- Oye niño bonito, ¿Tu mamá no te enseño a tratar a una mujer? - Espeto una de las recién llegadas parándose delante de Kiara en cuestión de segundos. - ¿Estás bien linda? - preguntó a Kiara, la cual asintió lentamente, mirando por encima del hombro, comprobando que estaba bien, antes de volver su concentración a Aaron.
Aaron al ver cómo la recién llegada se cuadraba frente a él. Chasqueó la lengua; sin embargo, al ver cómo la tercera del grupo de manera silenciosa se posaba también frente a él, supo que era caso perdido. Ya luego, se encargaría de enseñarle a Kiara a respetarlo.
- Ese no es tu problema perra. - Ladro Aaron mirando a Kiara. - No creas que esto se queda así Kiara. - Dijo antes de darse media vuelta y empujando a Alexander rodeando la cabaña se fue.
Cuando finalmente Aaron salió de escena, Altair, que sostenía a Kiara, posó sus ojos en ella, con creciente preocupación al sentirla tan fría y al verla lastimada. A pesar de que su lobo le decía que no la soltara, al ver cómo Alexander se acercaba a ellos la soltó dando un paso hacia atrás. Mientras que Kia y Nelus se posaban a su lado.
Pese al empujón y que técnicamente había escapado antes de poder darle una lección, Alexander agradeció, que Aaron se fuera de una vez por toda. Aunque no pasaría por alto la última amenaza que soltó.
De alguna manera tenía que agradecer la intervención de aquellos tres desconocidos, que parecían haber sido enviados por una fuerza superior.
-Gracias, chicos. - Dijo Alexander, finalmente, una vez que estuvo cerca de Kiara y comprobó que estaba bien. - ¿Qué hacen a esta hora por aquí? - Indago con tono calmado el hombre. Previo a posar su mirada en su hija y acariciándole la mejilla, suspiró. - Princesa ve a casa, llama a Ethan para que venga, ya voy para allá.- Ordenó a su descendencia suavemente.
Kiara, a pesar de que se sintió consolada en los brazos del desconocido de cabello azabache, al estar cerca de su padre se sintió protegida. Asintió antes de mirar a sus salvadores.
- Gracias. - Agregó antes de darse media vuelta y con un trote ligero ingresar a la casa.
Los ojos color plomo de Altair, permanecieron fijos en Kiara hasta que desapareció a través de la puerta, justo al momento que Alexander se aclaró la garganta, como un recordatorio que estaba esperando una respuesta.
Nelus, qué permanencia como espectadora, golpeo ligeramente en el costado a Kia, la cual parecía desconectada del mundo y al sentir el golpe, se aclaró la garganta antes de sonreír de manera suave, mientras que se rascaba la cabeza un poco avergonzada pensando en qué diría.
- Pues estábamos de paseo con un amigo, pero lo perdimos, creo que ya debe estar en casa ¿Cómo podemos llegar al pueblo? Es que acabamos de llegar de visita, señor. - Informó la morena con tono tranquilo.
-Entiendo, bueno nada, a esta hora ya no pasan buses, puedo llevarlos hasta el pueblo, así aprovecho de ver si la tienda de un amigo está abierta para cambiarle la cerradura a mi hija.- Comentó el hombre pensativo- ¿Sus nombres?
-Gracias, señor, eso sería realmente de mucha ayuda- Expresó Kia, sintiéndose aliviada, y ante la pregunta asintió suavemente.- Cierto, yo soy Kia, él es Altair, y ella su hermana Nelus.- Se presentó y a sus amigos, señalándolos.
- Un placer, yo soy Alexander y aquella es mi hija Kiara- Se presentó el hombre y chasqueando la lengua suspiró. - Y, mi carro está del otro lado de la casa, pueden rodearla, esperarme allí.
- Sí, señor, gracias- Respondió Nelus suavemente, empujando a su hermano para que caminara.
De esa manera, el trío desapareció por un costado de la casa. Alexander los siguió con la mirada un par de segundos antes de meterse a la casa rápidamente, encontrándose a Kiara agachada recogiendo los papeles en el suelo, en cuanto la castaña escucho a su padre alzó la mirada sonriendo de manera triste.
- Ya he hablado con Ethan, en 5 min está aquí.- Informo suavemente la joven ilustradora.
- Está bien, esperaré y me iré cuando él llegue- Respondió el mayor antes de agacharse a ayudar a su hija.- Cambiaremos la cerradura, sé que eres terca y no querrás dejar la casa, por lo que pídele a Ethan que se quede contigo... Ya mañana hablaremos.
- Gracias papá... Lo siento, las cosas se salieron de control antes de darme cuenta. - Murmuró la de ojos verdes con la cabeza agachada, aun recogiendo papeles.
El mayor solo gruño en respuesta, unos minutos después, mientras padre e hija terminaban de recoger, entro Ethan, un joven de cabello castaño casi rubio y ojos negros, de una altura aproximada de 1.75 cm y piel dorada. Ethan y Kiara eran amigos desde niños, pues sé habían criado juntos, haciéndolos inseparables, siendo un segundo hijo para Alexander y Aisha.
- Hey... Alex, yo hago guardia... Hay un trío de chicos afuera, parecen estar esperando. - Saludo el chico acercándose a padre e hija.
-Bien, hago cambio de guardia, mantén un ojo abierto y llama a la policía si el rubio ese vuelve a aparecer.- Ordenó Alex agarrando su chaqueta. - Sí, están esperando por mí , luego te explico, ya regreso.
Con esas palabras dicho, el hombre salió de la casa dejando a los dos jóvenes, poco después se escuchó el motor del auto del científico arrancar e irse. Ethan solo posó sus ojos en su amiga previo a acercarse y rodearla con sus brazos lentamente. Ante el contacto, Kiara solo suspiro cerrando los ojos, dejándose proteger acurrucada.
- Ya me contarás qué pasó. Por ahora, deja término aquí y mi mamá dice que cuando puedas pases por la casa, que va a preparar tartaleta de fresa y tiene un pedazo para ti, especialmente - Musito acariciando la espalda femenina suavemente. - Max, también te extraña...
- Iré mañana en la tarde- Respondió también en un murmullo Kiara sonriendo.- Yo también los extraño- Agregó antes de separarse un poco.
Ethan se permitió sonreír antes de despeinar de manera juguetona a la chica, soltándola por completo y así ponerse a recoger los vidrios del suelo, que era lo único que faltaba por organizar nuevamente.
-Kiki, todo estará bien. Ahora ve a darte un baño, que se ve que lo necesitas- agregó Ethan sonriendo.
Asintiendo lentamente, Kiara dio media vuelta para salir de la cocina y caminar hasta las escaleras que la llevarán al segundo piso.