Por suerte Lautaro ni se había dado cuenta de la ausencia de su hermana en la fiesta, Lautaro me había preguntado por Azul una sola vez y cuando todo había acabado, le dije que se había ido a dormir y no lo volvió a hacerlo, y eso era lo único que me tranquilizaba, porque lo que realmente me tenía ansiosa era saber qué había pasado en el boliche (discoteca), que le había dicho Azul a esa víbora, la tipa es muy astuta, eso no podía negarlo, la misma hermana de su novio la había encontrado infraganti, no se atrevería a negárselo en la cara, no sería tan hipócrita de mentirle, de ponerlos en contra.
No quería dormirme hasta la llegada de mí amiga, quería que me cuente todo lo sucedido, pero estaba muy cansada y sin darme cuenta me quedé dormida. Unos ruidos y gritos procedentes de no sé dónde me despiertan, al principio no entiendo de dónde provienen, pero luego de unos segundos distingo las voces. Era de noche todavía, y cuando miré la hora en mí reloj eran las cuatro de la mañana.
-Eres una perra arrastrada, ¡yo te vi! -se oye la voz de Azul muy enojada.
-Yo no hice tal cosa -Analia se defiende con una voz tan calmada que me estremece.
Me levanto y camino apresurada hasta el lugar, me asomo y veo a Lautaro, Azul y Analía discutiendo en la sala, mí amiga lucía totalmente enojada, su expresión lo demostraba, estaba roja como un tomate, las manos en puño y hablaba entre dientes, Lautaro también se encontraba molesto, su ceño fruncido lo demostraba, él jamás perdía la calma, por eso no podía entender cómo era amigo de mí hermano quien parecía que vivía enojado, en cambio ella parecía arrogante y con una sonrisa de autosuficiencia terrible.
-¡Entonces explícame qué es esto! -espeta Lautaro enfadado mostrando el celular de Azul, calculo que es una foto de ella con el chico juntos.
-Eso no significa nada -se defiende ella, su tono tan tranquilo me daba mucho miedo.
-¡NADA! ¡Estás con un chico que no es mí hermano por Dios! -interrumpe mí amiga.
-Sí, pero no estoy haciendo nada -se encogió de hombros tranquila.
-¿Por qué estabas en un boliche cuando me dijiste que vendría tu primo y supuestamente tus padres no dejaban que salieras? -cuestiona él.
-Lautaro ella estaba con el chico! -interrumpe Azul.
-¿Los viste besándose? -ella niega -. Déjame hablar con ella, después hablaremos nosotros dos de qué hacías en un boliche cuando deberías estar en casa durmiendo.
-Esa mocosa de porquería les mete cosas en la cabeza en contra mía a tu hermana y a tí -me señala, me había descubierto.
-No la metas en esto, ella no tiene nada que ver. Azul vete a tu habitación -la reprende Lautaro y ella sale furiosa directo hacia mí, me toma de la mano y me jala, pero nos escondemos un poco para seguir escuchando.
-¿Qué pasó? -susurro
-Después te cuento.
-¿Qué es esto Analía? -le vuelve a mostrar el celular.
-No es nada, él es mí primo como te dije, si miras bien solo bailamos, no hacemos lo que tu hermana dijo que estábamos haciendo.
-¿Por qué estabas en un boliche? Te dije que vengas a casa con él a la fiesta y te negaste -Azul rueda los ojos.
-La va a perdonar -susurra molesta y preocupada.
-Por que mis padres me pidieron que le muestre la ciudad, no podía traerlo a la fiestas, pasamos por un boliche mi primo le entró curiosidad, él vive en el campo y no conoce boliches, me pidió que entremos y lo hicimos. No estaba haciendo nada con él, si ves en la foto solo estamos bailando. Perdóname, jamás pensé que te enojarias tanto por una tontería así, ¿cuántas veces sales con tus amigos y yo no te digo nada?, es solo mí primo -trata de convencerlo.
-Vamos -dice triste Azul -, ya no tiene caso -me guía hasta su habitación mientras ellos siguen hablando en la sala, nos sentamos en la cama -. Esa maldita víbora mentirosa -grita contra la almohada.
-¿Qué fue lo que pasó?.
-La muy maldita estaba bailando muy junto con su supuesto primo, como te mostré en la foto, estaban muy acaramelados como lo viste, pero enseguida me vio y se separó de él, la confronte por supuesto que lo hice, y me negó todo, entonces me vine a casa y me siguió la muy maldita desmintiendo todo. No puedo creer que él le crea -dijo entre dientes.
-O sea que no hizo nada porque te vio.
-Exacto, la muy víbora es astuta, parece que huele las cosas, y lo peor de todo es que lo tiene agarrado de los hue...
-Azul -la reprendo, no quiero que hable así.
-¿Qué? Sí es verdad.
-Lo es, pero lo que realmente sucede es que tu hermano es muy bueno, está enamorado de ella -como me costaba decir esas últimas palabras.
-Y ella lo maneja como quiere. Nunca la dejará, jamás se dará cuenta que lo vive engañando -pone cara de pena.
-¡Azul! -abre la puerta furioso Lauty -, ¡por qué demonios inventaste eso! .
-Yo no inventé nada, yo sé lo que vi ella estaba con él.
-Tienes pruebas -ella niega -. Entonces tienes que disculparte.
-No lo haré -se cruza de brazos como una niña.
-¿Por qué quieres que me peleé con mí novia?
-No quiero eso, solo quiero que abras los ojos de una vez por todas, ella no te quiere, ¡te usa! -grita!.
-Ella es mi novia, no te metas en mí vida.
-Eso es lo que haré de ahora en adelante hermanito, que te meta los cuernos bien altos.
-¡Azul! -ella se levanta y corre al baño furiosa, cierra la puerta con fuerzas haciendo que se escuche en toda la casa, ellos tenían un baño en cada habitación, es una casa enorme. Ellos no eran de discutir, siempre se llevaban bien, a diferentes de mí hermano y yo -¡Azul, abre la maldita puerta! ¡Quiero que bajes y le pidas disculpas! -insiste.
-No lo haré jamás, y lo mantengo -espeta detrás de la puerta del baño, me quedó de piedra, ni siquiera quiero moverme de mí lugar.
-¿Por qué me mentiste? -se dirige a mí, puedo percibir su decepción, solo abro los ojos grandes ante esa pregunta sin articular una palabra -. Me dijiste que Azul estaba durmiendo y resulta que mí hermana había salido - ¿está molesto o decepcionado?, no respondo, no me gusta cuando se enoja conmigo, que por cierto nunca pasa eso. Frota las manos por la cara y niega con la cabeza, no dice más nada y sale de la habitación cerrando la puerta tras sí de un golpe, unos segundos después lo hace ella.
-Perdón -articula ella apenada sentándose en la cama -, se la agarró contigo sin tú tener la culpa -me encojo de hombros.
-Que tal si dormimos mañana será otro día -propongo.
Al otro día la casa está en profundo silencio, solo se escucha las tazas apoyarse en la mesa, los dos están muy molestos, se ignoran completamente, jamás los vi enojados, tenía una razón más para odiar a esa víbora de Analía.
Los días pasaron y él no me hablaba ni tampoco a su hermana, la víbora se había salido con la suya, había logrado su cometido de separarnos de él, sabía que siempre me ponía en el medio diciendo que yo me metía y que él me prefería a mí en vez que a ella, hasta el momento jamás lo había logrado, pero por fin lo había hecho, se había enojado con ambas.
Mí hermano parecía ser que no se había enterado de nada, porque no cuestionó nada, al parecer estaba en sus propios dilemas, disputaba entre si, sí querer a la fea o no.
Ya no aguantaba estar separada de Lautaro, no soportaba que me ignore, no soportaba compartir el mismo espacio con él sin que me hable. Solo nos vemos cuando él visita a mí hermano y yo a su hermana, pero sin hablarnos, además estaba segura que si hablo con él, Azul se enojaría conmigo, y la entendía, ella no era la mentirosa, solo había tratado de abrirle los ojos.
-No es bueno que continúen así -le digo a mí amiga, me encontraba de nuevo en su casa estudiando, también era una excusa para verlo a él.
-Él es un idiota, como no va a creerme, jamás de los jamases mentiría con algo así -me ponía triste escucharla hablar así de su hermano, ella se había vuelto más rebelde estos días, se escapaba de noche de su casa para ir a bares, sabía que era una manera de castigar a su hermano. Lautaro era un buen chico pero tenía un defecto, era orgulloso y eso parecía hereditario porque su hermana también tenía el mismo.
-Está enamorado.
-¡Está ciego! Pero si quieres hablar con él ve y habla, no quiero interferir con con el amor de tu vida -porque se enojaba conmigo, yo solo quería que regrese la paz en esta casa, que vuelva a reinar el amor y la tranquilidad.
-No lo haré si tú no quieres -digo por lo bajo y ella no responde señal que quería que no lo hiciera -. ¿Quieres tomar mate?.
-Él no se encuentra, está con la víbora -lo sabía porque no vi su auto cuando entré.
-Estoy contigo, ¿no?, ¿quieres mate o no?
-Está bien, las cosas están donde siempre -yo era la encargada de hacer mate en su casa, me levanté de la silla del escritorio y bajé las escaleras, está casa es muy grande y espaciosa, era una casa de ensueño, los padres de Azul no se encontraban en casa puesto que ambos trabajan, Candela, su mamá, era contadora y tenía un estudio contable con un socio y su padre, Ethan, tenía una agencia de publicidad, mí mamá trabajaba para el padre de Azul, pero la mayoría del tiempo lo hacía desde casa.
Cuando estoy casi por entrar a la cocina me quedo de piedra, él estaba de espaldas buscando algo en la heladera, ¿cuando había llegado?, ni siquiera me escuchó, tenía dos opciones volver al dormitorio de Azul o entrar y hacer lo que vine a hacer e ignorarlo, opté por la segunda opción, grave error porque cuando hice un paso todo su aroma se impregnó en mí, pero ya era tarde para huir, él se había dado cuenta de mí presencia, me apresuré y me adentré en la cocina y, sin una palabra me apresuré a preparar el mate. Podía sentir su mirada en mí, pero traté de que mí cuerpo no temblara, él siempre provocó esa sensación en mí, pero nunca entendió a qué se debía. ¡Maldito agua que no se calienta más!, parece minutos interminables.
-Mili -murmuró, giré para mirarlo, se veía tan lindo -, lamento haberme enfadado contigo -hizo una pausa -, no me gusta estar separado de ti, de ambas -se corrigió en el instante -Disculpame.
No podía negarme, ¡por dios es Lautaro!, pero si lo perdonaba así de fácil mí amiga se enojaría conmigo.
-Entiendo porque te enojaste conmigo, solo te preocupas por ella y temes que le suceda algo, pero si tu hermana te dice lo que te dice es porque quiere lo mejor para ti, jamás te mentiría -aseguro.
-Solo quería pedirte disculpas -su voz cambió a una fría -, no quiero que ninguna de las dos se meta en mí vida.
-Prometo no hacerlo -aseguro.
-Solo... no me gusta estar enojado ni distanciado con vos, eres la hermana de mí mejor amigo -con esas palabras puso distancia -, tenemos que vernos seguido y por el bien de Kevin debemos vernos llevarnos bien -me dolieron sus palabras, para mí también él era una amigo, pero no dije nada, si eso pensaba allá él.
-¿Pudiste encontrar las cosas? -hizo acto de presencia Azul ignorando a su hermano -. Te ayudo a llevarlas a la habitación -dijo cuando vio todo en la bandeja excepto el agua en el termo.
-Pueden quedarse aquí, yo ya me voy -articuló él saliendo de la cocina.
-Antes que te enfades yo no empecé a hablarle.
-Lo sé escuché todo -interrumpe -, y no me molesta que hables con él. Gracias por defenderme -me abraza.
Los días siguientes fueron muy raros, y aunque según ellos no querían meterme en el medio lo hacían, seguían enojados, él seguía llevándonos a la escuela en su auto, mí amiga le tiraba indirectas de su novia infiel, él me decía cosas a mí para que le diga a ella y ella hacía lo mismo, me usaban de mensajera, pero preferiría eso a qué sigan sin hablarse.