-No ibas a poder, tus padres se fueron este fin de semana, de lo contrario no hubieses hecho la fiesta, qué te parece si nos vemos mañana -propone.
-¿Y por qué no lo traes? -sugiero.
-¿Qué?.
-Sí, traerlo -se hace un silencio.
-Te dije que mis padres quieren que me quede. Perdón de verdad pero no puedo -cuelgo molesto sin responder.
Estoy muy enojado, pienso que lo mejor es cancelar todo, no quiero estar otra fiesta solo, eso es lo que hace últimamente, me deja solo inventando diferentes excusas.
-Hey, por qué esa cara -Kevin había venido temprano para ayudarme a organizar todo.
-Analía me dijo que no venía -suspiro cansado -. Creo que mejor lo dejamos para más adelante -menciono.
-¿Y decirles a todos el mundo que no vengas? ¡Estás loco!, solo falta media hora para la fiesta, por más que queramos es imposible. Lo lamento mucho pero la fiesta debe continuar. ¿Qué le pasó que no viene? -cuestiona.
-Viene un primo suyo de otra ciudad -explico frustrado.
-¿Un primo? -asiento, y él hace una mueca de duda -, y por qué no lo trae -cuestiona.
-Lo mismo le dije, pero su padre le pidió que se quedara en la casa -explico.
-Lo lamento mucho amigo, pero debes quedarte -me palmea el hombro.
-Para ti es fácil, Aylen vendrá y podrás estar con ella -él hace un gesto de disgusto, sabía que estaban distanciados pero pensé que se habían arreglado ya, aunque desde que apareció Olivia lo veo un poco confundido, sé que algo de ella a él le atrae, pero se siente presionado por lo que dicen los demás, para todos ella es fea, y mí amigo es muy superficial y se preocupa mucho por el qué dirán, obviamente no reconocería en voz alta que ella le llama la atención.
El timbre suena y él camina hasta la puerta para abrirla, de lejos escucho las voces de Liam y Salvador, habían llegado temprano como prometieron, debían ayudar a acomodar algunas cosas.
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Mili.
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Mí hermano tenía un humor de perros, no entiendo qué era lo que le pasaba, puesto que no nos hemos visto en casi todo el día, era algo recurrente en realidad, él prefería pasar tiempo con sus amigos que con su familia, y las escasas veces que se encontraba en casa era con la odiosa, pero se la pasaban en su habitación vaya a saber haciendo qué, y de verdad no quiero saber. Desde que llegué que no deja de mirarme, pero esa mirada no es de amor ni mucho menos, creo que si las miradas mataran en este instante estaría tres metros bajo tierra, pero lo que no comprendo es a qué se debe, en un principio estábamos bien, o eso era lo que yo creía cuando salió de casa, él había llegado antes que yo a la fiesta, pero desde que las personas comenzaron a llegar su expresión cambió, dejándome desconcertada e incómoda, si solo se dignara a explicar lo que le sucede todo sería más fácil, pero lo peor está por llegar puesto que me espera que llegue la odiosa número uno y me restriegue como se besa apasionadamente con Lautaro, cada vez que me ve, se burla de mí, une sus labios demandante mirándome de reojo alzando una ceja. Si él supiera lo que ella es, lo que ella hace, lo usa, y se rumorea que hasta lo engaña, cosa que es cierto, pero no tenemos pruebas suficiente para comprobar nada, e incluso Azul un par de veces le dejo entrever los rumores, pero no le creyó, e incluso la reprendió por escuchar, esparcir y creer rumores falsos, por supuesto que nos son rumores, ella no es una santa, una vez la vi con alguien pero ella se excuso de tal forma que él terminó enojado conmigo.
-¿No vino la odiosa todavía? -murmuro mirando para todos lados.
-No, y me parece raro que no haya llegado aún, aunque quizás se ofendió porque mi hermano no pudo ir a buscarla, sé que tuvieron una discusión por ello ayer. Esa tipa no entiende el tiempo que nos llevó guardar y reorganizar todo, y lo peor ni siquiera se ofreció a ayudarnos -espeta entre dientes.
-Ojalá se hayan peleado -suplico.
-¡Mili! -me reprende, me encojo de hombros, y aunque es mí mayor deseo, entiendo que ella no quiera que ocurra eso, no después de ver a Lauty mal cuando discuten.
-Bueno perdón -expreso con una falsa disculpa.
-No lo lamentas -aclara -. Solo que... no quiero verlo mal -reconoce triste.
-Yo tampoco -reconozco nostálgica -. Entonces, ¿te vas a ir después de tanto trabajo? -cambio de tema, ella había ayudado a organizar la fiesta pero no asistirá porque tiene otros planes.
-Sí, ya quedé con mis amigos -afirma.
-¿Cómo piensas irte a una fiesta estando en una fiesta? .
-Es en un boliche (discoteca), además había quedado mucho antes que a mí hermano se le ocurriera hacer esta fiesta. Unos amigos que hace mucho no veía vinieron a la ciudad, y quedé con ellos -ella es muy sociable, en cambio mí círculo de amigos es limitado, ella algunos de mis compañeros de clases, y dos de la infancia, soy más introvertida.
-Azul es peligroso -trato de razonar -, que tal si tu hermano te busca y no te encuentra -razono preocupada.
-Ahí es donde entras tú, sólo tiene que decirle que me sentía mal y me fui a acostar -¿por qué me hacía esto?, no veía que me ponía nerviosa.
-Y si quiere ir a verte -cuestiono más preocupada con solo imaginarlo.
-Le dices que recién lo hiciste tú y que estaba durmiendo -explica con calma como si fuese obvio.
-No lo sé -replico dudosa y nerviosa.
-Vamos Mili por favor, cuántas veces al día te escucho hablar de mí hermano sin decir una palabra.
-¿Acaso me estás chantajeando? -inquiero.
-No, puff por supuesto que no -se hace la desentendida -. Por favor -súplica juntando sus manos.
-¿Y si te pasa algo? -digo preocupada, eso sería terrible.
-Teóricamente no será culpa tuya -levanto las dos cejas atónita -. No va a pasar nada, lo prometo -levanta una mano, no me convence para nada su argumento -. Prometo enviarte mensaje cada media hora. Y regresar temprano -mentirosa, se olvida de regresar cada vez que sale -. Además te encanta quedarte en mí casa, sobre todo ver a mí hermano cada vez que se levanta con el torso desnudo -dios, ya lo visualizo, trato de que no se caiga baba de mí boca, la realidad es un monumento -, creo que el piso se inunda cada vez que te quedas -pongo cara de asco con solo imaginarlo y le doy un manotazo -. ¡Auch! -se queja -. ¿Además quién me esperará cuando regrese? ¿Quién me abrirá la puerta?.
-No aclares que oscureces -replico.
-Por fa -junta de nuevo sus manos.
-Esta es la última vez que accedo a esto -sentencio, ella me abraza en forma de agradecimiento y es un beso que humedece mi cara -. Qué asco -me quejo, la alejo sabe que odio que haga eso, y limpio mí cara con la palma de mí mano.
-Si fuera mí hermano si te gustarían, ¿no? -no voy a mentir, sí me gustarían -. Ok, entonces este es el plan, apenas pueda me escabulló.
No puedo decirle que no, ella es arriesgada y alocada, la admiro realmente, y me gustaría ser como ella, en cambio yo soy más miedosa, no soy de arriesgarme, es más, lo único loco que hice fue enamorarme del amigo de mí hermano, y él ni lo sabe.
Entramos a la cocina donde se encuentra Lautaro y mí hermano acomodando bebidas en el refrigerador.
-¿Qué haces así vestida? -me increpa mí hermano muy molesto, me recorro con la mirada, no feliz, tengo un vestido no tan corto, no se ven mis senos ni nada, no entiendo su pregunta.
-¿He? -cuestiono desentendida.
-Te dije que vengas de pantalón -sentencia, jamás me dijo eso, no entiendo porqué está tan molesto, sí es un maldito celoso, controlador pero jamás me había cuestionado vestirme con vestido ni con pollera.
-Pero, nunca me dijiste... -dejo de hablar cuando hace un paso a mí furioso, jamás me tocaría, pero si me obligaría a cambiarme, más estando en casa de Azul, ella y yo solemos prestarnos ropa, Lautaro impide su camino poniendo una mano en su pecho.
-Tranquilo -me defiende y lo agradezco, él tiene ese poder de calmar a la fiera.
-No ves que todos la miran -espeta irritado. ¿Qué? No entiendo de qué habla. Pero sale el quid de la cuestión, resultó que alguien dijo algo de mí y a él no le gustó, depositando toda su rabia en mí, Lautaro trata de hacerlo entrar en razón para que no se enfade conmigo, y se tranquilice, miro hacía donde unos instantes se hallaba mí amiga pero se había escabullido en el medio del caos dejándome sola, había cumplido su palabra de huir cuando nadie se dé cuenta, seguro sabía que su hermano tranquilizaría al mío, articulo un gracias a Lautaro y camino al patio para salir del radar de mí hermano, evitando así que me obligue a cambiar de ropa, él es muy intenso, pero no es malo, sé que me cuida y se volvió sobreprotector, lo hace desde que estoy en el vientre de mí madre, resultó que cuando mí madre tenía dos meses de embarazo una loca le disparó y la bala rozó el útero casi matándonos a ambas, pero sobrevivimos las dos, desde ese día los dos, mí padre y él, nos sobreprotegen mucho a mí madre y a mí.
***
Siento la mirada penetrante de mí hermano a cada movimiento que hago, no le doy importancia de lo contrario hubiese regresado a casa, comienzo a hablar con un compañero de clases que se cambió este año, se llama Renzo y es muy amable, pero mí mente no puede escuchar exactamente lo que dice porque está en Azul, quien prometió enviarme mensaje y no lo ha hecho aún. Voy a matarlo cuando la vea. Y unos segundos después parece invocarla porque recibo uno.
-Voy a matarte me tenías preocupada -escribo con un emoji de carita roja de rabia.
-No sabes a quién encontré aquí -hace caso omiso a mis reclamos.
-A tus amigos -envío con un emoji de obviedad.
-No -responde y adjunto me envía una foto de Analía con un chico, muy juntos bailando, me quedo helada mirando la foto, como esa víbora teniendo a Lautaro que es un verdadero dios griego puede fijarse en alguien más -. Voy a confrontar a esa bruja. Después te cuento -sé que está mal lo que pienso, pero un poco de esperanza se alberga en mí corazón, no me gusta que él sufra, es más, quiero lo mejor para él, quiero que sea feliz aunque no sea yo, pero ella no es lo mejor, y quizás si sabe lo víbora que es la deja, y por fin me dé una oportunidad.