-Yo... Puedo explicar por qué no me puse en contacto contigo antes. Me siento avergonzada por eso. Decidí venir porque creo que hablar en persona es lo correcto. Aunque ahora me siento insegura, siento mucho estar aquí.
Paul le recordó que no pasaba nada y la invitó a entrar, a lo que Valeria accedió. Se sentía temblorosa y necesitaba medir cada palabra para no cometer ningún error.
Una vez dentro de la lujosa casa de Paul, Valeria se impresionó por la decoración y el tamaño de la misma.
-Toma asiento por favor. ¿Se te ofrece algo? -preguntó Paul.
-No, gracias. Me gustaría explicar por qué no contesté tu correo estos días. Realmente lo había olvidado por completo. He pasado por momentos complicados y ahora me siento afectada. Mi madre se suicidó hace algunas semanas y desde entonces me he sentido abrumada. Siento que debo justificarme para que entiendas que no fue mi intención no responder. Me tomo las responsabilidades en serio, pero la pérdida de mi madre ha afectado mi vida profundamente. Aunque suene patético, es la verdad. Aprender a vivir con su ausencia es un proceso que llevará tiempo.
Paul estaba sorprendido y conmovido por la historia de Valeria.
-Lo siento mucho. No puedo imaginar lo que estás pasando.
Ya volvía a sentir cómo un nudo en su garganta se apretaba alrededor, causándole dolor. Sinceramente, esa sensación amarga se mantenía presente incluso días después, y sabía que seguiría empeorando. No podía evitar sentirse así, y pensaba en Paul después de escuchar eso. Seguramente no querría contratarla como niñera, y pensaría que era una chica inestable. Eso haría que perdiera la oportunidad de conseguir ese trabajo.
-Sí, no tienes que hacer nada, y entiendo si ahora no quieres que sea la niñera. Todo esto podría dar una mala imagen, y lo siento mucho. No había pensado en eso, pero es mejor ser sincera. Entenderé si has cambiado de opinión y no quieres que cuide de tu pequeña. De todas maneras, ya me estaba preparando para que eso sucediera después de saber esto. Así que no pasa nada.
A Paul le sorprendía lo precipitada que podía ser al asumir lo que aún no había ocurrido. No había cometido ningún delito por no haber avisado antes, y la situación con su madre no debía afectar su propuesta de trabajo como niñera.
-Nunca me imaginé que esa fuera la razón por la que no respondiste antes, y no debes sentirte culpable. No ha sido tu culpa. ¿Vivías solo con tu madre o con tus padres?
-Ahora estoy viviendo con mi papá, ellos estaban casados. Mi papá ha quedado viudo.
Paul decidió no mencionar el engaño o la infidelidad de su madre. Era un asunto vergonzoso que no quería contar.
-Vale. Supongo que quieres trabajar porque necesitas el dinero y...
-La verdad es que más allá de necesitar el dinero, quiero sentir que contribuyo en casa. Mi papá se esfuerza mucho para darme todo lo que necesito, pero creo que es momento de que asuma todos los gastos. Así que, en realidad, sí necesito el empleo.
-Yo sé que debe ser muy difícil para ti hablar sobre tu madre y lo que ha pasado. ¿Hace cuánto tiempo ocurrió eso?
-Hace catorce días aproximadamente. Todavía se siente irreal, como si fuera parte de una pesadilla de la que despertaría en cualquier momento. Pero ya no creo en las pesadillas.
Paul se sentía mal por la chica, a pesar de ser una desconocida. No solía ser tan empático, y eso lo desconcertaba.
-Todavía pienso en lo difícil que debe ser para ti como hija. A veces las personas toman decisiones equivocadas sin pensar en los demás. Ánimo.
-Gracias.
-Cambiaré de tema. En mi despacho tengo los papeles que debes leer para asegurarte de que puedes cumplir con todo y firmar el contrato. Si te parece bien...
-Yo también espero que todo salga bien. Por eso he traído mi horario universitario para que veas si podemos hacerlo funcionar.
La joven extendió la hoja de papel y Paul la tomó para revisarla. A pesar de ser un horario lleno, podía acomodarlo para que ella pudiera cuidar de Abril sin problemas.
Mientras Paul leía, la joven lo observaba discretamente. Le sorprendía lo atractivo que era, aunque eso no parecía ser una buena señal para ella.
-De acuerdo con lo que estoy leyendo, podemos crear un horario que funcione para ambos. Déjame buscar los papeles que te mencioné en la oficina y vuelvo enseguida.
-Gracias.
Cuando Paul se fue, la joven admiró la elegancia y magnificencia del lugar. Admira un sitio como ese.
Incluso se había levantado del sofá, se fue y se acercó sigilosamente a la mesita de centro para darse cuenta de que había varias fotografías allí y fijarse en las personas que aparecían retratadas. Sobre todo en la foto grande en la que aparecían cuatro personas. Había una chica al lado de Paul, que en ese momento estaba más joven de lo que era ahora. Llegó a la conclusión de que era su hermana la que estaba al lado, ya que tenía cierto parentesco con él, y sus padres, que tenían la edad suficiente para ser los progenitores de ambos.
De todas maneras, no iba a preguntarle a su futuro jefe sobre eso para confirmar la información, ya que se trataba de un asunto familiar y no era su problema. Simplemente estaba llegando a su conclusión basada en lo que veía, y realmente parecía haber mucho parentesco entre ellos. Era la típica foto familiar que sin duda mostraba que él tenía una familia. Aunque de pronto se preguntó por qué tendría que conocer a cada miembro, pero la chica joven le llamó la atención.
Cuando sintió que el hombre se acercaba nuevamente, volvió rápidamente a su asiento y esperó a que finalmente se presentara de nuevo. No debía estar fisgoneando de esa manera y temía haber sido descubierta, lo que la hacía sentir temblorosa, sus extremidades la delataban. A duras penas logró actuar como si nada estuviera pasando y fingir estabilidad.
Ahora que había visto esa fotografía y estaba un poco más tranquila, se dio cuenta de que la pequeña Abril no estaba presente en la foto y se preguntó quién sería su madre, ya que no había ninguna foto de Paul, su esposa y la niña. Se regañó internamente por pensar en esas cuestiones que no eran asunto suyo, ya que Paul tal vez ni siquiera estaba casado y la razón de la llegada de Abril podría ser distinta a lo que ella pensaba, lo que significaba que era difícil adivinar cómo había terminado siendo su padre.
Sin saberlo, ambos tenían curiosidades sobre estos temas, pero no las revelaban. Era algo natural en sus sistemas y siempre lo había sido, pero ahora más que nunca.
Podría decirse que estaban a mano en ese sentido, aunque no lo mostraban.
-La verdad es que deberías llevarte estos papeles a tu casa y leerlos con tranquilidad, para que los analices y puedas firmar con confianza. No hay trampas ni mentiras en el contrato, pero una vez pongas tu firma en el papel, debes cumplirlo. Yo también me tomo en serio esto, especialmente cuando hay un contrato de por medio.
Él fue sincero con ella y Valeria entendió lo que quería decirle. Aún así, no veía la necesidad de firmar en casa en lugar de hacerlo ahí mismo.
-Puedo tomarme unos minutos aquí y luego firmar. No hay problema, a menos que te sientas incómodo con mi presencia y prefieras que me vaya. No sé por qué dije eso, lo siento.
Él sabía que ella era peculiar y decidió pasar por alto el comentario.
-Está bien, puedes firmarlo ahora si deseas. No me molesta si quieres leerlo aquí antes. Voy a preparar un té, ¿te gustaría uno?
A pesar de haber superado el dolor de cabeza por el trabajo agobiante que había tenido, decidió tomarse un té para sentirse aún mejor. Ya no estaba tan afectado como antes, se sentía mucho mejor desde que había recibido a la chica, la pastilla había surtido efecto aún más rápido de lo esperado.
-Gracias, estaré bien.