Sonríe, se levanta y se dirige al baño a ducharse. Sophia rebobina lo ocurrido, Robert Trivan queriendo hacerse cargo de su embarazo y de ella. Ella no creía en nada de lo que pasó. Las gotas de la regadera caen en sus ojos, se sentía tan fresca y serena. El momento de relajación que necesitaba. Sale de la ducha y va a su armario, escoje una falda negra y un camisa manga larga. Se viste y va de nuevo a su maquillador. Se peina el cabello y se coloca su habitual maquillaje. Trivan Company tenía muchas reglas, una de ellas era que las empleadas no usaran mucho maquillaje, o nada en absoluto. Las reglas las había anunciado Robert Trivan.
- No me extraña para nada.
Dice Sophia mientras se mira por última vez, toma su bolso y sale de su habitación. Llega a la sala y encuentra a su mamá colocando unos platos a la mesa.
- Mamá, te despertaste temprano.
Su madre la mira, corre hacia ella, la toma por detrás y la empja con cuidado a la mesa.
- Debo atender bien a mi hija, y a mi nieto. Come algo antes de irte. Ahora debes de comer por dos.
Sophia se siente feliz por la buena intención de su madre, era muy raro en ella ya que siempre terminaba haciéndole el desayuno a ella y a su hermano.
- Gracias mamá.
Dice mientras se sienta y toma una tostada y toma un zorbo de su café.
- Tengo mucha hambre.
Su madre sonríe.
- Es normal en tu estado. Querrás comerte todo lo que veas.
- No me quiero convertir en un caníbal.
Dice mientras deja de comer y posa sus ojos en su madre.
- Tendrás muchos antojos. A eso me refiero.
Su madre se ríe, voltea a ver por el pasillo, su hijo Frank se acerca a la mesa.
- Buenos días familia.
- Buenos días.
Dicen Genna y Sophia al mismo tiempo.
- Sophia, son las 7:00a.m. Debes tomar tu autobús.
Dice su hermano entre bostezos.
- Cierto, debo irme.
Sophia se levanta con su bolso en mano y su abrigo.
- ¿Ya pensaste en lo de anoche?
Sophia se voltea y fija su atención en su madre.
- ¿Lo de anoche?
- Robert Trivan quiere casarse contigo.
Dice su madre con cara seria.
- Lo que dijo no es cierto madre. Él sólo estaba bromeando.
- ¿Bromeando dices?
Su madre se levanta, Frank la mira con una tostada en la boca.
- Te compró un vestido de novia costoso. No creo que esté bromeando. Va muy en serio contigo.
Sophia suspira sin mucha paciencia.
- Sólo estás así por el hecho de que es millonario. Te sientes hipnotizada por sus millones, no por él como persona. ¿O me equivoco?
Su madre lanza una bofetada hacia ella. Frank reacciona y se levanta acercándose a ellas. Sophia toca su mejilla y mira a su madre.
- ¿Ahora vas a golpearme por no querer casarme con ése hombre?
- Sólo trato de hacer que reacciones de una buena vez. Deja de vivir en ése mundo de fantasía en el que crees que el cretino de Oliver volverá, te pedirá perdón y serán felices para siempre. ¡No estás en un cuento de hadas! ¡Estás en la realidad! ¡En la cruel realidad!
Frank sostiene a su madre.
- Madre, cálmate. Sophia está embarazada, no puede enojarse o pasar por momentos de estrés.
- Estrés el que tengo yo con una hija tan desagradecida.
Con lágrimas en los ojos Sophia camina hacia la puerta.
- No me casaré con él. Si tanto te gusta, cásate tú con él.
Con eso sale del apartamento y deja a su madre con la palabra en la boca.
- No quisiste por las buenas. Entonces querrás por las malas.
Suelta Genna y Frank la observa con duda.
- ¿A que te refieres madre?
Sophia toma el autobús y llega al trabajo. Apenas entra al edificio Trivan las miradas van a ella. Es como si estuviera en boca de todos, o supieran algo de ella. Llega a su escritorio y se sienta. Coloca su teléfono frente a la computadora. Se queda observando si llega algún mensaje de Oliver, pero no.
- Ahora somos sólo tú y yo cariño.
Se toca el vientre con una leve sonrisa.
- Al fin llegas.
- ¿Por qué lo dices? Siempre llego temprano.
Cristian se sienta en su escritorio y se acerca a su oído.
- Están chismeando sobre ti.
- ¿Sobre mi? ¿Qué dicen?
- Que eres amante de Robert Trivan.
Él susurra y Sophia se queda anonadada.
- No tiene mucho sentido, entre sus reglas está que los empleados no pueden tener amoríos.
Cristian sonríe.
- Eso quedó en el pasado. Él ha anulado esa regla.
Sophia se sorprende.
- ¿La anuló?
Cristian la toma de sus brazos y la levanta con cuidado.
- Así es. Su anulación tiene mucho que ver contigo.
- ¿Como saben eso? Pueden ser sólo inventos de alguna empleada.
- Yo pensé lo mismo, pero está en el nuevo anuncio en la entrada. Sophia, él va muy en serio contigo. De verdad está enamorado de ti.
Sophia asimila las palabras.
- No lo pienso así Cristian. Debo hablar con él.
Cristian se mantiene parado y Sophia camina hacia la oficina de Robert.
- Debo hablar con el señor Trivan. Dígale que es Sophia Lorenz.
La secretaria no admite su pedido de momento pero con la mirada insistente de Sophia se resigna y marca a su jefe.
- Señor Trivan, Sophia Lorenz quiere hablar con usted.
- Dile que pase.
- Puedes pasar.
- Muchas gracias.
Sophia sonríe y la secretaría la mira de reojo. Sophia abre la puerta y mira hacia dentro. Está oscuro, parece que no hubiera nadie.
- ¿Señor Trivan?
Sophia mira alrededor y su mirada se fija en una silueta que está parada frente a la ventana. Es Robert, estaba vestido con una camisa manga larga negra que se le acoplaba muy bien a sus fornidos brazos y un pantalon de vestir negro. Pero no llevaba su chaqueta, ella miró hacia su escritorio, ahí estaba. Luego miró hacia su sofá, había una manta. ¿Él pasó la noche aquí? Sophia se hizo tantas preguntas pero no sintió el derecho de hacerlas.
- Hoy compraré tu anillo.
Él voltea a verla, Sophia lo mira, sus ojos se ven tan melancólicos, como si no se sintiera a gusto con su vida,
- Señor Trivan, no tiene que hacer ésto, de verdad.
Dice ella y él se acerca lentamente.
- Debo hacerlo Sophia. Es mi obligación.
Sophia siente que con sus palabras trata de decirle algo que no logra entender. Es como si le hablara a otra persona.
- No es su obligación. Ya le dije. Todos en la empresa andan diciendo que usted y yo somos amantes. Ésto está yendo demasiado lejos.
Sophia camina hacia atrás pero él sigue caminando hacia ella.
- Pueden hablar lo que quieran. Ya anulé la regla. Podemos amarnos libremente.
Sophia lo mira sorprendida.
- ¿Amarnos?
Él sonríe, llega hacia ella, la toma en su brazos y la besa. Sophia trata de apartarse pero Robert la mantiene con mucha fuerza junto a él. Ella forcejea pero es en vano. Ya no puede luchar. Sophia siente su beso tan apasionado que se rinde ante sus labios. Nunca antes había sido besada así. Ni siquiera su ahora ex prometido la hizo sentir tan caliente. Quería apartarse de su cuerpo, de sus labios y de su calor, pero a la vez quería estar allí, aprisionada junto a su pecho, junto a sus musculosos y fuertes brazos. Ella quería más y más. Pero reaccionó y se apartó como pudo.
- ¿Por qué me besó? ¿Está jugando sólo un juego conmigo no es así?
- ¿Qué? No, yo no...
Pregunta Robert tratando de tocar su mano.
- No me toque.
Ella dice y se aleja de él lo más que puede.
- Sólo quiere acostarse conmigo. Lo de la propuesta es sólo un invento suyo.
Dice ella con lágrimas pero con ira al mismo tiempo.
- Sophia, no es un juego para mi. Te deseo mucho. Me vuelves loco.
Él se acerca pero ella se aleja. Él logra tomarla de nuevo.
- No sabes las ganas locas que tengo desde hace mucho tiempo de hacerte el amor.
Sophia se queda atónita. No encuentra que decir.
- Te quiero en mi cama, todas las noches.
Ella no podía creer que haya dicho eso. Sus sospechas eran ciertas. Sophia lo abofetea fuertemente.
- No soy una cualquiera.
Él se toca su mejilla. Sophia mira su labio inferior, y algo de sangre brota en el. Robert sonríe y la toma en sus brazos de nuevo. La besa y profundiza el beso. Sophia se niega a responderle el beso.
- Suéltame. Por favor.
Sophia ruega entre sollozos. Robert deja de besarla y la suelta.
- Pérdoname.
Robert se arrodilla y abaraza las piernas de ella pidiendo clemencia,
- Perdóname Elisa.
Sophia se aparta asustada.
- ¿Elisa?
Él reacciona y se levanta, ambos se miran un rato en silencio.
- Yo...
Robert empieza a hablar pero esucha que la puerta se abre. Mike los mira soprendido. Sophia se aparta un poco y sonríe hacia su jefe.
- ¿Sophia? ¿Qué haces aqui?
Ambos se miran de nuevo pero ninguno dice nada.
- ¿Interrumpí algo?
Mike pregunta mirando a su amigo Robert. Robert se toca el cabello señalandole que pase.
- No, la señorita Lorenz me hablaba sobre su embarazo. Tenemos buenas políticas sobre eso y la llamé a mi oficina para hablar...
Mira a Sophia que está casi muda.
- ¿Embarazo?
Pregunta Mike de repente pero Robert y Sophia sólo están mirandose el uno al otro como si él no estuviera ahí.
- Sobre eso.
Sophia reacciona entendiendo el mensaje.
- Asi es. De eso hablábamos. Señor Trivan, muchas gracias nuevamente, usted es una persona tan pura y solidaria.
Sophia suelta y Robert entiende la indirecta a la perfección. Él se sienta en su silla.
- Puede irse.
Sophia asiente.
- Volveré a mi trabajo.
Sophia mira de Robert a Mike y sale. Mike la mira salir y vuelve su mirada a Robert.
- ¿Por qué siento que no hablaban de su embarazo?
Mike suelta, mira a Robert con desconfianza y frunciendo el ceño.