El Arte del Sexo
img img El Arte del Sexo img Capítulo 6 ¡Le gusto a mi ex jefe!
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Capítulo 7 Cogiendo con el hijo img
Capítulo 8 Cabreada img
Capítulo 9 Libido muerto img
Capítulo 10 Propuesta indecente img
Capítulo 11 Cobrándose en trato img
Capítulo 12 Me quiero duchar img
Capítulo 13 No quiso follar img
Capítulo 14 Le da placer sin follar img
Capítulo 15 Pensamientos sucios img
Capítulo 16 Sexo oral en la ducha img
Capítulo 17 Le entrego su virginidad img
Capítulo 18 Beso forzado img
Capítulo 19 Cabreado img
Capítulo 20 El descubrimiento img
Capítulo 21 La acompaño img
Capítulo 22 Ella toma la inciativa img
Capítulo 23 Sexo anal img
Capítulo 24 Confrontación img
Capítulo 25 Discusión img
Capítulo 26 Azotada img
Capítulo 27 Dudando img
Capítulo 28 Otra discusión img
Capítulo 29 No necesitamos etiquetas img
Capítulo 30 Llamas gemelas img
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Capítulo 6 ¡Le gusto a mi ex jefe!

Frota su coño con suavidad y hasta hace a un lado sus bragas para tocar los labios vaginales de esa mujer que encontró perfectamente empapados.

< Joder, esta mujer se moja en grandes cantidades>

Realmente estaba muy sorprendido por la magnitud de la humedad que yacía entre sus muslos. Y mientras que él frotaba su coño, ella se aferraba al escritorio como tratando de reprimir sus emociones.

Michele frunce el ceño, y decide hacer algo para mejorar la experiencia de Daviana. Quizás dejase de estar tan tensa y renuente a seguir jugando con él... el CEO opta por bajar hasta la abertura de sus piernas colándose entre las mismas y de manera inmediata hace a un lado las pantaletas de Daviana.

Al divisar aquel coño Michele se sobresalta, y como una bestia se acerca al mismo, entre tanto Daviana recuesta el cuerpo sobre su escritorio. Ella con las piernas abiertas se encontraba en total sumisión.

Relame sus labios al estar a pocos centímetros de ese coño tan apetitoso y lo primero que hace es rozar su lengua por el mismo saboreando inmediatamente la dulzura del interior de Daviana.

El contacto de su lengua contra su sexo lo hizo cerrar los ojos sintiendo por primera vez ciertas sensaciones que creyó que ya no existían en su interior. Refuerza las lamidas inclinando un poco su rostro contra su vagina.

-¡AHHHH! -la castaña gime con pujanza -. Nooo, espere, por favor -Daviana arquea su cuerpo sin que pudiera evitarlo.

Pero Michele se concentraba en lamer su coño sujetándola de los muslos, abre un poco más sus piernas y trata de elevar un poco su trasero. Con aquel movimiento él termina por meter su lengua dentro de la pequeña cavidad rosada y ya hinchada.

Sus lamidos creaban un sonido delicioso y que aumentaba el nivel de calentura de su cuerpo, y ni hablar de la enorme erección que yacía entre sus piernas. Michele jala un poco con su boca los labios de esa mujer consiguiendo que gimiera de placer.

-Deténgase... -el CEO levanta únicamente la mirada notando que ella tocaba su cuerpo mientras que lo arqueaba, era claro que se estaba reprimiendo muchísimo y eso lo cabreaba.

Así que decide morder un poco su coño y luego succionar y fue cuando ella da un respingo y por si sola abre las piernas. Michele creyó que estaba más que lista para meter su polla deseosa dentro de ella.

Pero antes de que pudiera separar sus labios del coño de Daviana, la castaña comienza a convulsionar y gemir cada vez con más fuerza y en cuestión de segundos su secretaria se estaba corriendo en boca.

La dulzura que de ella expedía era una delicia para su paladar, hacía años que no probaba a una mujer tan deliciosa; y ahora que había encontrado a una no pensaba dejarla y compartirla con nadie.

-¡Ah! ¡Ah!

Daviana no paraba de gimotear, el revoltijo que estaba experimentando en su coño era algo de otro mundo. Completamente inexplicable; su mente se colocó en blanco justo cuando exploto en miles de pedazos.

Su cuerpo estaba vibrando, no tenía control de sus piernas las cuales temblaban como si estuviera muriendo de frío. Su respiración era rápida y sentía como si le estuviera faltando el oxígeno.

La joven abre los ojos para ver el techo de la oficina cayendo en cuenta de la realidad, era increíble que le hubiera vuelto abrir las piernas a su jefe, ¿Qué tenía ese hombre que no lograba controlar sus impulsos?

Cubre sus ojos con el antebrazo al tiempo que tragar saliva e intenta cerrar las piernas, pero entonces, de la nada su jefe la sujeta del brazo y la hace sentarse de nuevo, pero en esa oportunidad él metido entre sus piernas.

Daviana admira sus ojos verdes y siente que se derrite.

-Eso estuvo mejor que ayer, ¿no lo crees?

-Usted es mi jefe, ¿Por qué me hace esto?

-¿No lo has disfrutado, Daviana? -frunce el ceño mientras roza con los nudillos su mentón -. A mí me ha complacido mucho saborear tu coño -planta un casto beso en sus labios.

-Pero soy su secretaria.

-¿Y eso que tiene que ver? -musita muy bajo espelucándole todos los vellos del cuerpo.

Eso no podía ser cierto, tanto su voz como sus caricias era como un detonante para su cuerpo. Derrumbaba sus barreas en cuestión de segundos sin importar nada. Daviana traga saliva y suaviza la mirada al sentir la tibieza del aliento de ese hombre sobre ella.

Nuevamente volvía sentirse como hace un momento, ese hormigueo en su coño la estaba enloqueciendo. Entre abre la boca a la vez que Michele roza con el pulgar el labio inferior.

-Estoy seguro de que quieres mucho más de lo que acaba de pasar, todo tu cuerpo me lo dice, Daviana -sisea contra su boca abierta-. Y yo también quiero más de ti.

-Señor Gershon, por favor -dice con un hilo de voz al tiempo que su respiración se hace rápida.

-Te voy a comer toda completa, Daviana.

Ella contiene la respiración al oírlo, en ese instante él acorta el espacio entre sus bocas y decide besarla, pero tan solo rozando sus labios alguien toca la puerta de la oficina que los hace regresar a la realidad.

Ambos miran hacia la puerta y se quedan de piedra, bueno, Daviana, puesto que Michele parecía bastante relajado.

-¡Mierda! -exclama ella bajándose del escritorio a toda prisa.

-¿Quién demonios puede estar jodiendo a esta hora? -se pregunta con bastante irritación.

-¿Y si es su hijo?

La contesta de esa castaña lo hizo mirarla más enfurecido que antes, ¿acaso le importaba tanto que su hijo los pillara a solas en la oficina?, aprieta su mandíbula ante el hecho de pensar que a ella le interesara Connor, ¿Por qué? ¿Por ser más joven?

-¿Eso te perturba? -la interroga, mientras vuelven a tocar la puerta.

Daviana acomodaba su ropa lo más rápido posible, pero cuando escucha a su jefe preguntarle semejante barbaridad lo mira como si hubiera perdido la razón.

-¿De qué está hablando? -musita muy bajo -. Están tocando la puerta, y nosotros estamos aquí en una situación comprometedora. ¿Qué creen que dirán si esto se corre por los corredores?

Michele frunce el ceño... luego de eso se encamina hasta la puerta con bastante determinación sabiendo que Daviana lo estaba observando.

-¿Qué hace?, no me he terminado de vestir...-sin otra escapatoria, la castaña corre al baño para refugiarse en él.

-¿Qué quiere? -él pregunta luego de abrir la puerta para ver a una pelirroja de largas piernas parada en su puerta, sin embargo, él mantenía la mirada fiera.

-Bueno días, señor Gershon... el señor Connor me ha enviado a por su secretaria, pero no la he encontrado, creí que estaba aquí dentro.

El CEO se cabrea más de lo que ya estaba, ¿Qué demonios quería su hijo con su secretaria? Realmente pensaba hacerle la guerra con Daviana.

-¿Y qué es lo que quiere Connor?

-Bueno, yo seré su nueva secretaria y me pidió que llamara a Daviana para que me pusiera al día de todo el control que ella lleva -el pelinegro aprieta la mandíbula, debía recordar que solo era trabajo.

-Ella no está aquí, cuando regrese la enviare a su oficina.

-Muchas gracias, señor Gershon. Disculpe la molestia.

Este ve a la pelirroja alejarse llevándolo a cerrar la puerta, al darse la vuelta Daviana sale del cuarto del baño.

-¿Por qué te has ido ayer?

Daviana se paraliza ante la pregunta de su jefe, todo su cuerpo se tensa y no sabe que responder. Pero, ¿Qué demonios le podía contestar?, seria incapaz de confesar que ella nunca había estado con un hombre.

Que él era el primer hombre que la tocaba de la manera que lo hizo, que aquellos orgasmos obtenidos fueron los primeros de su vida. No tenía el valor para revelarle a su jefe que a sus 23 años seguía siendo virgen.

Se vería como la perfecta idiota, ¿Qué chica se mantenía virgen a sus 23 años?, y es que ella no tenía tiempo para involucrarse con nadie de manera sexual y de ninguna manera. La verdad es que su cabeza estaba en otro lado la mayor parte del tiempo.

Pero con su jefe era tan distinto...

-¿Y bien? -lo ve da un paso hacia ella.

-Nosotros no podemos seguir con esta locura, yo soy su empleada.

-Ya te dije que eso no tiene nada que ver, lo que suceda detrás de esa puerta no tiene por qué involucrar el trabajo.

Daviana no era tonta, de inmediato capto lo que quiso decir su jefe. Ella tan solo era el revolcón quizás de la semana, bueno tampoco es que esperaba que él le propusiera otra cosa, eso sí que sería bastante absurdo de su parte.

-Pues ya no va a volver a suceder, no pretendo volver a permitirle tratarme como quiere -Daviana pasa a un lado de él hecha una furia, podía excitarla su presencia, pero no pretendía ser el revolcón del jefe.

Michele observa de soslayo como Daviana abandona su oficina lo que causa en él más ganas de tenerla. Su negación solo acrecentaba sus ansias por hacerla suya, solo necesitaba darle un empujón para que se diera cuenta.

[...]

Al sentarse en el escritorio suelta el aliento, mira sus manos notando que temblaban; luego las hace en un puño e intenta tranquilarse. Al menos ya le había dejado en claro a su jefe que con ella no iba a contar más para sus pervertidos juegos.

Baja la mirada, aún permanecía esa sensación de tener su lengua metida en su coño. La joven cierra los ojos y muerde sus labios, era una completa locura sentirse de esa menara por un hombre que apenas conocía.

Niega...

-Eso no puede volver a pasar -musita.

-¿De qué hablas? -la voz de una mujer la hace alterarse y ponerse en pie -. ¿Qué ocurre contigo? -pero si era aquella pelirroja que vio chupándole la polla a su ex jefe.

-¿Qué se te ofrece?

-¿Dónde has estado? El señor Gershon ha estado esperándote por mucho rato, necesita que vayas a su oficina.

-¿Para qué?

La pelirroja frunce el ceño.

-¿Estás bien?

-Iré en un momento...-la mujer asiente para regresar por donde vino, Daviana respira con calma, tomando el asunto tranquilamente.

Al cabo de unos segundos la castaña ingresa en la oficina del fondo divisando a su ex jefe, quien al percibir su presencia levanta la mirada. Ella divisa aquellos ojos y no son nada comparados con los de su padre.

Connor era un hombre bastante atractivo, pero curiosamente no le hacía sentir lo mismo que Michele, y eso la llenaba de curiosidad.

-¡Señorita Morris!

-¿Me mando a llamar?

-Sí, me gustaría que pusieras al tanto a mi secretaria sobre lo que debe hacer ahora como mi secretaria.

-¡Claro!, no hay problema.

Ella asiente luego de su respuesta y hace amago de retirarse cuando escucha que su ex jefe la llama.

-Señorita Morris -ella se detiene para luego mirarlo acercarse a ella.

-¿Desea algo más?

-Si -Connor llega a su lado dejando muy poco espacio entre ambos -. ¿Se siente a gusto trabajando con mi padre? -la castaña se tensa y siente que toda ella palidece.

-¿Por qué me pregunta eso? -Daviana percibe que su ex jefe muerde levemente sus labios lo que la hace sentir dudas.

-Si dependiera de mí, hubiese seguido trabajando conmigo-en esa ocasión él susurro las palabras.

Daviana se sentía un poco confundida por como su ex jefe le estaba hablando y aún más por esa extraña cercanía. Nunca se había portado para con ella de esa manera.

-Apenas comencé hoy a trabajar con su padre, señor Gershon...

-Si -se acerca más a ella -. Señorita Morris, debe saber una cosa que no le he dicho y es que, me da mucha lástima que esté trabajando para mi padre puesto que usted me parece bastante interesante.

Aquella confesión hizo que la castaña ensanchara la mirada, eso significaba que, ¿le gustaba a su ex jefe?

                         

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