EL PADRE DE MI NOVIO
img img EL PADRE DE MI NOVIO img Capítulo 4 TRES
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Capítulo 6 CINCO img
Capítulo 7 SEIS img
Capítulo 8 SIETE img
Capítulo 9 OCHO img
Capítulo 10 NUEVE img
Capítulo 11 DIEZ img
Capítulo 12 ONZE img
Capítulo 13 DOZE img
Capítulo 14 trece img
Capítulo 15 cartoze img
Capítulo 16 Quince img
Capítulo 17 Diecisiete img
Capítulo 18 Diecinueve img
Capítulo 19 Veinte img
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Capítulo 4 TRES

La sorpresa en sus ojos era evidente. No se había recuperado de la sorpresa de ver a aquel hombre allí, y entonces recibió una sorpresa aún mayor. ¿Qué tenía que hacer, sonreír?

¿Qué quería Vincent? ¿Ofrecerle dinero para que se fuera como en los dramas? ¿Amenazarla tirando a toda su familia por la calle de la amargura hasta que se mudaran como en los libros románticos?

Empezó a respirar de nuevo sin darse cuenta de que había estado conteniendo la respiración. Enfrentarse a aquel hombre le parecía un reto enorme en aquel momento. Sabía que a él no le gustaba su presencia, pero su mirada... La mirada de deseo que sentía provenir de él era promiscua, no parecía real y al mismo tiempo le provocaba curiosidad.

- Un café... ¿Contigo? - Tartamudeó al menos dos veces antes de que sus pensamientos se formaran en aquella divertida pregunta. - ¿Quieres que tome un café contigo?

- Al menos puedo decir que no eres sorda. Podemos hablar mejor en otro sitio. Me gustaría hacerle una petición. - Fue cordial, demasiado educado incluso para su persona. Evitó mirarla de verdad, aunque la había estado observando desde fuera desde que llegó.

Parecía feliz dentro de aquella librería. Era su lugar favorito. ¿Tanto le gustaban los libros? ¿Y las clases? ¿Venía porque tenía que venir? ¿Tenía que ser tan estudiosa? Hasta eso resultaba atractivo, su sencillo estilo de vida.

- Supongo que no tengo nada de qué hablar contigo", dijo con tanta calma. Realmente parecía leer tus pensamientos.

- Le prometí a Ronny que hablaría contigo. ¿Podemos hablar en algún sitio mejor? - Insistió en salir de allí, no le gustaba el olor, y hacer la petición, dar una invitación, todo tenía que ser en un lugar público. Tal vez el silencio y la pequeña habitación lo delataron.

- ¿Ronny? Oh, está bien. Saldré en diez minutos.

Se giró para ir a terminar sus quehaceres, dejando al hombre solo. Desde luego... complacer a la chica parecía un reto, pero le prometió a su hijo que lo haría. Dio unos pasos hacia el interior y no pudo evitar oler su aroma. Era dulce y astuta, todo combinaba a la perfección. Siguió caminando por los pasillos hasta que volvió a verla.

El pelo recogido y la mirada fija en su trabajo, qué guapa era.

No. No podía tener esos pensamientos. Cuando se despertó aquella mañana de otro sueño caliente con Clarisse, sólo podía pensar en cómo iba a conseguir que aceptara la invitación a la fiesta, necesitaba a Ronny allí. Tenía que mantener la cabeza fría.

Como había prometido, 10 minutos más tarde Clarisse subió al coche de Vincent con el conductor. En cuanto se cerró la puerta, pudo oler el aroma que provenía de él y no mentiría si no le gustaba.

Ella nunca podría pensar en ese hombre malvado como una persona agradable. El mero hecho de estar en el mismo ambiente que él era un signo de descontento por su parte, la hacía sentirse incómoda y el deseo de alejarse de él era abrumador.

- ¿Qué es tan importante que no podíamos haber hablado en la librería? - Rompió el silencio. Vincent la miró - ¿Vas a apartarme de la vida de tu hijo?

- Si te lo pidiera, ¿lo harías?

- Por el dinero del mundo, dejaría a Ronny. - Se miraron fijamente - Puedes seguir adelante si ese es el tema.

Ella sabía que no era bienvenida, que había odio, que había desprecio, pero ¿por qué no podía ver nada de eso en su mirada? Sus ojos claros y grises brillaban en su dirección. ¿Qué clase de odio era ése? Porque habría jurado que conocía ese mismo deseo en los ojos de Ronny.

- Llegamos. - El conductor les advirtió a ambos que rompieran el contacto visual y salió del coche para abrir la puerta. En primer lugar para la señora, a la que le gustaba el lugar que había elegido. Ya había estado aquí unas cuantas veces; después de todo, como buena amante del café, sería un error no haber visitado todos los lugares de la ciudad.

Los camareros la reciben y la sientan en una mesa bonita y ordenada. Se sentó con toda elegancia, dando las gracias al educado camarero. El hombre mayor observaba todos sus movimientos.

Su corazón acelerado podía ser un problema, incluso sus manos temblorosas le molestaban. Lo que no hacen los padres por sus hijos.

- Gracias por venir. Sé que no nos llevamos muy bien. - Su tono era bajo junto a sus labios que se movían lentamente, era encantador, ella no iba a negarlo.

- No te caigo bien. Y sólo vine porque si Ronny estaba de acuerdo entonces debía ser algo bueno. No es que espere nada bueno de ti.

- No soy un monstruo como crees, simplemente no estoy de acuerdo con esta relación.

- ¿Porque soy pobre? - Una pregunta así en un lugar público podría causar ofensas, miradas feas y otras cosas. Afortunadamente, las mesas estaban muy separadas y el camarero que se acercaba con el pedido que había tomado poco antes aún estaba lejos.

Sus miradas estaban clavadas la una en la otra y podrían avanzar la una hacia la otra en cualquier momento, pero con intenciones diferentes. Mientras una le apartaba la cara, la otra le agarraba el pelo largo, ahora suelto, y la acercaba.

Le levantaría el largo vestido hasta ver todo lo que escondía, la besaría con fuerza, le chuparía la piel, la tendría para él en cualquier sitio, incluso en el sucio suelo de la librería, o sobre una mesa cargada de café y dulces. No le importaría, simplemente la tendría.

- ¿Me estás escuchando? - despertó de sus sueños para enfrentarse a la chica- ¿No soy lo bastante buena para tu hijo porque soy pobre?

- No he venido aquí para hablar de eso. Clarisse parpadeó un par de veces, ¿hablaba en serio? - Organizaré una fiesta de Navidad para mis socios y en la fiesta presentaré a Ronny como mi nuevo socio y heredero.

- ¡Vaya! - Sonrió orgullosa. - Puede que no lo parezca, pero Ronny te respeta mucho, te admira como el hombre más increíble del mundo... Eso me hará feliz.

- Y tú... ¿me admiras algo? - La sonrisa de Clarisse se vino abajo, sin saber de dónde había salido la pregunta ni cómo iba a responderla. - Esta actuación sólo tendrá lugar si Ronny va, y él sólo irá si tú estás allí.

- En la última fiesta a la que asistí, me ignoraste y me trataste mal, presentándole otra chica a tu hijo como si yo no estuviera allí. No quiero volver a pasar por eso.

- Si amas a Ronny tanto como dices, hazlo por su futuro, de lo contrario no necesitas volver a poner un pie en mi casa.

- ¿Estás dudando de mi amor?

- Sí, lo dudo. Eres demasiado hermosa para amar a mi hijo" Sin filtrar sus palabras, soltó lo que sus pensamientos le decían que era una respuesta. Y justo en ese momento, se arrepintió.

La expresión de sorpresa en su rostro, la copa aún en el aire. ¿De verdad tenía que llamarla guapa? No era mentira, pero sonaba extraño.

Sin decir nada, sacó del bolsillo de la chaqueta un sobre rojo con adornos navideños y se lo acercó.

- Me gustaría que estuvieras en la fiesta. Tu presencia será muy apreciada.

Y se fue, dejando la cuenta pagada.

            
            

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