Gabriel Dracul miraba sin mirar realmente, las montañas desde su habitación en el castillo familiar. No ese que atraía turistas diariamente sino el original. Ser hijo del famoso conde, le había dado siempre una especie de plataforma de seguridad, ya que siendo el benjamín de la familia, nunca había tenido grandes preocupaciones.
No hasta ella, su compañera.
Y había querido acudir a los suyos en busca de ayuda, de apoyo, de protección, sin embargo, cada uno atravesaba momentos muy complicados, y él no quería imponerse.
Su compañera, tenía sobre sus hombros una responsabilidad que nunca pidió y aunque ahora, ya con casi veintiún años estaba lista para empezar a prepararse para cumplir con su destino, había pasado toda su vida teniendo que lidiar con demonios. Y todo porque no podía unirse a ella, no hasta que concluyera su misión. Y sí, la protegió desde el día en que la encontró, pero no significó evitarle el miedo, el dolor, la pena.
Tenía que hablar con su familia, una muy unida pero que se vería sacudida desde sus cimientos. Porque ellos, todos ellos, se iban a auto recriminar por lo que estaba pasando, pero no tenía opción, no si quería mantenerla sana y salva.
-Gabe, nos sorprendes.
-Tengo que hablarles, a todos. Les pido, por favor, que no empiecen a recriminarse, que no carguen con una culpa que no les corresponde ya que he sido yo, quien decidió ocultarles todo.
Sus hermanos, esos pensaron que bromeaba, sin embargo, sus padres y sus tíos Radu e Ileana, ellos supieron ver la profundidad y la verdad en sus palabras.
-¿Qué pasa?
Ante el tono preocupado de la matriarca del clan Dracul, sus hermanos lo miraron esperando a que se riera, y cuando no fue así, toda broma fue dejada de lado.
-Encontré a mi compañera.
-Pero son buenas noticias.
-Lo son mamá, pero es una situación complicada, mucho no puedo decirles, no cuando debo volver para cuidarla.
-¿Cuidarla? -dijo Radu-si algo malo le pasa puedo sanarla.
-Mi compañera es la que cumplirá la profecía de los cazadores.
-¿La de Salomón?
-Sí, no hay muchos detalles que pueda darles por ahora, pero sé de su existencia desde hace varios cientos de años.
Los ánimos estaban por calentarse, podía sentirlo, pero era necesario decirles, aunque eso significara gastar tiempo calmándolos.
-¿Y por qué nos enteramos hasta ahora?
-Es difícil, papá, solo les pido que me den tiempo para que pueda explicarles, por ahora, necesito que mis hermanos me ayuden.
-No me lo tomes a mal, hijo, pero ustedes son bebés si se comparan conmigo, o con mi hermano, así que no puedes pensar, no realmente, que tu compañera estará a salvo si nosotros no nos metemos.
-Casualmente y debido a la misión que tiene, no pueden, ni tu ni el tío Radu, andarse mezclando. Lo hablaré con mis hermanos y ellos les explicarán.
Los mayores, sabiendo que nada hacían ahí se marcharon, dejándole en claro al más chico de los Dracul, que si los necesitaba, solo debía llamar.
-Gabe...
-Dragos, vamos a ir a verla, para que pueda contarles sobre ella.
-¿Nombre, edad...?
-Christie, casi veintiún años. Vamos que el tiempo apremia.
Cuando llegaron a la habitación de la pequeña humana, los tres sintieron el poder que manaba de ella, comprendiendo cuan poderosa era. También pudieron sentir la unión entre ambos, una muy fuerte a pesar de no haber realizado la ceremonia de vinculación.
Iban a preguntarle a Gabe algunas cosas cuando sin despertar, la joven empezó a moverse con agitación y por la fuerza con la que cerraba los puños, debía estar en medio de una pesadilla. Lo observaron con atención sorprendiéndose de verlo así, podía parecer el mismo de siempre, pero la forma protectora en que se sentía hacia ella, les dejaba claro que cualquiera que le causara dolor, recibiría un castigo muy fuerte.
Gabe puso la mano sobre la frente de Christie, enviándole pensamientos de amor y calidez.
-Quédate tranquila, pequeña, -le dijo con calma- que estoy cuidando tus sueños.
-Gabe...
-Todo está bien, estás a salvo.
Segundos después y mientras Christie dormía un sueño tranquilo, los hermanos esperaron a que Gabe se explicara. Él la había cuidado desde que la supo suya, tres encarnaciones atrás, y cada vez que la vio morir supo que el día de tenerla a su lado estaba más y más cerca.
No existía posibilidad alguna de que no volviera a él, se había asegurado de ello desde la primera vez que la vio. A diferencia de otros inmortales que encuentran a su compañera y se vinculan, en el caso de ellos eso no fue posible. Christie estaba destinada para grandes cosas, y vincularse con él cuando no estaba lista para llevar a cabo aquello que tendría que hacer, era imposible.
Pero le dio su sangre. Con eso sería capaz de encontrarla y lo más importante, hacerla regresar una y otra vez. Esta era, finalmente, su última vida humana.
Sus hermanos, Dragos, Alexander y Korvoz estaban mirando no solo a su cuñada, sino a la persona que estaba destinada a salvar a miles de criaturas. Y escucharon toda la historia o parte de ella en relativa calma, pero las preguntas, esas llegaron.
-En teoría falta poco.
-Lo sé.
-Nos hablaste de un segundo compañero, ¿está listo para lo que viene?, ¿puedes decirnos quién es?
-No aún, Dragos. Su identidad no debe saberse debido al riesgo que eso implicaría. Porque hay alguien peligroso que anhela poseerla, y aunque deteste ocultarles cosas...
-No puedes decirnos y lo entendemos, hermano. Ese que la quiere para él no puede saber sobre ti y sobre el segundo compañero.
-Correcto, por eso estaré atento. No permitiré que la hiera.
-¿Estás seguro de que es la elegida? Esa es la única razón por la que no haces el reclamo.
-Lo estoy. El grimorio no es una parte en papel, ese se ha fundido con ella en uno solo. Christie posee todo el conocimiento sobre Ars Goetia.
-La invocación de demonios.
-Correcto. Solo que para que el poder se manifieste, las elegidas deben estar juntas.
-¿Cómo las encontraremos? Quizás ni siquiera imaginan lo que les depara el futuro, ahora puede que estén a su suerte, enfrentando sabrá Dios qué cosas.
-Las elegidas lograrán reunirse porque son, cada una, parte de ese libro.
Dragos miraba con atención a Gabe quien evidentemente sabía cosas que ellos no. Y comprendía cuán difícil podía resultarle el no poder evitarle todo aquello que le esperaba a su compañera. Su hermano había sido un gran apoyo para Emi, los últimos meses desde su llegada a Rumanía, su compañera había desarrollado un vínculo especial con el benjamín de la familia.
Emi no era una guerrera, y ya sufría mucho al tener que alimentarse tomando la esencia de quienes la rodeaban. Tener a Gabe en su vida le daba paz, disfrutaba de pintar mientras Gabe a su lado leía algún libro. Ambos se complementaban, eran la paz que el otro necesitaba y verlo tan inquieto, aquello lo preocupaba.
Tanto él como Korvoz, estaban acostumbrados a lidiar con problemas muy serios, sin embargo, ver a Gabe tan tenso era desconcertante, saberse ignorantes de todo aquello, una vergüenza.
-¿Cómo lo sabes?
La pregunta vino de Korvoz, una pregunta que el mismo Dragos estaba por formular. Nunca habían visto en el rostro de su hermano semejante determinación, tampoco esa letalidad que parecía haber estado oculta y que ahora, empezaba a emerger.
-Tengo contactos entre los demonios. La información se me dio hace varios cientos de años.
-Christie es tu compañera y eso le hace parte de nuestra familia y por ende, gozará de nuestra protección, eso no lo dudes. -añadió Kor.
-Y se los agradezco, mi compañera está pasando por muchas cosas y el saber que están a mi lado, hace que todo sea más sencillo de manejar.
-No imagino lo que debes sentir, Gabe. Porque si fuese quien observa a mi compañera sin poder intervenir, enloquecería.
Alexander dijo aquello mirándose muy serio, los monarcas, sabían que entre el ejecutor y el benjamín, había una unión muy fuerte y que el mayor, no llevaba muy bien eso de verlo herido. Y Gabe lo estaba, porque aunque quisiera restarle importancia a todo, sabían que durante varios años, cargó con sus problemas él solo. Y no debió de ser así.
-Es como si me quemara por dentro, hermano. Y mis colmillos quieren salir, necesito morderla, marcarla para estar seguro de que nada va a alejarla de mi lado.
Alexander dio un paso al frente y sorprendiendo a todos, pues sabían que no le gustaba mucho el contacto físico, abrazó a Gabe y este, en lugar de apartarse, aceptó el refugio que le ofrecía el ejecutor.
Gabriel temblaba, los años de soledad, de cargar solo el miedo por su compañera finalmente acababan, debía confiar en su familia, los necesitaba pues de lo contrario, ella sufriría más.
-La protegeremos en espera de que llegue el día en que te unas a ella. Por eso deja de ocultarnos cosas, necesitas de nuestra ayuda aunque sea una que debamos brindar desde las sombras.
-Alexander, sé que mentirles no fue lo mejor, pero todos estaban en sus cosas, fuiste secuestrado durante mucho tiempo y aunque seguiste adelante, dejó huellas oscuras en tu alma. Llevarte mis problemas, solo te iba a llenar de pesar y nada podías hacer, porque se trataba de sentarse y esperar.
-Pero no debiste estar solo, no debiste pasar por eso solo, ¿me entiendes? Te amo, Gabriel y detesto el siquiera imaginarte en medio de todo eso, sin nadie para compartir la carga.
Aquel era un tema complejo, pensaba Dragos, porque Gabriel no estaba muy equivocado en sus razonamientos. El secuestro de Alexander, aunque había sucedido antes de que Emi llegara a sus vidas, estaba muy fresco en la memoria de todos. Ellos, como familia, daban una imagen de poder; pero a lo interno, se habían fallado los unos a los otros, una y otra vez. Y que Gabriel se atreviera a hablar de ello significaba que no estaba muy en control de sus emociones, porque de lo contrario, no lo hubiese hecho.
-Gabe, debiste venir a mí sin importar lo que sea que estuviese atravesando. Si no querías verme como hermano, al menos como ejecutor para mantenerla segura. Tres encarnaciones atrás, dijiste, eso significa que la viste morir, pasaste por esa pérdida completamente solo.
-Si te decía lo que estaba pasando, eso solo le añadiría más preocupaciones a tu vida, una que ya era bastante difícil.
-Pudiste decirnos luego, si no querías preocuparnos.
-¿Luego? Recuerden que después tuvimos lo de Emi, Alec, Dragos, Ileana y el tío colmillitos, todos tenían cosas muy serias entre manos y lo mío no era grave, no en lo absoluto.
Los hermanos de Gabe guardaron silencio. Cada uno de ellos recordando la ayuda que Gabe siempre les brindó y se sintieron no solo molestos sino apenados, por no haber sido capaces de ver que algo no iba bien.
-Debimos estar pendientes y no hay pretexto.
-Xander, no estoy haciendo un reclamo.
-Lo sabemos, Gabe, lo sabemos. Pero debimos ser capaces de ver más de lo que había a simple vista y eso mi querido hermano, es totalmente inconcebible.
Dragos amaba a sus hermanos, pero Gabe era al que más tenía metido en el corazón, porque era quien parecía ser el más solitario de todos. No permitiría que nada le sucediera a su compañera, se lo debían por haberlo tenido tan descuidado. Alexander tenía razón, le habían fallado.
-Gabe, como uno de los monarcas me preocupo por ti y por todo esto que le espera a tu compañera.
-Sé que eres un líder sabio, Dragos. También sé que tú y Korvoz están a la altura del puesto. Por eso confío en que llegado el momento y de ser necesario, intervendrán para ayudar a Christie, porque la amo con todo lo que tengo y cada vez que es herida, me duele el corazón. Necesito protegerla, porque es quien sostiene mi alma.
-Lo haremos Gabe, ten por seguro que haremos lo necesario para protegerla.
-¿Aunque vayas contra toda regla que has impuesto?
La pregunta vino de Alexander. Este era importante entre los suyos porque era el ejecutor. Y muchas veces se cuestionaba a sí mismo sobre sus prioridades. Sus hermanos, ellos siempre irían primero por encima de quien fuera, justo o no. Y si pensaba en Christie, él daría todo por ella porque ya era parte de la familia.
-No es que piense que no debe hacerse, se los digo antes que decidan cortarme la cabeza y ponerla sobre la chimenea. Es que cuestionamos a Christian, castigamos a los reyes de las hadas por hacer cosas por beneficio propio y debemos estar claros en que las consecuencias llegarán, los cuestionamientos llegarán.
-Lo sabemos, pero hemos esperado por mucho tiempo a nuestras compañeras, haremos lo que sea para protegerlas.
-Concuerdo contigo, Dragos y por cierto, debo ausentarme un tiempo, los hermanos Hayes, necesitan de nosotros. Y aunque debería haberme ido desde temprano, el saber que Gabe nos hablaría de su compañera detuvo toda intensión que tenía de irme. Además, estoy trabajando junto con Lucifer, ha perdido de nuevo el rastro de su hija, es importante encontrarla.
-Lo de Lucifer lo sé, porque Emi ha estado muy ansiosa. Ahora está con su abuelo, pensamos que necesitaba distraerse un poco. En cuando a los Hayes, ¿qué pasa con ellos? -quiso saber Dragos- porque quien debería ir es el tío, incluso el mismo papá.
Los hermanos eran hijos de Lorcan Hayes, uno de los primeros vampiros a los que Vlad había trasformado y quien junto a su esposa, falleció muchos años atrás dejando solos a los tres hermanos. No es que se vieran constantemente, de hecho, llevaban muchos años sin estar en contacto pero si necesitaban ayuda, ellos irían sin dudarlo.
Y ver cómo amigos de los que debieron estar pendientes pasaban por situaciones difíciles, lo enojaba y evidentemente Xander se sentía igual -pensaba Dragos.
-Liam me ha dicho que su compañera enfrenta ciertos peligros, estaba por irme cuando Gabe nos dijo de Christie y no es que esté molesto pues considere que interviene en mis planes, sino que me molesta que mi hermanito, ha tenido que lidiar con todo esto por su cuenta, como si no tuviera una puta familia.
-Estás molesto, Xander.
-¿No se supone que lo esté, Dragos?
-Claro que sí, nosotros nos sentimos de la misma forma pero pareces estar cargando con el peso de una responsabilidad que nos atañe a todos como familia.
-Soy el ejecutor, quien sabe qué es lo que pasa con cada ser de este planeta, ¿cómo es posible entonces, que no sepa lo que sucede con los míos? Liam, quien siempre estuvo dispuesto a ayudarnos en lo que fuera, en lugar de venir a nosotros ha mantenido silencio. Soy el puto ejecutor y no soy capaz de manejar todo lo que debo manejar. No puedo alegar ignorancia, no puedo permitirme ser ignorante, no en lo que se refiere a la familia y amigos. En cuanto a mi pregunta sobre Christie, no es que no piense que ella estará por encima incluso de las leyes, solo quiero que estemos todos de acuerdo en que se hará lo que debamos hacer y no lo que sea correcto. Porque me cansé de ver en peligro a las mujeres que nos fueron dadas para mantener a salvo.
-Lo mismo que sientes tú lo siento yo ejecutor y ni siquiera acepto un leve cuestionamiento sobre mi proceder en caso de ser necesario.
Hubo una leve, pero clara llamada de atención a su hermano, su mano derecha y ejecutor de los suyos.
-Sé que estamos por encima de quien sea en tu escala de prioridades, pero es mi posición también. Por eso te lo preguntaba, Dragos, porque Christie es nuestra y ella está por encima de todos.
Gabe miraba a sus hermanos con amor, los tres eran fieros protectores con él, pero necesitaban comprender que no era más el joven de aspecto desgarbado que vivía dentro de la biblioteca. Ahora era un hombre, uno que tenía que mostrarles al vampiro que mantuvo oculto durante años, uno poseedor de niveles muy altos de poder, un ser letal.
-Ustedes no conocen lo que hay en mí.
Aquella declaración dejó a sus hermanos en silencio, porque aunque al inicio pensaron preguntarle a qué se refería, pronto los tres lo miraron con asombro.
Los cambios habían estado ahí, pero se dieron de forma muy sutil.
-¿Qué te ha sucedido?
-Kor, este no fue un aumento de poder, que se diera debido a algo, sino que no es hasta hoy que decidí mostrarme tal cual soy. Siempre he sido así, pero nunca tuve interés en dejarme ver. Cuando encontré a Chris hace unos cientos de años, mi vampiro me dejó saber que estaba a superficie y cuando fue necesario, lo dejé salir. Durante cada encarnación de mi compañera me quedé viéndola desde lejos, los líderes de los cazadores, quienes fueron los que dieron con ella la primera vez, notaron que nos unía un vínculo e hice un pacto con ellos. No podía acercarme a ella, no hasta que llegase su última vida.
-Esta vida.
-Sí, ella ahora está lista para hacer lo que debe hacer, por eso puedo estar cerca.
-Tú te sientes como lo hacía yo, cuando Alec estaba a cargo.
-Nuestro padre sintió miedo cuando supo cuan poderoso eras, sin embargo ignoro por qué no me sintió a mí.
-¿Tu vampiro es un ser independiente?
-No, pero su fuerza es inmensa.
Gabe no quería que hubiera tensión entre ellos, por eso había guardado silencio. Ahora, mientras los cuatro estaban rodeando a Christie, fijó su vista en ella. Envuelta en las profundidades de un sueño inducido por él, para que las pesadillas se mantuviesen lejos, su compañera descansaba en paz.
Durante cada día desde que la encontró, se mantuvo cerca para protegerla y aunque la quería con él, entendía que el destino de quien sostenía su corazón era el de cumplir una profecía.
-Sé, ejecutor -dijo Gabe mirando a su hermano-que ella estará siempre bajo tu protección.
Korvoz miraba con atención a Gabe sin saber cómo abordar un tema que lo preocupaba. Para ellos eran evidentes las heridas que tenía Christie por todo el cuerpo y ni Dragos ni Alexander, parecían atreverse a hacer la pregunta sobre el origen de estas, pero necesitaban saber a lo que se enfrentaban. Podrían pedirle ayuda a colmillitos si fuese necesario, para que ella sanara por completo.
-La vida de Christie no ha sido sencilla. ¿Qué sucede con las marcas?
-Cuando cumplió cinco años di con ella gracias a Kellen.
-¿El primer ejecutor?
-Sí.
-¿Siempre ha vivido aquí en Rumanía? ¿Sabe de tu existencia?
-Si a ambas preguntas, pronto irá a vivir cerca del castillo para que cuidarle me resulte más sencillo.
-¿Otros humanos sospecharon algo?
-Lo hicieron, sí. Las monjas que la criaron en sus primeros años asumieron que era una niña santa, por tener estigmas.
-¿De cuál tipo?
-Heridas en la espalda, semejantes a las de látigo en la flagelación. Al llegar la vi, la pequeña de cinco años era mi compañera y no sufría de Estigmas, simplemente veía demonios y estos la atacaban.
-Lo mantuviste oculto. Sigo sin comprender porque nos escondiste esto.
-Lo hice porque tenemos demasiados enemigos cerca. He sabido que es mía desde hace varias encarnaciones, pero en esta última le perdí el rastro, no supe localizar dónde estaba hasta que me notificaron de una niña que era atacada por demonios.
-¿Quién te lo notificó?
-Kellen. Ya saben que es un ser poderoso y este tiene sus propios intereses en la pequeña, pero, aunque quería cuidarla, las reglas impiden que se involucre más que tanto en la vida de la niña.
-¿Por qué?
-No puedo decirlo, pero no, no es su segundo compañero. Kellen sabía sobre mi compañera y fue quien descubrió dónde estaba, pero debido a lo que tiene que hacer, no puedo vincularme a ella.
-No lo entiendo, si ella debe cumplir la profecía de los cazadores, ¿tenerte en su vida no le dará más poder?
-Soy un vampiro, amarrarla a mí, la hará como yo.
-Y para derrotar a quienes debe derrotar no puede tener nuestra esencia.
-Por decirlo de forma sencilla, sí. Por eso me aseguré de que alguien la cuidase y nunca le ha faltado nada. Ahora, debemos dejar que Luca Sackville y los suyos la cuiden.
-¿Vamos a dejarla?
-Ella debe cumplir con la profecía de los cazadores y hasta que eso pase, debo mantenerme lejos.
-La cuidaremos desde las sombras, sin intervenir, Gabe, pero definitivamente, no nos quedaremos sin hacer nada.