Capítulo 6 En la fiesta

Paraíso es un club que pertenece a la sociedad alta, generalmente es un club de membresía, solo los hijos de las familias adineradas de la ciudad tenían permiso para entrar ese sitio.

Pero a veces, también aceptan la comisión de organizar la fiesta o ofrecer los servicios de alquiler de su lugar a los invitados importantes.

Oliver estaba ocupado, era la primera comisión que recibía desde promoción, no quería meter la pata.

-Buenos días Liz.- Al mirar la llegada de Elizabeth, el rubio le sonrió enseguida.

-Buenos días Oliver. ¿No descansas bien? Veo tus grandes lentes oscuros desde lejos.- Se sorprendieron por las ojeras de Oliver.

-No..ya que sabes, es la primera fiesta que organicé por sí mismo. Estoy..nervioso.- El joven le dijo la verdad, antes era un aprendiz del Señor gerente, nunca organizó una fiesta tan grande como esta.

-Que va, eres el mejor estudiante del señor gerente. has visto mil veces las fiestas al lado de tu profesor, anímate señor gerente!- La caprichosa de la familia de Vizconde también creció mucho, ahora sabía cómo animar a los demás.

-Vale vale Eli, no voy a olvidar tu triple salario de esta noche. Deja de recordarme que soy gerente.- diciendo la broma,el rubio soltó una carcajada por las palabras amables de su amiga, ya no estaba tan preocupado ahora.

Como limpiadora, la mayor parte del trabajo de Elizabeth era limpiar el salón y las habitaciones de huéspedes. Como el club solía celebrar las fiestas hasta media noche, preparaban los cuartos para los clientes borrachos.

Era un trabajo atareado y fatigoso, porque el club no se cerraba hasta las cinco de la noche. Así que Elizabeth llevaba una vida de búhos, a veces trabajaba todo el día sin descansar.

Pero gracias a esto, los beneficios para empleados eran ricos. Elizabeth ya ahorró la mayor parte de los 10 mil dólares.

*

-Buenas noches Señor-

-Encantado de conocerle Señor Eticano.-

-Gracias por su invitación..-

Tomando champán, bordeado por los saludos y los aduladores, era una rutina para Edmund, pero le encantaba.

-Deseo que te guste lo que yo prepare.- Edmund ignoró a las personas insignificantes, se dirigió a su prometida, Aida Brown, directamente.

-Es mi placer recibir tu invitación.- dijo la joven, con una explicación indiferente, -Pero debes dar las gracias a Wendy y Oliver. Sé que eran los dos quienes organizaron la fiesta.-

Wendy reveló una sonrisa avergonzada al lado de los dos prometidos, cuando quería retirarse, Aida le impidió.

-Hasta luego, Edmund.- Al principio, Aida saludó con unos invitados conocidos y conversó con sus amigas. Unos minutos después, la joven casi escapó de la sala, claro que no estaba contenta con la invitación del CEO.

Edmund no le dio ninguna respuesta, no entendía por qué esa mujer nunca le había dado una buena cara cuando estaba a su lado. Solo podía desahogar su ira por las copas, una y otra vez, hasta que el alcohol le hizo sufrir un leve mareo.

-Hola! Edmund!- Una llamada desaconsejada se le despertó, se fijó al joven que estaba en frente de él, fruncieron los ceños enseguida. Era David Ticiano, es su jodido primo, un tonto incurable.

-Felicitaciones por tu compromiso con Aida Brown!- El romántico le bendigo de corazón, ignorando el descontento entre los ceños de su querido primo.

-Gracias David. ¿Cómo va tu estudio en la universidad? Si vas a repetir el curso, no voy a apoyarte otra vez.- se quejó Edmund, ya estaba harto de las llamadas de su sobrino en la media noche para que le prestara dinero, porque el joven suspendió todos los exámenes y sus padres bloquearon todas sus tarjetas créditas.

-No lo menciones por favor, lo que pasó en el curso pasado fue un accidente.-

-No vas a presentar a tu compañera?- No podía ignorar la mirada apasionada de Lucía, pero supo que David ya canceló el compromiso con Elizabeth Vizconde hace un año, esta chica aparentemente no podía ser Elizabeth. Las señoritas de gran familia están orgullosas, modestas y elegantes, como Aida Brown.

La compañera de su primo ahora era linda, pero no era tan hermosa como su ex prometida, tenía una mirada familiar para Edmund, era una mirada de los cazadores de fortunas.

-Oh,eres Elizabeth Vizconde?-Edmund interrogó con propósito, aparentemente la joven no podía esconder su odio a ese nombre.

-Claro que no, es mi amor, hemos estado saliendo durante 9 meses.- David contestó, no entendía por qué su inteligente primo pudo cometer un error tan simple.

Entonces sale con ella desde que se cancelaron el promiso con la de Vizconde, la pobre vizconde.

Edmund lo pensó, y estaba dudando si necesitaba recordar a su querido primo que tenía cuidado con esa chica, la joven le saludó con iniciativa.

-Soy Lucia, también soy estudiante de la universidad de San Maria. Encantada de conocerle señor.- Aunque estaba enfadada por esa equivocación a propósito, Lucia no quería perder esa oportunidad de presentarse ante el hombre más rico y guapo de la ciudad. La universidad de San Maria es un instituto privado, todos los graduados son tops diseñadores en todos los ámbitos. Entre todos, Edmund Ticiano era el mejor, incluso estableció el grupo Eticano.

-Perdón Lucía. Encantado de conocerte también..- Le contestó de cortesía, no dijo más a la joven y siguió hablando con David.

-Hum, qué tonta corbata que llevas! Acaso Aron bloquea tus tarjetas de nuevo?- Se le dio la cuenta de que David llevaba una corbata nueva, parecía que era una novedad de las marcas de lujos, pero la costura y el esquema de color eran miserables.

-Que va, no.. está tan mal como dijiste.- David suspendió por el comentario irónico de Edmund, tocó su corbata, le inquietaba mucho por las palabras de su primo. Ya que Edmund también era un diseñador de fama, tenía buen gusto y autoridad en el territorio de moda.

A su lado, el rostro de su compañera se puso rojo. Ahora solo los cerdos no supieron que la corbata era un regalo de Lucia a su jodido primo.

-No tiene un buen gusto en moda.-Lo pensó, y suspiró el hombre, quería escapar de la sala como hizo su prometida.

-Vale,chicos, disfrutais la fiesta. -Despidió de los dos jóvenes y escondió sus sentimientos, Edmund ya no tenía humor de dar los saludos a los insignificantes, el motivo de esta cena era declarar el compromiso entre Aida y él, o sea, entre los Brown y Eticano. Pero la señorita no entendía eso, solo apareció y salió sin dudas, como si fuera una invitada común y corriente, tuviera nada que ver con Edmund.

-Si la persona concerniente no está acá no tendría sentido esta fiesta.- Edmund murmuró en voz baja, y se detuvo a otro camarero, pidió otra copa de vino.

*

Lucía había participado en numerosas fiestas cuando estaba al lado de Elizabeth, aparentemente no se divertía como siempre en esta noche.

-Vale cariño, ya te dije que mi primo no era una persona modesta. No te pongas esa cara.- Suspiró David, supo que tendrían ese resultado por eso no quería llevar a Lucía a asistir a esta fiesta.

-Entiendo David, sabía que no debería asistir en las actividades..- Diciendo estas palabras, tomó la mano de su compañero, llevaba una cara triste e inocente, pero de hecho sus sentimientos estaban a punto de explotar por ira.

-Si estuviera Eli a mi lado, no pasaría cosas como así.- consolando a su amor, algunas veces, David no podía evitar hacerle comparación con su ex prometida. Eli era más rica y hermosa que Lucía, pero esa chica tenía un carácter fuerte y nadie podía hacerla sometida. Al contrario, Lucía era linda y fácil de entender, David también disfrutaba mucho de la obediencia de su nueva novia.

-Vale babe, deja de ser histérica. Recuerdo que quieres una bolsa nueva, vamos a hacer la compra cuando volvamos a Suiza, vale?-

-Si? Te amo cariño, siempre eres el mejor!- La sonrisa apareció de nuevo en el rostro de la rubia, como si ya olvidara los desagrados en segundos.

Pronto, Edmund se retiró y se fue a la habitación reservada para descansar.

-Por qué hace mucho calor hoy? El aire acondicionado está estropeado?- Murmuró el hombre, sin saber que tomó el tinto equivocado que drogaron.

*

Gracias a la bondad de Oliver, Elizabeth no se encargó de las labores en la sala esta noche. Estaba dispuesta a revisar y limpiar las habitaciones reservadas, ahora también estaba en una Suite Presidencial, completando los alcoholes y otras necesidades diarias.

La puerta de la habitación abrió de repente, entró un hombre borracho y tambaleado, como si se cayera en cualquier momento.

Solo los clientes saben el código de su habitación, viendo sus trajes de marcas familiares, Elizabeth no dudó la identidad del hombre desconocido. Se le acercó y sostuvo enseguida, y dijo, -¿Estás bien Señor?-

El hombre hermoso le tomó la mano, un beso de sabor de alcohol atacó a la joven limpiadora.