-Por favor... ¡Podría darme unos fármacos, para el dolor de cabeza!... le dijo a la mujer que se había acercado a ella.
-¡Excelencia!... ¿No sé de lo que está hablando?... Mejor vuelva a la cama... ya pronto el señor estará de regreso en casa... le decía la trabajadora.
Aunque la persona que había despertado ya no era Diana, porque la verdadera Diana murió. Pero por algún motivo el alma de Aitana Carson, había sido atraída por ese cuerpo, es por eso que terminó entrando en él, sin que Aitana se diera cuenta.
Su último recuerdo era haber estado a punto de morir, en la azotea de un hospital, es por eso que no entendía por qué la estaban llamando su excelencia.
- ¿¡Me he salvado!?... ¿Alguien me encontró antes de que muriera?... pero, ¿Por qué me llaman su excelencia?... ¡Oh, seguro las enfermeras y doctores ya descubrieron quién es mi papá!... ¿Por eso me llaman así? Se dijo para sí misma.
Aitana, se sentía tan cansada en ese momento, que ni siquiera se dio cuenta de que todo lo que le rodeaba era diferente a lo que estaba acostumbrada a ver normalmente.
Ella únicamente dijo; -¡Ya, deja de llamarme su excelencia!... solo dime Aitana... pero la reacción de la mucama al escucharla decir que se llamaba Aitana, fue de sorpresa.
-¡Su excelencia, usted es la duquesa Diana, esposa del joven Charles!... ¿Cómo puede decir que se llama Aitana?.
Aitana, cuando escuchó a la mujer decir esas palabras, pudo sentir como si la electricidad le hubiera sacudido todo el cuerpo.
-¿Entonces no eres una enfermera? Dijo, comenzando a ver para todos lados.
Al fijarse bien, pudo ver que todo parecía muy antiguo, el lugar era un poco oscuro, solamente se iluminaba con la poca luz que ingresaba por los ventanales.
-¡TAL VEZ YO REENCARNÉ EN LA ANTIGÜEDAD!... gritó para ella misma en su interior.
-¿En qué año estamos? Preguntó Aitana... ¡Alguien que me diga en este momento!... ¿En qué año estamos?... volvió a preguntar, esta vez observaba a su alrededor.
-¡Su excelencia! Estamos en 12 de enero de 1823... usted ha estado inconsciente, por un mes, dijo la joven trabajadora.
Aitana no consiguió volver a preguntar nada, no obstante, únicamente fue por qué se encontraba procesando el hecho, que había reencarnado en una joven de 200 años en el pasado.
Luego de un largo silencio en la habitación, Aitana, volvió a hablar, -¿Quién dices que soy? Le pregunto.
-Su excelencia... ¡El señor Charles, se encuentra aún de viaje, dado que la nieve hasta hace poco se derritió por completo!... ¡Pero el médico ya la ha revisado!... nos ha dicho que quizás tenga daños en su interior causados por el exceso de frío en su cuerpo.
-¿Entonces en esta época también estaba nevando?... Bueno, recuerdo vagamente haber leído sobre eso en una noticia... ¡Aunque no le mostré mucho interés!... Únicamente pensé que ya era algo del pasado, no entendía por qué hacían un alboroto por ello.
Desafortunadamente, ya que terminé ocupando el cuerpo de una duquesa, 200 años atrás, es porque seguramente, Catalina, logró su objetivo de asesinarme.
Será mejor que averigüe más sobre este cuerpo, no sé si la dueña lo pueda reclamar nuevamente, reflexionó Aitana.
Una vez más el sitio se había quedado en un rotundo silencio, mientras Aitana se encontraba perdida en sus pensamientos, las sirvientas solo esperaban en silencio.
Hasta que minutos después, el silencio fue roto por la duquesa, cuando, señalando con su dedo, apuntó a una de las sirvientas... -Tú, la de la izquierda, dijo.
-¿Quién?... ¡Yo!... se preguntó la sirvienta, mirando para todos lados, ella se veía muy nerviosa.
-Si, tú... hazme el favor de acercarte hasta a mí, le ordenó Diana... pero la sirvienta se comportaba hostil hacia la duquesa.
-¿Dígame su excelencia?... le dijo ella.
-Dime, ¿Cuál es tu nombre?... preguntó Diana.
-Su servidora se llama Inés, su excelencia, le respondió la sirvienta.
-¡Les ordeno a todos ustedes que no me vuelvan a llamar su excelencia!... pueden llamarme por mi nombre.
Oh, simplemente pueden decirme señorita Diana... pero les prohíbo volver a llamarme su excelencia, les dijo Aitana, a todas las sirvientas de la habitación.
-¡Como ordene su señorita! Dijeron todas al mismo tiempo, haciendo saltar un poco a Aitana.
-¡Solo es un favor!... no es para que se pongan tan serias, dijo Aitana.
En ese momento, todas las empleadas se miraban entre sí, dado que Diana, desde que había llegado a la casa del burgués, siempre menosprecia a los empleados y armaba un alboroto, si no le llamaban, su excelencia.
-Inés, ve y trae hasta aquí al médico, no me siento muy bien, será mejor que me revise ahora que estoy despierta, para tener un mejor pronóstico, le ordenó Diana.
-¡Esto va a ser difícil señorita Diana, porque es la segunda hermana del señor Charles!... La que ha ordenado que no hay que insistir en traer el médico!... por qué usted no tiene cómo pagarle tanto dinero al doctor.
-¡Un momento!... ¡Un momento!... salgan todas de la habitación... ¡Que solo se quede conmigo Inés! Les dijo.
Cuándo ya todas las demás jóvenes habían salido de la habitación, Aitana comenzó a preguntar. -¿Cuál es la segunda hermana y de quien?... ¿Ella tiene algo que ver conmigo?.
-Su señorita, ¿Por qué está preguntando esto?... usted bien sabe las reglas de la casa... solamente la esposa, puede tomar decisiones cuando el señor no se encuentra en casa, sin embargo, como usted no tiene una buena relación con su esposo, no es respetada en esta casa, le respondió Inés.
-Al parecer no tengo ningún recuerdo de toda mi vida... es por eso que solicitaba traer al médico hasta mí... debido a que no se puede... todo está bien... ¡No obstante, explícame más!... ¿Quién es Charles?... ¿Por qué él es tan importante en esta casa? Preguntó Aitana.
-El señor Charles está casado con usted, pero usted desde que llegó a esta casa, se la ha pasado menospreciando al amo, llamándolo un simple plebeyo, usted lo trata más como su sirviente, no como si fuera su esposo...
Además, cuándo usted se casó con el amo Charles, armó un gran alboroto, haciendo que el señor, la enviará a vivir a un área solitaria de la mansión, también provocó que él jamás quisiera verla de nuevo.
Es por ese motivo que la primera y la segunda hermana del amo, Charles, siempre la molestan, sin embargo, a quien él amó siempre terminaba castigando era a usted, pero esta vez usted casi muere, le respondió Inés.
-¡Ya veo!... ¿Entonces estoy casada?... Buaaa... yo que había dicho que jamás me casaría nuevamente, ya vengo a estar casada, dijo Aitana.
Inés, te molestaría si te pido algo de comer, le dijo la duquesa con una cara que hizo sentir mariposas a Inés.
-Solo debe pedirlo, señorita, respondió la sirvienta.