La Dama de Acero
img img La Dama de Acero img Capítulo 2 Un adiós inesperado 2
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Capítulo 6 CÓMO CURAR UN CORAZÓN ROTO img
Capítulo 7 NOCHES OSCURAS img
Capítulo 8 La Dama de acero  img
Capítulo 9 Trastornos img
Capítulo 10 En busca de la armonía   img
Capítulo 11 El secreto de Mark img
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Capítulo 2 Un adiós inesperado 2

En la mansión McCarthy nuestra nana y ama de llaves Lupe, se encontraba comiendo junto a Alondra su hija, sí, la niña que la acompañaba cuando pasó todo lo del baúl.

-No puedo creer lo que pasó, hoy como todas las mañanas le serví el desayuno, le di su café y de repente para el medio día se había ido -dijo con tristeza Lupe.

-¿Y Ximena ya está aquí? -preguntó Alondra.

Alondra tenia su cabello ondulado negro y su piel apiñonada, era unos cuantos centímetros más bajita que yo y tenia un cuerpo curvilíneo, ella era mi mejor amiga en la vida.

-Pues la señorita Lilian dijo que no le quedaba de otra, que le tenía que hablar, pero que si por ella fuera, no le decía nada -respondió Lupe.

-Esos muchachos están enfermos mamá, yo sé que tú los quieres y has intentado ayudarle al señor Arthur con sus hijos, pero en serio son acólitos del diablo -comentó Alondra.

-¡No digas eso Alondra! Mis niños sólo han tenido una vida dura, no son malas personas -exclamó Lupe.

-¿Entonces cómo explicas el odio inmenso que le tienen a su media hermana? ¡Por Dios, mamá!, hicieron hasta lo imposible porque Ximena y su madre salieran corriendo de la casa -dijo Alondra.

-Lo sé, Carolina ya no quiso causarle más problemas al señor Arthur y ya no podía soportar más groserías para su hija..., pero esos chicos siempre fueron influenciados por su madre, si tú quieres que alguien sea odiado sólo háblale mal a los demás de esa persona -dijo Lupe defendiendo a sus bebés.

-¿Crees que sea buena idea ir a ver a Ximena ahora? -preguntó Alondra.

-Yo creo que lo mejor será esperar a mañana... -dijo Lupe con tristeza.

Yo me encontraba viendo a mi padre en la caja, siempre me han dicho que lo ideal es no verlos para que no tengas ese recuerdo, pero no podía dejar de mirarlo, mi padre lo era todo en mi vida. «¿Y ahora qué crees que debo hacer sin ti?» pensé llena de dolor.

Mark se acercó a mí y me dijo con toda la frialdad del mundo.

-Ya nos vamos, en unos momentos vienen por él para llevarlo al cementerio -dijo Mark.

«Espera ¿Qué?» dije dentro de mí.

-¿Hoy mismo? -pregunté.

-Él así lo estableció, no quería prolongar nuestro dolor -espetó Mark.

Miré a mi padre por última vez y bajé el rostro.

-Entiendo... -dije.

Me despegué de la caja, mientras los trabajadores de la funeraria preparaban a mi padre. El cortejo fúnebre se comenzó a formar, bajamos por las escaleras y fue increíble salir del edificio y escuchar los aplausos de la gente y gritos agradeciendo todo lo que mi padre había hecho por la ciudad, caminamos para la limusina, subió Lilian, Mark, pero cuando yo iba a subir...

-Lo siento, pero tú no puedes ir aquí... -dijo Mark con saña y cerrándome la puerta en la cara.

Me quedé petrificada, sabía que mis hermanos serían groseros, pero de eso a, ¿ni siquiera respetar mi dolor?, me sentí avergonzada, giré y Amy me hizo una seña de que me fuera con ella, caminé hasta donde ella estaba, Alex miraba la escena desde lejos y por un momento me comprendió.

Llegaron los coches al cementerio y todo mundo se sentó en las sillas alrededor de la tumba, poco a poco fueron bajando la caja, yo sentía que la vida se me iba junto con él, ¿por qué? ¿Por qué la vida tiene que ser tan injusta?

Cerré mis ojos y al abrirlos desperté de golpe en mi cama, miré para todos lados, entonces me di cuenta que me encontraba en mi habitación en Pittsburgh, comencé a llorar con desesperación «Todo había sido cierto y no un mal sueño».

A la mañana siguiente Lilian y Mark se encontraban desayunando en la mansión.

-¿Cuándo es la lectura del testamento? -preguntó Mark.

-Es hoy y por cierto quiero decirte que lo que sea que mi papá haya puesto en él, no hay que hacer un escándalo -dijo Lilian tomando un trago de café.

-¿Por qué lo dices? -preguntó Mark.

-Tú sabes por quien lo digo, es obvio que mi papá le dejó a ella algo, no sé ni cuánto ni qué, él en eso fue muy minucioso, de hecho, nunca me dejó ver nada -dijo Lilian.

En ese momento entré al comedor y me senté.

-Buenos días -dije y Mark se levantó de inmediato y se iba a retirar-. Si te molesto me puedo ir a la cocina. -Él se detuvo y me miró-. Miren, yo no vengo a molestarlos, solo vine a decirle adiós a mi papá, ya lo hice, así que regresaré hoy mismo a Nueva York.

-No puedes, Mike quiere vernos hoy -dijo Lilian.

-¿Por qué no fue ayer? -preguntó Mark.

-Alguien tenía que hacerse cargo de la empresa, lo hubiera hecho yo, pero dijo que tenía que estar presente en el funeral -respondió Lilian con frialdad.

Mark y yo miramos a Lilian impresionados.

-No creas que queremos que te quedes, pero mi papá dejó muy claro que, si tú no estabas presente, no se haría lectura del testamento -agregó la dulce Lilian.

-Yo no quiero nada -respondí.

-Ni creo que te lo merezcas, pero él dejó claro lo que quería y lo vamos a respetar. ¿Entendiste? -dijo Mark un tanto amenazante.

-Okay -contesté, mis dos hermanos se fueron, Lupe entró a recoger y al verla corrí a abrazarla-. ¡Lupe! -exclamé con emoción.

-Mi niña, no sabes cómo lo lamentamos, Alondra quería venir, pero por su trabajo no pudo, espero que se vean en estos días -comentó Lupe.

-¡Ay Guadalupe!, no creo que vaya a estar más de dos días aquí... me esfuerzo, no soy ni siquiera grosera con ellos, pero lo único que me queda claro es que me odian -respondí.

-Ellos no te odian, es simplemente que necesitan conocerte más -dijo mi nana con voz dulce.

-Me fui de aquí a los seis años y veníamos o ellos iban cada fin de semana. ¿Crees que necesitan conocerme más? Toda mi vida junto a ellos fue horrible -dije, ambas nos sentamos y Lupe tomó mi mano-. Me he quedado completamente sola... mi padre era lo único que me quedaba.

-Hija, tienes mucha gente que te quiere, aquí Alondra, Amy y Benjamin, siempre han estado contigo y nunca te han dejado sola, ya ves que hasta han ido a visitarte -dijo Lupe llenándome de optimismo-. Y yo, sabes que yo también te quiero. -Ambas nos abrazamos.

Alex se encontraba en el hospital, revisando a un paciente.

-Bien, en un rato más viene el doctor Harrison para llevarlo a la tomografía -dijo Alex.

-Gracias -respondió su paciente.

Alex salió del cuarto y vio a Mark a lo lejos, éste corrió para alcanzarlo.

-¡Mark! -gritó Alex, su amigo se detuvo-. ¿Cómo sigues?

-Pues ya me siento un poco mejor, aunque mientras Ximena siga en mi casa, no creo sentirme bien -respondió Mark mientras ambos caminaban.

-Lo dices como si Ximena fuera alguien insoportable -comentó Alex, obteniendo la atención de Mark, molestándolo-. Es verdad, ayer me di cuenta que para nada los molesta Mark, creo que deberían ser, aunque sea un poco más amables, después de todo es tu hermana.

-Mira eres mi mejor amigo, pero en serio no quiero discutir por una estupidez de este tipo así que, con tu permiso -espetó Mark molesto, entrando al cuarto de su paciente.

Mientras, me encontraba leyendo uno de mis libros raros, no se si sepan que es el manga, pero los amaba, era algo así como una bailarina otaku y amante de la ciencia ficción, la puerta sonó y se escucharon voces.

-¿Quién es Lupe? -pregunté poniéndome de pie y saliendo al recibidor, al ver que era Chris solo corrí-. No sabes lo que significa para mí que estés aquí. -Lo abracé y brinqué.

-Viene a defenderte de tus horribles hermanos. Me imagino que ni por el deceso de tu padre te respetaron. -Lo miré triste-. Lo imaginé. Además, vengo a decirte que me dieron el papel y me dijeron que si regresabas en estos días te lo darían a ti también, que entienden lo de tu padre, pero que necesitamos empezar los ensayos lo antes posible.

-Pues por mí, me regresaba hoy mismo, pero hoy en la tarde es la lectura del testamento y mi papá ordenó que estuviéramos todos los involucrados -respondí.

-Está bien, regresemos mañana. ¿Te parece bien? - preguntó Chris. Me quedé pensando.

-Okay, ahora, ¿cómo ves si te enseño la ciudad? -dije.

-Me parece bien, no conozco Pittsburgh -dijo Chris.

Lilian se encontraba en ese momento en lo que ahora sería su oficina, su trono, donde el rey de los negocios se sentaba, ella se sentó y observó todo el escritorio de mi padre, se recargó en la silla echándose para atrás y comenzó a recordar cuando tenía cinco años.

-¿Cómo que te vas a casar? ¿Ya no nos quieres? -preguntó Lilian.

-Hija yo los amo y nunca los dejaré de amar, pero Carolina es la mujer de mi vida, a ustedes los ama y los adora, ha cuidado de ustedes cuando tú madre no está -respondió mi padre.

-¡PUES NO! ¡YO NUNCA VOY A QUERER A ESA SEÑORA! -exclamó con odio Mark de tres años

-Eso dicen ahorita, pero ella siempre ha cuidado de ustedes, además siempre les ha hecho de comer -dijo mi padre con una sonrisa.

De ese recuerdo Lilian saltó dos años adelante, ella ya tenía siete y mi madre hacía tarea con ella, pasando sus dedos por el cabello de Lilian.

-Mira qué bonito te salió el dibujo... -dijo mi madre con una voz dulce y sonriendo, Lilian sonrió al escucharla.

En ese momento Evelyn entró gritando y llevaba a Mark de la mano.

-¡¿CÓMO TE ATREVISTE A REPRENDER A MI HIJO MALDITA MUJERZUELA?! -gritó Evelyn.

Mi madre se levantó molesta, pero no quiso hacer un escándalo.

-Lilian y Mark vayan a jugar afuera. -Los dos hicieron como que se iban, pero se quedaron a ver todo detrás de una columna-. No tienes por qué venir a gritarme así, no lo golpeé, sólo lo dejé castigado el fin de semana porque sacó malas calificaciones.

-¡Tú no tienes ningún derecho! ¡Cuando tu hija crezca podrás regañarla lo que quieras! -gritó Evelyn.

-Creo que tengo más derecho que tú, porque yo estoy aquí vivo con ellos, mientras tú te vas de viaje con tu amante en turno.

Evelyn le dio una cachetada a mi madre, en eso entró mi padre con un amigo de nombre Darren y ambos vieron el golpe, Darren se acercó a ver a mi madre, mientras mi padre tomaba a Evelyn.

-¡Lárgate de aquí! -exclamó mi padre.

-Pero... -dijo Evelyn, mi padre la tomó del brazo y la empujó a la puerta-. ¡ERES UN MALDITO! -gritaba Evelyn.

-¿Estás bien? -preguntaba Darren O'Brien.

-Sí, gracias Darren -contestó mi madre avergonzada.

-¡No vuelvas a poner un pie en esta casa! -gritó Arthur McCarthy, pero Mark se le fue a los golpes a mi padre-. ¡Hijo!

-¡No, mamá! ¡Yo quiero a mi mamá! -gritaba Mark.

Darren veía a Mark impresionado.

-Espero no pasar por eso nunca -dijo Darren.

-Cuando tengas hijos entenderás -respondió mi padre.

En ese momento, Patrice, la asistente de mi padre, tocó la puerta y regresó a Lilian al presente al llevarle un cerro de papeles que tenía que firmar, esa sería su nueva vida.

Alex se iba bajando de su automóvil cuando a lo lejos alcanzó a verme a mí junto con Chris, yo iba prácticamente a las risas, pues Chris me hacia reír mucho, al verme Alex sonrió, yo levanté mi rostro y lo saludé de lejos, él respondió el saludo.

-¿Será el novio? -preguntó Alex y entró a su casa.

Del otro lado de la calle Chris me preguntaba:

-¿Quién es él?

-Es el mejor amigo de mi hermano, hermano de Amy -dije a Chris, dejándolo sorprendido-, pero él también es uno de mis detractores.

-¿Qué fue lo que les generó tanto odio a ustedes? Porque no puedo comprender como después de tantos años eso continúe -expresó Chris.

-Créeme que a veces yo quisiera saber qué fue lo que pasó. Cuando yo tenía conciencia de todo, ya me odiaban... -respondí.

Chris y yo pasamos un largo rato paseando por la ciudad, hasta que llegó el momento de ir a la oficina de Mike.

Mike Sanders era el abogado de mi padre y a quien confiaba todo, él tenía treinta y cinco años, un galán latino, alto, guapo, bastante varonil, cabello castaño un poco ondulado peinado hacia atrás, cabello engomado porque odiaba sus rizos, ojos cafes, traje negro perfecto, la verdad Mike imponía y era bastante elegante, todo eso se lo aprendió al jefe, mi padre.

-Dije que no llegaran tarde y nada que llegan -dijo Lilian con cierta molestia.

Yo entré corriendo desesperada.

-Disculpa Lilian es que no recordaba cómo llegar aquí caminando y odio tomar el elevador.

-Descuida tú tienes pretexto, pero el idiota de Mark no -dijo un tanto nerviosa.

-Esperaremos un poco más, tal vez tuvo alguna urgencia en el hospital -dijo Mike con dulzura.

Mike al verme, salió de atrás del escritorio y me abrazó.

-A ti no te había podido dar el pésame -dijo Mike.

-Ni yo te lo di a ti -dije con una sonrisa triste.

Mike Sanders había sido un niño recogido por mi padre, él creció con nosotros, bueno más con mis hermanos, puesto que yo vivía con mi madre y él no solo me quería, me amaba como un hermano.

-Tal vez Mark se... -La puerta interrumpió a Mike y al ver a mi hermano con Evelyn se molestó un poco-. Bien, Mark, ¿podrías cerrar la puerta?

-Bien. Estamos todos presentes -dijo Mike, pasando detrás del escritorio y poniéndose serio.

-Falta la zorra de tu madre. ¿Dónde está? -espetó Evelyn mirándome.

Yo la observé furiosa.

-Mi madre no era una zorra, ella tuvo un solo marido, a diferencia de usted. Y ella no vino porque murió hace tres años. -Lilian, Mark y Evelyn se quedaron viéndome impresionados-. ¿Por qué me miran así? ¿Acaso pensaron que no vino por no verlos? Si ella hubiera estado viva, créanme que hubiese llegado antes que cualquiera.

Vi el rostro de Lilian un tanto afectado por la noticia, eso sí era un tanto sorprendente.

-¿De qué murió? ¿Por qué no nos dijo nada mi papá? -preguntó Lilian.

-Bueno muchachos, eso es algo que podrán discutir después. Yo sí tenía conocimiento de eso -dijo Mike mirándome triste-, es por eso que tu padre cambió su testamento hace tiempo. -Eso dejó impresionados a todos-. Yo Arthur McCarthy en pleno uso de mis facultades mentales le dejo a mi ex esposa Evelyn Evans el Pent-house en Dubái.

-Bueno al menos no me fue tan mal -dijo Evelyn con una sonrisa.

Mike nos miró a los tres.

-Esto será un poco difícil... -dijo con una sonrisa nerviosa.

-¡No me diga que le dejó todo a ella! -exclamó Mark.

-¡Qué bueno que no eres interesado! si no qué pensaría de ti -dije ácida.

-¡A mí no me hables así, estúpida! -gritó Mark.

-¡Ay! mira como lloro idiota -dije haciendo como que me limpiaba los ojos.

-¡BASTA! Mike aún no termina de leer -gritó Lilian para callarnos-. Prosigue por favor.

-Bien, a mis hijos Lilian, Mark y Ximena espero que para cuando estén leyendo esto, yo ya esté rodeado de varios nietos y si no es así, no saben cómo lamento haberlos abandonado antes, yo siempre los he amado, a cada uno de ustedes, a ninguno más que a los otros, ustedes tres han sido mi razón de vivir. Después de la muerte del amor de mi vida quedé devastado, no sabía cómo seguir viviendo.

Tuve que contener el llanto al escuchar a mi padre a través de la voz de Mike.

-Sin embargo, ustedes me dieron la fuerza para seguir de pie creando un nuevo camino, hijos los amo, los amo como no tienen una idea y es por eso que creo que antes de darles los bienes monetarios, debo hacer lo que no hice antes... -Lilian y Mark se miraron-. Mi última voluntad es que los tres vivan un año juntos -dijo Mike.

-¡QUE! -gritamos al unísono.

-Si alguno de ustedes no quiere respetar mi última voluntad, no habrá ningún problema, al final del año tendrá de igual forma su dinero, pero tendrá en su conciencia que no cumplieron con el deseo de su padre. Y lo que sigue no puedo leerlo hasta dentro de un año -dijo Mike enunciando el último mensaje de mi padre.

-¿EN QUÉ PENSABA MI PAPÁ CUANDO HIZO ESO? -preguntó Mark gritando.

-¿En verdad no podemos hacer nada al respecto? -preguntó Lilian.

-Bueno, según esto ustedes seguirán teniendo la casa y los negocios que surjan durante el año, pero para tener el privilegio de todo está estipulado que sea un año -enunció Mike.

-¿Y que se supone que yo haga? -pregunté llena de miedo.

-Pues tú te puedes ir después de todo lo que más debe importarte es el dinero. -comentó la mala mujer.

-No es por eso, tengo que regresar a Nueva York, me están esperando para que yo sea la estrella en una puesta en escena, ¿Debo renunciar a todo? -Me puse de pie y salí molesta del lugar.

Mi padre quería que renunciara a mi vida, solo por un experimento social con ese par de locos, era algo descabellado.

Del otro lado de la ciudad Amy se encontraba en su habitación haciendo algunos diseños de vestuario, ella amaba las modas y soñaba con tener su propia marca de ropa.

-Se ven perfectos -dijo Amy con una sonrisa.

En eso se empezó a escuchar un alboroto y Bonny su ama de llaves entró corriendo despavorida a su habitación.

-¡Señorita su mamá está rompiendo cosas! -exclamó Bonny.

Amy se levantó corriendo a detener a su madre, pero era imposible, arrojaba todo y gritaba.

-¡MAMÁ CALMATE! -gritaba Amy.

-¡MALDITA SEA! ¡ODIO MI VIDA! -gritaba Emily, Amy esquivaba las cosas hasta que llegó a su madre y la atrapó-. ¡Suéltame Amy!

Alex llegaba en ese momento del hospital y al ver a su madre corrió a apoyar a Amy.

-¡Otra vez estuviste bebiendo! -exclamó Alex.

Entre los dos hermanos la llevaron a su habitación y la recostaron.

-Duérmete mamá... -dijo Alex.

-¿Por qué, hijo...? -dijo Emily.

-¿Por qué, qué mamá? -preguntó Alex.

-¿Por qué tuviste que nacer...? -dijo Emily quedándose dormida, Alex se quedó serio.

-Está tomada Alex -dijo Amy, Alex se levantó y ella se fue tras él. -Alex tú sabes que ella no lo dijo en serio, cuando está tomada siempre dice puras...

-Dice la verdad Amy, ella no miente, ¿Crees que no me he dado cuenta que yo fui la razón por la cual se casó con mi papá? -Amy tomó la mano de su hermano-. Cuando vuelva en sí, dirá que me ama y todas las mentiras que siempre ha dicho.

-Ella te ama, es solo que está tomada y dice puras tonterías -dijo Amy

-Claro... -dijo Alex saliendo.

Entré desesperada a mi habitación, tomé mis cosas y cuando estaba a punto de salir del cuarto me topé con Lupe.

-¿Qué haces, Ximena? -preguntó Lupe.

-¡Mi papá quiere que me quede un año aquí! ¿Puedes creerlo? Un año. A mí no me importa el dinero, no me importa quedarme con nada, yo tengo mi vida en Nueva York y no la voy a cambiar por vivir con las personas que me han hecho la vida imposible, así que me voy -dije desesperada.

-¿Y la voluntad de tu padre? -dijo Lupe, yo solo la miré-. Si, yo ya sabía que eso te iba a pedir tu papá, sé que suena una locura Ximena, pero si él lo pidió debe ser por algo.

-Lo siento Lupe, yo no pienso sufrir más -respondí y salí corriendo, Lupe me perseguía.

-¡Ximena solo recuerda que esa es la última voluntad de tu padre! -gritó Lupe mientras yo salía de la casa.

Alex se encontraba en su cuarto estudiando y repitiendo las palabras de su madre una y otra vez en su cabeza, cuando escuchó que tocaron la puerta de su habitación.

-¡Pase! -dijo Alex, al voltearse vio a Mark-. ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? ¿No te tocaba la guardia en el hospital?

-Tu papá me dio permiso de entrar una hora más tarde... de hecho me dijo que si quería no fuera -dijo Mark un tanto pensativo.

-¿Ocurre algo? -preguntó Alex.

-Leyeron hoy el testamento, pero también me enteré de algo que me hizo sentir... no sé cómo decirlo, raro -dijo Mark con un tono de tristeza en su voz.

-¿Qué fue? -preguntó Alex.

-Bueno, de lo que me enteré es que Carolina murió hace tres años. -Alex miró impresionado a Mark-. Sí, la verdad no sabía nada, al parecer mi padre no quiso decirnos, tal vez porque pensó que no nos importaría o que armaríamos un alboroto.

-¿Qué es lo que en realidad te afecta? -preguntó Alex.

-No lo sé, ¿sabes?, Ximena se ha quedado completamente sola, la familia de Carolina estaba en México y no creo que tenga mucho contacto con ella -comentó Mark bajando el rostro.

-Tal vez lo que te pasa es que te preocupa tu hermana, tan sola -contestó Alex.

-Tal vez por eso mi papá ordenó que viviéramos un año juntos. -Alex lo miró impresionado.

-¿Qué has dicho? -preguntó.

-Lo que oyes, mi papá nos dejó de última voluntad que teníamos que pasar un año entero bajo el mismo techo. El caso es que ella salió corriendo de ahí y por lo que Lupe me informó hace un momento por teléfono, se ha ido -comentó Mark.

-¿Y qué piensas? -preguntó Alex.

Mark sonrió cínicamente.

-No esperaba más, ella es una bailarina, su vida es el escenario, no estar aquí en Pittsburgh, la verdad mi papá no pensó lo que hacía, prácticamente le está cortando las alas. -respondió Mark.

-Pues eso sí. Sin embargo... -Alex se quedó pensativo-, no lo sé, lo poco que he hablado con ella me da a pensar que no es como creíamos

-¿A qué te refieres? -preguntó Mark.

-No lo sé, simplemente el momento en que le cerraste la puerta de la limusina, su rostro, su actitud; ella se fue con nosotros en el coche y en ningún momento habló mal de ustedes. Tal vez la idea de tu padre no era poner a prueba a nadie, sino que realmente se conozcan -respondió Alex.

-Sí, el viejo tenía ideas muy extrañas, pero al final ella se ha ido y todo queda como antes, bueno me voy al hospital, si no tu padre me va a querer mandar a hacer puro papeleo. -dijo Mark.

Ambos chocaron las manos, Mark salió y Alex se quedó pensativo.

-Ximena McCarthy, ¿qué harás? -dijo Alex.

Yo me encontraba en el aeropuerto de Pittsburgh esperando mi avión a Nueva York, traía puesto mi ipod y justo se puso "It Feels Like Home To Me", Chris tomaba mi mano, quité uno de mis audífonos.

-Créeme esto es lo mejor. Tu sueño es ser una gran bailarina y lo vas a ser -dijo Chris.

-Sí, pero... no me gusta la idea de no cumplir lo que mi papá quería -comenté.

-Siento decirte esto, pero tu padre ya está muerto, él vivió su vida como quiso y nadie le dijo que hacer.

Una vez mi padre me dijo que la vida era como una montaña rusa... A veces sientes que puedes tocar el cielo cuando estás arriba y cuando vas de bajada solo te queda aferrarte para no caer.

Anunciaron el vuelo, tomé mis cosas junto con Chris y comenzamos a caminar.

Lilian estaba en su habitación, ella se miraba en el espejo, abrió su cajón, sacó una navaja y se hizo un corte en su muslo, mientras ella lloraba.

Mark se encontraba en el hospital justo cuando llegó un paciente que estaba sufriendo un ataque al corazón, él corrió a atenderlo.

-¡LE DIO UN INFARTO, LO HEMOS QUERIDO REANIMAR, PERO...! -gritó el paramédico.

-¡Carro rojo! -gritó Mark- ¡Vamos! ¡Sube a doscientos! -gritaba Mark, pero no había respuesta, lo intentaban e intentaban, hasta que en desesperación terminó con las compresiones-. ¡Vamos! uno, dos, tres...

Estaba desesperado, estaba fuera de sí, no quería dejar ir a su paciente, todos se detuvieron, pero él continuaba. Robert, el padre de Alex y jefe del hospital llegó.

-¡Mark, déjalo ya! -exclamó Robert.

Mark se quedó petrificado y miró a todos, él salió de la sala y Robert se fue tras él.

-Creo que necesitas unos días muchacho -comentó Robert.

-No, lo que necesito es estar ocupado, si no... -Mark comenzó a entrar en desesperación y Roberto lo abrazó-. Mi papá murió... -dijo llorando.

-Vamos hijo, necesitas irte a casa -comentó Robert.

Alex miraba a su madre dormir, él pasaba su mano por su frente.

-Quisiera entender qué es lo que te pasa... -dijo Alex.

-Arthur... -dijo Emily entre sueños, dejando a su hijo con la boca abierta.

Mark conducía su auto y entraba a la gran mansión, yo estaba sentada en las escaleras de afuera con mis maletas.

Una vez leí que no hay que hacer planes con tu camino, que el tiempo es el único que te dirá por dónde caminar. Cuando más perdido te sientes, es cuando el camino vuelve a abrirse...

Mark bajó del auto y subió a donde yo estaba.

-¿Qué haces aquí? Pensé que te habías ido... -dijo Mark.

-Me siento bastante perdida y no tengo a nadie -dije sin poder contener el llanto-, y creo que este es mi hogar.

Mark me miró a los ojos, bajó su rostro y de la nada me abrazó, eso me dejó impresionada.

-Vamos a dentro -dijo mi hermano.

            
            

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