Capítulo 9 Ella es mi novia

"Toma, esta es la llave de tu habitación, ya ha sido preparada; está todo listo, el lugar es tuyo. Si surge algún problema, solo llámame".

"Gracias, Rylee, aprecio mucho todo lo que haces por mí". Audrey tomó la llave de tarjeta que le extendía su amiga y sonrió.

Le había pedido a Rylee que le consiguiera una casa para quedarse con Harlan mientras estuvieran en la ciudad, y su amiga de inmediato les consiguió un lugar decente y lo suficientemente amplio para los dos.

Después de charlar un rato, Audrey se excusó para ir al baño del salón VIP; Rylee simplemente asintió y se volvió hacia el niño.

"¿Harlan? ¿Qué pasa, cariño?", preguntó unos momentos después al ver que se cubría el estómago con las manos.

"Necesito ir al servicio". El niño parecía un poco avergonzado; miró la puerta del baño cerrada y luego a ella, que comprendió de inmediato la situación.

"Vamos, busquemos un aseo en el restaurante; ven conmigo". Luego se levantó, lo tomó de la mano, y salieron juntos de la sala VIP. Cuando llegaron al baño común del restaurante, el niño se detuvo de pronto y dijo:

"Tía Rylee, ya soy grande, puedo ir solo al servicio de hombres". Rylee pensaba llevarlo al baño de mujeres para asegurarse de que estuviera bien, pero como se negó, solo hizo un gesto con la mano.

"Está bien, te esperaré aquí".

El niño asintió y corrió al servicio de caballeros.

Al salir del baño, Audrey encontró la sala vacía; Rylee y Harlan habían salido pero no estaba preocupada porque confiaba que Rylee cuidaría de su pequeño.

Unos minutos más tarde, la puerta se abrió y entró Rylee.

"¿Dónde estaban?", preguntó Audrey. Miró detrás de su amiga pero no vio a nadie.

"¿Dónde está Harlan?", el corazón se le vino a la boca instantáneamente y volvió a preguntar: "¿No salió contigo?".

"¿No ha vuelto Harlan? Tú estabas usando este baño, y él necesitaba ir así que lo llevé afuera, al servicio común del restaurante. Mientras él estaba en el baño de hombres yo fui al aseo de mujeres, lo esperé pero nunca salió así que supuse que había regresado aquí. De todos modos, es un niño muy inteligente, estoy segura de que está bien. Vamos a preguntarle al personal del restaurante si lo vieron por ahí".

Pero antes de que Rylee terminara de sugerir esto, Audrey ya había salido a preguntarle al primer camarero que vio.

"Oh, sí, lo he visto; entró con un hombre guapo a otra sala VIP hace un momento", respondió el mesero.

Audrey no tenía idea de quién sería ese hombre y le preocupaba mucho la seguridad de su hijo.

"Gracias". Le pidió indicaciones para llegar a la habitación VIP, y corrió a buscar a Harlan.

Cuando se acercó a la puerta de la sala escuchó una risa infantil y en seguida la reconoció, era su hijo.

Casi se desmaya del alivio; aunque no estaba segura de quién se lo había llevado, parecía que nada malo le había pasado.

Estaba a punto de golpear la puerta cuando escuchó una voz de mujer.

"¡Qué niño tan encantador! Realmente se parece mucho a ti".

"Es mi hijo, y se parece a mí".

"Sí, se nota. ¿Cómo te llamas querido?".

"Mi nombre es Harlan; Mi mamá me llama bebé, pero tú no puedes hacerlo. Solo mami y papi pueden llamarme bebé".

"¿Y quién es tu mami?".

"Mi mamá es la mujer más hermosa e inteligente del mundo; te la presentaré cuando llegue. Papi, ¿por qué no vino mami todavía? Tengo hambre".

"Espera un minuto; ¿su madre va a venir aquí?".

Audrey frunció el ceño al escuchar la conversación. ¿Qué estaba pasando aquí?

Si bien la voz del hombre le resultaba familiar, no lograba identificarlo; y Harlan lo había llamado papi. ¿Cómo demonios logró este hombre convencer a su inteligente y un poco escéptico hijo de que lo llamara papá?

Era inútil quedarse afuera especulando, así que respiró hondo, levantó la mano y golpeó la puerta.

"¿Harlan? ¿Bebé? ¿Estas ahí?".

En el salón VIP

"¡Mami está aquí!", gritó Harlan y miró sonriente al hombre sentado frente a él.

El hombre se levantó, caminó hacia la puerta y la abrió.

"Tú". Audrey se quedó helada al ver el rostro frío y llamativo de Kyler; entonces, entendió por qué su hijo se había sentido atraído hacia aquí y ahora charlaba con una mujer extraña sobre su papá.

Kyler susurró: "Necesito que finjas que eres mi novia, ahora mismo; estoy en deuda contigo, te prometo que te compensaré". La mirada de Kyler tenía un encanto tentador, y las palabras se trabaron en la garganta de Audrey cuando lo vio.

Se miraron a los ojos en silencio durante unos momentos, y ella pensó mucho sobre esta insólita petición. Supuso que él quería deshacerse de la mujer que estaba adentro, y por eso quería que ella se hiciera pasar por su novia.

Frunció los labios con picardía mientras meditaba. ¿No tenía miedo de que ella arruinara su plan?

"No intentes hacer trampa, o haré que te arrepientas mucho". Kyler le lanzó una mirada de advertencia como si pudiera leerle la mente y

casi se rio. Sin inmutarse, le devolvió la mirada provocativamente;

la atmósfera se volvió tensa en un instante, pero

en ese momento, Harlan corrió hacia ella con una gran sonrisa. La miró y la tomó de la mano. Luego dijo: "Estoy tan feliz de que por fin estés aquí, mami. Papi y yo te hemos esperado mucho tiempo".

También tomó la mano de Kyler y quedó entre ellos.

Parecían una familia perfecta y cualquiera que los viera sentiría envidia.

Audrey percibió una mirada hostil y se volvió hacia la joven encantadora sentada a la mesa; tenía un traje rojo y maquillaje ligero.

"¿Y quién es ella?", preguntó Audrey, con los ojos fijos en la mujer. La mujer sonrió ampliamente, pero en sus ojos brillaba una crueldad inconfundible.

Kyler hizo que Audrey y Harlan se acercaran. "Déjame presentarte; Esta es mi amiga Edith Qu; Edith, ella es Audrey Yang, mi novia ".

Audrey quería poner los ojos en blanco, pero se contuvo; simplemente le sonrió a Edith, estrechó su mano y pensó en cómo le haría pagar a Kyler por este pequeño espectáculo.

Edith sintió una puntada de celos en el pecho al ver a Kyler. 'Él mira a esta mujer llamada Audrey Yang con tanto amor y cariño;

ella probablemente descubrió que Kyler aceptó tener una cita a ciegas conmigo, y luego envió a su pequeño mocoso para sabotearla. Y ahora viene ella misma para arruinar todo. Es una perra astuta, pero ¡no podrá ganarme nunca!', pensó enfadada Edith.

Se compuso, rio entre dientes y dijo: "¿Otra de tus novias, Kyler? Supongo que no puedo culparte; es decir, ¿qué mujer no se arrojaría sobre ti, verdad? Eres tan encantador".

En una sola frase elogió a Kyler y menospreció a Audrey; la ofensa sutil era una de las cosas en las que se destacaba.

"Ella no es "una de mis novias", es la madre de mi hijo y será mi compañera para toda la vida", dijo Kyler, enfatizando la última oración. Era evidente que estaba tratando de desanimarla.

Pero Edith simplemente esbozó una sonrisa cómplice. Claramente, Kyler no tenía idea de con quién estaba tratando. Ella, Edith Qu, siempre conseguía lo que quería y a quien quería. Tomó el rechazo descarado como un desafío y eso la emocionó; ninguna mujer con un niño podría evitar que se convirtiera en la señora He.