostrarle que me empieza a gustar. Maddy solo agacha la mirada y no dice nada, carraspea y su mirada regresa a la mía, pero esta vez es fría, sin emoción.
Giro para abrir la puerta y salir.
Maddy
"¿Qué me importa que esté con una pelirroja?" Me digo a mí misma para convencerme de que no me importa.
Salgo del baño y me dirijo a la mesa donde está Helen, estoy decidida a olvidar lo que acaba de pasar, eso y que también lo conocí antes. Si él no me recuerda, no tiene caso que yo lo haga. Continúo bebiendo y bailando, a pesar de todo el esfuerzo que hago, no puedo evitar buscar con mi mirada a Alexander, pero no lo veo. Me esfuerzo en pensar en otra cosa y divertirme.
Después de beber varias copas, ambas estamos mareadas y decidimos regresar a casa. Martín nos lleva, Charles se ha ido con una linda morena, por lo visto pasará esta noche acompañado. Bajamos del taxi y nos despedimos de Martín que continúa su camino, ingresamos caminando torpemente, riendo y cantando, la fiesta sigue para nosotras.
Incapaces de subir las escaleras nos sentamos en la sala y Helen se acerca con unas bebidas. Las terminamos y cerramos los ojos por un instante quedándonos profundamente dormidas.
Alexander
Abro la puerta y me quedo inmóvil al verlas dormidas en el sofá, en mis labios se dibuja una sonrisa. Me acerco a mi hermana para despertarla, pero el olor a alcohol me indica que despertarla será imposible, decido tomarla en mis brazos y cargarla para llevarla a su habitación. La acuesto con cuidado y dejo un beso en su frente, ella es mi única familia y daría todo por ella.
Regreso al primer piso y observo como Maddy duerme, se le ve tan inocente, el cabello lo tiene revuelto y cae un poco sobre su rostro, me acerco despacio, quedándome viéndola por unos minutos, le acomodo el cabello. Cuando bajo la mirada noto como su blusa tiene un botón abierto dejando un poco expuestos sus pechos, levanto la mirada rápidamente y decido llevarla a su habitación.
Con cuidado la sujeto entre mis cargándola, ella se mueve e inconscientemente enreda sus brazos a mi cuello. Acomoda su cabeza en el hueco de mi cuello, empiezo a caminar subiendo las escaleras hasta que llegamos a su habitación y la acuesto despacio sobre la cama, no me canso de verla dormir y sonrío sin darse cuenta, me fijo en sus labios carnosos y rosados. ¿Qué estoy haciendo? Automáticamente, muevo la cabeza para quitar cualquier mal pensamiento de mi mente.
Al salir cierro la puerta con cuidado, no quiero que se despierte y se asuste al verme. Me dirijo a mi habitación en busca de pijama, decido ingresar a la ducha cuando me doy cuenta de que no voy a poder apaciguar el calor que se ha encendido en mi interior. Después de la ducha, me provoca un cigarrillo, necesito pensar.