Victoria se encontraba sumida en sus pensamientos, revolviendo en su mente el embrollo en el que sus amigas la habían metido. Brenda y Rebeca, con la mejor de las intenciones, pero sin su consentimiento, la habían inscrito en un sitio de citas en línea, prometiéndole encontrarle el novio perfecto.
"¡Un novio, por el amor de Dios!" pensaba Victoria, mientras se miraba en el espejo de su habitación desordenada. No estaba en busca de un compañero romántico; sus amigas, sin embargo, parecían convencidas de que eso era justo lo que ella necesitaba. De las tres, Victoria era la única convencida de que un hombre no era una pieza clave en el rompecabezas de su vida en ese momento. A sus 20 años, inmersa en la vida universitaria y destacándose como una de las mejores de su clase, tenía otros planes: disfrutar, bailar, comer, pasear y
vivir la vida a su manera, libre de sobresaltos y estrés.
Acostada en su cama, rodeada de montañas de ropa, Victoria intentaba decidir qué ponerse para la cita que sus amigas habían planeado sin su aprobación. El sonido del claxon del auto de Brenda la sacó de sus cavilaciones. Helena, su tía, le gritó desde la cocina que sus amigas ya estaban subiendo por las escaleras hacia su habitación.
__ ¿Aún no estás lista? ¿En qué estás pensando? ¡Vas a llegar tarde a tu cita con Guapo30! exclamó Brenda con una mezcla de emoción y reproche.
__ ¡Qué cursi ese apodo, Guapo30! ¿A quién se le ocurre? murmuró Victoria, con una mueca de desdén.
__Pues se le ocurrió a él, y, además, es muy, muy guapo. Tiene todo el derecho del mundo a ese apodo, defendió Rebeca, con una sonrisa cómplice.
Victoria no podía creer que las fotos y la información que sus amigas habían subido al sitio de citas fueran a resultar en algo positivo. "No creo que esas fotos sean reales. Ustedes también mintieron en la información y llenaron de filtros mis fotos. ¿Qué va a pensar ese hombre cuando me vea?" expresó con preocupación.
La cita estaba programada en un pequeño café del centro, conocido por su ambiente acogedor y su excelente café. Victoria llegó con unos jeans y una blusa un tanto sencilla, su cabello recogido en una coleta alta que dejaba ver su rostro sin maquillaje. Decidida a enfrentar la situación con la cabeza en alto, entró al café buscando a Guapo30, por supuesto no iba sola, sus dos amigas caminaban a su lado en la búsqueda del aquel guapo y perfecto hombre.
Lo encontraron sentado en una mesa junto a la ventana, su perfil coincidía con las fotos del sitio de citas: era realmente guapo. Pero lo que captó la atención de Victoria no fue su apariencia, sino la calidez de su sonrisa al darle las gracias a la mesera por la prestación de su servicio al llevarle una copa de vino.
__ Hola, soy Victoria, dijo con una voz más firme de lo que se sentía.
__ Yo soy Brenda y ella es Rebeca, somos amigas de Victoria. Continuó Brenda interrumpiendo a Victoria.
__Encantado, soy Andrés, pero supongo que ya saben que me dicen Guapo30, respondió él con una risa contagiosa.