Capítulo 5 5

Lars asiente y toma mi mano. Su tacto es viscoso, a pesar de que su mano está perfectamente seca. Será mucho a lo que acostumbrarse.

Entramos a la oficina y respiro aliviado. Por último, aquí hay una habitación relativamente normal, con un bonito y elegante escritorio, además de un ordenador normal, un teléfono y prácticamente todo lo que podría pedir en una oficina sencilla.

"E...gracias, Lars", digo. - Si me disculpas, solo necesito unos minutos a solas.

Saluda, pero permanece en la puerta por un momento. Intento ignorarlo y estudiar mi nueva oficina, pero todo el tiempo puedo sentir su mirada recorriendo todo mi cuerpo. Se me pone la piel de gallina y no desaparece hasta que la puerta finalmente se cierra.

Una vez que se ha ido, me tomo un momento para sentarme en mi escritorio. Hay todo tipo de documentos esparcidos por el escritorio, pero en general, mis padres hicieron un buen trabajo manteniendo todo organizado. Lo único que me distrae es la luz roja parpadeante del teléfono.

Me encojo de hombros y hago clic en el botón del correo de voz.

- Hola, soy el detective Burke de la policía de Nueva York. Nos gustaría hablar con el Sr. y la Sra. Travers sobre el personal del servicio de acompañantes Scarlet. Sólo tenemos algunas preguntas que hacer para ayudar a resolver un caso; Sólo debería tomarte unos minutos de tu tiempo. Por favor llámenos.

Tienes el número de mi oficina.

¿Mis padres y la policía? Bueno, al menos no se trata de ellos, sino de estos tres hombres, supongo. Busco entre los papeles de mi escritorio y encuentro el número de teléfono del detective Burke.

Parece bastante importante, así que supongo que será el primero en la lista de mis nuevas obligaciones inmobiliarias.

Marco el número y alguien responde rápidamente.

-Detective Burke.

- Hola, detective. Mi nombre es Evelynn Travers, la nueva... bueno, temporal... propietaria de Scarlet. Acabo de recibir tu mensaje de voz sobre...

- ¿Eres la hija de Travers?

-Umm... sí. Yo soy.

- DE ACUERDO. Sólo tenemos que comprobar la coartada de Lars Long, Draven Fisher y Ash Vaughn. Son sospechosos de un caso de homicidio reciente, pero mientras la coartada salga adelante, todo seguirá como siempre.

- Ah entiendo. Lo siento, pero este es mi primer día... No soy exactamente la persona adecuada para preguntar.

"Está bien, haz que tus padres me llamen lo antes posible para que pueda seguir adelante con este caso".

- Mmm... está bien. Voy a hacer eso.

Y haga clic. Adiós ni nada. Supongo que así es como lo hace el detective.

Pero ¿por qué estos tipos están involucrados en un crimen? ¿Y asesinato? Además, ¡tienen sexo en el edificio! Hay tantas cosas mal aquí que ni siquiera sé por dónde empezar.

Mientras hojeo el papeleo, finalmente reconozco que este establecimiento es un servicio de escorts BDSM. Las mujeres pueden contratar hombres para que las dominen de la forma que deseen.

Lo que no veo por ningún lado es nada que diga que es exactamente aceptable vender sexo. Esto definitivamente es ilegal y no es algo en lo que quiera involucrarme.

Salgo por la puerta de mi nueva oficina y los veo a los tres descansando en varios muebles extraños. Los dos 'clientes' parecen haberse marchado ya.

- ¿Puedes venir a hablar conmigo rápido?

Me siento en mi escritorio y ellos cruzan la puerta a paso lento.

- ¿Que quieres? -Dice Draven.

- Acabo de hablar con la policía y dicen que ustedes tres son sospechosos en un caso. No soy de decir ni lo uno ni lo otro, pero esta es una primera impresión muy extraña para mí. ¿Qué está pasando?

- Oh eso. Jaja, bueno, eso es sólo parte del negocio, jefe", dice Ash. - Claro, nos contratan para dar azotes y cosas así, pero ya conoces a esas viejas putas. Se ponen cachondos, y ¿quiénes somos nosotros para decir que no, verdad? Obviamente esto está fuera de los libros. Sus padres estaban bien al respecto. Simplemente confírmanos y todo estará bien. Mierda normal, ¿sabes?

Inclino mi cabeza hacia él. - Bueno, primero que nada, esta ya no es su empresa. Es mia. Y ese tipo de cosas es inaceptable.

Los tres me miran.

"Además, la llamada no era por un caso de prostitución", prosigo. - Se trataba de un caso de asesinato.