El secreto de la luna
img img El secreto de la luna img Capítulo 3 Ojos verdes
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Capítulo 6 Conversaciones img
Capítulo 7 Decisiones img
Capítulo 8 Sintomas img
Capítulo 9 La loba y el humano img
Capítulo 10 Ojos que vigilan img
Capítulo 11 Sensaciones img
Capítulo 12 La traidora img
Capítulo 13 Mensajes que parecen sueños img
Capítulo 14 Identidad img
Capítulo 15 La mujer fantasma img
Capítulo 16 La antigua cazadora y la doncella img
Capítulo 17 Reencuentro img
Capítulo 18 Movimiento de hilos img
Capítulo 19 Peligro img
Capítulo 20 Relato antes de dormir img
Capítulo 21 Pánico img
Capítulo 22 Naturaleza img
Capítulo 23 Conversación img
Capítulo 24 Explicación img
Capítulo 25 Espías img
Capítulo 26 Planes img
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Capítulo 3 Ojos verdes

~ Dimensión 618 ~

Casa principal, Clan licántropo Dae.

Sentado contra un árbol de magnolias, se hallaba un joven pelinegro de facciones suaves, dormitando tranquilamente dentro de lo que parecía un jardín que daba a una construcción clásica, de grandes ventanales y paredes blancas, a unos metros de él se encontraban conversando dos mujeres jóvenes. Aquellas personas eran Altair, su hermana Nelus y Kia, la doncella de su hermana, los cuales después de finalizar sus tareas, reposaban disfrutando el buen clima de la tarde.

Altair es un hombre de unos 1.85 cm aproximadamente, piel pálida y ojos grises como el acero; por su lado, Nelus era algo más pequeña, con una altura de 1.70 cm, con una figura curvilínea, de piel también pálida y cabello negro, lacio, largo hasta la cintura con los ojos color gris también facciones delicadas. Kia, a diferencia de los hermanos, tenía la piel dorada y el cabello rizado de color castaño, domado por una trenza, ojos color miel, con la contextura gruesa y facciones algo toscas, midiendo 1. 75 cm.

La llegada de un sirviente jadeante interrumpió la conversación de las mujeres y alertó al joven hombre, tal arribo era para notificarles que el líder, del clan y el padre de los hermanos, deseaba verlos en ese mismo instante.

Hacía un par de semanas su padre había colapsado de improvisto, y con ello la principal sanadora, había desaparecido con un puñado de seguidores.

Al escuchar la noticia, los hermanos soltaron un jadeo de sorpresa, su padre desde el colapso no había despertado, causando grandes problemas dentro del clan. Sin embargo, la madre de ambos Luan, junto a Kin, su abuelo, habían podido manejar la situación y de esa manera evitar una alza, parando así el intento de golpe en busca de cambiar el dominio del clan.

De un salto Altair se puso de pie suspirando suavemente, haciendo una seña para que su hermana lo siguiera, Nelus solo asintió suavemente imitando al mayor, por su lado Kia se quedó atrás, ella no tenía permitido ir a los aposentos de los líderes.

"Nos han traicionado, hijo mío, necesito tú y tu hermana, pongan en alto el nombre del clan, reafirmando nuestro poder. Rastreen a los traidores y ejecútenlos, al único que deseo tener frente a mí es a la mente de este golpe.- Ordenó su padre tumbado en cama, aun con un tono cenizo en la piel. - Tráeme a Sasha."

Esas fueron las palabras de su padre poco antes de tener que abandonar los territorios del clan tres horas después, acompañado únicamente de su hermana y la doncella de esta, quien verdaderamente era más una guerrera retirada.

~...~

Pasándose las manos por el cabello, el joven suspiro, deteniéndose frente al portal oculto dentro del bosque donde los esperaba el sirviente de su madre.

Kavi, había servido a su familia por los últimos casi 140 años, un hombre de piel morena, largo, el cual lleva amarrado en una coleta y con los ojos color bronce. De una altura aproximada de un metro noventa y rasgos finos.

-Altair, Nelus - Saludo el hombre, que aparentaba tener unos 30 años. - Según la información recibida, Sasha y su gente están ocultos en un pueblo en la montaña, en el mundo humano. - Informó Kavi. - Según nuestro informante, se está haciendo pasar por una doctora humana y su gente está regada.

- Gracias, Kavi - Dijo Nelus, pasándole, por un lado, al moreno. - ¿Algo más que debemos saber? - preguntó haciendo una seña a su doncella para que se acercara.

- Sí, señorita, una vez que crucen no podrán transformarse a menos que sea luna llena o que estén a punto de morir, que se forzará la transformación, deben tener cuidado.- Notificó el hombre con una expresión sería en los ojos.- Nadie debe enterarse de que no son de allá, aunque eso es algo obvio; el vigilante, permanecerá de manera anónima, pero es alguien de confianza que los ayudará desde la sombra. - Agregó, y viendo que llegarían muchas preguntas con respecto al vigilante, decidió dar un paso al frente. - El vigilante es un antiguo cazador, es importante su anonimato por la seguridad de su papel y de su compañero humano.

- ¿Un lobo con pareja humana? - preguntó Kia sin poder ocultar su sorpresa, desviando momentáneamente la conversación. - Había escuchado, pero solo ha habido tres casos por los momentos...

- Sí, es raro, pero sucede, chicos, ustedes que no tienen pareja, tengan cuidado, los humanos no son malos, aun así, muy pocos de ellos se abren a nuestra raza. - Comentó el moreno, teniéndole a la doncella un paquete - Dentro de este paquete estará todo lo que necesitan. El portal los llevará al bosque cercano a la ubicación de los traidores.

- Gracias, volveremos pronto. - Intervino Altair, quien hasta el momento había permanecido en silencio. - Vamos chicas. Nos vemos Kavi.

Con aquella despedida y sin más que decir, el trío de jóvenes adultos cruzaron el portal perdiendo de vista al moreno, que después de ver cruzar a los hijos de su ama. Se dio media vuelta desapareciendo entre los árboles, debía ir a dar el informe a su señora.

~...~

El viaje dentro del portal, duró tan solo un par de segundos y antes que se dieran cuenta, los tres jóvenes estaban en medio de un bosque que olía y se sentía distinto a su propio hogar, además de ser indudablemente más frío. Sin decir, nada comenzaron a caminar en busca de la salida, agradeciendo que su olfato no hubiera desaparecido, pues gracias a él se guiaban en ese nuevo lugar.

La calma reinaba en el trío a medida que se acercaban a la salida del bosque, el silencio era abrumante para los jóvenes, más no fue por mucho tiempo, pues no muy lejos de la salida que encontraron del bosque se escuchaba lo que parecía ser una pelea.

Apresurando el paso, llegaron al origen del ruido, encontrándose con que era una cabaña con un fuerte aroma a hierba buena, apenas iluminada por una tenue luz de una lámpara.

El trío se quedó observando en las sombras sin estar seguros de que hacer, Kia y Nelus se encontraban ligeramente ocultas, no obstante Altair, era otra historia.

-Estamos en problemas, algo le pasa a Altair.- Murmuró, la morena.

Nelus, al escuchar eso, volteo inmediatamente, en cuanto sus ojos se posaron en su hermano no pudo evitar abrirlos aún más de lo que ya estaban, su hermano no era el mismo, era más su lobo interno y aquello de llegada era muy malo.

Con un gruñido bajo empujo a Kia hacia el frente en busca de hacer una distracción, no tenían ni dos horas en el mundo humano y ya se iban a meter en problemas; saltando en contra de su hermano, la de ojos grises, busco que era lo que estaba causando problemas.

-Ay... Por los colmillos de mi santa madre.- Masculló Nelus. -Altair, contrólate, no seas bestia carajo. - Ordeno la joven en voz baja, intentando no llamar la atención, aunque era algo tonto en ese punto.

Pese, a que Altair, podía escuchar a su hermana, por más que lo intentaba, no lograba controlar la ira que se había apoderado de él, amenazando con armar el gran problema.

Y, es que, apenas salieron del bosque, un sentimiento de ira mezclado con uno de territorialidad se apoderó de él, lo cual no tenía sentido. No era la primera vez que veía una pelea, más, cuando el aroma del miedo acompañado de un débil olor a fresas llego hasta su persona, fue como si algo dentro de él se hubiera destapado y para ese punto realmente no había visto nada más que siluetas en contra luz.

El corazón comenzó a martillarle en el pecho.

Y fue solo cuestión de un segundo, cuando unos ojos verdes lo miraron y con un gesto casi imperceptible, con una orden clara, lo detuvo de cualquier avance. Un gesto fue más que suficiente, un gesto que se sintió como una orden severa, en el que se sintió completamente aplastado y la ira que lo controlaba se disolvió, como cuando era un cachorro y su madre lo regañaba.

«¿Qué carajo?» Fue el único pensamiento que lo recorrió antes de dejar de forcejear con su hermana, la cual lo piso mirándole con cara de "Hablaremos cuando estemos solos, animal"

No obstante, Altair apenas le prestó la debida atención, sus ojos se mantenían fijos en el frente, siguiendo lo que sucedía frente a ellos.

            
            

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