En un principio mí papá era muy protector conmigo, no me dejaba salir ni tener amigos del sexo opuesto, pero mí mamá siempre intercedía por mí, logrando que cambiara a veces de opinión, ¿qué podía hacer a los seis años con niños de mí misma edad, además de tarea, estudiar y jugar?, ese hombre no entraba en razón, hasta que de golpe se tranquilizó, extrañamente, bueno había crecido, pero eso no fue lo que lo convenció, él vio un clon suyo, pero peor, este era más controlador y celoso, logrando menguar así sus celos.
Kevin no era tan fácil de convencer, casi tenía que rogarle para que me llevara con él a dónde sea que vaya, y por supuesto no era gratis, debía hacerle miles de favores, y prometerle que no me acercaría a ningún chico, solo podía estar con mis amigas, hablar y bailar con chicas, pero todo cambió hacia alrededor de un mes, estaba distraído y por eso podía tener un poco de libertad, podía hacer cosas sin que él lo supiera, todo comenzó cuando lo descubrí saliendo con alguien que jamás imaginé, Olivia, era una chica muy lista, inteligente y simpática, nada que ver con las chicas con las que mí hermano solía salir, pero tenía un defecto según él, y no era para mí ningún impedimento, no, era para mí hermano, que era todo un mujeriego, egocéntrico, superficial e idiota, era inteligente sí, académicamente hablando, pero para elegír novia su inteligencia era nula, creo que eso era el patrón que utilizan sus amigos para escoger pareja, sin excepción. Resulta que la chica en cuestión no era muy agraciada, ¡imagínense!, cómo el gran Kevin García podría salir con alguien así de fea, palabras de él no mía, lo que mí hermano no sabía, que justamente eran las cualidades de esa chica, como dije muy inteligente, que supo ganar su corazón y hoy lo tiene totalmente enamorado, por supuesto solo falta que él se de cuenta y reconozca sus sentimientos por Olivia, pero gracias a qué él quiere ocultar lo que tuvieron, y no quiso blanquear la relación, lo dejó, enfureciendo a mí hermano. Como alguien iba a dejarlo, a él, y encima fea, ahora él era el que daba vueltas para llamar su atención. La verdadera cuestión de eso, es que ahora tengo a mí hermano llevándome para todos lados, inclusive a fiestas, algo positivo, todo por guardar su secreto, eso y que me utiliza como chivo expiatorio solo para hablar con ella, y o llamar su atención, porque nos hemos convertido en amigas, entonces me utiliza para llegar a ella. Se convirtió en todo un patético. Pero me beneficia y por eso acepto sus términos, por supuesto él creía que era al revés, pero dejaba que piense lo que quisiera.
Me encuentro buscando como loca un atuendo apropiado para esta noche, porque resultó que la fiesta sería de disfraces, cosa que me informaron a último momento, o no lo recuerdo, no lo sé.
¡No tengo ningún disfraz!. Porqué vestidos tenía para ir a fiestas, había invertido para estos momentos, no era que asistía a muchas, de hecho hace poco que asistía, pero por un tiempo me había preparado.
La ventaja de hoy era que mí hermano, el controlador, no iría conmigo, nos encontraríamos en el lugar, dejándome más libertad, y vestirme como quiero, no podía desnudarme allí mismo. ¿Verdad?
Ya no quería aparentar ser una niña, ya sabemos al menos para quien, así que este día sería un antes y un después.
Revolví en mí placard y saque todo lo que había dentro, regandolo por todo el piso y la cama, tenía un disfraz de princesa, no me quedaba porque había crecido, era de la primaria además de ser muy aniñado, demasiado. Busqué y busqué y hasta que me di cuenta qué por más que escudriñe mí placard no iba a aparecer por pura milagro. Solamente me quedaba improvisar uno.
Una camisa blanca y una pollera a cuadros corta que tenía sería mí disfraz, con medias azul hasta la rodilla y unos zapatos altos, sin olvidarme el corbatín, y dos coletas altas, y cuando terminé mi atuendo, me mire al espejo, y me quedaba... bien. Mis curvas ya estaban apareciendo, había cambiado de un año a otro, mí cintura era más pequeña y mis caderas más anchas, mis pechos también hicieron su aparición este verano, no había crecido mucho de altura, pero me gustaba lo que el espejo me devolvió.
Él estaba solo y era una oportunidad para que se fije en mí, que deje de verme como su hermanita, o hermana de su amigo, como una niña. Era el momento que empiece a pensar en mí como algo más.
La pollera no era tan corta, pero pensaba levantarla un poco cuando esté en el lugar, así que mí papá me dejaría ir sin cuestionamientos, más sabiendo que mí hermano estaría allí, él se había ido primero con sus amigos a hacer la previa (juntarse con amigos antes de ir a cualquier lugar para beber alcohol y conversar), solo él no me dejaría salir así vestida.
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Antes de entrar al lugar subí la falda haciéndola más corta, el sitio estaba lleno de adolescentes hormonales, yo no era hormonal, pues solo quería estar con una sola persona. Azul me había dejado sola y se fue a otra fiesta, ella también tenía catorce años pero era más alocada, su apariencia era de más madura, aparentando ser una niña buena delante de todos pero no lo era, se escapaba a discotecas, y andaba con chicos más grandes, solo yo sabía lo que hacía, por supuesto me prometió cuidarse, no sé si lo hizo para que la deje tranquila o para tranquilizarme.
Miré a todos lados buscándolo, se encontraba sentado en un sillón, tan hermoso como siempre, su disfraz es de bombero, pero no era cualquier bombero, era uno muy sexy, borceguies negro con pantalón de bombero y unos tirantes sin camisa, mostrando su torso musculoso y desnudo, llamando la atención de todas las chicas, algo que me molestó, pero no podía hacer nada, como me gustaría que haya llegado tapado, solo yo tenía el derecho de posar los ojos en ese cuerpo escultural, bueno no, pero eso era lo que yo quería creer. Él estaba sentado en un sillón alejado con sus amigos, entre ellos mí hermano, bebía sin control, últimamente lo hacía, no podía aproximarme, de lo contrario mí hermano se molestaría al verme vestida así, solo con usar polleras él se molestaba. Lo vi muy animado hablando con unas chicas, le susurraba al oído y les acariciaba el cabello, mientras ellas le acarician los brazos desnudos, sonriendo por algún comentario de ellas o de él, notándose el coqueteo de ambos, rompiéndome el corazón, enfadádome por completo. ¿Por qué no lo hacía conmigo? Yo estaba dispuesto a estar con él, tener su atención, que me coquetee a mí. Hasta que quedó solo con una chica y se besaron, si mí corazón estaba roto ahora lo estaba más, se había convertido en mí hermano, una chica cada día, se emborrachaba, y jugaba con todas, todo por esa maldita.
Vi a Olivia, y me acerqué, no quería pensar ni ver lo que hacía, ella se veía hermosa vestida de policía, era extraño en realidad que mí hermano sin querer se había vestido también de policía combinando con ella. Nos pusimos a bailar para olvidarnos de todos, o yo de él.
Se acercó un chico y comenzó a bailar con mí acompañante y decidí dejarlos solos, todo era para que mí hermano hierva de celos aunque no lo quiera reconocer.
Tenía mucha sed y necesitaba hidratarme, me aproxime a la mesa de las bebidas, dónde había bebidas de todo tipo, muriendo de ganas de probarlas, pero si mí hermano me sentía aliento a alcohol sería mujer muerta, así que lo mejor era la abstinencia.
-Hola -me saludó Liam un amigo de mí hermano -. Te ves muy hermosa hoy -se llevó el vaso a los labios sin quitarme los ojos de encima, se nota que le gusta lo que ve.
-Gracias -respondí un poco incómoda bebiendo agua mirando hacia dónde había dejado a mí amiga -, ¿sabes que si te llega a escuchar mí hermano te mata? -advertí, aunque no me importaba si lo hacía, este sujeto era un egocéntrico, no me agradaba para nada.
-Lo sé, se lo mencioné y casi lo hace -rió -, pero vale la pena el riego -me recorre con la mirada descaradamente -, además está muy entretenido reconquistando a Aylen -me guiña un ojo y señaló con la cabeza a ese par quienes se encontraban bailando. Ella es la ex de mi hermano, superficial como él, están justo al lado de Olivia. Ingenuo, si quiere creer eso que lo haga.
-Así parece -mencioné y caminé unos pasos para quitarmelo de encima, pero me tomó del brazo y me atrajo a él.
-Oye qué te parece si... -su aliento a alcohol era insoportable, lo sentí cuando se inclinó un poco hacia mi, típico de Liam, se envalentona cuando tiene unas copas de más, de lo contrario no se me insinuaría, le temía a mí hermano.
-Voy al baño -lo interrumpo para largarme de allí, caminé rápido hasta el baño esperando que no se le ocurra seguirme, golpee la puerta, pero no pude entrar porque estaba ocupado, decidí explorar la casa, esta casa era enorme, quizás encuentre otro baño, subí las escaleras. Me detuve en una puerta que se encontraba entreabierta, algo allí despertó mí curiosidad e ingresé a la habitación, esta tenía una luz tenue que titilaba, no se podía ver con claridad, hice unos pasos adentrandome a la habitación, mirando el espacio, cuando mis ojos se adaptan a la oscuridad me sobresalto al ver a alguien acostado en la cama, que pronunciaba palabras ilegibles, me acerqué para observar con más detenimiento, y lo reconocí, es Lauty totalmente borracho, su pecho desnudo subía y bajaba acompasado, no se movía, ¿cómo había llegado aquí?. Se veía tan sexy con los labios entreabiertos y sus ojos entrecerrados, la mano me picaba para tocarlo y lo hice, aquí nadie me veía y era algo que deseé hacer hace mucho tiempo, con las yemas de mis dedos recorrí su torso desnudo, su cuerpo era como lo imaginé, bien definido, sé que me estaba convirtiendo en una pervertida, pero podía ir al infierno tranquilamente, sus labios eran suaves y cuando mis dedos lo tocaron hizo una mueca con ellos, hasta que me miró, sus ojos se abrieron y recorrieron mí rostro, luego levantó la mano y me acarició con ella.
-Eres muy linda colegiala -susurró arrastrando las palabras, me dejé acariciar por su mano, era un momento mágico que jamás se repetiría, no él estando en su sano juicio, su pulgar llegó a mis labios y los acarició, no me había dado cuenta que en ese instante mis dientes tenían atrapado mí labio inferior, los estiró con dos dedo y los liberó -. Eres una sexy colegiala -murmuró sonriendo mordiendo sus labios, luego de articular esas palabras, relamió sus labios cuando sus orbes color verdes se posaron en mí boca, me pareció la escena más sexy de mí vida. Me quedé conmovida estática. Su cara se acercó despacio a la mía mirando justo mis labios, y por unas milésima de segundo deje de respirar o mí corazón de latir, primer beso, estaba dando mí primer beso y con la persona que siempre quise y desee, el dueño de todas mis fantasías, me moví de manera torpe, hasta que se separó de mí, era una tonta, ni besar sabía, en cambio él era un experto, miró mis labios nuevamente, cuando pensé que los besos acabarían, sonrió de medio lado, relamió sus labios y me dio otro metiendo su lengua en mí cavidad, haciendo perfecta sincronización, era tan dulce y natural.
-Así muy bien -susurro apenas despegándose de mí -, aprendes muy rápido -y volvió a retomar el beso, haciéndose más posesivo, demandante, caliente e intenso. Era como estar en el cielo, sentí todo, sentí las mariposas que si antes aleteaban ahora galopaban, sentí que no escuchaba nada a mí alrededor, sentí mí corazón latir como si quisiera salir de mí pecho, sentí mis respiración errática, sentí que no podía estar más enamorado del amigo de mí hermano.
-¡Lauty! -de pronto mis sentidos se agudizan al escuchar provenir del pasillo la voz de mí hermano pronunciando el nombre del hombre que estaba besando, me separé y me tiré al suelo arrastrándome hasta quedar bajo la cama, mí hermano era capaz de matarnos si nos ve así -. ¡Lauty!, todo se volvió un caos vamos a casa -escucho la voz más cerca -, qué haces aquí acostado, te busqué por todos lados -su amigo no respondió. Vi sus pies muy cerca mío dándome un susto de muerte, parecía que se había sentado en la cama. ¡Me iba a encontrar que horror! -. Qué te pasó, apenas hace una hora te dejé, ¿cómo puedes estar así de borracho?.
-¿Dónde está la colegiala? -Su voz se sintió débil pero logré escuchar.
-Aquí no hay nadie -le respondió él -. Si que te pegó fuerte. ¿Todavía piensas en Analía? -al escuchar ese nombre mí corazón se rompió, a continuación sentí el movimiento de la cama y a mí hermano mayor moverse, señal que se levantaba y junto con él a Lauty, por los ruidos, murmuraciones y movimientos, Kevin hacía un esfuerzo para poder levantarlo, hasta que por fin lo logró, por debajo de la cama veo como pasa los brazos de Lautaro entre sus hombros para poder llevarlo y
arrastrarlo hasta sacarlo de allí, exhalo aliviada al percibir que no me vio, esperando unos minutos hasta cerciorarme que no regresarán, saliendo de debajo de la cama, antes de salir de la habitación, miro con cautela hacia ambos lados y al no ver a nadie, camino hasta el sanitario.
La fiesta había acabado por un incidente, que por desgracia lo ocasionaron mí hermano y los amigos de él, me extraña puesto que cuando fue a buscar a Lauty se lo veía bien, por lo menos caminaba sin ninguna dificultad.
Todas las miradas eran de decepción, era temprano y la fiesta ya había acabado. Ya había pocas personas y la víbora, la ex de Lauty, también estaba allí, también vistiendo un disfraz como el mío, solo que el suyo era alquilado, no un invento como el mío, y en ese instante recuerdo el nombre que pronunció mí hermano minutos antes, siento dolor en el pecho al recordar, era obvio que no la podía olvidar apesar de lo que le hizo, no sé qué amarre le habrá hecho, pero él seguía recordandola.
Mis pensamientos me despiertan de mí realidad. ¿Ahora cómo le decía a Azul que pase a buscarme siendo tan temprano? Pero no tenía otra opción, así que la llamé incontables veces por celular pero no obtuve respuesta, necesitaba contarle a alguien lo sucedido con Lautaro, necesitaba hablarlo para hacerlo real. Pero ella jamás atendió, y tuve que regresar en Uber a casa.