En una zona poco transitada, principalmente por el mal clima, no fue encontrada a tiempo, sino hasta tres días después, aunque el bajo clima congeló por completo el cuerpo.
Sin embargo, el Sr. Carson no estaba totalmente de acuerdo con las autoridades, sabía que su hija no tenía el hábito de fumar.
Además, sabía que este era el sitio que los dos usaban como punto de encuentro, para no ser vistos por otros.
-Ariel, quiero que encuentres a los mejores detectives del país o del extranjero... ¡No me importa si me cuesta mi fortuna!... Quiero que averigües qué pasó con mi hija.
¡Si esto no ha sido un accidente!... ¡Al que se haya atrevido a tocar a la heredera de los Carson!... Se arrepentirá de por vida... porque les haré pasar lo mismo que le hicieron a mi hija!... Dijo el Sr. Carson... mientras toma en sus manos un vaso de whisky.
- ¡Inmediatamente jefe!... Dijo el asistente del Sr. Carson.
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, estaban Carlos y Catalina.
-Nuestra familia está completamente en bancarrota, desde la muerte de Aitana el Sr. Carson ha cortado completamente los lazos con nuestra familia.
Dejó de invertir en todos nuestros negocios... lo que provocó que algunos grandes inversores también se retiraran.
-¡Pero cariño!... ¿Y qué hay de la herencia que recibirías, si tu mujer moría, si aún era tu esposa?... preguntó Catalina, tratando de acercarse a Carlos, sin embargo, fue empujada por él.
-Eso sucedería simplemente después de que la herencia de su padre fuera suya.
Su padre tendría que morir... Para conseguir el puesto de heredero... ¿Sabes lo difícil que sería poder heredar algo de mi mujer?... Además, nunca he pensado en el divorcio.
-¡Pero me lo prometiste!... ¡En el baño me dijiste que seríamos cómplices de lo que decidieras hacer!
-Sí, ¡lo único que te estaba pidiendo con esas palabras era que aceptaras en secreto seguir siendo mi amante!... porque mi plan era arreglar el asunto con Aitana pidiéndole disculpas.
- ¿¡Entonces, considerabas que fuera toda la vida tu amante!? ¡Eres un idiota!... ¡Así me pagas después de que todo esto lo hice por ti!... exclamó Catalina... provocando que Carlos la tomara por los brazos.
-¿Qué has hecho por mí? Le dijo, apretando más fuerte los brazos de Catalina.
- ¡Cobarde!... ya te dije... acepté ser tu amante... ¡Durante más de un año porque cada que nos encontrábamos!... ¡Tú, te la pasabas diciendo que me amabas y que dejarías a esa mujer, para hacerme tu esposa!.
Pero en realidad nunca considerarías divorciarte de esa simplona de Aitana... ¡Mientras que yo hice todo por nuestra relación!... Contestó Catalina, con lágrimas en los ojos, las cuales enseguida cayeron por sus mejillas.
-Yo, ¡únicamente dije lo que tú deseabas escuchar, pero tú nunca podrás ser suficiente para mí!... solo le fui infiel a mi mujer por ti... y eso únicamente sucedió porque tú siempre pasabas insinuando que deseabas algo conmigo.
Aun conociendo que era un hombre casado, decidiste seguir teniendo ese estilo de vida conmigo... ¡Pero jamás dejaría a mi esposa, por una mujer fácil como tú!.
Ella era una excelente mujer, solo un poco despistada en lo personal, no obstante en su profesión era la mejor... sin embargo, tú ni siquiera para eso eres buena, eres una pésima doctora.
Sé muy bien que sigues en el hospital... únicamente por qué te revuelcas en la cama con el director... pero ni siquiera te das cuenta de que el dueño de ese hospital es el señor Carson.
-Por lo que sería mejor que no tengas nada que ver con la muerte de Aitana... en caso de que estuvieras involucrada y el Sr. Carson lograra averiguarlo... nadie te salvaría, le dijo Carlos, posteriormente soltó los brazos de la chica.
Luego de acomodarse la ropa, él salió de la casa, dejando sola a Catalina, quien comenzó a tirar cosas dentro de la habitación.
-¡perra!... ¿Por qué ni aun muerta puedo vencerte?... Ahora mi vida está en peligro y no he conseguido absolutamente nada.
La única manera de evitar la muerte en este momento, es acercándome al padre de Aitana.
Tendré que hacer que el señor Carson, se enamore de mí, para así poder evitar que investigue, sobre la muerte de su hija... ¡Espero que sea un viejo lujurioso!... pensó Catalina.
Tomando su teléfono móvil, comenzó a buscar información de los lugares que visitaba el padre de Aitana.