Mathew tragó su rabia y la ignoró, centrando su atención en Jenna. Sabía que ella merecía más, y en un acto impulsivo, decidió ofrecerle el puesto de Helen sin importar su experiencia.
Jenna regresó a su modesto apartamento, donde vivía y se ocupaba de su madre enferma. Su amiga Yulieth llegó para consolarla, pero Jenna se lamentó de haber perdido la oportunidad de mejorar su situación.
-No te preocupes por los zapatos, puedo reponerlos-, intentó consolarla Yulieth.
Jenna le explicó lo sucedido con la mujer que la despidió, pero en el fondo, no podía quitarse de la cabeza la conexión inexplicable que sentía con Mathew. Era una atracción inminente, como si fueran dos almas destinadas a encontrarse.
-¿Entonces? ¿ya no tienes el trabajo? - preguntó su amiga con tono afligido
-¡No! - Las lágrimas brotaron de los ojos de Jenna como delicadas gotas de rocío, su corazón se sentía abrumado por la decepción. Yulieth la abrazó con ternura, sosteniéndola con cariño mientras trataba de consolarla, sintiendo cada latido de su amiga quebrantada.
-Tranquila, Isa, sé que es difícil, pero algo maravilloso está reservado para ti, lo sé-, susurró Yulieth con voz suave y reconfortante, tratando de aliviar el dolor en el corazón de su amiga.
Justo en ese momento, el teléfono de Jenna comenzó a sonar, un destello de esperanza en medio de la tristeza. -Contesta, podría ser una oportunidad-, instó Yulieth, dándole espacio para tomar la llamada.
Entre sollozos, Jenna dudó al pensar que podría ser su desleal exnovio. -¿Qué tal si es Jean, queriendo pedirme perdón por todo lo que hizo, el muy cínico? -
-Él nunca te llama, y ni siquiera sabe que tú descubriste su infidelidad. Por favor, contesta-, insistió Yulieth, animándola a tomar la llamada.
Con voz entrecortada, Jenna respondió al teléfono. -Hola...-
-¿Hablas con la señorita Madison? - del otro lado de la línea, una voz cálida y emotiva habló.
-Sí, soy yo. ¿Con quién tengo el gusto de hablar? -, preguntó Jenna con curiosidad, mientras Yulieth la observaba expectante.
-Somos de Prisma Entertainment, y nos complace informarte que has sido seleccionada para el puesto de jefe de diseño interior, si aún estás interesada en trabajar con nosotros-.
Jenna cubrió su boca para ahogar un grito de emoción, y una sonrisa radiante iluminó su rostro mientras sus ojos se llenaban de asombro. Su amiga estaba ansiosa por saber qué le estaban diciendo.
-¡Claro que sí! ¿Qué debo hacer? -, respondió con entusiasmo, sintiendo un cálido cosquilleo en el corazón al saber que Mathew había cumplido su palabra.
-Te esperamos mañana a las 9 de la mañana, el CEO de la compañía está emocionado de conocerte en persona-, informó la voz llena de felicidad al otro lado de la línea.
Cuando colgó, Jenna se llenó de júbilo y brincó de emoción. -¡Me ofrecieron el trabajo! ¡No como diseñadora de interiores, sino como jefa del área de diseño! ¡Estoy feliz! -, exclamó compartiendo la noticia con su amiga.
Yulieth se tapó la boca emocionada y ambas empezaron a saltar y dar vueltas como dos niñas celebrando la dicha que se desbordaba en sus corazones. Estaban emocionadas por el nuevo capítulo que se avecinaba en la vida de Jenna, sin saber que les depararía el destino al día siguiente.
Entretanto, en otro rincón de la ciudad, Mathew recibía una noticia inesperada. -Escúchame, Mathew, los invitados ya están seleccionados, solo es cuestión de acomodar la fecha de la boda, será en un par de meses, más o menos para el 17 de ese mes-, la voz de Margaret llegaba a sus oídos como un susurro, y su corazón latía en un torbellino de emociones.
-Tengo que revisar el calendario, ¿tienes un calendario lunar? -, preguntó él, intentando disimular la agitación en su interior, aunque en realidad, lo que más deseaba era poder acercarse aún más a Jenna.
-¿Para qué quieres un calendario lunar?, si es que nos vamos a casar y eso puede ser cualquier día- preguntó Margaret confundida
-Tengo pendientes para hacer en luna llena-, añadió Mathew con naturalidad, aunque en su interior, luchaba por mantener la calma. Miró distraídamente su teléfono para verificar la fecha de la próxima luna llena en dos meses, tratando de ocultar el conflicto que sentía por su condición de hombre lobo.
-No lo puedo creer, no hay nada más importante que nuestra boda-, Margaret se cruzó de brazos, mostrando su frustración por la falta de atención de Mathew hacia los preparativos del gran día.
-El 17 no puedo, debe ser después del 20, y no quiero hablar más del tema. El resto arréglalo tú-, dijo Mathew, girándose nuevamente hacia su pantalla. Pero su mente estaba en otra parte, obsesionada con Jenna, queriendo saber más sobre su naturaleza de lobo y cómo el amor funcionaba en su mundo.
Mathew era un hombre con una vida misteriosa y complicada. Siempre había estado bajo las órdenes de Joshua Sullivan, quien lo educó como su propio hijo tras encontrarlo en forma de lobo después de una cacería. Joshua era un cazador de lobos y estaba convencido de que Mathew era un hallazgo milagroso.
Desde entonces, Mathew vivió en secreto su identidad de hombre lobo, protegido por Joshua del mundo exterior y de un grupo de cazadores que buscaban a los licántropos para exterminarlos. Mathew nunca supo la verdad sobre su origen, pero siempre se sintió agradecido y protegido por Joshua.
Sin embargo, su vida cambió cuando conoció a Jenna, su luna, la persona destinada a ser su compañera. El amor y la atracción que sentía por ella eran indescriptibles, y estaba dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo para protegerla.
Aunque Mathew estaba comprometido con Margaret, sabía en lo más profundo de su corazón que Jenna era el amor de su vida. Romper el compromiso era una decisión difícil, pero su instinto de lobo le decía que debía estar con ella.
La vida de Mathew estaba llena de misterios, pero en ese momento, lo único que quería desvelar era el amor y la conexión especial que sentía por Jenna. Estaba decidido a enfrentar cualquier reto, incluso si eso significaba enfrentarse a su propio destino, para estar a su lado y protegerla siempre.