Capítulo 6 Gerard hace su entrada

La multitud luchaba por contener la risa. Si Iker tenía realmente la intención de regalar la pieza auténtica, ¿por qué no llegó antes?

Cuando palideció, la humillación de Adaline se hizo evidente. Sus ojos se desviaron hacia el broche que adornaba el atuendo de Lilah, aprovechando la oportunidad para desviar la conversación.

"Así que, ¿te uniste a Aurora Jewelers en cuanto regresaste? ¿Todavía guardas rencor por los hechos del pasado, incluido tu embarazo fuera del matrimonio?".

El murmullo de la frase "embarazo fuera del matrimonio" cambió la atmósfera del lugar.

Iker recuperó la atención y su voz se endureció.

"Lilah, tienes que replantearte tus decisiones. Como miembro de la familia Phillips, ¿cómo puedes alinearte con nuestros competidores?".

"Una vez me juraste tu amor, pero me traicionaste con Adaline".

La voz de Lilah destilaba sarcasmo, sus ojos se entrecerraban con desprecio encubierto. La atención de los presentes se centró en Iker y Adaline, en un ambiente cargado de tensión. Muchos se esforzaban por conciliar la imagen angelical que proyectaba la mujer con la mala conducta privada a la que aludía Lilah.

Adaline, sonrojada, replicó:

"¿Cómo te atreves? Llevabas el hijo de otro hombre y te negaste a interrumpir el embarazo. ¡Iker no tuvo más remedio que romper su compromiso!".

Dirigió una mirada desesperada al hombre, buscando su confirmación. Ante la mirada inquebrantable de Lilah, Iker dudó un instante antes de afirmar:

"Así es".

Lilah no se sorprendió. En el pasado, había sido una ingenua. El afecto que sentía por él se desvaneció. Cinco años de su juventud fueron desperdiciados.

Al percibir la tensión creciente, los invitados de élite empezaron a distanciarse, deseosos de no verse envueltos en el conflicto.

En medio de la creciente tensión, un joven adinerado se acercó a Lilah, tratando presuntuosamente de rodearle la cintura.

"Cariño, no tienes por qué molestarte. Tienes una figura mucho mejor que la de Adaline. Cuesta creer que hayas tenido un hijo. Tengo una propuesta de negocios para ti".

Su avance se detuvo bruscamente cuando ella le agarró de la muñeca. La fuerza del apretón le provocó un dolor agudo en el brazo.

"Puede que te creas sobresaliente, pero careces de modales", replicó la joven, con mirada gélida.

Haciendo un gesto de dolor, el hombre respondió:

"¡Deja de fingir! ¡Todo el mundo sabe de tu desgracia! Te ofrezco una oportunidad de negocio por mi buena voluntad. Muestra algo de aprecio".

Lilah contestó con serenidad escalofriante:

"Tal vez deberías extender tu 'favor' a otra persona. No me interesa".

Se dio la vuelta para retirarse. Lleno de indignación, él intentó agarrarla.

"Señorita Phillips".

Una voz autoritaria atravesó la tensión. Todos los ojos se volvieron hacia el recién llegado. Vestido de negro inmaculado, transmitía autoridad inquebrantable. Era Gerard.

Los murmullos se extendieron como un incendio cuando los asistentes reconocieron a la influyente figura.

Para sorpresa de muchos, se dirigió directamente hacia Adaline. Las especulaciones se multiplicaron. ¿Estaba ahí para negociar un trato con ella? Muchos observaron con envidia cómo el rostro de la mujer se iluminaba con evidente satisfacción.

Adaline había supuesto que su encanto y sus habilidades cautivaron a Gerard lo suficiente como para buscarla. Su corazón palpitaba de expectación y apenas podía contener el entusiasmo.

Cuando él se acercó, ella esbozó su sonrisa más cautivadora y saludó:

"Señor Harris, qué placer". Sin embargo, sin reconocerla, Gerard se desvió de su camino y se detuvo ante Lilah.

"Espero no interrumpir. Tengo una propuesta de negocios para usted, si le interesa".

Su voz tenía una profundidad y una resonancia tan convincentes como tranquilizadoras.

Adaline se quedó claramente sorprendida y su piel sonrosada perdió el color mientras procesaba el desarrollo de los acontecimientos.

Igual de sorprendida, Lilah se limitó a asentir con la cabeza y optó por sentarse en un sofá cercano.

En el ambiente había una gran expectación. El joven audaz que se había acercado a Lilah ahora estaba temblando, lleno de arrepentimiento. No se había imaginado que Lilah y Gerard se conocieran.