Capítulo 3 Compañera

Mork había sentido que una energía diferente se acercaba a él, sabía que su tiempo se estaba acabando y que Marui pronto estaría allí para reforzar la barrera, lo sentía, después de todo no era estúpido, pero cuando sintió que esta energía se acercaba se dio cuenta de que era su oportunidad de salir de allí sin gastar demasiada de su ya escasa energía. Presiente que alguien se le acerca lentamente, pues al entrar en la barrera levanta la mirada para ver de quién se trata.

Entonces vio dos ojos marrones que lo miraban fijamente, ella tenía el pelo largo y negro, los labios regordetes y rosados, su lobo se agitaba en su pecho, era la primera vez que lo sentía en los años que llevaba en prisión, sabía que ahora sus ojos debían estar desprendiendo una luz azul, señal de la presencia de su lobo, Mork parecía intrigado, "¿qué habría visto su lobo en esta chica para aparecer solo cuando él la veía?", estaba confundido, pero en cuanto ella lo tocó lo entendió, en contra de su destino y de todo en lo que creía Mork pudo reconocer y un gruñido en su mente le confirmó lo que ya sabía, "pareja", dijo su lobo asustándolo, sintió que su corazón se aceleraba, "no, eso no debería ser posible, no quiero pareja", su mente se aceleraba, mientras su cuerpo le decía lo que trataba de negar, cuando la barrera cayó vio como la mujer frente a él se desplomaba y sin poder evitarlo su lobo tomó control parcial de su cuerpo sosteniéndola, "maldita sea Drago", era inútil discutir, su lobo no se dejaba intimidar, no abandonaría a su compañera, impotente Mork abre un portal y se tele transporta a su antigua cabaña, un lugar donde solo él sabía donde estaba, entra, quita la sábana polvorienta de su cama y tiende a la mujer en sus brazos, su lobo estaba irritado por su descuido con su alma gemela, pero no le importa, dándole la espalda sale de la habitación y se sienta en el suelo a recoger energía de la naturaleza, uno de sus dones era poder extraer energía de la naturaleza o de otra persona, ese era un día de luna superazul, algo raro, así que no tardaría mucho en recuperarse. En cuanto se recuperó, canalizó su energía y lanzó su señal al cielo, pronto la imagen de un gran lobo negro se formó en la luna, proyectando sombras sobre el reino, ahora sus enemigos sabrían que volvía y su venganza sería implacable. Una sonrisa cruel se formó en su rostro angelical mientras pensaba en como vengarse de Marui, no había barreras en el reino capaces de retenerlo ahora que era libre, en cuanto la mujer despertara seguiría su camino olvidando que alguna vez la había visto, su lobo se agitó en su pecho ante este pensamiento y una frase se formó en su mente, "mía", su lobo no renunciaría a su compañera y por mucho que Mork cediera no había mucho que pudiera hacer."Si insistes te mato" le gruñe Mork a Drago, un gruñido insoportable llena la cabeza de Mork tirándolo al suelo, su lobo le estaba mostrando lo que le pasaría si le hacía daño._¡No pasa nada! - gruñe Drago y se detiene, el sudor cae por la cara de Mork mientras lucha por mantenerse en pie. Mork pasó el resto de la noche sentado en la hierba observando la energía y controlando sus pensamientos, no se dejaría dominar por el odio, sería frío y calculador con su venganza y su lobo estaba de acuerdo con él. Drago quería sangre y él se la daría.Cuando casi amanecía, unos pasos alertaron a Mork, y olfateando el aire, sonrió.

_¡Alfa! - grita un hombre en cuanto lo ve, corre y se arrodilla a sus pies.

_Hola Maison, cuánto tiempo - , dice Mork, tocando la espalda del hombre.

_Vine en cuanto vi tu señal en el cielo -, dice levantándose y dándole un abrazo, -La manada de la Luna Negra está celebrando tu regreso.

_¿Cómo han ido las cosas todos estos años que he estado fuera? - el mundo había cambiado, Mork necesitaba informarse para decidir sus próximos pasos.

_ Desgraciadamente, nada va bien, mi Alfa, el Consejero Connor asumió como Alfa después de su sellado, nuestros aliados se rebelaron contra la manada, estamos al borde de la guerra -

los ojos fríos de Mork mostraban todo su descontento.

_Por lo que veo, Connor sigue siendo el mismo inútil de siempre - Maison no se sorprendió, siempre había sabido que Connor quería ser Alfa.

_Siento ser el portador de estas malas noticias.

_De Connor no se podía esperar otra cosa, no solo es tonto, sino incompetente -Mork sentía un profundo desprecio por el consejero y nunca se había preocupado por ocultarlo.

Mork escuchó a la mujer despertarse y haciendo señas a Maison para que se escondiera, entró en la cabaña, al atravesar la puerta, el fuerte aroma de ella llenó sus fosas nasales, un olor a rosas y chocolate llenó sus fosas nasales, haciéndolo sentir extasiado por un momento, sintió ronronear internamente a su lobo, algo que le resultaba escandaloso.

Cuando sus ojos se encuentran con los de ella, siente el magnetismo entre ellos, esa energía que intenta acercarlos.

_¿Dónde estoy? -, dice ella con su melodiosa voz.

_En mi camarote y espero que te vayas pronto -ella le mira sorprendida por sus duras palabras.

_No te pedí que me trajeras aquí, tengo casa por si no lo sabías -sentía como si la temperatura de la cabaña hubiera bajado diez grados con sus palabras.

_¿Cómo te atreves a dirigirte así a mí? - dijo él, sujetándole la barbilla con fuerza, sus ojos como cuchillas afiladas sobre los de Elena.

_Quítame las manos de encima -, dijo ella, apartándole la mano de un manotazo, -ni siquiera te conozco.

_No necesitas saber mi nombre -, dice él, cortándola.

_También creo que es mejor que seas demasiado arrogante -, dice ella, levantándose de la cama.

_Alguien tiene que aprender modales,_ dice él, acercándose a ella. Al ver la expresión asesina en el rostro del hombre que tenía enfrente, Elena dio unos pasos hacia atrás, una vez más su lengua la había metido en problemas.

            
            

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