Tal vez, Algún día
img img Tal vez, Algún día img Capítulo 5 Él
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Capítulo 6 Cuenta conmigo img
Capítulo 7 Cuidado con lo que dices img
Capítulo 8 Tu belleza nunca me ha asustado img
Capítulo 9 Atrapada en tu propia historia img
Capítulo 10 ¿Realmente es lo que quieres img
Capítulo 11 Las rosas tienen espinas img
Capítulo 12 Algo está ocurriendo img
Capítulo 13 Realmente me importas img
Capítulo 14 Feliz Cumpleaños img
Capítulo 15 Alguien que te ama no te haría eso img
Capítulo 16 No podemos escondernos de nuestra línea familiar img
Capítulo 17 La nueva Reagan img
Capítulo 18 A todas partes img
Capítulo 19 Mientras estemos juntos img
Capítulo 20 Por favor, abre la puerta img
Capítulo 21 Relájate, me tienes img
Capítulo 22 El último día de mi vida img
Capítulo 23 Fuera de sí img
Capítulo 24 Sueños y promesas rotas img
Capítulo 25 Hay una luz que nunca se apaga img
Capítulo 26 Atlantis img
Capítulo 27 Epílogo img
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Capítulo 5 Él

La puesta del sol en el lago de los amantes era el lugar más conocido en Montana para traer a una cita y besarse con la excusa de una velada romántica, aunque Reagan no le encontraba sentido, hasta que aquella tarde William Preston estacionó su auto sin dejar de sonreír. Cuando él sonreía Reagan se sentía capaz de todo, era abrumante el poder que este chico obtenía de ella en tan corto tiempo.

Como ahora, que pudo hacerla cambiar de parecer respecto a la popular laguna de los amantes.

La conversación era un tanto superficial al inicio, ya saben, los típicos temas casuales que se suelen debatir durante las primeras citas con el fin de conocer más a la otra persona, sin embargo, Reagan no se dio cuenta de que indirectamente William realizaba las preguntas necesarias para obtener las respuestas que quería saber de ella.

Le preguntó por sus padres, por su vida antes en Montana, por sus amigos, especialmente por Steve Montgomery; en los pasillos de la escuela se decía que ellos eran mejores amigos desde primaria, y de un momento a otro simplemente se alejaron. Él no era tonto, por el tiempo que llevaba detrás de Reagan se percató del brillo en los ojos de la chica cada vez que hablaba con el castaño.

Y lo entendió todo cuando no vio el mismo interés de Steve en ella: el típico caso de la mejor amiga eternamente enamorada del chico imposible. Las chicas como Reagan sufren por chicos como Steve hasta que conocen a otro tipo de chicos, como William, pero antes debía asegurarse de que todo sentimiento hacia Montgomery haya quedado fuera de su vida.

-¿Qué te parece si el próximo sábado vamos al cine con Grace? ¿Crees que quiera venir con nosotros? - propuso mientras acariciaba el brazo de la castaña.

-Seguro. ¿Lo dices en serio? - algunas veces a William le irritaba que Reagan siempre preguntara lo mismo, como si necesitara confirmar la información varias veces antes de tomarla por verdad, lo que le hizo darse cuenta de que era parte de su inseguridad, probablemente las personas en las que ella confió le fallaron.

-Por supuesto, linda. Grace es tu amiga y me gustaría ser más cercano a ella, sé que es importante para ti, y quiero demostrarte que esto es en serio, Reagan - dijo sin dejar de mirarla.

-¿"Esto"?

-Tú y yo, me gustaría que sea algo oficial - aclaró.

-¿Me estás pidiendo que sea tu novia? - preguntó con emoción.

Pese a tener diecisiete años, era la primera vez que un chico se tomaba el tiempo para hacerle aquella pregunta, había salido con chicos antes, pero nada más que un par de citas, William le estaba demostrando que quería ir en serio con ella.

Fue el primer chico que la hizo sentirse especial y valorada.

Como si ella valiera la pena.

Y él lo notó desde el primer instante.

William la hacía olvidar que alguna vez la lastimaron, creando recuerdos lindos que la hicieran pensar en algo más. Se tomó el tiempo de dibujar estrellas en cada cicatriz de su cuerpo, con la promesa de nunca herirla.

-Depende - dijo él recordando cuando le pidió su número telefónico.

-¿De qué depende? - preguntó ella captando la referencia con una sonrisa enamorada en su rostro.

-De si prometes que será para siempre - contestó mientras buscaba entre sus bolsillos la pequeña caja - Es un anillo de promesa. Así los dos lo recordaremos siempre. Entonces ¿te gustaría ser mi novia?

-Sí, William - respondió antes de besarlo.

[...]

"William es increíble", "William es perfecto", "William es el amor de mi vida". William, William, William, últimamente todo se resumía al nombre del novio de su mejor amiga, no la juzguen, a Grace le encantaba ver feliz a Reagan, ella más que nadie merecía felicidad en su vida, pero le empezaba a preocupar lo rápida que iba la relación con Preston. En apenas tres meses el chico se había encargado de mover el mundo de la castaña, y Grace sabía que un cambio tan rotundo no podría ser bueno.

Entendía lo feliz que podía sentirse Reagan, aunque tenía ligeras sospechas sobre las intenciones de William, si bien el chico parecía comportarse bien hasta el momento, la intuición de la rubia le hacía desconfiar, sentía como si ocultase algo, pero no podía contarle a Reagan sin tener alguna base para probarlo.

-¡Oye! ¿Me estás escuchando? Pareces distraída - indicó la castaña llamando su atención.

-No, sí te estaba escuchando, William es perfecto, viva William - dijo en un tono cansado para tumbarse en la cama de su amiga. Reagan frunció el ceño ante la actitud de Grace - Sigue contándome. ¿Qué más pasó?

-Lo siento, sé que últimamente hablo demasiado sobre él, pero es que...

-Al fin encontraste a la persona indicada para ti - completó la chica conociendo de memoria las palabras de su amiga - Lo sé, es normal que ahora botes brillos hasta cuando vas al baño.

-Es que a veces me parece tan raro, hasta hace unos meses pensé que debía conformarme con lo que sea que Steve me ofrecía, y ahora tengo un novio como William que es tan atento y detallista conmigo - Reagan miró a Grace esperando que entendiera, pero se percató de que no parecía tan convencida - Rob ¿me dirás lo que sucede?

-No me pasa nada, en serio.

-Te conozco desde los siete años, Grace, sé absolutamente todo sobre ti, en especial cuando pones esa cara - expresó señalando a la rubia.

-¿Qué cara? - preguntó confundida.

-Evitas el contacto visual y arrugas la nariz, eso lo haces cuando no me quieres decir algo. Vamos, somos amigas, sólo dilo - le pidió mientras se acomodaba a su lado. Grace suspiró sin tener mayor alternativa.

-Te vas a enojar.

-¿Es sobre William? - la rubia asintió - Me importa lo que pienses, no creas que él cambiará nuestra amistad, dime lo que crees que está pasando y veremos alguna forma de aclararlo, ¿sí?

-No es algo malo - empezó a hablar - tampoco es algo bueno. De verdad es una tontería mía Reg, solo creo que deberías tener un poco más de cuidado con él, no me termina de convencer del todo.

-¿Por qué no? Es todo lo contrario a Steve.

-Por eso mismo - replicó Grace - Apareció repentinamente en el momento donde te encontrabas más vulnerable y te llenó de atención y afecto a niveles extremos, ¿no crees que es demasiado? Te dio un anillo de promesa el mismo día que te pidió ser su novia, eso es muy pronto, Reagan.

-No lo entiendo, ¿está mal que me quiera demostrar que me ama? ¿Acaso sólo las chicas como Nancy o Tina pueden tener novios amorosos?

-No, no me refería a eso, Reg, obviamente mereces ser amada, sólo que me parece un poco extrañas las circunstancias en que todo entre William y tú ocurrió - quiso aclarar, aunque por el semblante de su amiga se dio cuenta de que fue un error tocar el tema.

-Siempre es lo mismo contigo - se quejó la castaña - No importa quién sea el chico que me guste, tú siempre le vas a encontrar defectos.

-O tal vez señalo sus defectos porque evidentemente eliges mal a tus parejas, pero eres demasiado ciega como para verlo - acotó irritada - Steve solamente te buscaba cuando tenía problemas y nunca te iba a tomar en serio, y ahora aparece un tipo extraño como William que ocupa todo tu tiempo y no te deja decidir ni siquiera el color de tu maldita ropa interior.

-Eso no es cierto - exclamó Reagan - No lleves este tema por ese camino.

-¿Cuándo fue la última vez que decidiste algo en tu relación? William siempre elige el día, la hora, el lugar, ¿no te das cuenta que está controlando todo a tu alrededor?

-No lo hace, simplemente que a veces me cuesta tomar decisiones y...

-No sigas, con eso ya me dijiste todo - la interrumpió Grace.

-A veces eres tan insoportable. Siempre crees tener la razón en todo.

-Porque la tengo, así te duela.

-No te ofendas Grace, pero ¿qué sabes tú sobre el amor? Si ni siquiera has tenido novio.

-Para tu información, tengo una relación mucho más larga y estable que la tuya - dijo sin pensarlo y de pronto la habitación quedó en silencio por diferentes motivos, mientras que Grace se arrepentía de haberlo dicho, Reagan no salía de su asombro.

Aún no era el momento, pensó Grace.

-¿Estás en una relación? - preguntó Reagan y ella asintió - ¿Qué? ¿En qué momento? ¿Por qué no me dijiste nada?

-¿En qué momento? Si todo el día hablas de William - se quejó - Además no importa.

-¿No importa? Claro que importa, al menos a mí me interesa saber quién es la persona que se robó tu corazón.

Por supuesto que a Grace le hubiese encantado compartir una información tan importante con su mejor amiga, pero era consciente de que no era un tema tan fácil de hablar, especialmente dadas sus circunstancias, conocía bien a Reagan, era como su hermana, y le dolía ocultarle una parte importante de ella, sin embargo, la sola idea de pensar en ser rechazada le aterraba.

Aunque otra parte de ella creía que Reagan no se espantara, y podría aceptarla, no se escandalizaría , y nadie mejor que ella como para entender su secreto mejor guardado, tal vez podría...

-Vamos Grace, ¿quién es él? ¿Lo conozco?

Él.

Esa maldita palabra.

Grace detestaba que todo fuera más complicado por esa estúpida palabra que parecía ser la que debía limitar sus preferencias. No podía juzgar a Reagan por decir lo moralmente correcto, aquello que era normal y todos daban por hecho, era lo lógico después de todo, a las chicas les gustan los chicos. Es lo normal. Es lo correcto.

Pero aún sabiendo todo eso, sintió una punzada de decepción. Aquellas palabras detuvieron sus pensamientos abruptamente. Estuvo a punto de contarle su secreto a Reagan, y aquellas preguntas le hacían dudar de su reacción. Quizá era mucho pedir, Grace siempre supo que no sería fácil, pero esperaba que al menos su mejor amiga no le hiciera aquella pregunta que tanto odiaba.

La hacía sentirse enferma, como si estuviera cometiendo un crimen.

Esa tonta palabra la llevaba a lugares oscuros dentro de su propia mente, ponía en juego todo lo que creía seguro en su vida. ¿Y si Reagan empezaba a sentir asco por ella? No podía soportar que su mejor amiga la odie, en especial con todos los planes que tenían juntas.

-¿Grace? ¿Estás bien? Te ves algo pálida - dijo Reagan con preocupación.

-Sí, sólo creo que es mejor que me vaya - la rubia se puso de pie, debía irse cuanto antes, todo a su alrededor daba vueltas y no podía pensar con claridad.

-No dejaré que te vayas así, y mucho menos después de lo que hablamos, no quise incomodarte, lo siento si dije algo que te hizo sentir mal - se disculpó apenada al ver el estado de su amiga.

-No es tu culpa, Reg, además William ya debe estar por venir pronto.

-Podemos dejarte en tu casa entonces - propuso.

-¡No! - dijo más alto de lo que quería - Necesito estar sola ¿sí? - Grace abrió la puerta dispuesta a caminar hasta la estación de autobuses, pero Reagan continuó caminando a su lado por el recinto de remolques.

-Grace...

-¿Por qué no puedes hacerme caso por una maldita vez, Reagan? Ya te dije que estoy bien, pero claro, igual haces lo que quieres, seguramente porque quieres saber sobre mi estúpido novio ¿cierto?

-No, Grace, en serio yo...

-Lo ví en tus ojos, Reagan - dijo con la voz quebrada - Y si tanto quieres saberlo, bien, no es tan complicado, lo conoces bien, incluso vives cerca a él. Estoy saliendo con Eddie ¿contenta?

-¿Qué? Grace ¿podemos hablar? - quiso acercarse, Reagan no entendía por qué Grace actuaba de esa manera, parecía estar a la defensiva con ella, la vio caminar hacia el remolque de Eddie y tuvo que detenerse cuando el auto de William se estacionó en el recinto.

-Tal vez otro día, ya llegó Romeo.

                         

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