Capítulo 5 La traición

"¿Qué le apetece de beber, señorita Yang?".

"Una taza de café me vendría bien.

¿Está muy lejos el servicio? ¿Por qué aún no han vuelto?".

Al decir esto, Audrey miró el reloj. Casi había pasado media hora desde que Kyler había llevado al baño a Harlan.

Empezaba a preocuparse, así que antes de que la secretaria pudiera responderla, agregó: "Voy a ir a buscarlos". Y salió de inmediato.

Al pasar por la sala de la recepción comenzó a deambular por los pasillos. Después de dar algunas vueltas, se dio cuenta de que estaba perdida.

Entonces, frunció el ceño y miró a su alrededor, esperaba encontrar a alguien para preguntarle dónde se encontraba.

Fue entonces cuando vio a una mujer muy guapa que caminaba hacia ella; esta le parecía muy familiar.

Iba muy bien vestida y caminaba con la gracia y elegancia, lo cual la hacía parecer una modelo profesional. Sin duda, se trataba de una mujer despampanante y a la vez muy imponente. Aquella mujer era Alia Yang.

Alia acababa de llegar a He Group del aeropuerto para firmar un contrato publicitario para la próxima temporada. Pero Joe, quien era el responsable de firmar el contrato con ella, aún no se había presentado. Con el tiempo, comenzó a aburrirse de tanto esperar y decidió buscar el baño para refrescarse un poco.

Mientras buscaba el tocador, se encontró con una mujer que le resultaba conocida. Su mandíbula cayó cuando se dio cuenta de quién se trataba. Al principio, la miró con cierta incredulidad.

"Acaso es... ¿Cómo es que sigue viva?". En ese momento, se le erizaron los pelos de todo el cuerpo y comenzó a parpadear como una loca.

'¿Acaso estoy alucinando? O quizá ni siquiera es ella, a lo mejor es alguien muy parecida'. Era la única explicación plausible que se le pasaba por la mente de por qué estaba viendo a Audrey frente a ella.

Luego, Alia apretó los dientes y los puños al mismo tiempo. No importaba si la mujer que estaba frente a ella fuera realmente Audrey. Podría hacerla desaparecer de nuevo y esta vez para siempre.

De pronto, fijó sus ojos en su hermanastra perdida desde hace mucho tiempo, y sus labios se curvaron para formar una sonrisa maliciosa.

Audrey se detuvo al momento de ver a Alia.

Los ojos de ambas se encontraron y el silencio se apoderó del pasillo. 'Así que se trata de esta mujer', pensó Alia.

Audrey permaneció de pie cuando su hermanastra se le acercó con una sonrisa de desprecio en su rostro.

"Así que, después de todo, sigues con vida", se burló Alia.

Audrey levantó la barbilla con orgullo y replicó: "Sigo viva y coleando. No creo que la noticia te haya caído muy bien". 'Tus días de gloria están llegando a su fin, maldita perra', pensó su hermanastra.

Al escucharla, Alia echó la cabeza hacia atrás y comenzó a reír a carcajadas.

Luego, la miró a los ojos y le dijo: "Creo que no debiste haber regresado, mi pobre e ingenua hermana. No hay nada para ti por aquí. Ahora, la familia Yang es mía, así como Kase, nos casaremos el próximo mes. Si yo fuera tú, me ahorraría la pena y me arrastraría de regreso al lugar de donde vine. Si no lo haces, me aseguraré de que al agujero que llames hogar sea una tumba sin nombre en medio de la nada. Ya me conoces".

Audrey dejó de hablar cuando sintió una fuerte bofetada de parte de la otra mujer.

Fue años de odio, la fuerza imprimida en aquel golpe y así dejó la tersa carita de su hermana roja e hinchada.

"¿Cómo te atreves abofetearme?". Al decir esto, Alia se tapó la cara con la mano y la miró atónita. Definitivamente no se esperaba que le pusiera la mano encima.

De repente, alguien detrás de Audrey le susurró.

"¿Audrey?".

Aquella voz tan familiar, la hizo girar al instante.

Kase estaba allí con un impecable traje gris, tenía los ojos llenos de alegría e incredulidad a la vez. Después de todos esos años, su hermosura la seguía sorprendiendo.

"¡Eres tú!", exclamó él.

"Kase".

Audrey solo pudo suspirar al mirar al hombre que alguna vez amó, Su cabeza parecía estar explotando y una miríada de emociones inexplicables se apoderaron de su mente.

"¡Audrey!". Él caminó hacia ella y se acercó para abrazarla, pero en ese momento, ella dio un paso atrás.

Después, se detuvo y bajó la barbilla en señal de respeto. Entonces, él le preguntó ansioso: "¿Dónde has estado todos estos años? Te busqué por todas partes pero todo fue en vano. ¿Por qué nunca llamaste? Estuve muy preocupado".

Ella lo miró fijamente por un rato y le dijo con una voz suave, "¿Me estabas buscando? ¿Y ahora estás comprometido con mi hermana? ¿Por qué hiciste eso?".

Esa actuación le habría funcionado antes, pero ahora, todo era diferente. Si quería convencerla de que regresara con él, tendría que hacerlo de una mejor manera.

Ya no era aquella muchacha tonta que creía en las palabras bonitas que salían de su boca.

"Yo". Kase tartamudeó un poco, pues luchaba por encontrar las palabras adecuadas, pero en ese momento, Alia le gritó: "¡Kase!".

Él la miró y se dio cuenta de que había cometido un error. La angustia hizo que su hermoso rostro se distorsionara un poco.

Alia comenzó a mirar a Audrey con asombro. Sin duda había cambiado mucho con el paso de los años. Había pasado mucho para que después de ser una niña rica, dulce e inocente, se convirtiera en una mujer fuerte y asertiva.

Hace seis años, cualquier idiota que le hubiese hablado de una manera dulce podría haberla manipulado.

En cambio ahora... Parecía haberse vuelto más astuta y era un poco inquietante el entenderlo.

Todos esos años, Alia había hecho todo lo posible por reemplazar a Audrey en el corazón de Kase. Pensaba que ya lo había logrado al comprometerse con él, pero al verlo tan feliz de ver a su ex amante nuevamente, le dieron ganas de hacerla pedazos.

La ira y los celos se hicieron presentes en sus ojos, entonces le dijo a Audrey: "¿Quién eres tú? ¿Por qué te pareces tanto a mi hermanastra? Ella murió hace seis años".

"Alia, yo soy Audrey. ¿No me reconoces? Estoy viva y he vuelto. Has recuperado a tu hermana". Kase inclinó la cabeza hacia ella, estaba muy confundido.

Ella lo ignoró y mantuvo sus ojos puestos sobre su hermana. "¿En verdad eres Audrey? ¿Tiene alguna prueba de lo que dices? No sé de dónde salió esta impostora, Kase. Es una treta. Por favor, no te dejes engañar por ella".

"No, ella es real. Puedo reconocerla, Alia. Ella es Audrey de verdad. Finalmente ha regresado con nosotros. ¿Cómo es que no la reconoces? ¿Y por qué no te alegras de que ella haya vuelto? Audrey, anda, ven a casa conmigo".

"¡Eso sí que no! A menos que esta mujer pueda demostrar que realmente es mi hermana, ¡no irá a ninguna parte con nosotros! ¡Déjala en paz, Kase!".

Audrey se quedó allí parada con los brazos cruzados, observando con regocijo cómo Alia trataba desesperadamente de manipular a su prometido para que se pusiera de su lado.

Unos momentos después, Joe llegó y los encontró discutiendo. Alia miró a Audrey con los ojos en blanco, luego se dio la vuelta y le sonrió al hombre con el que se iba a encontrar.

"Hola, señor Zhang. Estoy lista para firmar el contrato ahora mismo. ¿A dónde quiere que me dirija?".

Y antes de que Joe pudiera responder algo, notó que dos personas se dirigían hacia ellos y murmuraron: "Señor He".

Al escuchar sus palabras, todos miraron en esa dirección. Entonces, vieron a un hombre alto y de aspecto elegante seguido de un lindo niño de cabello oscuro y mejillas rosadas. Parecían un par de copias y caminaban cogidos de la mano en perfecta sincronía. Se trataba, nada más y nada menos de Kyler He y Harlan Yang.

La expresión en el rostro de Kyler le hizo saber a Audrey que habían estado escuchando la mayor parte de su conversación de Alia y Kase. Como de costumbre, Harlan estaba lleno de curiosidad.

"Mamá".

Al decir eso, soltó la mano de Kyler y se acercó a ella.

Audrey se veía tan feliz y se sentía tan aliviada de volver a ver a su hijo que rápidamente lo tomó entre sus brazos.

"¿Mamá? ¿Acaso tienes un hijo, Audrey? ¿Este hombre es su padre?".

Kase miró a Kyler y a Harlan con mucha más intensidad de la que podría esperarse de un hombre que ve a otro hombre y a un niño pequeño por primera vez. Por la expresión de sorpresa en su rostro, Audrey se dio cuenta de que la estaba culpando por haberlo traicionado.

Entonces, pensó: 'Claro, mi hijo no es tuyo. Pero, ¿por qué piensas que el padre de mi hijo es este hombre?'.

Pero al notar la expresión de tristeza y traición en el rostro de su ex amante, dijo en cambio: "¿Qué más te da? Eso es algo que no te incumbe".