Pasión prohibida: Entre hermanos.
img img Pasión prohibida: Entre hermanos. img Capítulo 1 Dylan y Phantom
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Capítulo 10 ¿Por qué crees que esto img
Capítulo 11 ¡Harás lo que yo digo! img
Capítulo 12 ¡Siéntate! img
Capítulo 13 ¿En que problemas te has metido img
Capítulo 14 ¡Hazte cargo! img
Capítulo 15 ¿Te encuentras bien img
Capítulo 16 ¿Por qué no me muestras cómo conduces, conejita img
Capítulo 17 No te dejaré marchar img
Capítulo 18 No podré ir a cenar contigo. img
Capítulo 19 ¿Otro heredero img
Capítulo 20 ¿Tú img
Capítulo 21 ¡Esto es un error! img
Capítulo 22 ¿Crees que seremos capaces de contenernos img
Capítulo 23 ¡Mía, lo has entendido! img
Capítulo 24 ¡Calla! img
Capítulo 25 Te prefiero en la cárcel. img
Capítulo 26 ¿Qué es lo que te ocurre img
Capítulo 27 Tienes mi devoción y corazón. img
Capítulo 28 ¿Qué haces aquí img
Capítulo 29 Byron img
Capítulo 30 No te dejaré ponerle una mano. img
Capítulo 31 ¿No tenías una cita img
Capítulo 32 ¿Has terminado de hablar img
Capítulo 33 Las citas son necesarias. img
Capítulo 34 La lista de posibles prospectos. img
Capítulo 35 Alexander Valerian img
Capítulo 36 Soy la hija secreta de Kael Shields. img
Capítulo 37 Novio de mentira. img
Capítulo 38 No le gusta la idea de que seamos cuñados. img
Capítulo 39 Calmando sus tormentas. img
Capítulo 40 Siendo observados. img
Capítulo 41 No luches. img
Capítulo 42 Prepara todo, nos iremos en dos días. img
Capítulo 43 ¿Te gusta img
Capítulo 44 Hoy no bailare. img
Capítulo 45 Byron y Afrodita. img
Capítulo 46 Voyerismo img
Capítulo 47 ¿Cómo esperas que te olvide img
Capítulo 48 Chica traviesa img
Capítulo 49 ¿Qué espera ¡Largo! img
Capítulo 50 ¿Se encuentra bien img
Capítulo 51 ¿Qué pasa si me niego a responder a esa pregunta img
Capítulo 52 Darle una sorpresa. img
Capítulo 53 Preludio img
Capítulo 54 ¡Jamás! Eres mía. img
Capítulo 55 Destino Rio de Janeiro. img
Capítulo 56 ¿No me darás pistas img
Capítulo 57 Visita al Dr. Murphy. img
Capítulo 58 Encrucijada. img
Capítulo 59 Juegos de roles (Inicio) img
Capítulo 60 Juego de roles (Climax img
Capítulo 61 Juego de roles (Final) img
Capítulo 62 Mi diosa Afrodita. img
Capítulo 63 ¿Seré una fetichista img
Capítulo 64 ¿La deseas cierto img
Capítulo 65 Estar con dos hombres. img
Capítulo 66 Lo que tienes que hacer img
Capítulo 67 ¡Prepárense! img
Capítulo 68 La hemos encontrado img
Capítulo 69 ¡No te diré nada! img
Capítulo 70 Chambers img
Capítulo 71 Fue descortés obligarme a venir img
Capítulo 72 Asegurar la salida. img
Capítulo 73 Prométeme que ganarás img
Capítulo 74 Fóllame duro img
Capítulo 75 Fantasma img
Capítulo 76 Socios img
Capítulo 77 Llamada al dr. Murphy img
Capítulo 78 Distanciamiento img
Capítulo 79 Ego herido. img
Capítulo 80 Acciones a tomar. img
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Pasión prohibida: Entre hermanos.

Sunflowerfield
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Capítulo 1 Dylan y Phantom

Hacía apenas un par de años desde que Dylan se vio en la necesidad de huir de su padre. A pesar de que jamás lo veía, porque él no era precisamente lo que se podía decir un buen padre, su vida había sido muy estricta, jamás pudo salir con chicos, ni siquiera la dejó elegir la carrera de arte que a ella le hubiera gustado elegir, decía que no le haría falta, que su futuro era otro.

Él prefería obligarla a casarse con el hijo de uno de sus socios, ese fue su punto de corte, ese por el que decidió huir y salir de debajo del ala de su dominante e inquisitivo progenitor.

Algo que ya no importaba, porque jamás volvería a él por mucho que muchos pudieran considerar que su vida era perfecta, la de una princesa que lo tenía todo, pero para ella no era suficiente porque lo único que Dylan ansiaba era dirigir su propia vida.

Allí, en el mundo real de la gente corriente, la que no tenía un padre multimillonario, ni va a todos lados protegida por guardaespaldas, a la que no le eligen las amistades ni de quién debe enamorarse.

En ese mundo, nadie se creía dueño de nadie, ni con derechos sobre los demás por haber nacido como un privilegiado, tampoco debía someterse a los caprichos y decisiones de su padre para mantener un ritmo de vida que ella misma podía procurarse.

Dylan había aprendido a hacer dinero por sí misma, primero entró a trabajar como mucama en un par de hoteles, pero no era lo suyo, creció con sirvientas que se lo hacían todo, jamás había sabido limpiar y, aunque así fuera, tampoco le daba el suficiente dinero como para vivir como a ella le gustaba.

Un día, por casualidad, uno de los clientes del hotel le dio su tarjeta y dijo que tenía un trabajo para ella, uno que le reportaría muchos más beneficios que el actual.

No mentía, tiempo después, Dylan se convirtió en la mujer más deseada del bar de striptease de alto standing, «Lux» la más deseada y a la vez, la intocable, jamás se había dejado tocar por ningún cliente, nunca aceptó una oferta indecorosa por mucho que pudiera reportarle o eso se decía de ella.

Aun así, solo bailaba cuatro veces en semana y le daba lo suficiente como para vivir holgadamente y sin preocupaciones.

- ¡Y por fin, el momento que todos esperaban, el baile de nuestra hembra más deseada Dylan!

Gritó una voz a través de los altavoces, justo antes de que la música empezara y una joven vestida de mujer policía sexy saliera con la gorra tan baja que la visera le tapaba la cara.

Él no era de los tipos que frecuentaba ese tipo de lugares; sin embargo, en ese momento, no era Ethan Shields quien entraba al bar «Lux» sino Phantom, la falsa identidad que había creado para escapar de Ethan, el famoso corredor de carreras ilegales, del que nadie conocía con certeza su identidad real.

Phantom sí que frecuentaba ese tipo de sitios, sobre todo desde que escuchó hablar de Dylan, la bailarina intocable, la estrella del «Lux».

La mujer que muchos querían tener y nadie la podía conseguir, desde el primer momento en que la vio supo por qué enloquecían por ella, se convirtió en una especie de obsesión que lo hacía ir ese sitio noche tras noche, para verla bailar, pero a diferencia de esos otros días, este pensaba tomar acción.

Esa noche, Phantom conseguiría lo que todos deseaban, esa noche obtendría a la chica, esa noche la haría suya.

Su confianza radicaba en haber ganado una carrera imposible. Una carrera que, de no haber ganado, le hubiera costado la vida, era tanta la adrenalina que recorría su cuerpo que lo hacía sentirse invencible, que necesitaba sacarla como fuera, y no se le ocurría una manera mejor que el hermoso cuerpo de una mujer, esa mujer que lo tenía obsesionado. Tanto como para pedir que, tras ese baile con el que se estaba deleitando, la joven fuera llevada a uno de los VIPS, donde podría verla más de cerca y seducirla.

No por nada había estado jugando con ella todo ese tiempo, en la distancia, tejiendo su tela de araña para atraparla en el instante perfecto, el momento había llegado, la dulce conejita sería atrapada. Y es que ella tenía un cuerpo hermoso, pero lo que más le llamaba la atención no era eso.

Phantom conocía a muchas mujeres con cuerpos hermosos, eran esos ojos color azul, tan parecido a los suyos y que se podían ver a través del antifaz que siempre llevaba, esa aura extraña y familiar al mismo tiempo, esa sensualidad natural, que se mezclaba con cierta inocencia, la que destilan las mujeres cuando todavía no han sido tocadas ni dañadas, cuando son un lienzo en blanco sobre el que escribir.

-La quiero en media hora en mi VIP - le dijo Phantom a uno de los meseros para después obsequiarle con una considerable propina - y te daré más si la consigues en menos de media hora ¿Qué te parece?

Dylan daba muy pocos bailes privados, solo a clientes muy exclusivos y tenía una única condición para que pudieran verla bailar a solas y tan de cerca, debían estar esposados al sillón y así se aseguraba de que nadie intentara tocarla o hacer algo a lo que no estuviera dispuesta. Por eso, cuando le dijeron que alguien había ofrecido mucho dinero para que ella bailara para él, Dylan sonrió.

- Solo si acepta las esposas - le dijo cubierta con una bata corta de satín negro, mientras se giraba a observar a su jefe y se encendía un cigarrillo - ¿Quién es? - preguntó ella llena de curiosidad.

- Phantom.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de la chica y el humo del cigarrillo que encendió, se quedó bloqueado en sus pulmones un poco más de tiempo de la cuenta. Incluso podría jurar que su corazón también paró unas décimas de segundo para latir con mucha más fuerza luego, tan fuerte latía que parecía hacerlo en sus propios oídos, haciendo que cualquier ruido exterior se escuchara muy lejano

            
            

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