Capítulo 5 CUATRO

Los ojos muy abiertos de Clarisse observaron atentamente cómo el hombre cruzaba la puerta y se marchaba sin mirar atrás. Miró los billetes que había sobre la mesa, los dulces que había pedido y la mano de él, que fue bajando poco a poco hasta llegar a la mesa.

¿Por qué la felicitaría? ¿Era un mal truco para hacerla ir a la fiesta después de la invitación? Porque aunque era importante para Ronny, no era el lugar en el que quería estar en Nochebuena.

Tampoco terminó de comer ni se tomó el café. Recogió la invitación de la mesa y se marchó a coger el primer taxi que pasó. Su mente confusa la llevó hasta la casa de su mejor amiga, a pocos metros de la suya.

Llamó al timbre con insistencia hasta que la puerta se abrió, dejando ver a la chica dentro. Con una expresión de odio y felicidad al mismo tiempo, Clarisse entró de todos modos.

- Sé que somos amigas, pero interrumpirme en medio de mi sueño reparador es complicado. - Maldijo, cerrando la puerta.

- Son casi las seis de la tarde, por favor. - Eres una maravillosa estudiante de moda y estoy segura de que estarás encantada de ayudarme a encontrar un conjunto increíble para la fiesta de Navidad de los Tornneghts.

- La sorpresa vino con la invitación. - La sorpresa vino junto con la invitación - ¡Oh Dios mío! Vas a ir a la fiesta de Navidad de Ronny. Hmmm, espera, ¿cuál es la condición? ¿Vas a servir a alguien?

- ¿A quién? No. No. Esta vez fue el Sr. Tornneght quien me invitó personalmente. - De repente, los ojos de Vivian, que habían estado vidriosos sobre la invitación que tenía en las manos, se dirigieron a Clarisse, sonriendo con la esperanza de ser comprendida.

- No puedes ir a esta fiesta porque ese hombre te haya invitado. Puede que te haya tendido una trampa. - En serio, ¿recuerdas lo que pasó en la última fiesta? Le presentó una chica a tu novio, delante de ti, como si fueras invisible.

- Ronny dijo que sólo iría a esta fiesta si yo era su cita y es muy importante que esté allí por su padre - Omitió algunas cosas, porque no quería contar todos los secretos de la familia.

- Te voy a ayudar. Te voy a vestir como una princesa. Y ese ridículo no podrá negar tu belleza y lo perfecta que eres para su hijo.

Clarisse sonrió al recordar el cumplido que había recibido, Vincent no parecía ser una persona normal o que dijera mentiras, siempre había sido muy sincero al decir que no la aprobaba, así que ¿por qué mentiría sobre su belleza?

Después de todo, ¿por qué pensaba que era tan hermosa para su hijo?

Había salido el sol cuando Ronny llegó a casa. Dejó el coche para más tarde y entró corriendo. El comedor estaba vacío; pronto encontraría a su padre en el estudio.

Y allí estaba, sentado detrás de su escritorio trabajando como de costumbre, pero esta vez había un aire de diversión.

- Espero que hayas cumplido tu promesa. - Vincent levantó una comisura de los labios en una sonrisa. Tener a esa chica cerca realmente hacía feliz a su hijo. Oh, él también sería feliz si pudiera tenerla.

- La invité personalmente y le dejé la invitación. Ella decide si va o no.

- Ella va a venir, va a venir porque voy a reforzarla. La voy a llamar para cenar esta noche y le voy a dejar claro que quiero que esté allí y que apruebas nuestra relación.

- ¿Le dirás ahora mentiras a tu novia? - Ronny perdió la sonrisa al instante. - No apruebo nada, sólo la invité a la fiesta.

- Clarisse es una chica increíble. Es la mejor de la clase. - Se apoyó en la mesa y por fin llamó la atención de su padre - Dime un fallo y por qué no te gustaba, ya que nunca cuestionaste a mis otras novias.

Y realmente, a él no le importaba con quién salía su hijo, no hasta que conoció a Clarisse. ¿Fue atracción a primera vista? ¿Pasión? ¿Fuego? ¿Deseo? ¿Calor?

Querer ver a la novia de tu hijo desnuda en tu cama es una buena razón para no querer verla con él.

- Alégrate de que le haya gustado la idea de ir a la fiesta. Conténtate con eso.

Dijo secamente, volviendo rápidamente a su ordenador.

No tenía nada más que decirle a su hijo que, aunque quería seguir discutiendo el asunto, era claramente un caso perdido.

Ronny volvió al salón, subiendo las escaleras peldaño a peldaño. Sus pensamientos volaron. Vincent nunca se había metido con sus amigos o novias. Aunque su condición financiera dejaba un gran vacío para el mundo de los negocios, donde los matrimonios por contrato se mencionaban a toda costa.

¿Era éste el tipo de relación que buscaba Vincent? Sólo así se entendía por qué no le gustaba Clarisse: era claramente una opción que no aportaría nada a la empresa, pero que le endulzaría mucho la vida. ¿No era suficiente?

De vuelta a su habitación, envió un apasionado mensaje a su novia que, aunque tenía sus dudas, le confirmó que estaría en casa en unos minutos.

Al menos, mientras intentaba comprender los pensamientos de su padre, podría disfrutar de la compañía de su amada.