Capítulo 5 5

Marcos Heredia se acercó a la cama para contemplar mejor aquella mancha roja que yacía sobre ella, apretó los dientes al mismo tiempo llevó sus manos a la cabeza he hizo presión en sus ojos con disgusto. Si antes se lamentaba por haberse emborrachado hasta perder la conciencia, ahora se lamentaba más puesto que había estado con Emma y ni siquiera recordaba si había usado protección, se reprochó por haber sido tan irresponsable y no haber podido controlarse en ese asunto, ya que esa mujer no solo era la mejor amiga de su ex, si no que jamás le había interesado.

Marcos era un hombre que valoraba mucho las mujeres puras, por eso el jamás le propuso a Maite intimidar hasta estar seguro que la quería para toda la vida.

Maite se encontraba en el patio cuando Graciela se le acercó, ¿y por qué estás aquí? Preguntó.

Maite le miró el rostro y desahogando todo lo que tenía Guardado lo contó.

-Me acusan de haber matado a un hombre que según era mí amante, algo de lo que yo no estaba ni enterada, pues apenas hace una semana llegué de París-, sonrió con amargura al mismo tiempo limpió las lágrimas -Y también me acusan por atacar a la abuela del que iba ser mi esposo... Es algo que no haría, por qué la quiero como si fuera mi abuela.

-¿Y Lo hiciste?

-¡Claro que no! Al menos no lo recuerdo, lo único que recuerdo es visto llegar a Emma con unos estríper para celebrar mi despedida de soltera... todo estaba bien cuando ellos se retiraron... no sé en qué momento me emborraché si ni siquiera bebí más que una copa que mi amiga me brindó... Luego todo se volvió borroso y no recuerdo más, todo el resto lo soñé mientras dormía, o al menos eso creía.

Graciela sonrió y seguido Replicó -Amigas como esa, para que enemigas, linda.

-No entiendo.

-¿Acaso no te has dado cuenta, niña? ¿O en realidad eres tonta? Es más que obvio que tu mejor amiga puso algo en tu bebida y por eso no recuerdas nada.

-No, Emma no haría eso, ella es mi amiga.

-Pufs si eso es amiga... yo no quiero ni imaginarme cómo son tus enemigos-, Maite se quedó perdida en sus pensamiento, haciendo remembranza del pasado y ahora que lo pensaba con claridad, la mujer de cicatrices podría tener razón ya que Emma le había hablado del hombre del cual había estado enamorada y unas vez que terminará la universidad vendría por él. Se le metió en su cabeza que seguro hablaba de Marcos.

-No puedo creer.

-Pues créelo niña, en esta vida ya no hay amigas.

-Necesito un teléfono-, la joven se levantó he intentó acercarse a las guardias. Sin embargo ninguna de ella le hizo caso.

-Hey-, dijo Graciela -Yo tengo un celular por si quieres llamar-, Maite tomo el celular y marcó el número de Emma, esta última al ver número desconocido no contestó, la llamada Volvió a ingresar y Emma se quedó observando el móvil hasta que decidió contestar.

-Hola...

-Soy Maite-, dijo -Quiero verte, ¿puedes visitarme ahora?

-¡No!-, dijo Emma al otro lado del teléfono.

-Entonces enviaré todas las pruebas que mi padre tiene guardada sobre los desfalcos que tu padre hizo a las empresas de Marcos.

-De que estupidez estás hablando.

-De lo que escuchaste.

Emma sonrió y Replicó -Haz lo que quieras-, seguido colgó furiosa, Maite apretó sus labios con disgusto.

-No vendrá ¿Verdad? Es tan cobarde que no te dará la cara.

-Ya ha de venir-, dijo Maite mientras se sentaba sobre la vereda.

-¿Y cuantos años te dieron? -Preguntó Graciela.

-Sesenta-, contesto con tristeza.

-Uuf, tienes toda una vida en prisión-, Maite esbozó un suspiro.

-En realidad no comprendo como me pudieron juzgar en este país, sin tener un abogado que me defienda

-Así es mi país-, dijo Graciela -¡Aquí la justicia solo sirve cuando hay dinero de por medio! Si eres pobre y no tienes a nadie, te aplastan como cucaracha, más si te metiste con un poderoso, como lo son los Heredia. Pero tu estate tranquila que estoy segura que en menos de lo que piensas saldrás de aquí-, la mujer Inhaló del tabaco y soltó el humo -Ya verás que la justicia llegará-, Maite se quedó viendo a la mujer que hablaba con tanta seguridad, como si en realidad eso podía suceder.

-¿Por qué lo dices? -, Cuestionó sin contener la curiosidad -Por nada, solo que pienso que si eres inocente como dices, tarde que temprano saldrás

-Graciela Ramírez... tiene visita-, informó una guardia. De inmediato, Graciela se dirigió a la sala de visita.

Por otra parte, Emma se había quedado con la intriga de lo que su amiga había dicho, de ser cierto ella no podía permitir que ese secreto llegara a oídos de Marcos, estaba completamente segura que si eso sucedía el jamás se lo perdonaría. Sabía perfectamente cómo era Marcos, él no toleraba la traiciones y su padre lo había traicionado. -Hola-, se escuchó la voz masculina al otro lado del teléfono.

-Padre.

-¡Hola, hija!, ¿cómo estás pasando? Que me estés llamando, si que es un milagro.

-Estoy bien-, dijo con frialdad -Solo llamo para preguntarte algo

-¿Qué quieres saber mi niña?

-¿Es cierto que el padre de Maite contenía en sus manos pruebas que te involucran en desfalcos a la empresa de los Heredia?- Después de esa pregunta, el silencio perduró, aquel hombre de edad media se había quedado sin palabras -Habla padre...

-Hija lo siento, yo... yo lo hice pensando en tú bienestar y el de tu madre que en paz descanse.

-¡Mierda, padre! Por tu estupidez estas a punto de arruinar mis planes de casarme con Marcos-, llena de rabia colgó, seguido agarró su cartera y se dirigió a prisión.

...

-Maite Ferri, tienes visita-, dijo una policía. Maite se levantó y sonrió de medio lado. A continuación, se dirigió a la sala de visitas para una vez ahí enfrentar a Emma.

Al llegar a la sala de visitas, se quedó parada en la puerta observando a su mejor amiga que se encontraba sentada y mirando con asco a todas las personas a su alrededor, seguido dirigió la mirada hacia la mujer de cicatriz, quién estaba hablando con un joven el cual yacía de espalda y no le permitía apreciar el rostro de aquel caballero, que por la ropa que vestía se podría decir que era de la alta sociedad, ya que el traje que lo cubría era de marca, ni siquiera parecía de clase media, puesto que sus prendas eran de la mejores marcas del mundo. Soltando un suspiro se dirigió a Emma, caminó hasta llegar a ella y se sentó, la antes nombrada la miró con repudio y a la vez con asombro, puesto que Maite estaba herida en la frente, sus ojos miel estaban irritados y las ojeras al borde de ellos demostraban que había llorado mucho. La joven sentada sonrió en sus adentros, pues a ella le placía y le llenaba de dicha el saber que Maite la estaba pasando mal y todo aquello le hacía feliz.

-¿Qué quieres de mí Maite? Te dije que no me vuelvas a llamar por qué no quiero saber más nada de ti. Me traes hasta aquí con amenazas, si Marcos se llega a enterar que te visité me traerá problemas.

-Tu padre es un ladrón y un sin vergüenza, ha robado gran dinero en la empresa de Marcos ¡Eso si que te traerá problemas!

Además Em... ¿por qué te preocupa tanto el tener problemas con Marcos?

-¿Eres estúpida o qué? Si Marcos se entera de esto me echará de la hacienda y no podré volver jamás...

-¿Y cuál es el problema? El sabe que soy tu mejor amiga y por lo tanto no puedes dejarme sola, porque soy tu mejor amiga ¿verdad?

Maite se aferraba a la idea de que Emma no tenía nada que ver, pero cuando recordaba lo que pasó aquella noche, en su mente se avivaban las ideas, y era que Emma la había traicionado. Con un nudo en la garganta se quedó observando a su mejor amiga quien ponía los ojos en blanco.

-¿Que pregunta es esa? Por supuesto que soy tu mejor amiga pe... pero sabes que no podré ayudarte.

-Si puedes hacerlo, me lo debes-, Emma sonrió y arregló su cabello.

-No te debo nada, y no entiendo porqué tendría que hacerlo... Si yo no te mandé a revolcarte con un estríper y peor aún, que atacaras a Elisa hasta el punto de dejarla inconsciente en el momento que te encontró con ese hombre.

-¡Eres hipócrita Emma! Sabes perfectamente que no lo hice, fuiste

tú quien planeo todo para separarme de Marcos.

Emma sonrió y volvió arreglar su cabello -¡Estás loca! Yo por qué haría algo así...

Llena de ira Maite le presionó de la mano y gruñó -¿Por qué Marcos es el hombre del que tanto me hablabas en la universidad... ¿Dime si me equivoco?. Emma tragó grueso al escuchar a Maite, se preguntaba, ¿como había descubierto que fue ella?, bueno, tenía que admitir que Maite era muy inteligente y seguro sacó sus propias conclusiones, ya que fue ella la última persona que vio aquella noche.