No pasaba de diecisiete años y era el novio de una agraciada vecina, muchacha muy esbelta, hermosa figura y unos cabellos entre rubios y caoba rizados que le caían en una cascada sobre los hombros y que jamás se peinaba, pero que siempre llenaban el ambiente cuando estaba cerca, de un agradable aroma de algún almizcle de aceite con una base de canela.
Ella vivía al lado del local donde Consuelo desarrollaba la parte teórica de la tesis, algunas veces se acercaba al local, a conversar sobre cualquier tema, haciendo tiempo mientras el joven venía a buscarla en una lujosa camioneta Ford color vino tinto, modelo "Ranger", recién comprada.
Otras veces, él llegaba primero y mientras esperaba unos minutos a su Dulcinea del Toboso, con una botella Chivas Rigal veinticinco años en mano, pantalón corto y sin zapatos, brindaba a quien quisiera aceptarlo, un trago y se conversaba algunos instantes intercambiando ideas sobre algún tema sin importancia, en especial de la música de moda, mientras salía la novia.
Por esos años, algunos personajes de la península de la guajira, pequeños capos del narcotráfico se trasladaron a la ciudad de Barranquilla, ciudad apodada "el mejor vividero del mundo", compraban una mansión al norte de la ciudad y allí se quedaban. Esa época se le conoció como la bonanza marimbera y toneladas de sustancias ilegales, se exportaron a un país del norte del continente.
Se vivía sin querer, algunos hechos tangencialmente que sucedieron mientras se cursaba la última etapa de aquella carrera profesional, llena de sueños, ilusiones y esperanzas.
Una vez saliendo del Colegio Colón, el novio de la vecina fue salpicado por un charco de agua al lado de la vía, producto de una veloz carrera que llevaba una camioneta Ford negra, modelo Bronco, de vidrios negros. El copiloto era el tristemente célebre "Tín Sanchez". El joven al sentirse salpicada la espalda por el agua de la calle, se paró en medio de la vía y gritó maldiciendo a los ocupantes de aquel vehículo que ya iban a una cuadra en su veloz carrera.
Dos cuadras más a adelante, la camioneta hizo un veloz giro, quemando los neumáticos y devolviéndose a toda prisa por donde caminaba el grupo de estudiantes. El joven que lanzó el insulto, rápidamente se subió a un transporte público que pasaba a su lado, pero los ocupantes de la "Bronco" lo vieron y el copiloto se bajó, se subió al autobús hasta donde se encontraba el joven estudiante y le descargo todo el contenido de una pistola mágnum nueve milímetros, que llevaba consigo.
Lo que no sabía el "Tín Sanchez", era las consecuencias de aquel hecho y de quien era hijo el adolescente que acababa de ultimar tan vilmente.
Unos meses después, enfrente de la casa de una de sus amantes, con mucha discreción alguien alquiló una vivienda que permanecía vacía. Más adelante en la investigación se determinó, que solo era ocupada por cinco individuos que nunca se les veía y cuyo único equipamiento dentro de la casa, eran cinco colchones tirados en el piso.
Una mañana que el "Tín Sanchez" fue a visitar a su amante, completamente despreocupado por el terror que infundía a los demás, los vecinos del frente salieron como rayos descargando setenta y ocho disparos en el cuerpo del desprevenido sicario. Uno de ellos pasó varias veces la propia camioneta Bronco negra por encima del individuo, dejándolo completamente irreconocible.
El adolescente que había ultimado meses atrás, era hijo de "El profesor", uno de los más peligrosos, discretos y casi invisible, pero al mismo tiempo, más despiadado miembro de la organización y que el padrino de aquel adolescente, no era otro que el propio don Giovanni Di Vicenzo, habiendo sellado con fuego su destino.