Asentí con una sonrisa. Ella subió las escaleras y volvió después de unos minutos.
-El señor ya se ha ido a trabajar.
-Bien... ¿cómo te llamas? - Le pregunté.
-Yo soy Claudia. ¿Y tú?
-Gina Simons. Pero puedes llamarme Gina.
-De acuerdo Gina.
-¿Puedes enseñarme la habitación del niño y, oh, se me ha olvidado cómo se llama?
-Se llama Rich. Y ven a seguirme que te voy a enseñar su habitación.
La seguí hasta donde me llevaba.
-Pero Gina no creo que tengas mucho trabajo porque es muy tranquilo y solo se queda con él. No tiene amigos, nada. Tendrá un tutor que vendrá a casa y le enseñará todos los días. El señor lo arregló para él-. Asentí con la cabeza. -Aquí estamos. Esta es la habitación de Rich.
-Gracias-. Sonrió y se fue.
Abrí la puerta y entré.
¡Wow! Este cuarto es tan lindo.
Miré alrededor para buscar al niño. Finalmente lo encontré sentado en la esquina de la habitación y jugando con unos coches.
Creo que no se dio cuenta de mi presencia. Me aclaré la garganta para llamar su atención.
Todavía nada.
-Hola, soy Gina Simons. Tu padre me ha contratado como tu niñera.
Todavía no hay respuesta. Hizo como si yo no estuviera en ninguna parte de la habitación.
Suspiré y fui hacia él. Me arrodillé frente a él. Le miré.
Es tan guapo. ¡Oh, Dios! Esas mejillas, esos ojos.
-Hola. ¿Cómo te llamas? - Le pregunté.
-Rich-. Finalmente dijo.
¡Dios! Esa voz. Es la definición perfecta de la ternura.
-Así que Rich quieres que juegue contigo. ¿Puedo jugar contigo?
Negó con la cabeza y se centró en sus coches.
-¿Quieres ir al jardín?
Volvió a negar con la cabeza.
¿Cuál es su problema? Se comporta como un maleducado.
Me levanté y me dirigí a la silla y me senté allí. Me senté a ver cómo jugaba.
Este trabajo es muy aburrido.
Entonces pensé por qué no buscar un apartamento de alquiler. Saqué mi teléfono y empecé a buscar apartamentos. Por fin. En una hora de búsqueda encontré uno que es un poco barato y también bueno. Creo que esto podría funcionar. Pero tengo que confirmarlo con Amanda. Espero que a ella le guste.
Entonces miré a Rich que seguía jugando.
Debe tener hambre. Yo también tengo hambre.
Me levanté y le pregunté:
-¿Tienes hambre? ¿Quieres que te traiga algo?
De nuevo, negó con la cabeza.
¡UF! Este niño.
Entonces escuché su estómago gruñendo.
Aww alguien tiene hambre, pero sigue mintiendo.
-Voy a traer algo para ti.
Bajé a buscar comida para él. Me dirigí a la cocina. Vi a Claudia trabajando en la cocina.
-¡Hey! ¿Puedo usar la cocina por favor? Tenía que hacer algo para Rich.
-Oh querida eso no es tu trabajo. Es el mío y el señor me ha dado instrucciones estrictas de hacer comida para Rich.
-Bien... entonces ¿puedes por favor hacer algo para Rich? Tiene hambre.
-¿Te ha dicho eso? - Preguntó sorprendida.
-Bueno, no exactamente, pero cuando su estómago gruñó, me lo imaginé.
-Oh. Eso es lo que estaba pensando que ese niño no habla con nadie. Está solo todo el tiempo-. Dijo mientras preparaba la comida.
-¿Y por qué es eso? - Pregunté que realmente me estaba dando curiosidad sobre este niño.
-No lo sé. Nunca dice nada. Sólo es feliz cuando el señor está con él y sólo le habla.
-Oh. - Realmente quiero saber la razón, pero quién me lo va a decir.
No tengo el valor de preguntarle al señor Miller. La vergüenza me está matando. Hablando de Rich. No creo que él mismo me lo vaya a decir.
De todos modos, no necesito saberlo. Simplemente haré mi trabajo y cobraré el sueldo para poder pagar el alquiler y yo y Amanda, podremos vivir una vida tranquila. Creo que no debería pensar tanto en Rich.
•
Después del largo y aburrido día volví a casa. Hoy no me encontré con el Señor Miller ni siquiera una vez. Realmente quería preguntarle algo, pero nunca apareció, entonces cómo podría hacerlo.
Amanda me llamó para cenar. Me senté en la silla ella me sirvió la comida y se sentó frente a mí con su comida.
-Amanda estuve buscando un apartamento y finalmente encontré uno. Creo que está bastante bien-. Luego tomé mi teléfono y le mostré la foto. -Mira, este.
Ella la miró detenidamente.
-Sí. Es bueno.
-¡De verdad! ¿Te ha gustado?
-Sí, Gina, me ha gustado.
-¡Oh, gracias a Dios! Iré a hablar de ello mañana antes de ir a trabajar.
-Gina lo siento mucho. Por mí estás enfrentando tantos problemas.
-Amanda deja de culparte. No es tu culpa. Por cierto, ¿te dije que el tipo que umm... me llevó a su casa esa noche?
-Umm... déjame pensar-. Ella actuó como si estuviera ocupada en sus pensamientos. Cuando yo sabía muy bien que ella ya sabe de qué tipo estoy hablando.
-¡Oh! Te refieres al tipo al que le diste tu virginidad-. Dijo sonriendo.
La fulminé con la mirada y clavé el tenedor en la mesa.
-Sí, ese tipo.
-Oh, esto va a ser divertido de escuchar. ¿Qué hizo él? ¿Te has vuelto a encontrar con él? ¡Oh, Dios! ¿Qué ha dicho? No me digas que lo volviste a hacer los dos. ¿Usaste protección? Oh, y tú...
-Amanda, ¿puedes parar? No es nada de eso. En realidad, ahora es mi jefe.
-¿Qué? -, gritó ella. -¿Él es qué?
-Sí, es mi jefe y te puedes imaginar que me he acostado con él. Quiero decir que creo que me he acostado con él.
-Tú crees. ¿Qué significa eso?
-Umm. no recuerdo nada claramente, pero creo que lo hicimos. Porque el último recuerdo que tengo es que tiré de él y se puso encima de mí. No recuerdo nada después de eso-. Dije de nuevo tratando de recordar esa noche.
-¿Tiraste de él? Maldita sea Gina, te pones cachonda cuando estás borracha y yo creía que eras demasiado inocente para esas cosas.
Volví a fulminarla con la mirada.
-Sabes lo peor de todo. Tiene un hijo. Y eso también es muy bonito.
-Oh no. Eso es muy triste. Aún así intenta tener una oportunidad con él.
-¿Qué? ¿Estás loca? ¡No! Es mi jefe.
-Y qué. ¿No has leído los libros del jefe y la secretaria? Oh Gina hay muchos. Si eso es posible, entonces tú y él también pueden tener una oportunidad seguro.
-No sé por qué te cuento todo. Sólo empeoras el asunto.
-¡Oh Gina! No eres divertida. Imagínate lo divertido que sería si tú y él empezaran a salir. Excitante, emocionante, amoroso. ¡Oh, Dios mío! Puedo imaginarlo ahora mismo.
-Amanda, ni siquiera lo has visto.
-Y qué, has descrito sobre sus rasgos. Ya me lo puedo imaginar.
Gemí con frustración.
Entonces ella continuó de nuevo con su imaginación.
-No me molestes cuando estoy ocupada con mi imaginación, continuemos, entonces tu vida dará un giro. Te enloquecerás de amor, luego no podrás vivir sin él, luego los dos se casarán, luego los niños, luego otro niño y luego felices para siempre.
Terminó con una gran sonrisa en la cara. La miré sin comprender.
¿Está borracha?
¿Tengo que llevarla al médico?
¿Necesita ir a un hospital psiquiátrico?
Me levanté de la silla y le di una palmadita en el hombro.
-Umm... Creo que deberías descansar un rato.
-Crees que estoy bromeando-. Dijo con seriedad.
-¿Piensas? Por supuesto que sí. Te has vuelto loca.
-Un día me darás la razón. Estoy muy segura.
Puse los ojos en blanco.
-En tus sueños.
-Por cierto, he hecho tus galletas favoritas llévate algunas al trabajo mañana. Quizá puedas comerlas en tu tiempo libre.
-Vale...