Harén Inverso
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Capítulo 4 4

Y claro, nunca he fallado en nada de lo que me propuse... pero cuando hago algo, tengo que asegurarme de saber qué es lo que se supone que debo hacer en primer lugar.

Cuando finalmente llego a la puerta, dudo. De nuevo.

Este lugar me da una vibra extraña. No hay manera de que mis padres pudieran haber hecho algo decadente, ¿verdad? Aunque...

Con una respiración profunda, finalmente abro la puerta de vidriera. Cuando entro, veo... nada. Mis ojos luchan por adaptarse a la densa oscuridad dentro del edificio.

¡De repente escucho una bofetada fuerte! Eso resuena a mi alrededor, seguido rápidamente por un gemido decididamente femenino.

Espera, ¿gemir?

Me froto y parpadeo, rogándoles que se ajusten para poder asimilar lo que sucede a mi alrededor. Finalmente, distingo la forma de dos hombres, cada uno de ellos sin camisa y con pantalones de cuero mientras empuñan instrumentos de aspecto extraño, y una mujer, al menos diez años mayor que yo, vestida con lencería de cuero negra.

Tu trasero se ve rojo y en carne viva. A pesar de estar atada, hay una expresión de éxtasis en su rostro que hace que mis mejillas se sonrojen y creo que de hecho empiezo a sudar al verlo.

- Yo... creo que estoy en el lugar equivocado... - Me alejo lentamente y toco la puerta.

Los dos chicos se detienen para mirarme. Sus cuerpos empapados de sudor brillan en la penumbra. Obviamente se esfuerzan por mostrar lo que perciben como sus mejores características, aunque les viene a la mente la palabra compensación.

- Señorita Travers. Nos advirtieron... err... nos dijeron que vendrías pronto", dice uno de los chicos. Él se acerca a mí. - Mi nombre es Lars. Tus padres hablaron un poco de ti. Es genial conocerte finalmente.

Lo miro, sin palabras ante las imágenes frente a mí. Miro más allá de los hombres y encuentro una habitación que parece recién salida de algún infierno inexplicable.

Del techo cuelgan correas, objetos que no desentonarían en un castillo medieval. Y hay extrañas estructuras de asientos de madera que pueden haber sido diseñadas para una criatura con el doble de articulaciones que las que se encuentran principalmente en las personas. Para colmo, hay una estructura metálica que parece un juego infantil si estuviera en el sueño febril de un paciente de un asilo de ancianos.

El hombre, Lars, tiene una gran y sucia sonrisa en su rostro mientras me mira de arriba abajo. - Por tu silencio de asombro deduzco que te está gustando lo que ves, ¿entonces? - Él ríe.

- Yo... um... - tartamudeo, mi cabeza dando vueltas. - Sinceramente no tengo idea de lo que estoy viendo. Mis padres no me explicaron exactamente... nada de esto.

El otro hombre detrás de Lars se ríe. El sonido resuena por la habitación. Mi primera impresión de él es que no es en modo alguno un hombre agradable, ni siquiera en esta penumbra.

- Igual que ellos, ¿eh? - Dice riendo. Su voz cubre las paredes, espesa como una gran tela. Se me pone la piel de gallina. - Soy Draven, por cierto. Nos encontraremos pronto. Trabajo por hacer, gente por conocer. Usted sabe lo que quiero decir.

- Yo, por ejemplo, no sé de qué estás hablando... - Empiezo, pero el sonido de una mujer profundamente angustiada me detiene.

Paso junto a Lars hacia la fuente del sonido. Hay una puerta negra en una habitación contigua y la abro presa del pánico.

Una mujer se para frente a mí con sus extremidades atadas de maneras que rozan los límites de la imaginación y la decencia humanas, mientras un hombre robusto y fuerte ataca su espalda y empuja sus caderas hacia ella mientras ella gime y grita.

- ¡Qué demonios es eso! - Escucho la exclamación proveniente de mi voz y la de la mujer.

- ¿Quién dijo que se podía hablar? -Grita el hombre que tiene sexo con ella, y luego le golpea la cara.

- L-lo siento... - dice la mujer con timidez.

Escucho a Lars venir detrás de mí. - Este es Ash... y uno de nuestros clientes habituales. No te preocupes, desaparecerán pronto. De todos modos, tu tiempo casi se acaba.

- Eh... está bien. Supongo que disculpe -digo, volviéndome para cerrar la puerta. - Entonces... eso es lo que estoy haciendo ahora. ¿Supongo que al menos tienes una oficina?

            
            

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