La Dama de Acero
img img La Dama de Acero img Capítulo 3 Señales
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Capítulo 6 CÓMO CURAR UN CORAZÓN ROTO img
Capítulo 7 NOCHES OSCURAS img
Capítulo 8 La Dama de acero  img
Capítulo 9 Trastornos img
Capítulo 10 En busca de la armonía   img
Capítulo 11 El secreto de Mark img
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Capítulo 3 Señales

¿Has tenido señales del universo? Mi padre siempre dijo que debía hacerle caso a todas las señales que la vida me diera, porque en una de ellas podría encontrar la respuesta a mis problemas. Llevaba una semana en Pittsburgh y no había tenido ningún altercado con mis hermanos, eso debía ser una buena señal.

Cenábamos juntos, en las mañanas Lilian iba a correr como todos los días a las siete de la mañana. Mark se levantaba para ir al gimnasio y yo realizaba yoga todas las mañanas, me ponía mis puntas y bailaba en el salón de fiestas de la casa, todo parecía que iba relativamente bien, sin embargo...

Una noche, Alex corrió la cortina de la división entre camas para toparse con su paciente.

-Bien señorita Domínguez... -dijo distraído con el expediente y al verme se sorprendió-. ¿Ximena? ¿Tú no eres Domínguez? ¿Qué haces aquí?

-Verás hace un rato estaba en mi casa intentando dormir, pero no sé qué fue lo que pasó que sentí como que me ahogaba -dije mientras Alex comenzaba a revisarme-. De hecho todos los días me he sentido como si quisiera darme un infarto.

Alex me hizo una seña de que guardara silencio en lo que escuchaba mi corazón, él se quitó el estetoscopio y me miró.

-¿Puedes dormir durante la noche? -dije que no negando con la cabeza-. ¿Te sudan las manos y sientes euforia? -Yo asentí, Alex tomó mi hombro-. Tranquila, lo que tienes son ataques de ansiedad.

-¿Estás seguro? ¿No necesito ningún estudio? -pregunté-. Yo...

-Seguro, todo esto es provocado por la muerte de tu padre, sé que tienes una semana aquí y que no has salido de tu casa -comentó Alex, yo lo miraba impresionada-. Me lo dijo Amy. Ella ha estado muy ocupada y por eso es que no ha podido ir a verte.

-Lo sé, todos tienen algo que hacer menos yo -respondí.

-Y ese debe ser el problema principal de lo que te ocurre, debes distraerte -comentó Alex.

-¿Y que se supone que haga? No he peleado con mis hermanos, pero tampoco me dirigen la palabra, por un momento pensé que Mark... -dije bajando el rostro.

El día que Mark me encontró en la escalinata se portó bastante amable conmigo y por un momento me hizo pensar en que tal vez haría algo por llevarnos mejor, pero no fue así. Alex sonrió sarcástico.

-Por Dios... Mark es así con todos, no sólo contigo, yo soy su amigo y créeme es de lo más agrio, no te sientas especial. -Alex me sacó una sonrisa con su comentario-. ¿Sabes?, yo tengo libre mañana en la tarde. ¿Te gustaría salir conmigo?

Lo miré un poco apenada.

-¿Cómo una cita? -pregunté.

-No, no, como crees, yo no quiero tener novias por el momento, además ahorita estoy metido de lleno en mi carrera -dijo Alex, haciéndome reír.

-Okay, yo solo preguntaba, es mucha explicación para algo que no te importa... Es solo que... acabo de perder no solo a mi padre, sino también a mi novio -enuncié.

-¿Ese chico con el que paseabas era tu novio? -preguntó Alex.

-Sí, llevábamos saliendo seis meses, pero creo que mi situación complicó todo -contesté con tristeza.

-Bueno, debe ser un patán para no haber hecho más por ti -dijo Alex un tanto coqueto.

-Gracias, pero yo decidí quedarme y renunciar al ballet por un año, cosa que a él no le pareció, así que lo entiendo -expuse. Entonces nos miramos.

-Bien te daré la receta para que pidas a la farmacia, esto te ayudará con la ansiedad -dijo Alex escribiendo una receta-. ¿Tienes cómo irte a casa?

-Tomaré un taxi -contesté.

En eso Mark iba pasando por ahí y nos vio platicando, de inmediato se acercó a nosotros.

-¿Qué pasó? ¿Qué haces aquí? -preguntó.

-Ya me iba, es que tuve un ataque de ansiedad y pensé que moriría -comenté a mi hermano.

-¿Y sabe Lilian que estás aquí? -preguntó nuevamente Mark.

-No -contesté.

-Pues cuando salgas debes avisar -dijo Mark.

Alex y yo nos miramos impresionados de lo que acaba de decir mi hermano.

-Lo siento, no quise despertarla, sé que mañana tiene una junta importante -dije un poco apenada.

-Si quieres te llevo a casa, tengo mi descanso ahorita -dijo mi hermano dejándome impresionada nuevamente-. Espérame afuera.

Tomé mi suéter y con una sonrisa me despedí de Alex saliendo del lugar.

-Si no te conociera diría que acabas de actuar como un hermano celoso -dijo Alex.

-Alex no son celos, simplemente durante un año tengo que hacerme cargo de ella, así que mantente alejado de mi hermana, te conozco, sé que sólo te diviertes con las chicas y después te olvidas de ellas, así que por nuestra amistad te pido no lo intentes con ella -dijo Mark con cierta molestia.

Al otro día, los tres desayunábamos en el gran comedor de la casa, ninguno hablaba, Lilian miraba documentos, Mark tenía un libro de medicina a un lado y se veía que subrayaba algunas cosas, yo me servía fruta y los miraba con atención.

-Dios, mi papá rescató tantos negocios de la bancarrota que eso de checar contrato por contrato es agotador y todavía tengo que planear la cena de beneficencia y... -dijo Lilian, siendo interrumpida por Mark.

-¿Y por qué no repartes el trabajo? -preguntó mi hermano.

-Ya habíamos hablado Mark, no puedo hacer eso hasta que no sepa bien en qué términos quedó mi papá con todos sus negocios -respondió Lilian.

-Tal vez yo podría ayudar en algo -dije un tanto temerosa, ambos me miraban.

-Gracias, pero nada de esto tiene que ver con los bailes y esas cosas -respondió Lilian de mala gana.

-Con su permiso -dije molesta y retirándome del lugar. Mark miró a Lilian serio.

-¿Qué pasa? -preguntó Lilian.

-Anoche se te escapó -dijo Mark lanzando la servilleta a la mesa, Lilian lo miraba impresionada-. Me la encontré en el hospital, con un ataque de ansiedad y lo más seguro es que está deprimida.

-Bueno, ¿qué quieres que haga?, yo no la puedo tener todo el tiempo vigilada... -contestó Lilian bajando la voz.

-Yo te digo para que tengas más cuidado, no creo que quieras que las cosas se compliquen o salgan mal. -Mark se puso de pie y Lilian lo observaba.

-Entiendo -dijo Lilian, Mark se retiró.

En casa de los Brown, Amy se encontraba cortando tela para sus diseños de vestuario, Alex entró a la habitación y sonrió al verla trabajando.

-Hola... -dijo Alex.

-A ti te quería ver -dijo Amy dejando de cortar la tela-. ¿Cómo está eso de que invitaste a Ximena a salir? -preguntó Amy con mucha seriedad.

-¿Ella te lo dijo? -preguntó Alex cruzándose de brazos y recargándose en el tocador de Amy.

-Sí, porque le pregunté si hoy podíamos ir a ver algunas telas y ella me dijo que sí, que después de que salieran a comer -respondió Amy.

-¿Y eso tiene algo de malo? -preguntó Alex un tanto pícaro.

-Claro que tiene algo de malo Alex, te conozco y sé que eres un mujeriego de cuenta, mi amiga en estos momentos se siente frágil por lo de su papá y tú te vas a aprovechar de eso, mira que fuera otra chica, no importaría, pero ella es mi mejor amiga -respondió Amy.

-Está bien, intentaré no hacer nada que perjudique tu amistad con Ximena -comentó Alex.

-Gracias, sólo una pregunta. ¿Por qué Ximena? -preguntó Amy.

-En realidad solo pienso salir a comer con ella porque creo que le hace falta distraerse, ya que sus amigas están muy ocupadas con sus respectivos trabajos -respondió Alex con una bella sonrisa.

-Entonces es una comida tranquila sin flirteo -dijo Amy.

-Exacto eso es -afirmó Alex.

-Me parece bien, lo apruebo, ahora ven que necesito las medidas de un hombre alto y guapo -dijo Amy riendo y midiendo a su hermano.

En la mansión McCarthy, Alondra se encontraba parada esperándome a que bajara, Mark entró de la piscina secándose y al verla se quedó sorprendido, ella lo miraba del mismo modo.

-Buenas tardes señor McCarthy estoy esperando a su hermana espero no molestar -dijo Alondra un tanto tímida, Mark se aproximó a ella.

-Ya sabes que no es ninguna molestia, al contrario -dijo Mark, ambos se miraban a los ojos.

-No te hagas ideas que no son, sólo vengo a ver a tu hermana -respondió Alondra-, por cierto, lamento tu pérdida.

Mark se veía afligido.

-Alondra, por favor, debemos hablar... -dijo Mark tomando el rostro de Alondra.

-¿De qué debemos hablar? Tú dijiste todo lo que tenías que decir, tú nunca vas a cambiar y yo respeto tu decisión -respondió Alondra retirando las manos de Mark de su rostro.

-Te extraño, ahora que falleció mi papá no sabes cuanto te necesité. Quería que estuvieras conmigo -dijo Mark, Alondra sonrió irónicamente.

-¿Y qué quieres? -Ella se acercó a él-. Ya te dije que debes hacer para que podamos estar juntos -dijo Alondra.

Al oír mis pasos ambos se separaron, yo entré al salón, pero claramente sentí la tensión entre ellos.

-¿Ocurre algo? -pregunté extrañada.

-No, sólo me estaba dando el pésame. Con tu permiso Alondra y gracias por tu apoyo -dijo Mark retirándose de la escena.

-¿Qué fue todo eso? -pregunté.

-Nada, ya sabes que no soporto a tu hermano, pero eso no quiere decir que no comprenda lo que ha pasado -respondió Alon.

-Sí, entiendo -dije un tanto extrañada-. ¿Qué es lo que te trae por aquí? Pensé que estabas trabajando.

-De hecho, me escapé un rato de la escuela, quería saber cómo estabas, no habíamos podido vernos -dijo Alondra, ambas nos sentamos en la sala.

-Pues no sé qué es peor, el ocio o la tristeza -dije sin tapujos.

-Dicen que el ocio es la madre de todos los males, así que lo mejor sería que te ocuparas en algo -comentó mi amiga.

-¿Y en qué? Todo lo que yo quería está en Nueva York y aquí no quieren que yo sea partícipe de nada, deben pensar que soy irresponsable y que no sé hacer nada -contesté.

-¿Y Chris? -preguntó mi amiga.

-No he sabido nada de él. Aunque para serte sincera no creo que yo haya sido algo importante. Nunca me llamaba, siempre fui yo quien lo mensajeaba y ahora con lo de mi padre bueno... no tiene caso -dije con un largo suspiro.

-Pero pareciera que no te duele -dijo Alondra, mientras yo me sumía en el sillón.

-Ya sabes que no estaba enamorada, sólo era para no sentirme sola, nada en mi vida ha estado bien... -dije, después imperó el silencio-. ¿Por qué discutías con mi hermano?

-Por nada, tú sabes que siempre hemos chocado, eso es todo. -Alondra se puso de pie nerviosa-. Tengo que irme. Nos vemos mañana.

-Está bien, hoy voy a ir a comer con Alex -dije. Pero al parecer dije la peor grosería en mi vida porque Alondra me tomó de la mano y volvió a sentarse de golpe-. ¿Qué pasa? -pregunté.

-Estás loca, ese tipo es un don Juan -espetó Alondra.

-No creo que tenga planes de conquista, soy la hermana de su mejor amigo -dije, pero me quedé pensativa-. Claro que soy la hermana no querida de su mejor amigo.

-¿Ves?, además te voy a decir que es lo que va a pasar, llegarás al restaurante -dijo Alondra-, él te abrirá la silla, comenzará a actuar como todo un caballero y te hará preguntas sobre ti.

Esa tarde Alex y yo, nos encontrábamos en el restaurante, estaba muy nerviosa por todo lo que Alondra me había dicho.

-¿Qué tal la vida en Nueva York? -preguntó Alex con una linda sonrisa.

-Muy bien, un poco ajetreada pero ya estoy acostumbrada al estrés que me provoca la ciudad -contesté nerviosa.

-Imagino que siempre debes tener fiestas los fines de semana -dijo Alex.

-No, yo estoy dedicada a mi carrera, mi ex si salía cada fin de semana -respondí.

Observaba a Alex, pero dentro de mi cabeza escuchaba la voz de Alondra «Llegará el mesero y él pedirá por los dos, mientras hace eso, tú volteas a ver al mesero y cuando regresas la mirada frente a ti ya hay velas y flores, ahí es cuando empieza el peligro...» Y dicho y hecho al voltear todo estaba sobre la mesa como ella había dicho.

-¿Y bien...? -preguntó Alex, pero lo interrumpí.

-¿Qué pretendes? -pregunté un poco a la defensiva. Alex se quedó mirándome serio.

-¿Por qué lo dices? -preguntó.

-Velas, flores. Por favor Alex se suponía que esto era una cena normal. No una conquista -dije un poco molesta, pero él sonrió apenado.

-Es normal. Las velas y las flores son parte de la decoración -respondió Alex.

El mesero, quien nos está sirviendo vino asintió, mirándome, aguantándose la risa por lo que había dicho, me sentí avergonzada, todo por confiar en Alondra.

-Lo que pasa es que me han platicado sobre tu reputación y no creo que yo vaya a terminar contigo donde quieres y menos si te mandó mi hermano -dije.

-Mira, eres hermana de mi mejor amigo, el hecho de que él te odie no quiere decir que sea capaz de enviarme para hacerte daño y por otra parte eres la mejor amiga de mi hermana, jamás las separaría, ¿me entiendes? Además, no eres mi tipo -respondió Alex un tanto ácido.

-Okay, creo que entiendo -dije sonriendo.

La verdad se me hacía amable, Alex sonrió al verme más tranquila.

-No te sientas mal, eres muy bonita, pero me gustan las chicas con más carne -dijo Alex sarcástico. Eso me molestó un poco.

-¿Qué te hace pensar que estoy indignada, si claramente te estoy diciendo que no quiero una cita romántica? -contesté un tanto golpeado.

-Veo que te gusta discutir -dijo Alex riendo.

-No, es sólo que me hicieron pensar que tal vez tú estabas interesado en mí, pero olvídalo ya no quiero hablar de ese tema -enuncié.

-Me parece bien -respondió Alex.

Pero por alguna razón ambos nos miramos y nos carcajeamos.

Mark llegaba del hospital a la mansión, se encontró con Lilian sentada en la sala leyendo un libro.

-¿Dónde está Ximena? -preguntó Mark, quien traía unas cajas medianas en las manos.

-Tu pequeña hermana salió con Alex -respondió Lilian, fría como siempre.

Mark, al escuchar eso, estalló.

-¿POR QUÉ LA DEJASTE? -preguntó Mark furioso.

-¿Qué quieres que le diga? Ya está grande, además no me digas que ahora vas a ser un hermano preocupado -contestó Lilian.

-No es que me preocupe, pero tampoco le deseo mal -dijo Mark enojado por el comentario de Lilian. Ella lo miró fijamente.

-Lo que tú digas -dijo seca, bajó la mirada y vio las cajas-. ¿Qué es eso?

-Son unos rompecabezas -respondió Mark un tanto apenado.

-¿En serio crees que vas a ayudarla con unos rompecabezas? Mark te voy a decir que es lo que te pasa -dijo Lilian fría y calculadora mientras él se sentaba-, sientes culpa. -Mark la miraba serio y molesto-. Mira, yo nunca tuve nada en contra de Carolina, de hecho, ella fue como una madre para mi cuando nuestra mamá se dedicó a conquistar veinteañeros... yo sé que no eres malo, pero tú viviste diferente la separación de nuestros padres y mi madre te metió las ideas suficientes para ponerte en contra de Carolina.

-Sé a dónde quieres llegar, así que no lo hagas -dijo Mark poniéndose de pie.

La puerta se escuchó y entré sorprendiéndome al verlos.

-¿Dónde estabas? -preguntó Mark molesto.

-Salí con Alex, me invitó a cenar -dije extrañada.

-No quiero que te involucres tanto con él -dijo Mark, yo lo miré seria-. Él no es lo que parece, lo único que quiere es jugar contigo.

-¿Y tú cómo lo sabes? Además, descuida, ya estoy lo suficientemente grande como para cuidarme -respondí un tanto golpeado.

-Te lo digo en serio, Ximena -respondió Mark.

-¿Y ahora a ti qué te pasa? Nunca te ha importado lo que yo haga -respondí hostil.

-¡Vives bajo mi techo así que obedece! -gritó Mark subiendo a su habitación, dejándome confundida.

Lilian se puso de pie luego de ver el espectáculo de Mark.

-Sé que nunca hemos estado unidos, pero si él quiere hacerte un favor es por algo. Que descanses -dijo Lilian subiendo a su habitación.

Di unos pasos y vi sobre la mesa de centro las cajas de los rompecabezas, supuse que Mark los había comprado por lo que Alex le había dicho la noche anterior, no lo pude evitar, me hizo sonreír la acción de mi hermano.

Alex llegaba de igual manera a su casa, abrió la puerta de su habitación y se encontró con Amy sentada en la silla de su escritorio.

-¡Wow, que sorpresa! -exclamó Alex sorprendido.

-¿Cómo te fue? -preguntó Amy.

Alex bajó la mirada, Amy se preocupó y de golpe él levantó el rostro sonriendo.

-¡Tu amiga es increíble! -dijo Alex maravillado, Amy lo miró sorprendida-, nunca había hablado con una mujer como ella, sabe de deportes...

Alex platicó a Amy lo ocurrido en el restaurante.

-Voy al gimnasio, pero me gusta mucho practicar un poco de boxeo -dijo Alex.

-¿Lo ves o sólo lo practicas? -pregunté tomando un poco de vino.

-Era fan de Pacquiao y me sentía él -dijo Alex riendo.

-Lo siento no lo digo porque mi madre era mexicana, pero Márquez le dio su merecido -dije riendo-. ¿Y en el fútbol?

-Obviamente los acereros. Imagino que los Jets -dijo Alex.

-Imaginas bien -respondí con una sonrisa sin querer coquetear.

Alex terminó de platicar lo ocurrido, Amy lo miraba sorprendida de que ambos hubiéramos hecho clic al instante.

-Es... como un chico más, bueno con la diferencia de que ella tiene pechos y es una chica linda -dijo Alex, captando la mirada seria de su hermana-, descuida no dañaré tu relación con ella, estoy seguro, es un amigo mas eso es todo.

-Pues más te vale que sea sólo tu nuevo compañero, porque es casi mi hermana y no me gustaría que mi relación con ella se dañara por ti -respondió Amy.

-Te lo prometo. Ahora me disculparás, pero quiero dormir un rato antes de irme al hospital -dijo Alex besando la frente de su hermana.

Amy salió de la habitación, pero lo dicho por Alex la preocupaba.

En la mansión McCarthy, yo me encontraba recostada en la cama muy pensativa sobre la cena con Alex, la verdad había sido bastante agradable.

-Deja de pensar en la cena, él es como cualquier tipo... -dije.

Pero entonces recordé cuando me fue a dejar a la mansión.

-Bien, aquí está tu casa, te dije que llegarías sana y salva. -Sonreí y luego me puse seria-. ¿Qué es lo que pasa? ¿No te la pasaste bien?

-No es eso, al contrario, me la pasé súper, es solo que bajaré del auto y regresaré a la realidad -respondí.

-Me imagino. -Alex me miró-. Te pido una disculpa por todo lo que pasó cuando éramos más chicos... y créeme que estoy seguro de que Mark se arrepiente también.

Me dejó sorprendida.

-Eso nunca lo sabré, pero por lo pronto acepto tus disculpas -respondí.

Ambos nos dimos la mano y nos miramos.

-Si te sientes sola, cuenta conmigo... Sé que estás pasando momentos muy difíciles y siempre se necesita de alguien, así que aquí estoy.

Él se acercó y besó mi mejilla, no pude evitar sonreír, regresé al presente justo cuando sonaba la alarma de mi celular, pues tenía que tomar un medicamento, tome mi pastilla y bebí agua, «Me gustó mucho salir con Alex».

Al otro día, bajé a desayunar, Mark desayunaba solo, me miró serio.

-Buenos días -dijo Mark.

-Buenos días, Mark -dije-. Gracias por preocuparte por mi anoche.

Me miró de reojo y dejó de desayunar.

-¿Quién dice que me preocupas? Sólo no quiero ser la burla en el hospital -dijo Mark poniéndose de pie y retirándose.

Bajé mi rostro, Lilian llevaba unos papeles en la mano, ni se percató de lo que pasó, ella solo se sentó y tomó un poco de jugo.

-¿Y Mark? -preguntó Lilian-. ¿Ya lo hiciste enojar tan rápido?

-Yo no le hice nada, él se molestó porque le di las gracias por lo de ayer -respondí a Lilian.

-Querida, si quieres que las cosas vayan bien por aquí déjame darte un consejo, no hables con él -dijo Lilian. Me quedé pensativa y en voz baja dije:

-¿Y con quien se supone que hable en esta casa?

-¿Qué dijiste? -preguntó Lilian dura.

-Nada, yo... -dije con cierto temor.

-Mira, es difícil para todos, no sólo para ti, después de todo, nosotros también tenemos que adaptarnos a ti y estoy casi segura de cuál fue el plan de mi papá, pero tú y yo sabemos que no dará resultado -espetó Lilian.

El teléfono sonó y Lupe corrió con él en las manos para llevarlo a mi hermana.

-Señorita le habla Mike -dijo Lupe.

Lilian de inmediato se puso roja y contestó un poco apenada, Lupe y yo sonreímos al percatarnos del nerviosismo de Lilian.

Debo decir que Mike vivió en la mansión McCarthy desde los quince años, él llegó cuando mi mamá y yo ya nos habíamos ido, pero Mike era como el hermano mayor de todos, solo que Lilian nunca lo vio así.

-Mike, ¿cómo estás? ¿A qué se debe el motivo de tu llamada? Sí, me imaginé que eso era lo que querías... no porque tuvieras que querer otra cosa, sino porque eso era importante. -Lilian nos miró y se sintió apenada-. Sí, en una hora estoy por allá gracias. -Ella colgó-. ¿Por qué tienen esas caras?

-Disculpa, Lupe me estaba contando un chiste -respondí.

-¿Ves a lo que me refiero con adaptarse a ti? -dijo Lilian irritada-. Regreso a las seis. -Se fue.

-¿Desde cuándo está enamorada de Mike? -pregunté a Lupe.

-Ay linda, desde que tenía doce años, pero Lilian es tan especial, ya sabes, a las nueve de la mañana, desayuno. Almendras a las doce, todo muy cuadrado -contestó Lupe-. Supongo que es tímida y por eso no dice nada.

-Pues espero algún día se suelte el pelo y se comporte diferente, parece un robot -comenté.

-Es buena chica, ambos son buenos chicos Ximena, creo que este asunto entre ustedes no sólo es problema de ellos, veo que tú tampoco pones mucho de tu parte.

-¿Crees que no me esfuerzo?-pregunté asombrada.

-No lo creo, estoy segura. Intenta acercarte más y si recibes negativas vuelve a intentarlo, como lo hizo tu madre -dijo Lupe.

-Pues a ella no le funcionó nada, pero está bien, lo intentaré -dije un tanto sarcástica.

-Puedes empezar por pasarle a dejar estas cosas a Mark al hospital. -Lupe sacó una maleta-, ese niño siempre olvida la mochila y pidió que se la llevara.

Yo la miré escéptica de su experimento, pero creo que no tenía nada que perder.

-Mmm, okay lo haré -dije tomando la maleta-. ¿Puedo tomar un auto?

Lupe me miró como si hubiera dicho una grosería.

-El único disponible es el de tu padre y dudo bastante que quieran que lo conduzcas.

-¿Entonces cómo llego hasta el hospital? -pregunté.

Pero Lupe al ser latina hizo lo propio, me envió en autobús y no porque los latinos solo anden en autobús, sino porque dijo que era una forma de no crear problemas y ahorrar dinero, yo iba un tanto molesta «Acércate más a tus hermanos, ni siquiera puedo tener mi propio auto», pensé.

Bajé del autobús, yo iba vestida como lo hacia en Nueva York, llevaba leggins grises, calentadores negros, short de mezclilla y blusa tipo camionero, los residentes me miraban de pies a cabeza, algunos me coquetearon, yo simplemente saludé y sonreí. Entré al hospital, que por cierto era en su mayoría del padre de Alex, él era el accionista mayoritario y el director del mismo.

-¿Dónde está información? -me pregunté y vi enfrente de mí el quiosco-. Hola, buenos días o tardes no lo sé bien, necesito ver a Mark McCarthy.

La joven que atendía era una belleza, alta, rubia, con una presentación increíble.

-¿Tiene algún enfermo en el hospital? -me preguntó.

-No, yo soy familiar de Mark -le dije -. Hermana...

-Mira, ve derecho por el pasillo, ahí está el módulo de especialidades, ellos podrán informarte mejor -respondió amablemente la joven.

-Gracias -contesté.

Caminé por el pasillo, los residentes seguían mirándome y algunos me gritaban piropos, cosa que me estaba empezando a molestar.

-¡Ximena! -escuché el grito de una voz familiar, era Alex y sonreí-. ¿Qué te trae por aquí? -Él corrió a alcanzarme.

-Vine a dejarle su maleta a Mark, pero no sé si vengo vestida muy ridícula o porqué todos me miran, algunos incluso me han gritado tonterías -dije.

-Es porque aquí todos traemos nuestro uniforme y tú bueno... te ves hermosa con eso -respondió Alex, haciéndome sentir bien.

-Gracias. Toma, ¿podrías darle esto a Mark? -dije estirando la mano con la mochila.

-Sería mejor que tú se lo dieras, ven, sígueme -dijo Alex tomándome de la mano y jalándome.

Lilian admiraba a Mike, en la oficina mientras él le explicaba algunas cosas, sólo que en cuanto él sintió la mirada, ella volteó el rostro.

-Entonces tenemos que revisar cuáles fueron las empresas que mi padre rescató de la bancarrota -contestó Lilian.

-Sí, tu padre fue un hombre muy querido en Pittsburgh y más al momento de ayudar a los pequeños empresarios a salvar su único patrimonio -respondió Mike, quien siempre se veía imponente y varonil con el traje.

-¿Crees poder tener todos los contratos antes de fin de mes? -preguntó Lilian.

-Yo creo que sí, tu padre era un hombre muy ordenado y debe tener todos en el archivo. ¿Has pensado en qué tema vas a usar para el baile de beneficencia?

-Aún no lo sé y con Ximena en casa es muy difícil trabajar -dijo Lilian, Mike se echó a reír-. ¿De qué te ríes?

-Qué difícil puede ser si ni siquiera se hablan, ¿A poco la atiendes? Me hablas como si no supiera como se llevan -dijo Mike, apenando a Lilian-. Conmigo no tienes que fingir algo que no es, yo viví con ustedes tres años y siempre hemos estado juntos, créeme sé toda la historia.

-Aunque no la atienda es difícil, porque no se siente uno cómodo, invade mi espacio -respondió Lilian.

-Tú y yo sabemos que eres especial con el trato con la gente -contestó Mike, Lilian se puso seria al escucharlo.

-Nunca he sabido, por qué soy así -comentó Lilian.

-Tal vez es algo que deberíamos investigar -dijo Mike con una bella sonrisa.

-No es algo que me quite el sueño -respondió Lilian con frialdad. Ambos se miraron.

-Mira, yo sé que fue difícil para ustedes lo que pasó cuando eran niños, pero ya son adultos Lilian y deben encontrar un equilibrio en sus vidas.

Lilian solo lo miraba seria, hasta que él se acercó y tomó su mano, eso la hizo sonrojarse y ponerse nerviosa.

-Yo te quiero mucho, Lilian -dijo Mike, ella levantó el rostro.

Sonó el celular de él, ella quitó sus manos y salió de la oficina, Mike cerró los ojos y puso un rostro de decepción, contestó su teléfono.

-Dolly... Sí, te veo para cenar -dijo Mike.

Lilian escuchaba a través de la puerta y al oír el nombre de la novia de Mike, se alejó con tristeza.

En el hospital, yo estaba sentada donde Alex me había puesto a esperar a mi hermano, pero este no salía, en ese momento salió una enfermera.

-Hola, ¿tú eres hija del señor McCarthy? -preguntó-. Creo que te vi en el sepelio.

-Sí -contesté.

-¿Podrías pasar en un momento a trabajo social?, Mark no ha pasado a recoger las pertenencias de tu padre que se quedaron -comentó la chica.

-Entiendo, en un rato paso -respondí, ella se fue y en eso Mark salió de una habitación viéndome extrañado-. Hola.

-¿Qué haces aquí? -preguntó.

-Traigo tu maleta, Lupe estaba ocupada y... -No me dejó terminar.

-¿Cómo llegaste? ¿Tomaste el auto? -preguntó.

-No, me vine en autobús -contesté.

-¿Estás loca? -dijo Mark irritado, me dejó desconcertada-. No puedes andar por la calle tú sola.

-¿Olvidas que vivo en Nueva York? Es más peligroso que aquí. Además, como si te importara que me pasa -contesté sería, él vio que sus compañeros me miraban y se quitó la bata para cubrirme-. ¿Estás loco?

-¿Cómo vienes vestida así? -me preguntó el tonto.

-¿Qué tiene de malo? Ahora resulta que tienen código de vestimenta en el hospital -respondí.

-Bueno no vamos a pelear -dijo Mark mirándome-. ¿Ya comiste?

-No, aún no, me quedé esperándote -contesté.

-Ven, te mereces una comida por traerme mis cosas. Sígueme.

Lupe tenía razón, seguí a Mark con una sonrisa.

En la mansión, Lupe comía sola en la cocina, cuando Alondra, su hija, entró.

-Hija... -dijo Lupe con emoción.

-¿Y ahora? ¿Por qué estás comiendo aquí sola? -preguntó Alondra.

-Mandé a Ximena con Mark, espero que puedan llevarse mejor -enunció Lupe un tanto traviesa y Alondra se quedó pensativa-. ¿En qué piensas, Alon?

-¿Crees que Mark pueda cambiar su forma de pensar? -preguntó Alondra viendo a su madre fijamente, Lupe se quedó intrigada.

-Es un muchacho que ha sufrido mucho hija, pero yo creo que tú tienes un interés diferente en él -respondió Lupe-, después de todo, crecieron juntos.

Alondra se molestó un poco y bajó su rostro.

-¿De qué hablas madre? Mark no es más que un odioso y egoísta -respondió mi mejor amiga.

-Y también estás enamorada de él -contestó Lupe.

-¡¿Cómo crees?! ¿Enamorada de ese tonto?, mamá Mark McCarthy sólo se interesa en él y en su círculo social, nada más, sería tonto pensar en él siquiera -exclamó Alondra.

En el comedor del hospital, había comprobado que a los doctores les invitaban la misma comida que a los enfermos, pues casi nada se veía apetecible, ambos tomamos las charolas y nos sentamos a comer, pero justo al mismo tiempo, se sentaron Alex y una pareja de doctores.

-¿Qué hacen? -preguntó Mark.

-Es hora de la comida, hacemos lo de siempre -respondió Alex.

-Sí, pero hoy no -dijo Mark susurrando a Alex.

Frente a mí estaba sentado un doctor con un físico asombroso, fácil ciento diez kilos de puro músculo y altura, cabello recogido en una cebolla, barba peinada y bien recortada, con un tatuaje en su brazo, se veía que él no era residente, al contrario, parecía que ya era especialista y pateaba el trasero de Alex y Mark.

-Hola, mucho gusto, mi nombre es Scott Blair y ella es mi novia Kelly Baker -dijo el hombre de físico impresionante y su novia sonrió-, tú debes ser la famosa bailarina de la que todos han hablado durante el día.

-¿Cómo saben que soy bailarina? -pregunté.

-Es fácil, calentadores, calzado cómodo y un cuerpo que no cualquier chica tiene, deberías comer más -dijo Kelly un tanto ácida.

-Como bien, en serio, no soy como las demás -respondí.

-¿Has hecho un papel importante? -preguntó Kelly. Respiré profundo.

-Estaba por hacer eso, por debutar, pero... -contesté con tristeza, pues eso era algo que mis padres siempre habían querido. Alex miró a Kelly y respondió:

-Ximena come bastante bien Kelly, descuida, anoche cené con ella y llegó hasta el postre, ¿quieres revisarle los dedos también? -Kelly lo miró un tanto seria.

-Pues a mí me pareces muy linda, Ximena -contestó Scott, no pude evitar ver a Alex y Mark un poco serios por lo que dijo-. Según entiendo te quedarás aquí por un largo tiempo, espero nos puedas acompañar de vez en vez -dijo en un tono de dulzura.

Me sacó una enorme sonrisa, pero creo que su novia no se veía contenta.

-Gracias, eres la primera persona amigable aquí -contesté y Mark se puso serio.

En la mansión, Lilian iba entrando, Lupe salió a recibir a la nueva líder de la familia.

-Hola. ¿Y Ximena? -preguntó Lilian.

-Fue a dejarle a Mark su maleta, pero ya tardó -respondió Lupe.

Lilian se quitó el abrigo y Lupe se lo recogió, mi hermana se mostraba preocupada.

-¿En qué se fue? Veo que el auto está afuera -preguntó Lilian.

-Creo que ella tomó un taxi, no lo sé bien. -Lilian miró a Lupe -. Pensé que se molestarían en que ella tomara el automóvil de su padre.

-El auto es de ella también, además, yo prefiero que ella tome el auto a que ande en autobús o por lo menos le hubiera dicho a Josh que la llevara en la limusina -dijo Lilian.

-¿La limusina para una maleta? -preguntó Lupe, ambas se miraron-. ¿Qué sucede Lilian?

-Nada, Lupe -dijo Lilian sentándose en los escalones-. Es solo que no pensé que fuera a ser así. Mi padre todo el tiempo estaba feliz, lleno de vida, de salud y de repente nos dejó de golpe; ahora yo soy quien se tiene que hacer cargo de todo.

-Deja que alguien más lo haga -respondió Lupe, Lilian la miraba.

-Solo yo me puedo hacer cargo. Además, estudié justamente para esto. -Se quedaron en silencio-. ¿Crees que soy rara?

-¿Por qué dices eso, hija?

-Hoy escuché algo así, no la palabra rara tal cual, pero me dicen muchas cosas por no ser expresiva o no entender el sarcasmo.

-Yo creo que así es tu personalidad, después de todo fuiste educada en la escuela de buenos modales de señoritas.

-Sí, pero no creo que por eso sea yo así -dijo Lilian sintiendo tristeza, pero sin demostrarlo.

Yo iba saliendo del hospital cuando la enfermera que me había visto dentro me alcanzó corriendo.

-Señorita McCarthy -dijo ella.

-Disculpa, se me había olvidado -dije y me regresé con ella.

-Es un celular y una cartera -Llegamos al módulo, firmé y me entregó todo en una bolsa.

-Gracias -dije dándome la vuelta y caminando a la salida.

Al salir, Scott me alcanzó a ver.

-¿Quieres que te lleve? -preguntó el atractivo caballero.

-¿Tu novia no me matará? -dije.

-Descuida, no tiene por qué molestarse -contestó Scott con una sonrisa-. Además pronto será mi prometida.

-¿En verdad? ¿Cuánto tiempo llevan de novios? -pregunté subiendo con él al auto.

-Llevamos viviendo juntos tres años y dos más de novios. Así que esta vez ya lo haré oficial. -Scott me hizo la seña de que abriera la guantera, yo lo hice y vi la cajita-, ábrela y dime que piensas.

Lo hice, era la sortija más hermosa del mundo.

-Wow, es hermoso -respondí.

-Era de mi abuela, ya sabes el anillo de la familia -dijo Scott.

-Sí, lo sé, así que debe ser muy importante para ti -dije y él sonrió.

-Lo es, ella es todo mi mundo. ¿Y tú tienes a alguien? -preguntó Scott.

-No, yo soy una persona muy solitaria, siempre lo echo a perder o al menos eso siento -comenté tímida.

-Descuida ya encontrarás a alguien y estoy seguro de que no importa cuánto intentes alejarlo de ti, él no permitirá que te vayas de su lado -expresó Scott con una bella sonrisa.

-Se ve que eres muy tierno -dije.

-Crecí en su mayoría con mujeres, mi hermano mayor se fue a Londres desde que yo tenía diez años, puede ser por eso -comentó Scott.

Dentro del hospital, Mark estaba revisando a un paciente y haciendo sus anotaciones, él salió de la habitación, topándose con Alex.

-Pensé que hoy tenías la noche libre -dijo Mark.

-Sí, pero cambié mi guardia, quiero ir mañana al cine con Ximena. -Mark volteó de golpe al oírlo-. ¿No te molesta, verdad?, después de todo, tu hermana no te importa.

-Una cosa es que no me interese y otra muy diferente que quiera ser parte de las burlas del hospital cuando la dejes -respondió Mark.

-Voy a salir con ella no a enamorarla -dijo Alex.

-Más te vale Alex, porque si me llego a enterar que juegas con ella, créeme que no me va a importar que seas mi mejor amigo -respondió Mark retirándose.

Yo iba llegando a la mansión después de que mi buen amigo Scott Blair me fuera a dejar, entré rápido y subí las escaleras, corrí a mi habitación. «Mi padre decía que todo mundo podía cambiar». Mark me trató bastante bien hoy, tal vez Lupe tenía razón y yo era la del problema, pero es que a veces tenemos miedo de ser lastimados como antes.

Lilian estaba sentada frente a su tocador mirándose al espejo, igual que la vez anterior tomó una hoja de una navaja y se hizo un corte pequeño en la pierna, ella no lloraba, parecía disfrutarlo.

El mundo está lleno de señales, buenas y malas, algunas te dicen más de lo que parece, Alex abría la cortina en urgencias y frente a él había una niña sentada.

-¿Cuál es tu nombre? -preguntó él.

-Ximena -respondió la niña y Alex sonrió.

-Es un nombre hermoso y nada común en este lugar -dijo sorprendido.

Yo recordé de golpe que traía las cosas de mi papá «¿Dónde las dejé?», metí mi mano a mi bolso y las saqué, abrí la bolsa de plástico y miré el celular, observé la entrada del cargador y lo puse a cargar con mi cable, encendí el teléfono.

-Bien, veamos a qué hora me hablaste -me dije.

Pero lo que ahí descubriría sería impactante, era un video justo del momento en el que él se oía estaba agonizando.

-¿Qué es esto? -me pregunté.

-Auxilio... -decía la voz de mi padre.

El celular supongo resbaló de la mano de mi padre y se vieron unos zapatos negros de mujer con un candado arriba, al ver eso apagué el teléfono de golpe y comenzó a darme un ataque de ansiedad y pánico, me levanté.

-¡Lo mataron! -exclamé.

Llevaba el celular en la mano y corrí a la puerta para mostrarles a mis hermanos el teléfono, cuando la abrí, resbalé y caí al suelo, viendo frente a mi los mismos zapatos que en el video, me quedé sorprendida, levanté el rostro atónita.

-¿Vas a cenar? -preguntó Lilian.

Hay señales del universo que son demasiado difíciles de asimilar.

            
            

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