Capítulo 5 Tide

Los Stephens llamaron enseguida a los mejores médicos de Atheton para que examinaran a Keegan, de modo que todos aguardaron ansiosos los resultados.

Cuando por fin aparecieron los doctores, sus rostros sombríos fueron reveladores. El jefe de los especialistas anunció que el estado de Keegan era incurable.

"El estado del señor Reynolds se deteriora con rapidez, y me temo que no hay nada que podamos hacer. Lo siento", dijo este.

La esposa de Keegan, Molly Reynolds, se echó a llorar. "Si los mejores médicos de Atheton no pueden curarlo, ¿qué se supone que debemos hacer?", preguntó.

Tras un momento de silencio, uno de los médicos sugirió buscar a un doctor especializado en el tratamiento de casos difíciles conocido como Tide. "Es especialista en todo tipo de enfermedades complicadas y quizá pueda curar al señor Reynolds", comentó el hombre.

Los ojos de Molly se iluminaron de esperanza ante la posibilidad de una cura. "¿Dónde podemos encontrarlo? Lo llamaremos ahora mismo. El dinero no es problema, pagaremos lo que haga falta", dijo optimista.

Mientras el grupo discutía sobre Tide, Kaylee tosió al tiempo que se tocaba el cuello con torpeza, sin embargo, nadie lo notó ya que se encontraban concentrados en Keegan.

Fuera de la sala, había más personas que antes oyeron hablar de Tide.

"Es reservado. Mucha gente se ha gastado una fortuna intentando convencerlo de que haga visitas a domicilio, pero ha rechazado a casi todas", dijo alguien.

"Uno de mis parientes lejanos tenía una extraña enfermedad que ni los mejores médicos podían curar; pero Tide lo trató una vez y sanó. ¡Es realmente impresionante!", afirmó entusiasmado otro.

Se despertó la curiosidad de los demás. "¿De verdad? ¿Cómo consiguieron tus parientes convencer a Tide para que lo atendiera? ¿Qué hicieron?", preguntó alguien.

El hombre negó con la cabeza. "Supe que consiguieron el símbolo de Tide: un colgante con forma de olas. Solo atiende a los pacientes que pueden presentarlo", explicó.

Mientras todos discutían con entusiasmo la posibilidad de que Tide pudiera curar a Keegan, Kaylee permaneció al margen del grupo, agachando la cabeza.

Gemma se dio cuenta y se burló de ella en voz alta: "No entiendes de lo que hablan, ¿verdad? ¡Estúpida! Vete y ahórrate la vergüenza".

En lugar de enojarse por su actitud, Kaylee preguntó a Gemma adrede: "¿Conoces al médico del que hablan?".

En lugar de admitir que no sabía nada de Tide, Gemma respondió con altanería: "No solo conozco a Tide, sino que además es un buen amigo mío".

Kaylee enarcó una ceja con indiferencia. "¿Ah, sí?".

Kaylee era en realidad Tide por lo que se preguntó desde cuándo Gemma se había convertido en su buena amiga.

La mujer asintió con firmeza. "¡Por supuesto que sí!".

Los ojos de Kaylee brillaron con picardía y exclamó en voz alta: "¡¿Qué?! Gemma, ¿eres buena amiga de Tide? ¿Por qué no nos lo dijiste antes?".

Los demás presentes estaban ahora curiosos y atónitos. "¡¿Qué?! ¿Ella conoce a Tide?".

Incluso Josie, quien estaba encantada, la tomó de la mano. "Gemma, ¿por qué no me dijiste que conocías al doctor de renombre? Niña tonta".

Gemma se paralizó.

¿Cómo podía ser amiga de Tide si se había enterado de su existencia ese mismo día? ¡Ella solo estaba tratando de impresionar a Kaylee!

Gemma no sabía qué hacer mientras todos la miraban.

Estaba tan nerviosa que las mejillas se le enrojecieron. No sabía ni qué decir.

Molly, de forma impulsiva, corrió al lado de esta, la tomó de las manos y le preguntó: "Señorita Hadley, ¿de verdad conoces personalmente a Tide?".

Gemma, poco dispuesta a admitir que lo había estado inventando todo, vaciló antes de asentir a regañadientes con la cabeza.

A continuación, Molly le suplicó desesperada: "¿Podrías, por favor, invitarlo a curar a mi esposo? ¡Te estaremos eternamente agradecidos!".

Gemma, ahora sudando frío y con la mente en blanco, no supo qué responder.

Josie vio en ello otra oportunidad para lucirse, sujetó la mano de Molly y la consoló con satisfacción. "Señora Reynolds, no se preocupe. Seguro que Gemma la ayudará".

A Gemma no le quedó más opción que forzar una sonrisa. "De acuerdo... Le pediré a Tide que venga...".