Por eso fue que pudo lanzar el tan poderoso conjuro mágico que convirtió a su hermanita en humana, salvándola de los depredadores.
-Querido -le llama la atención la reina hada Lisbel-, ¿te has preguntado por qué la Suprema Buenicidad no nos devolvió a Shairy en cuanto la encontró?
-Sí, y no encuentro respuesta, como tampoco que intentara borrar que había estado aquí con nosotros.
-También me di cuenta a tiempo de impedir que lo hiciera. Aunque la pequeña Shairy no llegamos a guiarla como a su hermana, creo que él la educó a su manera. ¿No crees?
-No sé cuál fue su objetivo en quedarse en el mundo humano con ella. Lo cierto es que no deja de ser como era. Era muy pequeñita cuando la raptaron. No olvides que se nos perdía casi todos los días y el reino entero era su campo de juego para esconderse. Ja, ja, ja..., ¡qué días aquellos! Nos robó tanto ese secuestro -dice soltando un suspiro.
-Tienes razón, pero Lily no ha cambiado.
-Estoy feliz de eso. Ella nació dotada de una inteligencia aguda y una sabiduría más allá de sus años, Lilyana es una estratega y pensadora profunda. Sigue pasando horas dedicadas al estudio de los textos antiguos y a la comprensión de las leyes y costumbres del reino, buscando siempre el mejor camino para el bienestar de nuestro reino, todo lo contrario de su hermana menor. ¿Cómo pude tener dos hijas tan diferentes?
-Ja, ja, ja..., quizás porque le diste toda la responsabilidad a Lily y te la pasabas jugando con Shairy porque ella no tenía que heredar el trono.
-Puede ser, puede ser, míralas. Lily atendiendo con respeto al príncipe Edril, y Shairy volando con los demás por todo el palacio, ja, ja, ja..., ¡estoy tan feliz de que estén bien! Pero tenemos un gran problema.
-¿Cuál?
-Si Edril escoge a Lilyana se la llevará al reino de los Elfos ¿y quien va a heredar el nuestro? ¿Qué príncipe se casará con la pequeña como es?
-Creo que él está más interesado en Shairy que no le hace caso que en Lily. Si la escoge a ella, tu problema se resuelve.
Shairy Marina Fuenmayor, era la segunda princesa del reino Aratiel, era un hada encantadora y vibrante, completamente opuesta a su hermana mayor en personalidad y estilo de vida. Mientras Lilyana era juiciosa y sería, Shairy irradiaba alegría y espontaneidad en todo momento. Era conocida por su naturaleza aventurera y su amor por la emoción. No había desafío que no estuviera dispuesta a enfrentar ni aventura que no quisiera experimentar. Siempre buscaba nuevas oportunidades para explorar el mundo mágico más allá de los límites del reino de Aratía. Como ella se había criado con el abuelo que la llevaba con él a todas partes, no concebía su vida en un solo lugar.
A diferencia de la dedicación de Lilyana a los estudios y las responsabilidades reales, Shairy prefería disfrutar de la vida y vivir el presente. Pasaba la mayor parte de su tiempo explorando los rincones ocultos del reino, descubriendo nuevos lugares encantados y haciendo amistad con criaturas mágicas de todo tipo. Era un espíritu libre que encontraba alegría en las cosas simples de la vida. Se deleitaba con los destellos de luz del sol que se filtraban a través de las copas de los árboles, en el aroma de las flores silvestres y en el sonido de la risa de los niños mientras jugaban. Su risa era contagiosa y su energía siempre iluminaba cualquier lugar al que fuera.
Aunque Shairy parecía despreocupada y juguetona, también tenía un corazón bondadoso. Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás y a brindar consuelo a aquellos que lo necesitaban, algo que le había inculcado el abuelo. Su naturaleza compasiva la llevaba a cuidar de las hadas y criaturas heridas, y a encontrar formas creativas de resolver los problemas que surgían en el reino.
La belleza de Shairy también era única. Sus alas relucían con tonos vivos y brillantes, reflejando su espíritu alegre. Su cabello estaba adornado con flores exóticas y sus vestidos eran coloridos y llenos de vida, reflejando su personalidad enérgica y vibrante. Solo que desde hacía un tiempo, aunque todos se desvivían por complacerla ella suspiraba y se pasaba horas cantando sentada en la piedra encima de la cascada que existía en medio del bosque que rodeaba el palacio. ¿Qué la haría suspirar así?
Casi todos los días visitaba el mundo dónde se había criado y fue feliz junto a su abuelo. Shairy estaba otra vez en la vieja cabaña dónde se crió. En verdad la extrañaba mucho a pesar de todas las comodidades y atenciones que tenía en palacio. Se había criado sola con el abuelo y no estaba acostumbrada a que se lo hicieran todo y que la siguieran una enorme cantidad de personas. Había aprendido que uno de sus enormes poderes mágicos, era que con solo desear estar en alguna parte desaparecía y aparecía en cualquier lugar que deseara.
Ahora mismo lo había hecho sin darse cuenta. Estaba muy aburrida escuchando al hada que le enseñaba cómo ser una princesa, y deseó ser libre y feliz como antes, en su pequeña cabaña con su querido abuelo y ¡zas! Había sucedido, se encontró en la casa que tan lindas memorias le traía.
-¡Abuelo! -gritó como era su costumbre cuando llegaba a su casa y no lo encontraba, y otra vez el milagro funcionó, delante de ella estaba el abuelo Gardariel mirándola muy serio.
-No puedes hacer esto, estaba en una importante reunión.
-¡Abuelo! Te extraño mucho.
Saltó ella y lo llenó de besos haciendo que se le olvidara regañarla y la acompañó a dar un paseo por el pueblo.
-Abuelo, ¿por qué no puedes vivir en nuestro reino?
-Tengo mi casa.
-Entonces llévame a vivir contigo, estoy cansada de que me sigan tantas personas, por favor abuelo.
La Suprema Buenisidad se quedó mirándola fijamente, luego la abrazó conmovido de que ella en verdad lo quisiera como un abuelo y que a pesar de que intentó borrarle todo, por alguna razón ella no lo olvidaba.
-Un día preciosa, un día... Perdona, me están llamando. Debo irme, regresa a tu reino Shairy, este mundo es muy peligroso.
-Lo haré en un rato, lo prometo.
La Suprema Buenisidad la abrazó y luego se retiró a atender el llamado de alguien. Shairy todavía no quería retirarse, por lo que siguió caminando por donde acostumbraba saludando y riendo con todos los humanos que seguían regalándole cosas, lo que esta vez ella les daba una hermosa moneda de oro. Todos la miraban asombrados y le agradecían, cuando en una de las ocasiones que fue a pagar, una mano de hombre se adelantó y depositó la moneda, ella levantó la vista esperanzada, para encontrarse nada menos que al príncipe de los elfos Edril. ¿Qué diablos hacía allí?
-Buenos días, princesa.
-Sussss ...-lo mandó a callar y tomándolo de la mano tiró de él- solo dime Shairy.
-Ja, ja, ja..., de acuerdo, y tú dime Edril. ¿Quieres acompañarme a mi lugar favorito de este mundo? Estoy seguro que te gustará.
Shairy lo miró desconfiada, pero la curiosidad innata en todas las hadas, sobre todo en ella pudo más y asintió. Salieron caminando uno al lado del otro ante la mirada sorprendida de todos los pobladores, para cuando ya no podían verlos. El príncipe la tomó de una mano y desapareció para ir a dar un claro del bosque lleno de flores y una hermosa cascada.
-Guau, ¡qué precioso! He andado mucho por este bosque y nunca supe que existiera un lugar como este.
-Porque lo hacías como humana y no podías verlo, este lugar encierra mucha magia. Ven, vas a ver -dijo y la llevó al centro- cierra tus ojos y desea algo, lo que quieras y lo tendrás.
Shairy lo miró desconfiada sin creer que porque ella deseara algo iba a suceder, pero ante los gestos que le hacía el apuesto príncipe Edril, decidió intentarlo. Ya que había comprobado que con solo desear estar en un lugar se le daba el milagro, pues vería entonces que era eso otro que le decía Edril, a lo mejor era verdad y podía también hacer venir lo que deseara, cerró los ojos y deseó...
-¿Qué hace usted aquí?
Escuchó de pronto la voz del príncipe Edril. Abrió los ojos y no lo podía creer, ¡era imposible! ¿Ella había deseado eso? ¡Ups...!
En el reino de Aratía, Lily miraba a lo lejos lo hermoso del campo florecido recordando cuánto había deseado verlo de nuevo. Aquel color verde interminable en el reino esmeralda la hizo sufrir mucho. Solo verde a donde quiera que miraras, en cambio aquí, aunque existía ese color, estaba en combinación con las millones de flores de otras tonalidades y colores. Alargó la mano para tomar unas uvas y una masculina se las alcanzó, al girar sorprendida sonrió al ver que era su padre.
-¡Papá! Disculpe..., majestad.
El rey sin preámbulos la estrechó muy fuerte y la besó en su frente con verdadero amor.
-Tienes mi permiso para cuando estemos solos decirme papá siempre. Me deben muchos papás, ¿no crees?
-Papá, nada me haría más feliz.
-Lily hija, tengo una duda. Eres muy poderosa, ¿por qué no me avisaste dónde estabas?
-Papá, ¿crees que no lo intenté? Millones de veces, pero la reina esmeralda es muy poderosa, me convirtió en una dragona esmeralda, una elegida. No sabes cómo he sufrido por estar lejos de aquí, por eso quiero pedirte una cosa.
-¡Lo que quieras, está concedido!
-No quiero casarme con el príncipe Edril, ni con nadie.
-¿Qué?
-Él está interesado en Shairy, deja que se case con ella, y yo seré tu heredera aquí.
-Pero hija, eso no está en mi poder, sabes muy bien el convenio, él puede elegir entre ustedes dos. Además, suponiendo que escoja a tu hermana, estás obligada a casarte y tener herederos al trono, eso en ti no es una opción, es tu deber como princesa.
Lily bajó su cabeza, sabía que su padre tenía razón, si al menos no tuviera que irse al reino de los elfos. Aceptaría casarse con quien eligiera su papá. El rey la volvió a abrazar con cariño.
-De acuerdo papá, perdóname por haber pensado solo en mí, sé que es mi deber y obligación y no te defraudaré. Confía en mí.
-Ojalá pudiera concederte ese deseo hija, los tiempos son difíciles para el mundo mágico. Mira lo que provocaron Ningurán y Finnian. Siempre hay luchas de poder, ahora muchos nos traicionan con los humanos. Por eso debemos estar unidos, realicé este convenio como con todos los demás. Ellos fueron los únicos que exigieron eso, no podía negarme, la mayor parte de nuestra frontera colinda con la de elfos, la otra con los centauros y los dragones. Tenía que hacerlo hija, perdón, si por mí fuera, ninguna de las dos se iba del reino. Por cierto, ¿dónde dejaste a tu hermana Shairy?