-Señora Hall, usted tiene muy buen gusto, creo que no necesita mi ayuda y con ese cuerpo tan hermoso que tiene, estoy segura de que todo le quedará bien
-Gracias Amanda, hace tanto que no compro nada que no sé si estoy en lo correcto.
Después de cancelar la gigantesca cuenta de las compras, se despidieron de la vendedora.
-Salúdame a Caro, dile que no me abandone así nada mas, dijo el hombre besando en la mejilla a la elegante mujer que les vendía.
Ayleen imaginó que Carolina era la pareja o algo parecido de su guarda espaldas, así que no hizo ningún comentario, era su vida privada y lo mejor es que siguiera así.
Después de comprar muchas prendas, zapatos y bolsos Liam iba cargado de bolsas.
-Iré al auto a dejar todo esto, si gusta me espera por ahí, vuelvo en seguida señora, dijo el hombre dejándola frente a un spa.
El hombre volvió rápidamente, con una sonrisa sincera, le dijo a la chica que sería bueno un corte y un cambio, que no algo extremo pero que estaba comenzando una nueva etapa y que siempre los cambios cuando eso ocurría eran buenos.
-Ya me puse en tus manos, así que me dejaré llevar, dijo ella suspirando al entrar al lugar.
De inmediato dos personas iniciaron con la petición de Ayllen en hacer un cambio, cortó su cabello un poco sobre media espalda, cambió el color negro a un tono miel que hacía que sus ojos resaltaran aun más.
Uno de los chicos que la atendían le sugirió un sutil maquillaje, algo que se viera natural, pero que le diera más vida a su hermosa piel.
Al salir del spa, la chica era otra completamente, con mas bolsas de cuidado personal, Liam iba cargado hacia el auto.
-¿Me acompañas a tomar un café? Preguntó el chico haciendo un gesto bastante tierno.
-Sí, muero por un café, respondió ella sonriendo ante el gesto del varonil y rudo hombre que era evidente con aquel gesto que también podía ser muy tierno si quería
-Pues entonces no se diga mas vamos por el mejor café del centro comercial y del mundo, esta vez invito yo, dijo el hombre sonriendo caminando al lado de la chica.
Llegaron a un lugar bastante diferente, dentro del centro comercial había una enorme cafetería parecía estar dentro de un bosque, donde había hasta una cascada artificial que le daba frescura al lugar.
-¿Qué me recomiendas?, creo que conoces el lugar perfectamente, así que nuevamente me dejaré llevar, dijo la chica quien ahora se veía más hermosa que antes.
-¿Has probado el Café kopi luwak, es el mejor del mundo y acá lo venden, te animas?
-Por supuesto que sí, era el café preferido de mis padres, hace años fuimos a Indonesia y pude ver todo el procedimiento, me encantó, aunque algunas personas prefieren no probarlo, dijo ella sonriendo al recordar de donde provenía este.
-Bien, entonces te acompaño a una taza del delicioso café, dijo el hombre cuando la mesera se les acercó sin dejar de mirar al atractivo hombre.
-Dos tazas de Kopi Luwak y dos arrollados de canela por favor.
Estoy seguro que te van a gustar.
Ayleen imaginó que los arrollados de canela eran para Liam, ella no deseaba nada mas, había comido algo en la universidad así que no pidió ningún bocadillo.
Cuando sirvieron el café y los arrollados de canela, Liam puso el plato frente a ella.
-Estoy seguro que te encantarán, por eso ni consentimiento pedí, déjate llevar esta vez también, dijo giñando un ojo, con esto puso nerviosa a la chica, quien sonrió intentando disimular.
Al morder el rollo de camela, la sensación del sabor se reflejó en el rostro de la chica.
-Santo cielo, esto está exquisito Liam, de verdad que eres alguien en que puedo confiar, tienes buen gusto, dijo ella ofreciendo el otro rollo de canela al hombre quien se divertía con la expresión de la chica.
-Bueno, creo que es hora de volver, dijo ella sacando su tarjeta para pagar el café.
-¿Qué haces?, yo dije que te invitaba al café, la próxima la paga usted señora Hall.
Ayleen se sorprendió, la cuenta era bastante elevada y como un simple guarda espaldas tenía para pagarla sin ningún problema, pero no diría nada para no sentir que menospreciaba al hombre.
-Pues muchas gracias, desde que mis padres fallecieron, nadie me había invitado a un café, así que después de siete años vuelvo a sentir esa sensación, gracias Liam, el día que comenzó de lo peor, lo convertiste en el mejor desde hace muchos años.
-¿Ayleen, usted es feliz? Disculpe la pregunta, por favor, no responda, no es correcto que pregunte semejante cosa, de verdad, discúlpeme por favor, dijo él apenado.
Cuando la chica iba a responder, la llamada de su esposo se hizo presente.
-¿Dónde estás? he visto que compraste algunas cosas, al menos eso dice la tarjeta.
-Le pedí al chofer que me trajera al centro comercial, necesito hacer cambios en mi armario.
-Bien, te espero en casa, tenemos algo de qué hablar, dijo el hombre colgando la llamada.
-Liam, no puedo llamarte "Liam" nada mas delante de mi esposo, él es posesivo y es muy dado a eso de que debe haber una línea entre empleado y jefe, me parece una completa estupidez, pero no puedo hacer mas, una vez intenté que no fuera así y la señora que se encargaba de la limpieza en la casa terminó sin trabajo, así que por favor, espero que no te moleste.
-No se preocupe señora Ayleen, entiendo perfectamente, he trabajado con muchas personas y es lo correcto, lo que hicimos hoy fue algo fuera de mis obligaciones laborales, lo hice por ayudarla, pero sé que no es correcto ir por un café ni mucho menos, más bien gracias por ayudarme a conservar mi trabajo, dijo él sin dejar de mirar la carretera.
Ayleen deseaba responderle al chico porqué estaba casada con un hombre como Aldo, pro él se había quedado en silencio, llovía a cantaron e iba concentrado en la carretera, ella sentía que lo había herido después de que ella fue quien dio paso a que hubiese más confianza entre ellos.
-Liam, gracias de verdad por ayudarme con todo esto, dijo ella cuando estaban estacionando frente a la mansión.
-Para eso estoy señora, para eso estoy, dijo él abriendo la puerta del auto.
Yo bajo las bolsas de las compras, no se preocupe, dijo él sin más.
Al entrar a la mansión, Aldo estaba en la sala con algunas personas reunido, bebían y reían, al ver entrar a Ayleen tan diferente, todos se sorprendieron, la mujer se veía realmente bella.